Diferencia entre revisiones de «Retribución (teología)»

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La retribución es tema fundamental de uno de los grandes libros filosóficos del [[Antiguo Testamento]], el ''[[Libro de Job]]'', y es incluso mucho más importante para el [[Nuevo Testamento]] en su conjunto: según el [[cristianismo]], tras la muerte aguarda un juicio divino en que corresponde la recompensa o el castigo por los actos realizados por el hombre en vida. La figura del juicio aparece también en el politeísmo egipcio antiguo (véase ''[[Libro de los muertos#Juicio|Libro de los muertos]]'') y en el [[paganismo]] grecorromano (tras la sentencia de los jueces [[Éaco]], [[Minos]] y [[Radamanto]], los buenos marchaban a los [[Campos Elíseos]] y los malos al [[Tártaro]]). En el [[hinduismo]] y el [[budismo]] se relaciona con los conceptos de [[karma]] y [[vipāka]] a través del ciclo de la [[reencarnación]].<ref>http://www.mercaba.org/DicTB/R/retribucion.htm</ref><ref>https://es.scribd.com/doc/138420656/La-doctrina-de-la-retribucion-en-el-libro-de-Job</ref> Para el [[nihilismo]], por el contrario, la retribución es algo que se debe dar el propio individuo.
 
En cuanto a su interpretación para el [[cristianismo]],<ref>''Vocabulario bíblico'': http://hjg.com.ar/vocbib/art/retribucion.html</ref> existe un debate que evidencia la dificultad de pensar la relación entre [[Dios]] y el [[hombre]], entre la [[libertad]] divina y la humana y el origen de la retribución: si nos apoyamos en pasajes particulares, ambas posiciones parecen sostenibles. Por ejemplo, se cita ''[[Proverbios]]'' XI, 3 ("Los hombres rectos son guiados por su integridad, y los pérfidos son destruidos por su propia malicia") en apoyo de la teoría acción-consecuencia. En cambio se cita ''Proverbios'' XVI, 1 ("Propio es del hombre hacer planes, pero la última palabra es de Dios") para avalar la tesis de la intervención de Dios insondablemente libre que escapa a toda previsión humana. El escéptico ''[[Eclesiastés]]'' se preguntaba: ¿de qué le sirve al hombre hacer el bien, si buenos y malos acaban en el mismo sitio? En el trasfondo de todo esto late la teología de la retribución y su problemática: si durante la vida obramos el bien, la misma vida nos recompensará con bienes y viceversa (''[[Proverbios]]'' y ''[[Eclesiástico]]'') pero no siempre ocurría así (''Job'' y ''Eclesiastés''). Dios no es hostil, ni tampoco imparcial: «Yo no me complazco en la muerte de nadie. Convertíos y viviréis» ''Ez'' XVIII, 32. El problema es conciliar la fe con la experiencia del sufrimiento.
 
En el caso del protagonista del ''[[Libro de Job]]'', Job es justo y también rico, pero ser “rico” era igual a ser “justo” y “pobre” era igual a ser “pecador” según la mentalidad del [[Antiguo Testamento]], para la cual la justicia se alcanzaba en este mundo: premio para los buenos y castigo para los malos en esta vida, ya que en este tiempo aun no existía la concepción de la vida después de la muerte;<ref>La doctrina tradicional sapiencial hebrea de la retribución terrena se fundaba en la antigua creencia de que tras la muerte no había nada que distinguiese a los buenos de los malos, a los justos de los impíos; reducidos al estado de sombras sepulcrales, unos y otros compartían la misma existencia eternamente triste y monótona. Puesto que era así, la recompensa al bueno y el castigo al malvado debían hacerse en vida. El paso de la retribución de este mundo a la retribución del más allá fue lento y finalmente en el siglo II a. C., con motivo de la [[Macabeos|crisis macabea]] (siglo II a.C.), de la persecución de [[Antíoco IV Epífanes]] y de la experiencia del martirio, se plantea de forma aguda el tema de la retribución individual y se proclamó la fe en la [[resurrección]] de los cuerpos, y con ella quedó ultimada la transición.</ref> poco a poco a Job se le va despojando de sus riquezas y sigue siendo justo y por ello él se enfrenta y reclama a Dios sus desgracias venideras. A pesar de que Job se queda sin nada él permanece siendo un hombre justo, es decir, un buen hombre, algo que no era explicable según la mentalidad de la época y de ahí deriva la modernidad de su propuesta entonces, aunque a la postre venga en esta obra un final acorde con la llamada [[justicia poética]] y Job reciba en recompensa a sus padecimientos (y en vida) el doble de los bienes que poseía antes de su desgracia.