Diferencia entre revisiones de «Batalla de Somosierra»

Contenido eliminado Contenido añadido
Plantillas "Copyedit" y "Faltan referencias".
ortografía
Línea 13:
|comandante1= [[Archivo:Flag of France.svg|22px|Bandera de Francia.]] [[Napoleón Bonaparte|Napoleón I]]<br />[[Archivo:Flag of Poland.svg|border|22px]] [[Jan Kozietulski]]
|comandante2= [[Archivo:Flag of Spain (1785-1873 and 1875-1931).svg|22px]] [[Benito de San Juan]]
|soldados1= '''Ejército Napoleónico'''<br />• 45.&nbsp;000 [[infantería|infantes]]<br />• 125 [[caballería|jinetes]] ligeros [[Polonia|polacos]]
|soldados2= '''Ejército español'''<br />• 20.&nbsp;000 infantes<br />• 16 [[cañón (artillería)|cañones]]
|bajas1= 57 heridos o muertos
|bajas2= 3250 heridos o muertos<br />3000 prisoneros
Línea 28:
La mañana trajo una densa niebla. El desigual duelo artillero que se trabó en las primeras horas de la batalla puso de manifiesto que el fuego francés de contrabatería era algo completamente ineficaz a la hora de tomar la posición española. Las baterías españolas, además de bien servidas, eran muy superiores en alcance y potencia a sus contrapartes francesas, que solo contaban con artillería de campaña de un calibre de 6 y 8 libras. No obstante, la posición de las baterías españolas no se había protegido por obras, tierra, parapetos, caballos de frisia, cestones, ni ninguna otra previsión que pudiera estorbar un avance directo y decidido hacia ellas, lo que luego se demostraría clave en el desenlace de la batalla.
 
Ante las evidentes dificultades al flanqueo de la posición gracias al buen trabajo de la infantería española, apoyada por guerrillas y milicias, Napoleón, impaciente, ordenó avanzar por el estrecho desfiladero a sucesivas columnas de infantería de línea, que fueron martilleadas por el constante fuego de las baterías españolas causando la metralla una auténtica carnicería que obligó a retroceder una y otra vez a los regimientos de línea franceses. El estrecho puente que necesariamente tenían que cruzar los franceses antes de poder desplegar sus regimientos en línea de fuego hacía muy dificultoso el avance bajo el fuego de la artillería española. Decididamente San Juan había elegido un terreno excelente para plantear una batalla defensiva. La jornada avanzaba, eran las 11 de la mañana y al levantar la niebla [[Napoleón]] constató, visiblemente nervioso e impaciente por obtener la victoria, lo difícil y costoso que estaba resultando el ataque. Como era típico en él, ordenó otro ataque frontal, en este caso una carga a la compañía de Cazadores a Caballo que le acompañaba como escolta. Esta carga fue deshecha por la artillería española a poco de comenzar, con grandes pérdidas. Es entonces que al parecer se recurrió al Tercer Escuadrón del Regimiento de Caballería Ligera Polaca de la División de CaballeriaCaballería de Lasalle, ese día de servicio junto al emperador. Eran 150 jinetes liderados por '''[[Jan Kozietulski]]''', que recibieron la orden de tomar a toda costa las posiciones fortificadas de artillería española. Napoleón dio la orden a pesar del distinto parecer de sus asesores, que juzgaban imposible tomar la posición con una carga directa. Los polacos, deseosos de demostrar su valía ante el emperador, se lanzaron a la carga a través del puente, y después por un camino ascendente de fuerte pendiente. A pesar de la pérdida de dos tercios de los jinetes, éstos consiguieron que los españoles perdieran su posición defensiva y les obligaron a retirarse del paso con ayuda de la División de Dragones de La Houssaye, que cargó en apoyo de los polacos. Napoleón constató una vez más que la fortuna siempre le acompañaba.
 
Se cuenta que fue tal la proeza que la caballería polaca llevó a cabo aquel día que el propio Emperador impuso al oficial al mando de la misma la [[Legión de Honor|Orden de la Legión de Honor]] en el mismo escenario del combate, e incluso hoy el lugar de la batalla es recordado con una placa conmemorativa colocada por la [[República de Polonia]] y por otra placa que recuerda a todos los caídos en esta batalla, españoles y polacos, en la ermita de la Soledad, que hoy se levanta en el lugar donde concluyó la batalla con la clamorosa victoria francesa.
 
Desde el punto de vista del análisis de la táctica militar, es difícilmente comprensible que el ejército español perdiera de esa forma una batalla en una posición tan ventajosa. La carga suicida de la caballeriacaballería polaca (posteriormente lanceros, pero entonces todavía armados con sables) contaba con pocas posibilidades, a poco que la posición se hubiera apoyado algo más decididamente con defensas pasivas, unidades de infantería de línea o unidades ligeras de caballería. Según testimonios de los jinetes, aun a pesar de que la carga alcanzó las piezas de la primera batería, los polacos dudaban de continuarla al comprobar el coste en vidas que habían tenido que pagar y lo terrible de la carnicería. No obstante, los supervivientes dijeron que la alocada huida de los españoles les animó a proseguir hasta que, sorprendidos, se vieron dueños de toda la posición artillera. Sin duda, el ejército español que fue desplegado en Somosierra no era el mismo de la jornada de Bailén, y se ha comprobado que en gran medida estaba compuesto de soldados sin la debida instrucción y de voluntarios. Igualmente, la moral de los españoles estaba bajo mínimos debido a la escasez de medios, las derrotas de fechas recientes, el aura de la presencia de Napoleón en persona y la desunión del mando propio. Muchos factores que influyeron en que una acción con tan pocas probabilidades acabara teniendo tan rotundo éxito. No obstante, ni siquiera estos factores eximen de responsabilidad a los mandos españoles, que con mayor previsión habrían podido evitar una acción que no volvió a intentarse en la historia militar hasta la [[Batalla de Balaclava]] en 1854, donde a pesar de lo épico de la carga de caballería británica, la lógica se impuso y esta no tuvo éxito.
 
Por la parte francesa, la medida puede considerarse igualmente precipitada pues lo más probable es que aumentando la presión sobre los flancos españoles, estos habrían terminado por ceder ante las más numerosas y más disciplinadas fuerzas francesas. Pero Napoleón era impaciente por naturaleza y ante todo no deseaba prolongar la batalla ni mucho menos permitir que la llegada de la noche permitiera a los españoles reforzar la posición.