Diferencia entre revisiones de «Guerra de la Triple Alianza»

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La '''Guerra de la Triple Alianza''' o '''Guerra del Paraguay''' ([[1864]]–[[1870]]principalmente usado en el siglo XIX por los uruguayos y argentinos), llamada por los paraguayos '''Guerra Grande''', y por los brasileños '''Guerra do Paraguai''', y '''Guerra del Paraguay''' (principalmente usado enfue el siglo XIX por los uruguayos y argentinos), fue laconflicto [[guerra]]militar en la cual la Triple Alianza —una coalición formada por [[Brasil]], [[Uruguay]]<ref group="n.">El gobierno uruguayo era ejercido por el general [[Venancio Flores]], del [[Partido Colorado (Uruguay)|Partido Colorado]], que accedió al poder por una revolución contra el gobierno legal, ejercido por el [[Partido Nacional (Uruguay)|Partido Blanco]]. Esta revolución había sido un antecedente crucial en la Guerra de la Triple Alianza. Los oficiales del ejército uruguayo que combatieron en el Paraguay eran todos partidarios de los Colorados.</ref> y [[Argentina]]<ref group="n.">Desde la [[Batalla de Pavón]], el gobierno argentino había sido ejercido por el partido del presidente [[Bartolomé Mitre]], que había derrotado al [[Partido Federal (Argentina)|Partido Federal]]. Varios líderes de éste terminaron adhiriendo al nuevo gobierno, y algunos participaron como oficiales en la Guerra del Paraguay. No obstante, la mayor parte de los oficiales del [[Ejército Argentino]] en campaña pertenecían al vencedor [[Partido Unitario]]. Cabe destacar que la misma guerra significó el comienzo de la profesionalización y nacionalización del Ejército.</ref>— luchó militarmente contra el [[Paraguay]].
 
Existen varias teorías respecto de los detonantes de la guerra. En esencia, el [[revisionismo histórico en Argentina|revisionismo]] argentino y la visión tradicional paraguaya atribuyen un papel preponderante a los intereses del [[Imperio británico]].<ref>[http://www.paginadigital.com.ar/articulos/2005/2005prim/noticias/triple-alianza-020305.asp La guerra de la triple alianza contra el Paraguay aniquiló la única experiencia exitosa de desarrollo independiente] por [[Eduardo Galeano]], 03/03/2005.</ref><ref group="n.">En septiembre de 1864, el embajador Thornton envió a Londres un extenso informe confidencial, fechado en Asunción. Describía a Paraguay como Dante al infierno, pero ponía el acento donde correspondía: {{cita|«Los derechos de importación sobre casi todos los artículos son del 20 o 25 por ciento ''ad valorem''; pero como este valor se calcula sobre el precio corriente de los artículos, el derecho que se paga alcanza frecuentemente del 40 al 45 por ciento del precio de factura. Los derechos de exportación son del 10 al 20 por ciento sobre el valor...».}} En abril de 1865, el ''Standard'', diario inglés de Buenos Aires, celebraba ya la declaración de guerra de Argentina contra Paraguay, cuyo presidente «ha infringido todos los usos de las naciones civilizadas», y anunciaba que la espada del presidente argentino Mitre «llevará en su victoriosa carrera, además del peso de glorias pasadas, el impulso irresistible de la opinión pública en una causa justa». ''Pro Diversitas, La guerra contra el Paraguay'' por [[Eduardo Galeano]], 2005.</ref><ref group="n.">El cuadro histórico de la pre-guerra es complejo y fluido. Lo único claro está representado por la acción de los intereses británicos, coherentes y efectivos en todas partes, en una hora en que la crisis del mercado algodonero estadounidense hizo trabajar la inteligencia y la voluntad de Gran Bretaña.<br />La década de [[1860]] enmarca, llamativamente, en distintos centros productivos y en mercados de consumo del mundo la decidida presencia inglesa, no sólo diplomática, sino también bélica, sea en forma directa, sea por medio de instrumentos nativos.<br />El principio de la pluralidad de causas en la historia explica la mayoría de los hechos políticos y socio-económicos. Y en la pluralidad de causas de este proceso que nos ocupa —la guerra de la Triple Alianza— vamos a fijar nuestra atención sobre la guerra de [[Secesión estadounidense]]. Hacia 1840 las tierras de los Estados del Sur empiezan a perder fertilidad. El algodón agota pronto el suelo. Para conservarlo es necesario rotar los cultivos. Pero la mano de obra que allá lo trabaja es ignorante y los dueños de las plantaciones no ven mucho más allá que sus esclavos. Gran Bretaña y los Estados del Sur tienden estrechos lazos de colaboración. Aquélla brinda millones de libras para ayudar a los Estados algodoneros de Estados Unidos. A partir de 1850 la guerra de secesión parece inevitable. Cuando en 1860 Lincoln asume el poder y la emprende contra la esclavitud se abren las hostilidades. Inglaterra cuenta con la victoria de las tropas del Sur. Sus centros industriales quieren ver las plantaciones en manos amigas, como si fuera en sus propias manos. Los Estados algodoneros obtienen 165 millones de dólares de adelanto sobre el algodón. Pero las cosas no caminaron, pese a tanto dinero. En 1860 las plantaciones estadounidenses de algodón rendían 3.841.416 fardos (cada fardo equivalente a 226 [[kg]]). De ese total se exportaban a Europa 3.536.373 fardos.