Diferencia entre revisiones de «Severiano Sainz de la Lastra»

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Se centró en la construcción de edificios de viviendas, siendo, durante varios años, uno de los arquitectos más prolíficos de Madrid. Aunque entre su clientela se encontraban políticos importantes ([[Alonso Martínez]]) y miembros de la nobleza (marqueses de la Laguna, de Larios, duque de Bailén), no construyó sus casas o palacios particulares sino sus edificios de renta. Por eso su arquitectura ejemplifica, por número y calidad, el tono burgués medio-alto de su época ecléctica-clasicista. También se encargó de la reforma de la tercera planta de un edificio en [[Calle Alcalá|Alcalá]] 36, sede del [[Depósito Hidrográfico]] en 1856, convirtiendo en terraza el anterior tejado.
 
Entre sus obras principales, además de las citadas, podemos señalar en 1868, el edificio en Alcalá, 57 y 59, y en 1869, el [[edificio para la Sociedad de Crédito Mobiliario]] en el paseo de Recoletos, 17 c/v Prim, 14.<ref>[http://www.rutaspangea.com/edificio-de-la-sociedad-de-credito-mobiliario/ Edificio de la Sociedad de Crédito Mobiliario]</ref> Hasta finales de la década siguiente no se conocen obras suyas, pero a partir de entonces produce un importante conjunto de edificios: en 1878, en Ronda de Recoletos c/v Argensola, en Orellana, 9 y Argensola, 19 todos ellos para el duque de Bailén, y en Cava Baja, 6 (la Posada de San Isidro); de 1880, en Villalar, 3 y 5, en Conde de Aranda, 3, en Orellana, 7, en Salud, 19; de 1881 en Serrano, 4 c/v Colmuela, 2, en Costanilla de Santa Teresa, 5; de 1882, en Montalbán, 7, 8, 9 y 10 (marqués de Larios); de 1883, en la plaza de la Independencia, 2 c/v Alcalá, en Juan de Mena, 23, Colmuela 9, Colmuela c/v Claudio Coello y, Luchana, 4 y Amparo,84 en Lavapiés.
 
Además de las obras citadas, todas ellas confirmadas en archivo, muchas otras se le han atribuido, probablemente con razón. Y es que su forma de hacer era compartida por gran número de arquitectos cuando se enfrentaban a este tipo de encargos. Constituyó una “moda de fondo” madrileña, perfectamente acomodada a ese estilo “Sáinz de la Lastra”, culto pero sin retórica, de repertorio, pero distinguido.