Diferencia entre revisiones de «Brujería en España»

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== Siglo XVIII ==
 
=== La Ilustración y la brujería ===
Con la [[Ilustración]] desaparece la obsesión por la brujería y en el siglo XVIII tienen lugar las últimas sentencias en las que alguna mujer es condenada por bruja. En Inglaterra y en Escocia en 1722, en Francia en 1746, en Alemania en 1775, en Suiza en 1782 y en Polonia en 1793.<ref name=carcel61></ref>
 
En España la literatura continúa el proceso de desmitificación de la brujería iniciado el siglo anterior, que da paso en el "[[Siglo de las Luces]]" a la "sátira mordaz y cruel de la bruja", según Carmelo Lisón. En las primeras décadas de la centuria se siguen representando obras burlescas sobre la brujería, la astrología o la [[necromancia]] como las comedias y entremeses de [[Francisco Bances y López-Candamo]] (''El astrólogo tunante'', ''La piedra filosofal'', ''Cómo se curan los celos'', ''El gran químico del mundo'', etc.), de [[José de Cañizares]] (''Don Juan de Espina en su patria'', 1713; ''Don Juan... en Milán'', 1714) y de [[Antonio de Zamora]], de quien destaca ''El hechizado por fuerza'', una sátira que ejerció una gran influencia —por ejemplo, en [[Francisco de Goya]]— y que se representó a lo lago de todo el siglo.<ref>{{cita libro |apellido=Lisón Tolosana |nombre=Carmelo |enlaceautor=Carmelo Lisón Tolosana |año=1992 |páginas=239; 243-244 |cita=}}</ref>
El ilustrado español [[Benito Feijoo]] se ocupó de desacreditar la brujería, aunque por ello fue objeto de críticas por parte de personas que seguían creyendo en brujas, porque "''Hay brujas, las ha habido y las habrá''", como dijo en Cuenca una persona que presumía de instruida, citada por [[Antonio Ponz]].<ref>{{cita libro |apellido=Caro Baroja |nombre=Julio |enlaceautor=Julio Caro Baroja |año=2003|páginas=280-281 }}</ref> En uno de los pasajes de su obra Feijoo decía:<ref>{{cita libro |apellido=Caro Baroja |nombre=Julio |enlaceautor=Julio Caro Baroja |año=2003|páginas=271 }}</ref>
 
El ilustrado español [[Benito Feijoo]] se ocupó de desacreditar la brujería con argumentos racionales, aunque por ello fue objeto de críticas por parte de personas que seguían creyendo en brujas, porque "''Hay brujas, las ha habido y las habrá''", como le dijo en Cuenca a [[Antonio Ponz]] una persona que presumía de instruida, citada por [[Antonio Ponz]]instruida—.<ref>{{cita libro |apellido=Caro Baroja |nombre=Julio |enlaceautor=Julio Caro Baroja |año=2003|páginas=280-281 }}</ref> En uno de los pasajes de su obra Feijoo decía:<ref>{{cita libro |apellido=Caro Baroja |nombre=Julio |enlaceautor=Julio Caro Baroja |año=2003|páginas=271 }}</ref>
{{cita|Hubo en los tiempos y territorios en que reynó esta plaga, mucha credulidad en los que recibían las informaciones, mucha necedad en los delatores y testigos, mucha fatuidad en los mismos que eran tratados como delinqüentes. Los delatores y los testigos eran, por lo común, gente rústica, entre la cual, como se ve en todas partes, es comunísimo atribuir a la hechicería mil cosas, que en ninguna manera exceden las facultades de la Naturaleza o del Arte. El nimio ardor de los procedimientos y freqüencia de los suplicios trastornaba el seso de muchos miserables, de modo que luego que se veían acusados, buenamente creían que eran brujos o hechiceros y creían y confesaban los hechos que les eran imputados, aunque enteramente falsos. Éste es efecto natural del demasiado terror, que desquicia el cerebro de ánimos muy apocados. Algunos jueces eran poco menos crédulos que los delatores y delatados. Y si fuesen del mismo carácter los de hoy, hoy habría tantos hechiceros como en otros tiempos.}}
 
