Diferencia entre revisiones de «Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco»

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Juan de Zumárraga manifiesta en esta porción de su epístola, de principio, una duda acerca de la permanencia del colegio. Lo que le hace dudar no es la falta de resultados académicos, ya que los reconoce como «los mejores gramáticos». En realidad es que han notado que los alumnos no son tan propicios al celibato, requerido obligatoriamente para ejercer el sacerdocio, como lo son al matrimonio. Zumárraga no explicó por qué; pese a esto es posible llegar a respuestas provisionales.
 
La primera y más sencilla opción es pensar que los propios indígenas les expresaron de forma directa que ellos deseaban casarse, tener hijos, etc. Sin embargo, hay un problema con esta hipótesis: el obispo dice que tienen tendencia o inclinación, no que ya se han decidido completamente. Pero esto se resuelve con la posibilidad de que sólo hayan manifestado que no estaban seguros de lo que querían, que aunque les gustaba el sacerdocio quisieran formar una familia. La segunda respuesta es que expresaran indirectamente sus inclinaciones.
 
Si fue así, pudo haber ocurrido a través de su conducta, durante las clases, a través de sus participaciones, o en otros momentos del día. A este respecto cabe tomar en cuenta que para 1540 los educandos tenían entre 14 y 16 años, edad en la que ya ha aumentado la secreción pulsátil de [[Hormona liberadora de gonadotrofina|GnRH]] por parte del [[hipotálamo]]. Luego, si tomamos en cuenta que Zumárraga dijo que se inclinan más al matrimonio que al [[celibato]] (la abstinencia total de sexo), entonces los religiosos pudieron haberlos visto durante prácticas sexuales como la [[masturbación]]. Es obvio, empero, que no es posible generalizar y que mientras no haya un documento que respondan a la pregunta toda contestación es una conjetura provisional.
 
Lo más importante es que ya existía en la mentalidad de los propios franciscanos la idea de que el colegio, como originalmente se concibió, peligraba. Obviamente tuvo que ser modificado. A partir de este momento comenzó a dejar de pensarse en sacerdotes indígenas. Ahora sólo se enfocarían en prepararlos para ocupar puestos laicos significativos en la política, en ilustrarlos. Otra adaptación fue la de permitir la entrada de nuevos alumnos que no necesariamente tenían que internarse. Hacia 1537 había 70 colegiales; cuatro años más tarde, en 1541, aumentaron un 185%, a un total de 200, que incluye a los estudiantes externos.