Diferencia entre revisiones de «Tratado de Nérchinsk»

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[[Archivo:Manchuria.png|220px|thumb|Territorios adjudicados a China en los tratados de Nérchinsk y Aigún.]]
El '''Tratado de Nérchinsk''', firmado el [[27 de agosto]] de [[1689]], fue el primero suscrito por [[China]] con una potencia [[Europa|europea]], en este caso el [[Imperio ruso]]. El tratado delimitaba de forma oficial las fronteras entre China y Rusia y ponía fin a una serie de conflictos entre las tropas chinas estacionadas en [[Manchuria]] y diversas colonias rusas como [[:en:Albazino|Albazín]] y [[:en:Nérchinsk|Nérchinsk]], pobladas en su mayor parte por [[cosaco]]s y [[tungus]]es.
 
Por medio de este tratado, Rusia renunciaba a cualquier reclamación sobre la región del [[Amur]], que hasta entonces había sido su vía de salida hacia el [[mar de Ojotsk]], y reconocía los límites de su imperio en la cordillera de [[Montes Stanovoi|Stanovói]] y el [[río Argún]]. En consecuencia, Albazin, que quedaba en territorio chino, fue destruida y abandonada. [[Pedro I de Rusia|Pedro el Grande]] conseguía como contrapartida una paz duradera con el [[Emperadoremperador Kangxi]] y sus descendientes, además de privilegiadas relaciones comerciales con el [[Dinastía Qing|Imperio Qing]].
 
Rusos y chinos se encontraron en Nérchinsk e hicieron gala del desarrollo de sus respectivos imperios y sus riquezas, a fin de intimidar a su rival. Sin embargo, a la hora de comenzar a negociar se toparon con la barrera idiomática: ni los rusos hablaban chino, ni los chinos entendían el ruso.
 
Para solucionar este problema, los embajadores chinos solicitaros la presencia en Nérchinsk de dos [[misionero]]s [[jesuita]]s llamados [[Tomás Pereira|Pereira]] y [[:en:Jean-François Gerbillon|Gerbillon]], originarios respectivamente de Portugal y Francia. Ambos jesuitas desarrollaban su misión en Pekín, en la corte de Kangxi, pero los embajadores chinos supusieron que estos occidentales, a quienes el propio Emperador respetaba por sus conocimientos y lejana procedencia, podrían ser útiles a la hora de negociar con el extraño pueblo del norte.
 
Esta previsión no pudo ser más acertada. Pereira y Gerbillon ejercieron de auténticos mediadores y allanaron todas las dificultades para firmar un tratado de paz. Como entre los diplomáticos de [[San Petersburgo]] viajaba un alemán que hablaba ruso y latín, mientras que los jesuitas hablaban latín y chino, fue posible que el embajador enviado por el "Zar de todas las Rusias" y el enviado por el "Hijo del Cielo" pudiesen entenderse y negociar. Gracias a su interpretación, el Tratado de Nérchinsk fue redactado en [[idioma manchú|manchú]], [[idioma ruso|ruso]] y [[idioma latino|latín]].