Diferencia entre revisiones de «Amor a los enemigos»

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=== El amor a los enemigos en la moral cristiana ===
Álvarez Tabares consideró el texto de Mateo 5,43-48 sobre el amor a los enemigos como «la máxima ética de mayor exigencia para los cristianos venidos del judaísmo».{{harvnp|Álvarez Tabares|2010|p=145|texto= Álvarez Tabares (2010). El amor a los enemigos |sp=sí}}
Para [[Paul Ricoeur]], el amor a los enemigos desborda cualquier imperativo ético normativo y constituye un «mandato supra-ético».<ref>{{cita libro|autor=[[Paul Ricoeur|Ricoeur, Paul]] |título=Amor y justicia |año=1993 |ubicación=Madrid |editorial=Caparros Editores |página=30|url=https://books.google.com.ar/books?id=11HiODf-risC&pg=PA30&dq=Paul+Ricoeur+%22amar+a+los+enemigos%22+%22mandato+supra-%C3%A9tico+de+amar+a+los+enemigos%22&hl=es-419&sa=X&ved=0CBsQ6AEwAGoVChMIgeWxk_GNyAIVBoqQCh3DJAf-#v=onepage&q=Paul%20Ricoeur%20%22amar%20a%20los%20enemigos%22%20%22mandato%20supra-%C3%A9tico%20de%20amar%20a%20los%20enemigos%22&f=false}}</ref> ElComo explica el [[Catecismo de la Iglesia Católica]], el mandato de amar a los enemigos es incompatible con el odio al enemigo en cuanto persona, pero no con el odio al mal que hace en cuanto enemigo.<ref>{{cita libro |apellidos=Llaurens |nombre=José Manuel (y equipo) |título=Catecismo de la Iglesia católica, §1933 |año=1992 |editorial=Librería Juan Pablo II (derechos cedidos por la Librería Editrice Vaticana) |ubicación= Santo Domingo (República Dominicana) |páginas= 360-361 |url= http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/p3s1c2a3_sp.html}}</ref>
 
El mandato evangélico no implica no tener enemigos: el propio Jesús no se hizo ilusiones acerca de los fariseos o de Herodes.<ref name="Beauchamp" /> El amor no suprime la calidad de enemigos que puedan detentar los opresores, ni la radicalidad del combate contra ellos.<ref>{{cita libro|autor= [[Juan José Tamayo|Tamayo-Acosta, Juan José]] |título=La Teología de la liberación |año=1990 |editorial=Ediciones de Cultura Hispánica |página=172 |serie=Antología del pensamiento político, social y económico de América Latina, volumen 10 |isbn=978-84-723-2540-1 |url=https://books.google.com.ar/books?id=zPkQAQAAIAAJ&q=%22Amor+a+los+enemigos%22&dq=%22Amor+a+los+enemigos%22&hl=es-419&sa=X&ved=0CE4Q6AEwCTgUahUKEwiJ2KeMiIbIAhXMhJAKHR87D1Q}}</ref> El ejercicio del amor a los enemigos, a diferencia del amor de amistad, no proviene de la esfera del sentimiento: no se puede sentir afecto por obligación, y menos hacia alguien que resulta naturalmente odioso por no mostrar ningún costado de amabilidad perceptible a los sentidos.<ref name="Cabodevilla-Cristo vivo-656">{{Cita Harvard|Cabodevilla|2004|p=656.|texto= Cabodevilla (2004). ''Cristo vivo'' |sp=sí}}</ref> El amor a los enemigos que prescribe el mandato de Jesús atañe exclusivamente a la [[voluntad]], el único campo que permanece en la total responsabilidad y albedrío de cada ser humano.<ref name="Cabodevilla-Cristo vivo-656" /> [[Agustín de Hipona]] formula las razones para amar a todos, independientemente de la simpatía que se les tenga: