Diferencia entre revisiones de «Judeoconverso (España)»
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[[Archivo:Berruguete penitenciats s. XV.jpg|thumb|250 px|Detalle del cuadro de [[Pedro Berruguete]] "[[Auto de fe]]" (h. 1500) en el que aparecen dos penitenciados por la [[Inquisición española]], probablemente judeoconveros, llevando sus respectivos [[sambenito]]s]]'''Judeoconverso''' es el nombre que recibe el [[judío]] que se ha convertido a otra religión. En los reinos cristianos de la [[península ibérica]] las conversiones masivas de judíos al [[cristianismo]], en su mayoría forzadas, tuvieron lugar en los años que siguieron a las terribles [[revuelta antijudía de 1391|matanzas de judíos de 1391]] y en los cuatro meses de 1492 que los [[Reyes Católicos]] dieron de plazo para la [[expulsión de los judíos de España en 1492|expulsión de los judíos]] de la [[Corona de Castilla]] y de la [[Corona de Aragón]], y en los años siguientes cuando varios miles de judíos retornaron y se [[bautismo|bautizaron]]. A partir 1492 todos los habitantes de ascendencia judía de las dos coronas eran judeoconversos, también llamados [[cristiano nuevo|cristianos nuevos]]. Los que siguieron [[criptojudaísmo| practicando la religión judaica en secreto]], denominados [[marrano (judeoconverso)|marranos]], fueron objeto de una dura persecución por la [[Inquisición española]] creada en 1478 precisamente para resolver el llamado "problema converso". Además los conversos en general, aunque fueran unos fervorosos cristianos, fueron objeto de una discriminación "racista" –según [[Henry Kamen]]-<ref>{{cita libro
== Los judeoconversos en el siglo XV ==
=== La primera oleada de conversiones: las matanzas de judíos de 1391 ===
{{VT| Antijudaísmo cristiano }}
En los siglos XII y XIII se recrudeció el [[antijudaísmo cristiano]] en el [[Occidente medieval]], del que los reinos cristianos peninsulares no fueron en absoluto ajenos –en el código castellano de [[las Partidas]] se recordaba que los judíos vivían entre los cristianos ''para que su presencia recuerde que descienden de aquellos que crucificaron a Nuestro Señor Jesucristo''-, pero los reyes siguieron "protegiendo" a los judíos por el importante papel que desempeñaban en sus reinos.<ref>{{cita libro
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En el siglo XIV se termina el periodo de "tolerancia" hacia los judíos pasándose a una fase de conflictos crecientes, debido a que "las guerras y las catástrofes naturales que preceden y siguen a la [[Peste Negra]] [de 1348] crean una situación nueva. […] [La gente] se cree víctima de una maldición, castigada por pecados que habría cometido. El clero invita a los fieles a arrepentirse, a cambiar de conducta y regresar a Dios. Es entonces cuando la presencia del ''pueblo deicida'' [el pueblo judío] entre los cristianos se considera escandalosa".<ref>{{cita libro
Pero la primera gran catástrofe para los judíos de la península ibérica tiene lugar en 1391 cuando las juderías de la Corona de Castilla y de la Corona de Aragón son masacradas. Los asaltos, los incendios, los saqueos y las matanzas se inician en junio en Sevilla, donde cientos de judíos son asesinados, sus casas saqueadas y las sinagogas convertidas en iglesias. Algunos judíos logran escapar; otros, aterrorizados, piden ser bautizados.<ref>{{cita libro
Además tras la [[revuelta antijudía de 1391|revuelta de 1391]] se recrudecen las medidas antijudías -en Castilla se ordena en 1412 que los judíos se dejen barba y lleven un distintivo rojo cosido a la ropa para poder ser reconocidos; en la Corona de Aragón se declara ilícita la posesión del [[Talmud]] y se limita a una el número de sinagogas por aljama- y las [[órdenes mendicantes]] intensifican su campaña de proselitismo -en la que destaca el [[dominico]] valenciano [[San Vicente Ferrer|Vicente Ferrer]]- para que los judíos se conviertan y que recibe el apoyo de los monarcas –en la Corona de Aragón se decreta que los judíos asistan obligatoriamente a tres sermones al año-. Como consecuencia de las masacres de 1391 y las medidas que le siguieron, hacia 1415 más de la mitad de los judíos de Castilla y de Aragón habían renunciado a la [[Ley Mosaica]] y se habían bautizado, entre ellos muchos [[rabino]]s y personajes importantes.<ref>{{cita libro
