Diferencia entre revisiones de «Usuario:Efegé/Guerra de las Cien Horas»

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Línea 181:
El retiro de las tropas fue lento y bajo la supervisión de observadores de la OEA, la que envió un elevado número de observadores de varios países en ambas capitales para que la entidad estuviera lo más ampliamente representada.(124TA) Las autoridades salvadoreñas, calificadas como el país agresor por el organismo internacional, iniciaron el retiro el 29 de julio y lo alargaron hasta el 2 de agosto,<ref name=bruno_uno/><ref name=diplomatic/> y demandaban la supervisión de la OEA para que verificara la seguridad de los salvadoreños residentes en áreas fronterizas.<ref name=overall_ocho>{{Cita Harvard |Overall|2006| loc=Epílogo (18 de julio)}}</ref>
 
Para el 31 de julio los ministros de Asuntos Exteriores de la OEA arpobaronaprobaron tres resoluciones definitivas que ponían fin al conflicto armado. Dichas disposiciones fueron tomadas como parciales por los salvadoreños. Se resumían así las disposiciones:
 
{{cita|La primera de estas resoluciones preconizaba la retirada inmediata de las tropas salvadoreñas de los territorios que ocupaban; la restitución de estos territorios a Honduras se haría por intermedio de una comisión de la OEA. La segunda establecía el acuerdo formal de cada uno de los dos países de garantizar la vida y los bienes de los ciudadanos del otro sobre su territorio —dicho acuerdo seria controlado por la OEA—. y la tercera resolución preveía que la OEA continuaría en reunión consultiva a nivel de embajadores hasta que las disposiciones contenidas en las dos primeras resoluciones fueran ejecutadas.<ref name=saez_tres>{{Cita Harvard |Alcántara Sáez|1980| pp=736-740|sp=sí}}</ref>}}
Línea 217:
 
== Después del conflicto ==
Para el 25 de julio el gobierno hondureño envió una nota al secretario general de la OEA, Galo Plaza Lazo, para que este pusiera en conocimiento de la CIDH las violaciones a los hondureños por parte del ejército invasor. Se alegaba el desplazamiento de 27000 personas, aparte de los bombardeos indiscriminados contra los poblados, asesinatos, incendios, saqueos, y otras agresiones contra los civiles y sus propiedades.<ref name=pp_veinte/> (130-136pp)<ref name=informe_cidh/>Para corroborar los hechos, negados por los salvadoreños en una carta del subsecretario de Relaciones Exteriores Guillermo Paz Larín en la que reafirmaba la legítima defensa,<ref name=informe_cidh/> una sub comisión se desplazó a Honduras para recabar los testimonios de perjudicados.
 
En todo caso, ante la OEA el estado hondureño se encontraba en una posición más ventajosa desde el punto de vista legal al mostrarse como la nación agredida. Aparte que se justificaban con la situación irregular de la mayoría de salvadoreños que residían sin estatus legal. En contraste la diplomacia salvadoreña, con Alfredo Martínez Moreno a la cabeza, se empeñaron en denunciar la hostilidad gubernamental hacia los salvadoreños del gobierno hondureño que todavía estaban en este país, mientras que en El Salvador, los hondureños no sufrían persecución alguna.(129-130TA)
Línea 223:
En suma, las posiciones encontradas se resumían en la exigencia de retirada de las tropas salvadoreñas del territorio por parte de Honduras, y la exigencia de garantías de seguridad de los residentes salvadoreños en el vecino país por parte de El Salvador.<ref>{{Cita Harvard |Alcántara Sáez|1980| pp=736|sp=sí}}</ref>
 
Se considera que la OEA entró en acción demasiado tarde. Para el caso, fue hasta el 23 de julio que se presentó un informe preliminar de la subcomisión de DDHH acerca del conflicto.<ref name=arieh_cuatro/>El 7 de agosto la CIDH dio a conocer la resolución que contenía las siguientes recomendaciones: cese de propaganda que indujera a actos de persecución, investigación de actos de violencia por parte de las autoridades a los extranjeros residentes de ambos países, reparación de las violaciones a los Derechos Humanos comprobadas.<ref name=informe_cidh/>

Pese a todo los observadores militares de la OEA cumplieron su función debidamente.<ref name=saez_tres/>En cuanto a los Estados Unidos, el investigador Alcántara Sáez fue de la opinión que la potencia prefirió mantenerse alejada del conflicto para limpiar su imagen de intervencionista -que rondó la indiferencia-<ref name=diplomatic/> aunque asumió un papel en contra de fuertes sanciones contra El Salvador que podrían «agravar la situación económica salvadoreña, y por otro, deteriorar el estado de ánimo de la población, cuya posición en contra de la OEA se había hecho manifiesta y en cuyo seno comenzaban los movimientos de izquierda a cuestionar el alcance del reciente conflicto». <ref name=saez_tres/>