Diferencia entre revisiones de «Enrique Gil y Carrasco»

Contenido eliminado Contenido añadido
Sin resumen de edición
Hodolog (discusión · contribs.)
Línea 37:
Gil y Carrasco se inspiró para escribirla en las historias de [[Juan de Mariana]] y [[Jerónimo Zurita]], en la ''Crónica anónima de Fernando IV'', la ''Historia genealógica de la casa de los Lara'', de Salazar y Castro, y las ''Disertaciones históricas de la Orden de los Templarios'' de [[Pedro Rodríguez de Campomanes|Campomanes]]. Sus modelos literarios son: ''Bride of Lammermoor'' de [[Walter Scott]]; ''I promessi sposi'', de [[Alessandro Manzoni]], por su fondo moral y religioso, y ''El templario y la villana'' de [[Juan Cortada]], con la que coincide en varios aspectos generales.
 
El fondo histórico de la novela está constituido, por las luchas políticas y militares que envolvieron la desaparición de los templarios durante el reinado de [[Fernando IV de Castilla|Fernando IV]]. El tema interesarinteresa a Gil y Carrasco por varios motivos: el amor a su tierra delde [[El Bierzo]], de la que era verdadero apasionado; el innegable romanticismo del asunto, pues se trataba de una ordenhistoria avinculada a las [[Cruzadas]] tiicuya grandeza terminó en dolor; la analogía con la [[Desamortización]] de [[Juan Álvarez Mendizábal]], hecho aún vivo en ala conciencia española cuando escribía el autor.
 
El argumento interrumpido acá y allá por referencias a la historia de los [[templarios]], se funda en los infaustos amores de Beatriz y Álvaro. Destinados el uno para el otro, la ambición de Alonso Osorio, padre de Beatriz, frustra su destino, en conjunción con una nube de circunstancias desfavorables que entregan a la infortunada muchacha en brazos del [[Conde de Lemos]]. En el colmo de la desesperación, Álvaro se hace templario, mientras una lenta cuanto insidiosa enfermedad se apodera de Beatriz. Muerto el [[Conde de Lemos]] en lucha con Álvaro, la viuda se llena de desesperación ante los votos religiosos de su enamorado. Dispensado éste por el Papa, y cuando la felicidad estaba al alcance de ambos, muere Beatriz en plena juventud, y Álvaro recibe el hábito de San Bernardo acompañándola al sepulcro poco después. Como en tantas otras historias románticas, se destaca en ésta la frustración de la juventud y del amor por obra del esquema social: la autoridad paterna unas veces, los intereses políticos o religiosos otras. Gil y Carrasco insiste en la infelicidad individual que de ello se deriva, mostrando para ejemplo el castigo consecuente de quien no respeta los derechos del individuo. La extinción de la casa Osorio es, en la novela, un caso típico, que se comenta así:
 
:''Quedó un vivo cuanto doloroso ejemplo de la vanidad, de la ambición y de los peligros que suelen acompañar a la infracción de las leyes más dulces de la naturaleza''.
 
Pero, fuera de esta lección moral común a los románticos, hay algo que comunica encanto singular y perennidad a esta producción artística. En primer lugar, el acentuado sentido de la melancolía y tristeza del destino humano: la felicidad pasa, quedan las ruinas, y nada puede torcer el hado implacable del tiempo. Morirá Beatriz, víctima de su propia tristeza, tras una enfermedad magistralmente descrita, que parece la misma del autor. Y todostodas las demás personas se verán inmersas en un sentimiento nihilista, viniendo a ser sombras que brillan un momento al sol de la tarde.
 
Se destaca, por otro lado, la importancia de la naturaleza, cuya descripción no tiene paralelo en la época: se trata de una naturaleza concreta, bien conocida por Gil y Carrasco, con la que, sin duda, compartió las penas de la infancia y la enfermedad: la del Bierzo, sus montañas, pueblecitos y castillos, atardeceres y mañanas, así como la cambiante vista de las estaciones, todo ha sido evocado con maestría. Hay que señalar, por fin, el ritmo lento: es una novela estática, en que la acción, mínima y simple, cede el lugar al análisis los sentimientos. Los momentos últimos de Beatriz son magníficos logros en esta dirección: emana honda emoción del intento del .escritor por prolongar unos minutos una vida truncada, que no ha mecido la felicidad sino para morir.
 
=== Ediciones ===