=== El nacimiento del "problema converso" y la creación de la Inquisición ===
{{AP|Orígenes de la Inquisición española}}
En el siglo XV el problema principal dejan de serlo los judíos para pasar a serlo los conversos, cuyo número según Joseph Pérez probablemente estaría cercano a los doscientos mil.<ref>{{cita libro
En el siglo XV las posiciones abandonadas por los judíos fueron ocupadas en su mayoría por los conversos, que se concentran allí donde habían florecido las comunidades judías antes de 1391. Se ocupan de las actividades que antes desempeñaban los judíos -el comercio, el préstamo, el artesanado- y ahora con la ventaja añadida de que al ser cristianos pueden acceder a oficios y profesiones que antes estaban prohibidas a los judíos. Algunos incluso ingresan en el clero llegando a ser [[canónigo]]s o [[prior]]es.<ref>{{cita libro
El ascenso social de los conversos fue visto con recelo por los [[cristiano viejo|cristianos viejos]],<ref name=kamen35>{{cita libro
Para justificar los ataques a los conversos se afirma que éstos son falsos cristianos y que en realidad siguen practicando a escondidas la religión judía. Según Joseph Pérez, "es un hecho probado que, entre los que se convirtieron para escapar al furor ciego de las masas en 1391, o por la presión de las campañas de proselitismo de comienzos del siglo XV, algunos regresaron clandestinamente a su antigua fe cuando pareció que había pasado el peligro; de éstos se dice que ''[[judaizar|judaízan]]''.<ref>{{cita libro
[[Archivo:La Virgen de los Reyes Católicos.jpg|thumb|250px|Cuadro ''[[Virgen de los Reyes Católicos]]'' en el que aparece arrodillado detrás del rey Fernando el Católico, el inquisidor general [[Tomás de Torquemada]], y arrodillado detrás de la reina el inquisidor de Aragón [[Pedro de Arbués]].]]
Así es como nace el "problema converso". El bautizado no puede renunciar a su fe según la doctrina [[derecho canónico|canónica]] de la Iglesia por lo que el [[criptojudaísmo]] es asimilado a la [[herejía]], y como tal debe ser castigada. Así lo empiezan a reclamar diversas voces incluidas las de algunos conversos que no quieren que se ponga en duda la sinceridad de su bautismo por culpa de esos "falsos" cristianos que empiezan a ser llamados [[marrano]]s. Y además se extiende la idea de que la presencia de los judíos entre los cristianos es lo que invita a los conversos a seguir practicando la [[Ley de Moisés]].<ref>{{cita libro
Cuando en 1474 accede al trono [[Isabel I de Castilla]], casada con el heredero de la Corona de Aragón, el futuro [[Fernando II de Aragón]], el criptojudaísmo no se castigaba, "no, por cierto, por tolerancia o indiferencia, sino porque se carecía de instrumentos jurídicos apropiados para caracterizar este tipo de delito".<ref name=perez171>{{cita libro
== La segunda oleada de conversiones: la expulsión de los judíos en 1492 ==
{{AP|Expulsión de los judíos de España en 1492}}
Los primeros inquisidores nombrados por los reyes llegan a Sevilla en noviembre de 1480, "sembrando en seguida el terror" entre los conversos de la ciudad y de toda Andalucía. En los primeros años y sólo para esta ciudad dictan 700 sentencias de muerte y más de cinco mil ''reconciliaciones'' –es decir, penas de cárcel, de exilio o simples penitencias- que van acompañadas de la confiscación de sus bienes y la inhabilitación para cargos públicos y beneficios eclesiásticos.<ref>{{cita libro
En sus investigaciones los inquisidores descubrieron que desde hacía tiempo muchos conversos se reunían con sus familiares judíos para celebrar las fiestas judaicas e, incluso, asistir a las sinagogas. Además guardaban el sábado y los ayunos y rezaban oraciones judías.<ref>{{cita libro
[[Archivo:IsabellaofCastile05.jpg|thumb|[[Isabel I de Castilla]] y [[Fernando II de Aragón]].]]
