Diferencia entre revisiones de «Batalla de Somosierra»

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Desde el punto de vista del análisis de la táctica militar, es difícilmente comprensible que el ejército español perdiera de esa forma una batalla en una posición tan ventajosa. La carga suicida de la caballería polaca (posteriormente lanceros, pero entonces todavía armados con sables) contaba con pocas posibilidades, a poco que la posición se hubiera apoyado algo más decididamente con defensas pasivas, unidades de infantería de línea o unidades ligeras de caballería. Según testimonios de los jinetes, aun a pesar de que la carga alcanzó las piezas de la primera batería, los polacos dudaban de continuarla al comprobar el coste en vidas que habían tenido que pagar y lo terrible de la carnicería. No obstante, los supervivientes dijeron que la alocada huida de los españoles les animó a proseguir hasta que, sorprendidos, se vieron dueños de toda la posición artillera. Sin duda, las tropas españoles que fue desplegado en Somosierra no era el mismo de la jornada de Bailén, y se ha comprobado que en gran medida estaba compuesto de soldados sin la debida instrucción y de voluntarios: San Juan disponía de seis batallones de tropa regular, dos batallones de milicias y siete batallones de hombres de [[alistamiento]].<ref name=chandler/> Igualmente, la moral de los españoles estaba bajo mínimos debido a la escasez de medios, las derrotas de fechas recientes, el aura de la presencia de Napoleón en persona y la desunión del mando propio. Muchos factores que influyeron en que una acción con tan pocas probabilidades acabara teniendo tan rotundo éxito. No obstante, ni siquiera estos factores eximen de responsabilidad a los mandos españoles, que con mayor previsión habrían podido evitar una acción que no volvió a intentarse en la historia militar hasta la [[batalla de Balaclava]] en 1854, donde a pesar de lo épico de la carga de caballería británica, la lógica se impuso y esta no tuvo éxito.
[[File:01 campañasfrancesasenespana.svg|thumb|280px|Campañas francesas de la invasión de la península entre 1808 y 1812.]]
 
Por la parte francesa, la medida puede considerarse igualmente precipitada pues lo más probable es que aumentando la presión sobre los flancos españoles, estos habrían terminado por ceder ante las más numerosas y más disciplinadas fuerzas francesas. Pero Napoleón era impaciente por naturaleza y ante todo no deseaba prolongar la batalla ni mucho menos permitir que la llegada de la noche permitiera a los españoles reforzar la posición.