Feijoo quería lograr el "''desengaño de errores comunes''" para lo que, apoyándose en "''la experiencia y la razón''", se dedicó a "vapulear sin descanso a las trasnochadas creencias vulgares que medran en la brujería, hechicería, astrología, [[posesión diabólica]], [[magia]] y ridículas [[milagro|milagrerías]]". Su obra tuvo una enorme difusión como lo demuestra que antes de 1800 se habían hecho, al menos, 214 ediciones de sus libros. Los ilustrados de la siguiente generación también se ocuparon del tema, como [[Jovellanos]], convencido del "''efecto infalible de la propagación de las luces''" para alcanzar la felicidad y el progreso de los pueblos.<ref>{{cita libro |apellido=Lisón Tolosana |nombre=Carmelo |enlaceautor=Carmelo Lisón Tolosana |año=1992 |páginas=249}}</ref>
En la segunda mitad del siglo XVIII se difundieron libros que, en tono humorístico como ''Memorias de la gitana Pepilla la Ezcurripia'' o con un enfoque más serio como ''Las brujas'' de [[Cándido María Trigueros]], combatieron la creencia en brujas y en general en toda clase de supersticiones, lo que contribuyó a que se considerara de buen tono no creer en brujerías. Así a principios del siglo XIX "creer en brujas" es considerado como propio de los reaccionarios que todavía defienden el [[absolutismo]] —y también de gente crédula y de pocas luces—.<ref>{{cita libro |apellido=Caro Baroja |nombre=Julio |enlaceautor=Julio Caro Baroja |año=2003|páginas=271-273}}</ref> Así, en uno de los ''Diálogos satíricos'' de [[Francisco Sánchez Barbero]] el personaje de Floralbo, representante de las ideas conservadoras, dice:<ref>{{cita libro |apellido=Caro Baroja |nombre=Julio |enlaceautor=Julio Caro Baroja |año=2003|páginas=272-273 }}</ref>
 
EnAdemás, en la segunda mitad del siglo XVIII se difundieron libros que, en tono humorístico como ''Memorias de la gitana Pepilla la Ezcurripia'' o con un enfoque más serio como ''Las brujas'' de [[Cándido María Trigueros]], combatieron la creencia en brujas y en general en toda clase de supersticiones, lo que contribuyó a que se considerara de buen tono no creer en brujerías. Así a principios del siglo XIX "creer en brujas" es considerado como propio de los reaccionarios que todavía defienden el [[absolutismo]] —y también de gente crédula y de pocas luces—.<ref>{{cita libro |apellido=Caro Baroja |nombre=Julio |enlaceautor=Julio Caro Baroja |año=2003|páginas=271-273}}</ref> Así, en uno de los ''Diálogos satíricos'' de [[Francisco Sánchez Barbero]] el personaje de Floralbo, representante de las ideas conservadoras, dice:<ref>{{cita libro |apellido=Caro Baroja |nombre=Julio |enlaceautor=Julio Caro Baroja |año=2003|páginas=272-273 }}</ref>
 
{{cita|En presencia del orbe, que me escucha,</br>provoco, desafío, cito, aplazo</br>
a su reverendísima Feijona</br>con toda la caterva de sectarios,</br>pretéritos, presentes y futuros,</br>que con lengua procaz, y sin recato,</br>la existencia real y verdadera</br>de brujas niega, nieguen y negaron.</br>Existen, yo lo digo; si no basta</br>mi dicho, pronto estoy para probarlo,</br>con razones, con armas, como quieran,</br>en calles, plazas, cátedras y campos.}}
 
Sin embargo, Joseph Pérez afirma que en el [[siglo XVIII]] los asuntos de brujería para la Inquisición española cobraron mayor importancia que en los dos siglos anteriores, "incluso da la impresión de que constituyen la actividad fundamental del Santo Oficio". Las sanciones siguen siendo suaves pero hay excepciones, como la última condena a muerte de la historia de la Inquisición. Se trató de una vieja loca conocida como "la [[Beata (mística)|Beata ciega]]", que confesó haber seducido a jóvenes sacerdotes y haber practicado actos de magia, que fue ejecutada a [[garrote vil]] en Sevilla en 1781, y luego quemada.<ref>{{cita libro |apellido=Pérez |nombre=Joseph |enlaceautor=Joseph Pérez |año-orginal=2009 |año=2012 |páginas=81 |cita=}}</ref>
[[Francisco de Goya]] trató el tema de la [[brujería]] especialmente en dos momentos: en la serie de grabados titulada [[Los Caprichos]] (su primera edición data de 1799 pero fue retirada enseguida porque Goya fue denunciado a la Inquisición, debido a su patente hostilidad hacia el tribunal como lo muestra el último grabado que se titula ''[[Ya es hora]]'' que, según Caro Baroja, "parece una alusión a la hora en que inquisidores y frailes dejen de actuar en el país") y en las [[Pinturas Negras]] (cinco de ellas aluden a la creencia en brujas: la 755, conventículo campestre; la 756, dos brujas volando; la 757, cuatro brujas por los aires; la 761, aquelarre; y la 762, bruja comiendo con su familia).<ref>{{cita libro |apellido=Caro Baroja |nombre=Julio |enlaceautor=Julio Caro Baroja |año=2003|páginas=281-282 }}</ref>
 
