Diferencia entre revisiones de «Hermanos de la Vida Común»

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Los '''Hermanos de la Vida Común''' fueron una organización religiosa iniciada en el [[siglo XIV]] vinculada a la ''[[devotio moderna]]'', cuyos miembros buscaban una forma de entrega y santificación en el mundo desde el laicado, aunque también había clérigos entre ellos. Primeramente se constituyó una hermandad femenina -las '''Hermanas de la Vida Común'''-, que precedió a la versión masculina.
 
== Acerca del fundador ==
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== Características de la hermandad ==
* Usaban hábito, rezaban y comían en común. El hábito incluía una capucha, con la que se cubrían la cabeza, de ahí que se les conociera como ''cucullati''. Buscaban vivir en la pobreza y el desprendimiento de los bienes materiales, pero rechazaban la mendicidad -ello le enemistó con los franciscanos, que la practicaban-. Vivían de la copia de manuscritos, y de la edición y venta de libros -y esto mucho antes de la invención de la imprenta-. Su labor era también una obra de apostolado, ya que esto les permitía elegir cuáles copiar, editar y divultar. Contribuyeron al desarrollo de la imprenta, tras de la cual su labor se hizo más llevadera y eficiente. A su entender, "la palabra escrita superaba en muchos aspectos a la enseñanza oral".<ref>Suárez (2008), p. 495.</ref> De esta forma, utilizaban una singular forma de oración, "escribir pequeñas proposiciones" que les servia de "guía para la meditación" y las numeraban, de forma que les sirvieran en la práctica como conducta. <ref>Luis Suárez. ''La construcción de la cristiandad europea''. Edita Homo Legens. Barcelona, (2008), p. 495.{{cita|Así nacieron algunos de los libros de piedad más famosos de todos los tiempos; el sistema no ha sido nunca abandonado del todo. San Josemaría Escrivá lo ha empleado abiertamente en sus obras y el cardenal Ratzinguer también lo adoptó en sus meditaciones para cada uno de los días del año.}}</ref>
* Además de la copia, edición y venta de libros mantenían una actividad externa, que practicaban según fueran eclesiásticos o laicos: los primeros predicaban en las iglesias y los segundos mantenían reuniones -las llamdas ''collationes mutuae''- en las que se comentaban las Escrituras o se insistía en la necesidad de mantener los principios morales. La fidelidad a la Iglesia estaba por encima de cualquier consideración, así como la prudencia en el comportamiento.