El 31 de marzo de 1492, poco después de finalizada la [[guerra de Granada]], los Reyes Católicos firmaron en Granada el [[Edicto de Granada|decreto de expulsión de los judíos]], aunque este no se haría público hasta finales del mes de abril.<ref>{{cita libro
Aunque en el decreto de expulsión no se hacía referencia a una posible conversión, esta alternativa estaba implícita. El drama que vivieron los judíos sobre la terrible decisión que tenían que tomar lo recoge una fuente contemporánea:<ref name=joseph112>{{cita libro
{{cita|Algunos judíos, cuando se les acababa el término, andaban de noche y de día como desesperados. Muchos se volvieron del camino… y recibieron la fe de Cristo. Otros muchos, por no privarse de la patria donde habían nacido y por no vender en aquella ocasión sus bienes a menos precio, se bautizaban}}
Los judíos más prominentes, con pocas excepciones entre las que destaca la de [[Isaac Abravanel]], decidieron convertirse al cristianismo. El caso más relevante fue el de [[Abraham Seneor]], rabí mayor de Castilla y uno de los colaboradores más estrechos de los reyes. Él y todos sus familiares fueron bautizados el 15 de junio de 1492 en el [[monasterio de Guadalupe]], siendo sus padrinos los reyes Isabel y Fernando. Tomó el nombre de [[Fernán Núñez Coronel]] y su yerno Mayr Melamed el de [[Fernán Pérez Coronel]] –el mismo nombre de pila que el del rey-. A este caso, como al de [[Abraham de Córdoba]], se le dio mucha publicidad para que sirviera de ejemplo para el resto de miembros de su comunidad. De hecho durante los cuatro meses de plazo tácito que se dio para la conversión muchos judíos se bautizaron, especialmente los ricos y los más cultos, y entre ellos la inmensa mayoría de los [[rabinos]].<ref>{{cita libro
Un cronista de la época relata la intensa campaña de propaganda que se desplegó:<ref name=joseph112>{{cita libro
{{cita|A todas las aljamas y comunidades dellas fueron hechas muchas predicaciones en todas las sinagogas y en las plazas y en las iglesias y por los campos, por los sabios varones de España; y les fue predicado el santo evangelio y la doctrina de la santa madre Iglesia, y les fue predicado y probado por sus mismas Escrituras, cómo el Mesías que aguardaban eran Nuestro Redentor y Salvador Jesucristo, que vino en el tiempo convenible, el cual sus antepasados con malicia ignoraron, y todos los otros que después dellos vinieron nunca quisieron dar oído a la verdad; antes, engañados por el falso libro del [[Talmud]], teniendo la verdad ante sus ojos y leyéndola en su ley cada día, la ignoraban e ignoraron.}}
Los judíos que decidieron no convertirse "tuvieron que prepararse para la marcha en tremendas condiciones". Un cronista de la época escribió:<ref>{{cita libro
{{cita|Vendieron y malbarataron cuanto pudieron de sus haciendas… y en todo hubieron siniestras venturas, ca hubieron los cristianos sus haciendas, muy muchas y muy ricas casas y heredamientos por pocos dineros; y andaban rogando con ellas y no hallaban quien se las comprase y daban una casa por un asno y una viña por poco paño o lienzo, porque no podían sacar oro ni plata.}}
Algunos pocos en el último momento decidieron bautizarse para poder quedarse. Así lo relata [[Andrés Bernaldez]], párroco de [[Los Palacios]]:<ref name=joseph114>{{cita libro
{{cita| Iban con muchos trabajos y fortunas; unos cayendo, otros levantando, otros muriendo, otros naciendo, otros enfermando, que no había cristiano que no hubiese dolor de ellos y siempre por do iban los convidaban al bautismo y algunos, con la cuita, se convertían y quedaban, pero muy pocos, y los rabíes los iban esforzando y hacían cantar a las mujeres y mancebos y tañer panderos.}}
El motivo que se aduce en el decreto para expulsar a los judíos es que servían de ejemplo e incitaban a los conversos a volver a las prácticas de su antigua religión:<ref name=perez188>{{cita libro
{{cita|Bien es sabido que en nuestros dominios, existen algunos malos cristianos que han judaizado y han cometido apostasía contra la santa fe Católica, siendo causa la mayoría por las relaciones entre judíos y cristianos.}}
Según Joseph Pérez, "lo que les preocupaba [a los reyes] era la asimilación total y definitiva de los conversos; para ello fracasadas las medidas anteriores [la reclusión de los judíos en guetos, la creación de la Inquisición], acuden a una solución drástica: la expulsión de los judíos para arrancar el mal".<ref>{{cita libro
Como algunos judíos identificaban ''España'', la península ibérica, con la [[Sefarad]] bíblica, los judíos expulsados por los Reyes Católicos recibieron el nombre de [[sefardíes]]. Estos, además de su religión, mantuvieron sus costumbres y particularmente conservaron su lengua, el [[judeoespañol]], que derivaba del castellano que se hablaba en el siglo XV.<ref name=joseph117>{{cita libro
