Diferencia entre revisiones de «Eulogio de Córdoba»

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En [[848]] emprendió un viaje hacia [[Francia Occidental|Francia]], pero al querer atravesar por la [[Marca Hispánica]], encontró dificultades debido a la rebelión de [[Guillermo de Septimania]] contra el rey de Francia Occidental [[Carlos el Calvo]]. Intentó entonces pasar a [[Aquitania]] a través de [[Pamplona]], pero allí también se estaba produciendo el levantamiento del conde [[García Íñiguez de Pamplona|García Ennecones o Íñiguez]]. Acogido por el obispo de Pamplona [[Wilesindo|Gilesindo]], comenzó a viajar por los monasterios pirenaicos para difundir entre las autoridades eclesiásticas [[mozárabes]] de [[al-Ándalus]] importantes obras de la cultura cristiana y occidental. En [[Monasterio de Leyre|Leyre]] halló una ''[[Vida de Mahoma]]'' que contenía debates teológicos cristianos;<ref>María Jesús Viguera Molins, ''Aragón musulmán'', Zaragoza, Mira editores, 1988, págs. 87-88. ISBN 84-86778-06-9</ref>en [[San Pedro de Siresa]], ya en [[Aragón]], descubrió obras de tradición grecolatina que no habían sido conservadas en la Córdoba del [[Califato de Córdoba|Califato]], como la ''[[Eneida]]'', poesía de [[Horacio]] y [[Juvenal]], fábulas de [[Aviano]] o ''[[La ciudad de Dios]]'' de [[Agustín de Hipona|San Agustín]], que a partir de ese momento formaron parte de la cultura hispánica andalusí.<ref>Antonio Ubieto Arteta, ''[http://www.derechoaragones.es/es/catalogo_imagenes/imagen.cmd?path=1452&posicion=18&formato=jpg&anchoMaximo=640&altoMaximo=1000&idBusqueda=9 Historia de Aragón. La formación territorial]'', Zaragoza, Anubar, 1981, vol 1, págs. 14-15. ISBN = 84-7013-181-8.</ref> Regresó siguiendo el camino de [[Zaragoza]], [[Bílbilis]] ([[Calatayud]]), [[Arcobriga|Arcóbriga]], [[Sigüenza]] y [[Alcalá de Henares|Compluto]] ([[Alcalá de Henares]]), deteniéndose en [[Toledo]] junto al obispo [[Wistremiro]], para cuya sede vacante será elegido Eulogio más tarde ([[858]]) como metropolitano. Este viaje fue sumamente útil al sacerdote cordobés. Recogió experiencias, descubrió la mentalidad de los cristianos independientes del poder musulmán y pudo enriquecer las escuelas de Córdoba con libros latinos que no se encontraban en la España musulmana.
 
A causa de su defensa del movimiento martirial mozárabe padeció prisión junto con el obispo Saulo. En la cárcel desde el comienzo del otoño, escribió parte del ''Memorial de los Santos'', una larga carta al obispo de Pamplona en 15 de noviembre, y el ''Documento martirial'', dedicado a las santas Flora y María, también en prisión como él. El 29 de noviembre delde [[851]] Eulogio era liberado de la cárcel.
 
Con la sucesión en el trono omeya de [[Mohamed I de Córdoba|Muhammad I]] en septiembre del [[852]] se endurecieron las medidas contra los cristianos. Eulogio, vigilado siempre, se veía obligado a cambiar constantemente de morada, siendo detenido a principios del [[859]] por haber ayudado a ocultarse a una joven llamada Leocricia, hija de padres musulmanes, que había sido convertida por la monja Liliosa. Lucrecia y Eulogio fueron llevados ante el juez. El prestigio personal de Eulogio y su dignidad de obispo electo de Toledo hicieron que el juicio se desarrollara ante el emir, el cual tuvo que oír de sus labios una defensa ardiente del [[cristianismo]]. Se intentó conseguir de él aunque fuese un simulacro de retractación: ''"Pronuncia una sola palabra y después sigue la religión que te plazca"'', le dijo uno de los que rodeaban al emir, pero él siguió disertando acerca de las promesas del [[Evangelio]]. En vista de esto fue condenado a decapitación. ''"Este ''-dice Álvaro-'' fue el combate hermosísimo del doctor Eulogio, éste su glorioso fin, éste su tránsito admirable. Eran las tres de la tarde de un sábado, 11 de marzo de [[859]]"''. Su cuerpo fue sepultado en la basílica de San Zoilo.