=== Goya y las brujas ===
[[Francisco de Goya]] compartió completamente las nuevas ideas y se relacionó con el grupo de ilustrados de la "villa y corte" a donde llegó en 1774 desde su Aragón natal. Entabló una gran amistad, por ejemplo, con [[Leandro Fernández de Moratín]] quien en la última década del siglo XVIII empezó a preparar la edición crítica de la relación del proceso de las [[brujas de Zugarramurdi]] editada en Logroño en 1611. Según Carmelo Lisón, esa obra, que acabó publicándose en 1811, ejerció una enorme influencia en la visión de la brujería que Goya plasmó en sus cuadros y grabados, intentando "''desterrar vulgaridades perjudiciales''". Así Goya "traduce al [[óleo]] y [[aguafuerte]] la satirización de brujas que sus contertulios vierten en libros, almanaques y comedias", afirma Carmelo Lisón.<ref>{{cita libro |apellido=Lisón Tolosana |nombre=Carmelo |enlaceautor=Carmelo Lisón Tolosana |año=1992 |páginas=250-251 |cita=}}</ref>
 
[[Julio Caro Baroja]] también ha destacado la influencia que seguramente tuvo en Goya la edición crítica que hizo su amigo [[Leandro Fernández de Moratín]] de la relación del proceso de Logroño sobre las [[brujas de Zugarramurdi]], pero según el historiador y antropólogo vasco, "Goya dio un paso más adelante que Moratín" ya que "intuyó algo que hoy día vemos claro, a saber: que el problema de la Brujería no se aclara a la luz de puros análisis racionalistas... sino que hay que analizar seriamente los oscuros estados de conciencia de brujos y embrujados para llegar más allá". Así Goya "nos dejó unas imágenes de tal fuerza que en vez de producir risa nos producen terror, pánico".<ref>{{cita libro |apellido=Caro Baroja |nombre=Julio |enlaceautor=Julio Caro Baroja |año=2003|páginas=282-283; 281}}</ref>
 
Además de los seis cuadros de brujerías que pintó para el gabinete de la [[Franciscoducado de GoyaOsuna|duquesa de Osuna]] —entre los que destaca el famoso ''[[El aquelarre]]''—, Goya trató el tema de la [[brujería]] especialmentesingularmente en dos momentos: en la serie de grabados titulada [[Los Caprichos]] (su primera edición data de 1799 pero fue retirada enseguida porque Goya fue denunciado a la Inquisición, debido a su patente hostilidad hacia el tribunal como lo muestra el último grabado que se titula ''[[Ya es hora]]'' que, según Caro Baroja, "parece una alusión a la hora en que inquisidores y frailes dejen de actuar en el país") y en las [[Pinturas Negras]] (cinco de ellas aluden a la creencia en brujas: la 755, conventículo campestre; la 756, dos brujas volando; la 757, cuatro brujas por los aires; la 761, aquelarre; y la 762, bruja comiendo con su familia).<ref>{{cita libro |apellido=Caro Baroja |nombre=Julio |enlaceautor=Julio Caro Baroja |año=2003|páginas=281-282 }}</ref>
 
Julio Caro Baroja ha destacado la influencia que seguramente tuvo en Goya la edición crítica que hizo su amigo [[Leandro Fernández de Moratín]] de la relación del proceso de Logroño sobre las [[brujas de Zugarramurdi]], pero según el historiador y antropólogo vasco, "Goya dio un paso más adelante que Moratín" ya que "intuyó algo que hoy día vemos claro, a saber: que el problema de la Brujería no se aclara a la luz de puros análisis racionalistas... sino que hay que analizar seriamente los oscuros estados de conciencia de brujos y embrujados para llegar más allá". Así Goya "nos dejó unas imágenes de tal fuerza que en vez de producir risa nos producen terror, pánico".<ref>{{cita libro |apellido=Caro Baroja |nombre=Julio |enlaceautor=Julio Caro Baroja |año=2003|páginas=282-283; 281}}</ref>
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[[Archivo: El Aquelarre.jpg|thumb|center|550px|[[El Aquelarre]], [[Pinturas Negras|pintura negra]] de [[Francisco de Goya]]. Según [[Julio Caro Baroja]] "es el símbolo más perfecto de una sociedad fea y bestial, dominada por crímenes y violencias de todas clases".]]
Sin embargo, Joseph Pérez afirma que en el [[siglo XVIII]] los asuntos de brujería para la Inquisición española cobraron mayor importancia que en los dos siglos anteriores, "incluso da la impresión de que constituyen la actividad fundamental del Santo Oficio". Las sanciones siguen siendo suaves pero hay excepciones, como la última condena a muerte de la historia de la Inquisición. Se trató de una vieja loca conocida como "la [[Beata (mística)|Beata ciega]]", que confesó haber seducido a jóvenes sacerdotes y haber practicado actos de magia, que fue ejecutada a [[garrote vil]] en Sevilla en 1781, y luego quemada.<ref>{{cita libro |apellido=Pérez |nombre=Joseph |enlaceautor=Joseph Pérez |año-orginal=2009 |año=2012 |páginas=81 |cita=}}</ref>
 
== Referencias ==