Varios miles de judíos expulsados regresaron al poco tiempo a causa del maltrato que sufrieron en algunos lugares de acogida, como en el [[reino de Fez]] (Marruecos).<ref name=julio102>{{cita libro
== Los judeoconversos después de 1492 ==
=== Los marranos y la persecución de la Inquisición ===
{{AP|Marrano (judeoconverso)}}
A los judíos que se bautizaron pero que siguieron practicando en secreto el [[judaísmo]], -es decir, que [[judaizar|judaizaban]]- recibieron el nombre de [[marrano (judeoconverso)|marranos]], una palabra de etimología incierta, y que unos relacionan con la costumbre judía de no comer cerdo y otros con el verbo ''marrar'' ('fallar') en referencia a que esos judíos no se convirtieron de forma sincera. El término converso se suele reservar a los judíos que se convirtieron y renunciaron completamente a su antigua fe. Así el [[marranismo]] fue una forma de [[criptojudaísmo]], que fue justificado por los rabinos con el argumento de que los judíos podían -e incluso debían- fingir convertirse a otra religión si creían en peligro su vida. Además estos criptojudíos estaban exentos de cumplir aquellas prácticas del culto que pudieran delatarles, y sólo se les exigía en última instancia que mantuvieran la fe en sus conciencias.<ref>{{cita libro
[[Archivo:Maimon-Marrans.jpg|thumb|300px|''Marranos. Ceremonia secreta en España en la época de la Inquisición''. [[Pintura de historia]] del artista ruso-judío [[Moshe Maimon]],<ref>[http://www.eleven.co.il/?mode=article&id=12578&query= ''Moses Maimon''] en "Electronic Jewish Encyclopedia". Fuente citada en [[:en:Moshe Maimon]].</ref> 1893.]]
La Inquisición comenzó a actuar inmediatamente contra los judaizantes y en las cuatro décadas siguientes éstos fueron sus principales víctimas. A partir de 1530-1540 los casos juzgados por la Inquisición que tuvieran que ver con judaizantes prácticamente desaparecieron –en el tribunal de Toledo, por ejemplo, sólo el 3% de los casos que pasaron por el tribunal entre 1531 y 1560 tuvieron que ver con ellos-. Incluso la Inquisición se ocupó de erradicar la práctica bastante común de llamar "judío" a un enemigo –el agraviado podía llevar su caso ante el Santo Oficio y que éste demostrara que no tenía ningún antepasado judío, limpiando así su honor-. Además existen testimonios de contemporáneos de que los judaizantes habían desaparecido.<ref>{{cita libro
{{cita|[H]oy se ve por larga experiencia de años que las familias que tienen raza desta infección son de corazón fidelíssimos cristianos, devotos y píos, dando sus hijas a religiones, sus hijos al sacerdocio, obrando con manifiesta devoción cristiana}}
Sin embargo, Henry Kamen afirma que a finales del siglo XVI y principios del siglo XVII continuaba habiendo judaizantes, pero eran "irreconocibles como judíos" porque "virtualmente todos los signos del judaísmo [como la circuncisión, el sabbat, las fiestas judías, abstenerse de comer cerdo] habían desaparecido". "Los que permanecieron aferrados a su identidad mantenían, si embargo, una fe inquebrantable en el Dios de Israel, transmitían de padres a hijos las pocas oraciones tradicionales que podían recordar y usaban el Antiguo Testamento católico como lectura básica". Aporta como prueba que en la última década del siglo XVI la Inquisición condenó a varios grupos de judaizantes –singularmente mujeres- en [[Quintanar de la Orden]] –donde fueron penitenciadas unas cien personas-, en [[Granada]] –con más de 150 personas condenadas- y en Sevilla –89 judaizantes.<ref>{{cita libro
Pero la situación cambió con la llegada a Castilla de un gran número de judeoconversos ''portugueses'' –en realidad eran judíos castellanos que habían marchado a Portugal en 1492 y que en 1497 habían sido obligados a convertirse- tras la implantación definitiva de la [[Inquisición portuguesa]] en 1547 –entre 1547 y 1580 en los tres tribunales de [[Lisboa]], [[Évora]] y [[Coimbra]] hubo 34 autos de fe, con 169 ejecuciones en persona y 51 en efigie y 1.998 penitentes- y sobre todo tras la incorporación por [[Felipe II de España|Felipe II]] del [[reino de Portugal]] a la [[Monarquía Hispánica]] en 1580, que supuso que la Inquisición portuguesa intensificara la persecución de los que judaizaban –entre 1581 y 1600 hubo en los tres tribunales portugueses 50 autos de fe, en los que fueron ejecutados 162 condenados en persona y 59 en efigie y hubo 2.979 penitenciados-. El problema que se planteó fue que buena parte de estos judeoconversos ''portugueses'' eran marranos, porque hasta cincuenta años después de que se les obligara a bautizarse en 1497 no se implantó la Inquisición allí y durante ese tiempo habían podido seguir practicando más o menos abiertamente la fe judaica. No es de extrañar que la Inquisición española comenzara actuar inmediatamente contra ellos. "A partir de la década de 1590, la presencia de judaizantes portugueses en los procesos inquisitoriales se fue haciendo cada vez más significativa", presencia que se prolongó durante el siglo XVII y principios del siglo XVIII –"de las más de 2.300 personas procesadas por judaizantes por los tribunales españoles entre la década de 1660 y la de 1720, el 43 por 100 era de origen portugués".<ref>{{cita libro
