Diferencia entre revisiones de «La campana de Huesca (José Casado del Alisal)»

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Tras la defunción de [[Alfonso I de Aragón]], que falleció en 1134 sin haber dejado descendencia, heredó el [[reino de Aragón]] su hermano [[Ramiro II de Aragón|Ramiro II]], [[obispo de Roda-Barbastro]], a pesar de que Alfonso I había legado su reino en su testamento a las órdenes militares del [[Orden del Temple|Temple]], del [[Orden de Malta|Hospital]] y del [[Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén|Santo Sepulcro]].{{Harvnp|Lapeña Paúl|2009|p=7}} Pero el testamento de Alfonso I fue ignorado,{{Harvnp|Ferrandis Poblaciones|2011|pp=19-20}} a pesar de las presiones del papa [[Inocencio II]], y las ciudades y los nobles aragoneses apoyaron la candidatura de Ramiro II al trono, mientras que los pamploneses y navarros optaron por secundar a [[García Ramírez de Pamplona]], que era biznieto del rey [[García Sánchez III de Pamplona]].{{Harvnp|Lapeña Paúl|2009|p=8}} Y en este contexto se desarrollaron los hechos históricos, ocurridos entre 1135 y 1136, que pudieron originar la leyenda de la campana de Huesca.{{Harvnp|Ferrandis Poblaciones|2011|pp=20-21}}
 
La ''[[Crónica de San Juan de la Peña]]'', escrita en el siglo XIV, afirma que, estando Ramiro II preocupado por la desobediencia de sus nobles envió un mensajero a su antiguo maestro, el abad del [[monasterio de San Ponce de Tomeras]], a fin de solicitar el consejo de su abad, y éste llevó al mensajero al huerto y cortó unas coles que sobresalían por encima de las demás y, a continuación, el abad ordenó al mensajero que repitiera al rey el gesto que había visto. También consta en dicha crónica que el rey convocó Cortes e hizo llamar a los principales nobles para que acudieran a [[Huesca]], con la excusa de hacer una campana que se oiría en todo el reino, y cuando llegaron, ordenó decapitar a los nobles más destacados,{{Harvnp|Ferrandis Poblaciones|2011|p=20}} sofocando con ello la revuelta.<ref group="lower-alpha">ElY el pasaje relatado en la ''Crónica de San Juan de la Peña'', versión en aragonésversión aragonesa, rezaafirma que:

{{Cita|Et aquesti don Remiro fue muyt buen rey et muyt francho a los fidalgos, de manera que muytos de los lugares del regno dio a nobles et cavalleros; et por esto no lo precioron res, et fazían guerras entre si mismos en el regno et matavan et robavan las gentes del regno, et por el rey que non querían cessar aquesto; et fue puesto en gran perplexidat cómo daría remedio a tanta perdición del su regno, et non osava aquesto revelar a ninguno. Et por dar remedio al su regno embió un mensagero al su monasterio de Sant Ponz de Tomeras con letras al su maestro, clamado Forçado, que era seydo porque yes costumbre et regla de monges negros que a todo novicio que era en la orden dan un monge de los ancianos por maestro, et según la persona de aquesti don Remiro que merecía dieronli el maestro muyt bueno et grant et savio, en las quales letras recontava el estamiento del su regno et mala vida que passava con los mayores del su regno, rogándole que le consellasse lo que faría; el maestro con grant plazer que havía, recebidas las letras, pensó que sería irregular si le consellava que fizies justicia, clamó el mensagero al huerto en el qual havía muytas coles et sacó un gavinet [sic] que tenía et, teniendo la letra en la mano et leyendo, talló todas las colles mayores que yeran en el huerto et fincoron las solas chicas, et dixole al mesagero: "Vete al mi sennor el rey et dile lo que has visto, que no te do otra respuesta". El qual mesagero con desplazer que respuesta non le havía dada, vinose al rey et recontole que respuesta ninguna non le havía querido fazer, de la qual cosa el rey fue muit despagado, pero quando contó la manera que havía visto, pensó en si mesmo quel huerto podía seer el su regno, las colles yeran las gentes del su regno, et dixo: "Por fer buenas colles, carne y a menester". Et luego de continent envió letras por el regno a nobles, cavalleros et lugares que fuessen a cortes a Huesca, metiendo fama que una campana quería fazer en Huesca que de todo su regno se oyesse, que maestros havía en Francia que la farían; et aquesto oyeron los nobles et cavalleros dixeron: "Vayamos a veer aquella locura que nuestro rey quiere fazer", como aquellos que lo preciavan poco. Et quando fueron en Huesca, fizo el rey parellar ciertos et secretos hombres en su cambra armados que fiziessen lo quél les mandaría. Et quando venían los richos hombres, mandavalos clamar uno a uno a consello et como entravan, assí los mandava descabeçar en su cambra; pero clamava aquellos que le yeran culpables, de guisa que XIII richos hombres et otros cavalleros escabeçó ante que comies, et avría todos los otros cavalleros assí mesmo descabezados sinon por qual manera que fue que lo sintieron que yeran de fuera et fuyeron; de los quales muertos ende havía los V que yeran del linage de Luna, Lop Ferrench, Rui Ximenez, Pero Martinez, Ferrando et Gomez de Luna, Ferriz de Liçana, Pero Vergua, Gil d'Atrosillo, Pero Cornel, García de Bidaure, García de Penya et Remón de Fozes, Pero de Luesia, Miguel Azlor et Sancho Fontova cavalleros. Et aquellos muertos, no podieron los otros haver que yeran foydos, sosegó su regno en paz.|Carmen Orcástegui Gros (ed. lit.), [http://ifc.dpz.es/recursos/publicaciones/10/06/7orcastegui.pdf ''Crónica de San Juan de la Peña'' (Versión aragonesa)], en ''Cuadernos de Historia Jerónimo Zurita, 51-52'', Zaragoza, Institución «Fernando el Católico», 1985, págspp. 468-469}}</ref>
 
Una vez ejecutados, las cabezas de los nobles fueron colocadas en forma de círculo y la cabeza del [[obispo de Huesca]], el más señalado de los rebeldes, fue colgada en el centro a modo de badajo de la campana. Posteriormente, el re dejó entrar a los otros nobles en dicha sala para que contemplaran la campana y escarmentaran. En el [[Museo Provincial de Huesca]], que antiguamente era el palacio de los Reyes de Aragón, hay una sala, conocida como ''Sala de la Campana'', en la que se afirma que sucedieron los hechos descritos en la leyenda. Por otra parte, diversos historiadores destacan que Ramiro II fue «un rey singular», ya que al contrario que la mayoría de los monarcas, abandonó el poder mientras vivía y, aunque conservó el título de rey hasta su muerte, se retiró al [[monasterio de San Pedro el Viejo]] de Huesca, y falleció en 1157 en dicha ciudad.{{Harvnp|Lapeña Paúl|2009|p=9}}