Diferencia entre revisiones de «Heraldo de Madrid»

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La nómina de periodistas que pasó por ''Heraldo de Madrid'' aquellos años incluye a [[Manuel Chaves Nogales]], jefe de redacción hasta 1930, [[César González Ruano]], redactor hasta 1931, Alfredo Muñiz, [[Alfredo Cabanillas Blanco]], Rafael Marquina, Antonio Casero, [[Carmen de Burgos]], Francisco Lucientes, Enrique Ruiz de la Serna, Juan González Olmedilla, Carlos Sampelayo, Juan Ignacio Cabero, Miguel Pérez Ferrero, Eduardo de Castro, Emilio Criado, Santiago de la Cruz, Gerardo Ribas, Diego San José o Vicente Sánchez Ocaña entre muchos otros. En las páginas de ''Heraldo de Madrid'' se publicaron los primeros dibujos de [[Manuel del Arco Álvarez|Manuel del Arco]]<ref>[http://www.manueldelarco.com/ www.manueldelarco.com]</ref> y los de Bon,<ref>[http://www.bonartista.com/18avluz.htm Bon]</ref> así como las fotografías de [[Alfonso]], padre e hijo, y de José Díaz Casariego.
 
=== Guerra civil ye desapariciónincautación ===
El inicio de la Guerra Civil supuso la progresiva dispersión de la redacción de ''Heraldo de Madrid'', si bien el periódico se continuó publicando hasta la entrada de las tropas franquistas en la capital. Manuel Fontdevila dejó la dirección en los primeros días —se exilió primero en París y más tarde en Buenos Aires— y esta fue asumida por Alfredo Cabanillas Blanco hasta 1937, cuando un comité de redacción decidió destituir al director por sus actuaciones en favor de personalidades conservadoras en el Madrid asediado. Los propietarios del periódico, los hermanos Busquets, se exiliaron en 1937 en Francia al ser amenazados por la CNTFAI. Desde allí mantuvieron un cierto control del periódico compartido con el comité obrero constituido legalmente. Esta convivencia tuvo su principal motivo de discordia en el nombramiento del sucesor de Cabanillas, que se demoró durante meses, aunque finalmente prevaleció la decisión de la empresa de nombrar director al veterano Federico de la Morena. Durante los años del conflicto muchos de los redactores dejaron su puesto y quedó un núcleo de periodistas que vivió las penalidades de la guerra en Madrid y tuvo que soportar la intervención del censor del Gobierno, instalado en la propia sede del periódico.
 
Cabanillas antes de su destitución había tenido un encontronazo con milicianos armados alertados por un linotipista sobre un artículo que iba a publicar en el que criticaba la mitificación de los militares comunistas. Aquéllos le dijeron: «Nos hemos enterado de que vas a publicar un artículo contra nosotros y si se publica ese artículo, mañana, es decir, esta noche, vuela el Heraldo con su maquinaria y todo lo que hay dentro, así que tu verás...». Cabanillas decidió no publicar el artículo y le remitió una copia al ministro de la Guerra [[Indalecio Prieto]], con el que mantenía una buena relación. Meses antes Cabanillas había sido amenazado por el coronel franquista [[Juan Yagüe]] tras la toma de [[Talavera de la Reina]] en septiembre de 1936. «Cuando entremos en Madrid, lo primero que voy a hacer es cortarle la cabeza al director de Heraldo de Madrid», había declarado. Antes de su destitución Cabanillas consiguió salir de Madrid y después se exilió en Argentina, donde escribió un libro titulado ''Hacia la España eterna'', en que recopiló las actividades humanitarias que había realizado en el Madrid asediado para ganarse el favor del general Franco, del que se declaró seguidor.<ref name=gil>Gil Toll, "Un periódico en guerra. Exilio, represión y expolio económico", Heraldo de Madrid, abril de 2014.</ref>
El 27 de marzo de 1939, un grupo de falangistas armados entró en la redacción como avanzadilla de las tropas franquistas que estaban ya entrando en las afueras de la capital. Incautaron el periódico y, al cabo de unos días, cedieron las instalaciones a [[Juan Pujol Martínez|Juan Pujol]], que empezó a editar allí el periódico ''[[Diario Madrid|Madrid]]''. Los propietarios empezaron a reclamar la devolución del periódico en 1947 mediante carta a Falange Española. Fue la primera de un sinnúmero de iniciativas legales que llegan hasta nuestros días sin que hasta ahora hayan tenido resultado alguno.
 
El 27 de marzo de 1939, un grupo de falangistas armados entróirrumpió en la redacción como avanzadilla de las tropas franquistas que estaban ya entrando en las afueras de la capital. Incautaron el periódico y, al cabo de unos días, cedieron las instalaciones a [[Juan Pujol Martínez|Juan Pujol]], que empezó a editar allí el periódico ''[[Diario Madrid|Madrid]]''. Los propietarios empezaron a reclamar la devolución del periódico en 1947 mediante carta a Falange Española. Fue la primera de un sinnúmero de iniciativas legales que llegan hasta nuestros días sin que hasta ahora hayan tenido resultado alguno. El edificio del periódico de la calle Marqués de Cubas finalmente pasó a ser propiedad del [[Banco de España]] que lo utilizó para ampliar sus instalaciones de la [[plaza de Cibeles]].
 
Entre los falangistas que irrumpieron en la sede del periódico se encontraba [[José María Sánchez Silva]], que años más tarde se haría famoso por su novela y guión de la película ''[[Marcelino, pan y vino]]''. En la sala de redacción se hallaban en ese momento el director Federico de la Morena, los redactores Enrique Ruiz de la Serna, Juan Antonio Cabero, Eduardo de Castro, Antonio Uriel y Diego San José, así como el caricaturista Sama y el fotógrafo José María Díaz Casariego. En principio éstos pudieron volver a sus casas, pero a los pocos días fueron detenidos. El director Federico de la Morena fue condenado a muerte, aunque su pena fue conmutada por la de prisión. Otros periodistas del diario condenados asimismo a muerte bajo la acusación de haber defendido la [[bando republicano|causa republicana]], también vieron conmutada esa pena por la de prisión, permaneciendo en la cárcel entre 5 y 10 años, pero cuando salieron no pudieron ejercer su profesión pues no se les permitió inscribirse en el Registro Oficial de Periodistas, controlado por el partido único [[FET y de las JONS]] —el antiguo director Federico de la Morena acabó de portero de una finca—. Por su parte, el fotógrafo Díaz Casariego, que el mismo día de la entrada de las tropas franquistas en Madrid había dicho a sus compañeros que era falangista, también fue condenado a muerte pero fue indultado por el general Franco, al que al parecer había conocido en los años 1920 en el [[Marruecos español]].<ref name=gil>Gil Toll, "Un periódico en guerra. Exilio, represión y expolio económico", Heraldo de Madrid, abril de 2014.</ref>
 
== Referencias ==