El problema para la Inquisición era que la Monarquía tenía necesidad de los marranos portugueses porque un grupo de ellos eran grandes financieros que podían conceder préstamos a la deficitaria Hacienda real -ya en 1604-1605 [[Felipe III de España|Felipe]] consiguió del papa el perdón general a los marranos portugueses por delitos anteriores a cambio de un donativo de casi dos millones de ducados-. El [[Conde-Duque de Olivares]], [[valido]] de [[Felipe IV de España|Felipe IV]], protegió a los banqueros y comerciantes marranos portugueses, sobre todo después de la bancarrota del Estado de 1626 que supuso la quiebra para los banqueros genoveses que hasta entonces habían sido los principales financiadores de la Monarquía y que a partir de entonces pasaron a serlo los portugueses. En 1628 Felipe IV concedió "a los banqueros portugueses la libertad para comerciar y establecerse sin restricciones, esperando de ese modo recuperar parte del comercio con las Indias, que ahora estaba en manos extranjeras".<ref>{{cita libro
Se dijo incluso que el Conde-Duque había iniciado negociaciones con judíos descendientes de los expulsados en 1492 que vivían en el norte de África y Oriente Próximo para regresaran dándoles garantías sobre su seguridad.<ref>{{cita libro
Al parecer lo que pretendía Olivares era servirse de las redes marranas sefardíes que se habían extendido por Europa y Oriente Próximo con su epicentro en Ámsterdam, y que estaban constituidas "a base de relaciones de negocio, complicidades religiosas y lazos de parentesco". Gracias a ellas "un marrano, nada más llegar a una ciudad o tierra desconocida, entra rápidamente en contacto con otros marranos, parientes o amigos de amigos, que le ayudan y, muchas veces, le dan la oportunidad de practicar el judaísmo o incluso le incitan a judaizar cuando había dejado de hacerlo".<ref name=perez244>{{cita libro
En la existencia de estas redes organizadas de solidaridad entre los judíos sefardíes está el origen, según Joseph Pérez, del mito de la conspiración judía mundial. Uno de sus primeros propagadores fue el escritor [[Francisco de Quevedo]], quien "siempre sintió gran repulsión y odio a los judíos" como lo demostró en su panfleto ''Execración de los judíos''.<ref>{{cita libro
Pero la política de Olivares no pudo impedir que la Inquisición actuara, sobre todo en Madrid, donde el comportamiento de los marranos portugueses en la corte a veces "rayaba en la provocación". En 1629 fueron condenados y quemados en un auto de fe presidido por Felipe IV cuatro judeoconversos portugueses que habían profanado y quemado un crucifijo. En 1633 aparecieron en las calles de Madrid pasquines en los que se proclamaba la superioridad de la religión judía sobre la cristiana, lo que dio lugar a la réplica de Quevedo ''Execración contra los judíos''.<ref name=perez244>{{cita libro
Tras la caída de Olivares en 1640 la Inquisición ya pudo actuar libremente y fue deteniendo uno a uno a casi todos los banqueros portugueses. En seguida la persecución se extendió a toda la comunidad de judeoconversos portugueses y "la década de 1650 vio el comienzo de una serie de arrestos indiscriminados y de juicios que reinstauraron el reino del terror para la minoría conversa de origen portugués", afirma Henry Kamen. Algunos escaparon al norte de Europa, especialmente a las [[Provincias Unidas de los Países Bajos]] y a su ciudad más importante [[Ámsterdam]], donde retornaron a la fe judía sin ser perseguidos.<ref>{{cita libro
{{cita|Obligándolos con ynauditos tormentos a que muchos confiesen por fuerza lo que no hicieron, y esto [h]a sido y es causa que muchos que muchos [h]an preso, entrando en las cárzeles sin conocimiento de otra cosa más que ser cristianos [h]an salido judíos. Esta fue la causa de retirarme de tierra donde domina tal tribunal.}}
A partir de 1680 el número de judeoconversos procesados por la Inquisición se va reduciendo, lo que indica, según Henry Kamen, que "la primera generación de conversos portugueses había sido borrada de la faz de la tierra, lo mismo que lo había sido la de los conversos españoles a principios de siglo".<ref>{{cita libro
