Diferencia entre revisiones de «Prometeo (Goethe)»

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Línea 6:
 
Cubre tu cielo, Zeus,
 
con un velo de nubes,
 
y, semejante al joven que descabeza abrojos,
 
huélgate con los robles y las alturas.
 
Déjame a mí esta tierra,
 
la cabaña que tú no has construido
 
y el calor del hogar que tanto envidias.
 
 
Nada conozco bajo el sol tan pobre
 
como vosotros, dioses.
 
Nutrís, mezquinos, vuestra majestad
 
con las ofrendas de los sacrificios
 
y con el vaho de las preces.
 
En la indigencia viviríais
 
de no existir los niños y esos necios
 
mendigos que no pierden la esperanza.
 
 
 
Cuando era niño y nada sabía,
 
levantaba mis ojos extraviados
 
al sol, como si arriba hubiese oídos
 
para escuchar mis quejas,
 
y un corazón, afín al mío,
 
que sintiera piedad de quien le implora.
 
 
¿Quién me ayudó en mi pugna
 
contra los insolentes Titanes?
 
¿Quién de la muerte me salvó,
 
y de la esclavitud?
 
¿No fuiste tú, tú solo,
 
sagrado y fervoroso corazón,
 
quien todo lo cumpliste?
 
Y, sin embargo, ardiendo
 
en tu bondad y juventud, iluso,
 
agradecías tu salud a aquel
 
que, allá arriba, dormita...
 
 
¿Honrarte yo? ¿Por qué?
 
¿Aliviaste tú alguna vez
 
los dolores del afligido?
 
¿Enjugaste las lágrimas del angustiado?
 
¿No me han forjado a mí como hombre
 
el tiempo omnipotente
 
y la eterna fortuna,
 
que son mis dueños y también los tuyos?
 
 
¿Acaso imaginaste
 
que iba yo a aborrecer mi vida
 
y a retirarme al yermo
 
porque no todos mis floridos
 
ensueños dieran fruto?
 
 
Aquí estoy, dando forma
 
a una raza según mi propia imagen,
 
a unos hombres que, iguales a mí, sufran
 
y se alegren, conozcan los placeres y el llanto,
 
y, sobre todo, a ti no se sometan,
como yo.
 
 
J. W. Goethe (1774). Trad. L. A. de Cuenca