Diferencia entre revisiones de «Jean Giraudoux»

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==Biografía==
Pasó por la Escuela Normal Superior, pero se orientó muy pronto hacia la Diplomacia; licenciado en alemán, fue preceptor en Baviera del príncipe de Sajonia-Meiningen y recorrió Alemania, los Países Bajos, Bélgica, Serbia y el norte de Italia; luego entró en la carrera consular. Conoció a una joven heredera cubana, Rosalia Abreu (1886-1955), hermana de un amigo suyo, por la que sostuvo una pasión no correspondida. Durante la [[Primera Guerra Mundial]] fue citado en la orden del día y condecorado con la [[Legión de honor]] a título militar. En 1917 acompañó a [[Joffre]] y [[Bergson]] en su viaje a los Estados Unidos. Sostuvo una relación con la divorciada Suzanne Boland, que le dio un hijo, Jean-Pierre, en 1919. Entre 1931 y 1936 fue amante de la joven heredera argentina Anita de Madero; entre 1939 y 1943 entabló una relación con la joven periodista Isabelle Montérou. Fue sucesivamente director del servicio de las Obras Francesas en el extranjero, secretario de embajada en Berlín, Director del servicio de prensa del Ministerio de Asuntos Exteriores, representante de Francia en Turquía con ocasión del pago de la deuda otomana e Inspector de consulados, cargos que le hicieron viajar a menudo por toda Europa. En 1930 fue nombrado comisario de Información y en 1940 presidente de del Comité consultivo de propaganda. Murió en París por una uremia en 1944.
 
Durante veinte años sólo escribió narrativa, una narrativa con horror por el sentimentalismo y en la que domina una verbosidad a veces agobiante, porque apenas hace aflorar el tema principal, porque en sus obras campan como notas esenciales la fantasía, el lirismo y el humor. A veces la exuberancia verbal y la irrealidad de sus personajes (la psicología no era su fuerte) restan eficacia a su producción. Luego de conquistar el premio Montyon, en 1912, con ''L'école des indifférents'', abordó temas de guerra y posguerra y psicológicos. Pero donde alcanzó mayor éxito fue en el teatro, donde frente al valor de la fantasía, el lirismo y el humor que le caracterizan, asoman sin embargo los defectos ya citados de los arabescos de estilo, el desarrollo innecesario o gratuito y la escasa densidad de los personajes; muy a menudo juega cuando lo que debería es conmover. Presenta, eso sí, un mundo transfigurado y encantado libre de las vulgaridades y de los agobios de la existencia real, donde la libertad, la fantasía y la poesía pueden volver a encontrar sus derechos. Como otros dramaturgos de su época ([[Jean Cocteau]], [[Albert Camus]], [[Jean-Paul Sartre]] etc.) reescribió los temas mitológicos adaptándolos a su época. <ref>''Cf.'' Gustave Lanson y Pierre Tuffrau, ''Historia de la literatura francesa'', Barcelona: Lábor, 1956, p. 796 y ss.</ref>