Pero a finales del siglo XVII hubo un último caso de persecución de judeoconversos: los [[chuetas]] de Mallorca —según Joseph Pérez, "la palabra ''chueta'' aparece por primera vez en un documento inquisitorial de 1688 para referirse a los judaizantes de Palma que vivían en un barrio en torno a la calle del Sagell"—.<ref>{{cita libro
=== La discriminación de los judeoconversos: los estatutos de limpieza de sangre ===
{{AP|Estatutos de limpieza de sangre}}
[[Archivo:Escudo_grande.jpg|thumb|right|250px|[[Escudo (heráldica)|Escudo]] del [[Colegio Mayor de San Bartolomé (Salamanca)|Colegio Mayor de San Bartolomé]] en [[Salamanca]], con las [[Banda (heráldica)|bandas]] distintivas de su fundador, [[Diego de Anaya Maldonado]]. Fue la primera institución que adoptó un estatuo de limpieza de sangre (1482)]]
[[Henry Kamen]] ha relacionado la difusión de los [[estatutos de limpieza de sangre]], establecidos para impedir que los [[judeoconversos]] pudieran formar parte de determinadas instituciones, con la actuación de la Inquisición porque el espectáculo de miles de judeoconversos condenados a la hoguera por judaizar convenció a muchas personas de que la religión cristiana debía "ser protegida excluyendo a los conversos de todos los cargos importantes". Precisamente la primera institución que adoptó un estatuto de limpieza de sangre, el [[Colegio Mayor de San Bartolomé (Salamanca)|Colegio Mayor de San Bartolomé]], en Salamanca, lo hizo en 1482, el mismo año en que empezó la Inquisición a actuar en la ciudad.<ref>{{cita libro
Los [[Reyes Católicos]] establecieron la discriminación a los conversos que habían sido penitenciados por la Inquisición —y a la primera o segunda generación de sus descendientes— en 1501 pero no a los conversos en general. Los estatutos de limpieza sangre que incluían a todos fueron decididos por cada institución de forma independiente.<ref>{{cita libro
Hacia 1570-1580 las instituciones que exigían pruebas de sangre eran relativamente pocas, aunque los conversos vieron muy limitadas sus posibilidades de ascenso social al no poder acceder a algunas de ellas, como los [[colegio mayor|colegios mayores]] o las [[órdenes militares]]. Según Henry Kamen, las "''comunidades del estatuto''", como se las llamaba, se reducían "a los seis colegios mayores de Castilla, a algunas [[órdenes religiosas]] ([[jerónimos]], [[dominicos]] y [[franciscanos]]); a la [[Inquisición española|Inquisición]] [que aprobó su estatuto de limpieza de sangre en 1572] y algunas catedrales (Toledo, Sevilla, Córdoba, Jaén, Osma, León, Oviedo y Valencia). Prácticamente sólo un sector secular se veía afectado por los estatutos: las [[órdenes militares]], (la [[orden de Santiago]] adoptó uno de estos estatutos en fecha tardía, en 1555) y su órgano administrativo, el [[Cosejo de Órdenes]]. Algunos asuntos legales, como el del [[mayorazgo]], también establecieron condiciones de limpieza de sangre. Finalmente, un puñado de municipios y de hermandades, repartidas por Castilla, practicaban también la exclusión". Sin embargo, alguna de estas instituciones eran muy importantes, como es el caso de los colegios mayores, ya que la exclusión de los conversos significaba cerrarles el paso a ocupar los altos cargos eclesiásticos y estatales, o el de las órdenes militares, ya que las [[encomiendas]] eran una de las formas de acceder a la nobleza. "El panorama, evidentemente, era negro para los conversos", afirma Kamen.<ref>{{cita libro
[[Archivo: Cardenal Silíceo.JPG|thumb|left|Retrato de [[Juan Martínez Silíceo]], arzobispo de Toledo, por [[Francisco de Comontes]], que consiguió que se aprobara un [[estatuto de limpieza de sangre]] en la [[catedral de Toledo]].]]
A pesar de todo, según Henry Kamen, "el reducido número de instituciones provistas de estatuto... desmiente la idea de que una especie de obsesión por la limpieza de sangre estaba asolando el país", y además "los estatutos nunca formaron parte del derecho público español y nunca figuraron en ningún cuerpo de derecho público. Su validez estaba restringida sólo a aquellas instituciones que los habían adoptado". Por otro lado, los estatutos existían casi exclusivamente en la [[Corona de Castilla]]. En Cataluña eran desconocidos. Asimismo los estatutos siempre fueron muy criticados, no gozaron de amplia aceptación y en muchos casos no se cumplieron -por ejemplo, en 1557, un año después de que Felipe II confirmara el estatuto de la catedral de Toledo, fue nombrado como canónigo un converso-, además de que se podían burlar mediante el soborno o la presentación de pruebas falsas.<ref>{{cita libro
Sin embargo la barrera de la limpieza de sangre existía. Los que tenían que acceder a determinados cargos debían demostrar que entre sus antecesores no había habido nadie condenado por la Inquisición o que era judío o musulmán.<ref>{{cita libro
[[Archivo: Ignatius von Loyola.jpg|thumb|[[Ignacio de Loyola]].]]