<br />Pero la guerra de Secesión será desastrosa para los algodoneros. En 1861 en Estados Unidos se recogieron 4 millones y medio de fardos. Y en 1864 la producción descendió a 300.000 fardos. En 1861 los Estados del Sur podían enviar 615.000 fardos a Lancaster —centro de los telares ingleses—; en 1864, solamente 23.000 fardos. La guerra comportó la ruina también para los distritos industriales ingleses. Consignemos que 250.000 obreros entraron en huelga, y otros 165.000 trabajaban sólo 4 horas por día. Hacia 1862 graves perturbaciones estallan en Europa: hay miseria en los centros algodoneros y las pérdidas en la bolsa resultan catastróficas. A Gran Bretaña sólo llegan 300.000 fardos de algodón, cuando Lancaster necesitaba 2 millones y medio; y Francia otro millón. Entonces Gran Bretaña entró a buscar mercados productores de algodón en cualquier parte del mundo. Desde luego, también en América del Sur. En ese crítico año de 1862, Inglaterra envió a la Confederación Argentina al Dr. Thomas J. Hutchinson, médico y geógrafo que debe hacerse cargo del consulado británico en Rosario. Pero no es éste, en verdad, el cargo fundamental: Hutchinson venía con la misión de buscar algodón salvaje en Santiago del Estero, y a canalizar el río Salado si fuera necesario, y plantar algodoneros en dicha región argentina. Efectivamente, el cónsul armó una expedición, con el apoyo del Banco Mauá de Rosario, instalado cinco años antes. El geógrafo británico estudió las posibilidades y redactó un informe. En él señalaba que la mano de obra resultaría barata; además los ingleses contarían con el entusiasta apoyo del caudillo y gobernador santiagueño, liberal, Antonino Taboada. Decía el informante: «Un novillo, zapallo, maíz y sandías, es mantención bastante para 50 hombres durante cinco días, y un animal vacuno no cuesta más que 10 pesos bolivianos, o sea 30 chelines», y esto otro: «El costo de los peones, como también los gastos y lentitud del transporte por carretas de bueyes, será por un largo tiempo un doble impedimento para que esta provincia sea una localidad algodonera». Se llegó a inaugurar el trabajo de la canalización del Salado, con la presencia de Taboada. Pero después, con el estudio de factibilidad, el proyecto se detuvo. El costo de la mano de obra santiagueña era muy alto comparado con los salarios de un obrero en Inglaterra. <br />El fracaso del proyecto santiagueño no desanimó al funcionario inglés. Los ingenieros británicos enviados para trabajar en la canalización no llegaron a ocuparse. Pero el Paraguay estaba cerca y ligado a la Confederación Argentina por los mismos ríos. Y ese país, por clima, suelo y áreas disponibles era una región óptima para el cultivo algodonero. Entonces, en 1863, los ojos de Inglaterra miraron al Paraguay. Claro que había una valla: el país hermano y vecino, gobernado a la sazón por el mariscal Francisco Solano López, no había abierto aún las puertas al liberalismo económico.<br />Este último estaba triunfante tanto en la Buenos Aires portuaria como en las provincias que respondían a Urquiza. El estanciero de San José y saladero de la costa uruguaya ya estaba enredado en la trama de los intereses comerciales y financieros, que iban del Barón de Mauá a la burguesía mercantil del Puerto, encabezada por José Gregorio Lezama, los Lezica, los Carranza, los Lanús, y los ricos caballeros británicos William Leslie y Tomás Armstrong. Urquiza vería sus productos pecuarios en el mercado de Londres, y estaba en esto dependiendo de los hombres del Puerto. El 2 de enero de 1863 don Justo iba a firmar un contrato con el Banco de Londres, Buenos Aires y Río de la Plata para la venta en mercado británico de lanas, cueros, sebo, ceniza y huesos. Dicho Banco le anticiparía a Urquiza, por la faena de 1863, la cantidad de 3.000 onzas de oro, equivalentes a 51.000 pesos fuertes. Don Justo vende sus productos al mercado inglés con la intermediación de portuarios eminentes. José Gregorio Lezama —futuro proveedor de los ejércitos mitristas de la Triple Alianza— es quien cubre al entrerriano las letras descubiertas en el Banco de Londres. Estos avales terminan dominándolo también políticamente en la hora de pronunciamientos. «La guerra de la Triple Alianza, sus causas» Por [[Fermín Chávez]].</ref> La visión alternativa pone el acento en la agresiva política del mariscal Solano López respecto de los asuntos rioplatenses.