Los estatutos de limpieza fueron criticados por ciertos sectores. Una de las personas que mostró una oposición más firme fue [[Ignacio de Loyola]], fundador de la [[Compañía de Jesús]], por lo que los jesuítas admitieron a los conversos, de quienes el rector del colegio jesuita de Alcalá escribió en una carta a Ignacio de Loyola: "''se encuentra entre ellos más virtud que entre los cristianos viejos y los hidalgos''". El sucesor de Ignacio de Loyola como general de la Compañía en 1556 fue un converso, [[Diego Laínez]], lo que suscitó la oposición entre ciertos sectores de la Iglesia. [[Francisco de Borja]], sucesor de Laínez y cristiano viejo, escribió en una carta que para el Señor "''no hay acepción de personas ni distinción entre griego y judío, entre bárbaro y escita''". El jesuita [[Juan de Mariana]] escribió en su tratado ''El rey'' (1599) una dura crítica a los estatutos de limpieza de sangre argumentando que "''las notas de la infamia no deben ser eternas, y es preciso fijar un plazo fuera del cual no deben pagar los descendientes las faltas de sus antepasados''".<ref>{{cita libro
Ese mismo año de 1599 se publicó el alegato más rotundo que se había escrito nunca contra los estatutos y que causó una gran conmoción porque su autor había sido miembro de la Inquisición y además era un prestigioso teólogo dominico de 76 años. Se trataba de [[Agustín Salucio]] quien en su ''Discurso'' planteó dos críticas a los estatutos: que ya no tenían vigencia porque ya no había conversos que judaizaran y que habían traído más males que bienes —"''de la paz dicen que no la puede aver estando dividida la república en dos vandos''", afirmaba—. Y concluía: "''Gran cordura sería assigurar la paz del reyno limitando los estatutos, de manera que de chistianos vejos [sic] y [[morisco]]s y confessos, de todos se venga a hazer un cuerpo unido y todos sean christianos viejos y seguros''".<ref>{{cita libro
El libro de Salustio, que recibió el apoyo de muchas autoridades civiles y eclesiásticas, abrió una enorme crisis en el seno de la Inquisición, aunque mantuvo la prohibición del mismo.<ref>{{cita libro
▲Ese mismo año de 1599 se publicó el alegato más rotundo que se había escrito nunca contra los estatutos y que causó una gran conmoción porque su autor había sido miembro de la Inquisición y además era un prestigioso teólogo dominico de 76 años. Se trataba de [[Agustín Salucio]] quien en su ''Discurso'' planteó dos críticas a los estatutos: que ya no tenían vigencia porque ya no había conversos que judaizaran y que habían traído más males que bienes —"''de la paz dicen que no la puede aver estando dividida la república en dos vandos''", afirmaba—. Y concluía: "''Gran cordura sería assigurar la paz del reyno limitando los estatutos, de manera que de chistianos vejos [sic] y [[morisco]]s y confessos, de todos se venga a hazer un cuerpo unido y todos sean christianos viejos y seguros''".<ref>{{cita libro |apellido=Kamen |nombre=Henry |enlaceautor=Henry Kamen |año=2011 |páginas=240 |cita=}}</ref>
{{cita|causa y principio de mucha multitud de pecados, perjurios, falsedades, pendencias, muertes, pleytos criminales y civiles, y que muchos de los nuestros, viendo que no son admitidos a las honras y oficios de su patria, se hayan ausentado de estos Reynos e ídose a otros, desesperados de verse infamados.}}
Según Henry Kamen, la limpieza de sangre "nunca se aceptó oficialmente en el derecho español, ni en la mayor parte de las instituciones, iglesias ni municipios de España. El daño más profundo fue el que hizo, como sucede con otras discriminaciones raciales, en el ámbito del estatus, el rango social y la promoción. Pero en ningún momento llegó a convertirse en una obsesión nacional. [...] A finales del siglo XVII, los pocos estatutos que aún perduraban estaban siendo abiertamente ignorados y contravenidos a cada paso". La única excepción fue el caso de los [[chuetas]] de [[Mallorca]] cuya discriminación se mantuvo hasta la segunda mitad del siglo XIX.<ref>{{cita libro
▲El libro de Salustio, que recibió el apoyo de muchas autoridades civiles y eclesiásticas, abrió una enorme crisis en el seno de la Inquisición, aunque mantuvo la prohibición del mismo.<ref>{{cita libro |apellido=Kamen |nombre=Henry |enlaceautor=Henry Kamen |año=2011 |páginas=240-241 |cita=}}</ref> Al libro de Salustio le siguieron otros que criticaban los estatutos, algunos de ellos escritos por miembros destacados de la Inquisición, pero hasta la llegada al poder en 1621 del [[Conde-Duque de Olivares]] tras subir al trono [[Felipe IV de España|Felipe IV]] no se hizo nada por cambiarlos. En 1623 la Junta de Reformación decretó nuevas normas que modificaban la práctica de los estatutos. Se eliminaban las pruebas de limpieza cada vez que se ascendía o se cambiaba de empleo, no se haría caso de los "rumores" para determinar la limpieza de sangre y tampoco de los testimonios orales que no estuvieran apoyados en pruebas sólidas, así como se prohibía la difusión de las obras en las que aparecían listados de familias de origen judío, como el "[[Libro Verde (Aragón)|Libro Verde de Aragón]]".<ref>{{cita libro |apellido=Kamen |nombre=Henry |enlaceautor=Henry Kamen |año=2011 |páginas=241-243 |cita=}}</ref> Sin embargo, los "''consejos, tribunales, colegios mayores y comunidades con estatutos''" a los iba dirigida la reforma parece que la incumplieron, a pesar de que como escribió un miembro de la Junta de Reformación eran<ref>{{cita libro |apellido=Kamen |nombre=Henry |enlaceautor=Henry Kamen |año=2011 |páginas=243 |cita=}}</ref>
▲{{cita|causa y principio de mucha multitud de pecados, perjurios, falsedades, pendencias, muertes, pleytos criminales y civiles, y que muchos de los nuestros, viendo que no son admitidos a las honras y oficios de su patria, se hayan ausentado de estos Reynos e ídose a otros, desesperados de verse infamados.}}
En el siglo XVIII los ministros [[ilustración en España|ilustrados]] del [[reformismo borbónico]] criticaron los estatutos aunque no los abolieron —el [[conde de Floridablanca]] los condenó porque "''se castiga la más santa acción del hombre, que es su conversión a nuestra santa fe, con la misma pena que el mayor delito, que es [[apostasía|apostatar]] de ella''"—.<ref name=kamen245>{{cita libro
▲Según Henry Kamen, la limpieza de sangre "nunca se aceptó oficialmente en el derecho español, ni en la mayor parte de las instituciones, iglesias ni municipios de España. El daño más profundo fue el que hizo, como sucede con otras discriminaciones raciales, en el ámbito del estatus, el rango social y la promoción. Pero en ningún momento llegó a convertirse en una obsesión nacional. [...] A finales del siglo XVII, los pocos estatutos que aún perduraban estaban siendo abiertamente ignorados y contravenidos a cada paso". La única excepción fue el caso de los [[chuetas]] de [[Mallorca]] cuya discriminación se mantuvo hasta la segunda mitad del siglo XIX.<ref>{{cita libro |apellido=Kamen |nombre=Henry |enlaceautor=Henry Kamen |año=2011 |páginas=244-245 |cita=}}</ref>
▲En el siglo XVIII los ministros [[ilustración en España|ilustrados]] del [[reformismo borbónico]] criticaron los estatutos aunque no los abolieron —el [[conde de Floridablanca]] los condenó porque "''se castiga la más santa acción del hombre, que es su conversión a nuestra santa fe, con la misma pena que el mayor delito, que es [[apostasía|apostatar]] de ella''"—.<ref name=kamen245>{{cita libro |apellido=Kamen |nombre=Henry |enlaceautor=Henry Kamen |año=2011 |páginas=245 |cita=}}</ref> La abolición se produjo en el siglo XIX por una Real orden del 31 de enero de 1835, en el marco de la [[Revolución liberal española]] que puso fin al [[Antiguo Régimen]], aunque hasta 1859 se mantuvo para los oficiales del ejército. Una ley de mayo de 1865 abolió las pruebas de limpieza de sangre para los matrimonios y para ciertos cargos civiles y militares.<ref name=kamen245>{{cita libro |apellido=Kamen |nombre=Henry |enlaceautor=Henry Kamen |año=2011 |páginas=245 |cita=}}</ref>
== Referencias ==
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== Bibliografía ==
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[[Categoría:Historia de los judíos en España]]
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