Ñamandú (el primero; el origen y principio) Dios del Sol de la mitología guaraní. Definido como invisible, eterno, omnipresente y omnipotente, reside en la Morada Eterna (Yvága) donde se encuentran los seres vivos originales. Su antagonista era Aña (“El Mal”).

Los mitos orales de los Mbyá guaraníes del Guairá fueron compilados en el ensayo Ayvu Rapita por el científico paraguayo León Cadogan.

Otros nombres editar

Además de Ñamandú o Ñanderuvusú también es conocido como Ñanderurusú, Ñanderuguasu ("Nuestro Padre Grande") o Ñanderu pa-patenonde ("Nuestro Gran Padre último-primero").

Teogonía editar

Ñamandú se crea a sí mismo siguiendo el proceso de un vegetal. Primero se afirma sobre sus raíces (“las divinas plantas de sus pies”), extiende sus ramas (“brazos con manos florecidas), construye su copa (“diadema de flores y plumas”) y se yergue como un árbol. Entonces su corazón empieza a resplandecer.[1]

Cosmogonía editar

Tras eliminar la tinieblas primigenias con el resplandor de su corazón, Ñamandú concibe la palabra creadora (Ayvú) que posteriormente será legada al ser humano para que desarrollen el lenguaje. Seguidamente crea a los otros dioses principales Ñanderu py'a guasu ("Nuestro Padre de Corazón Grande", padre de las palabras), Karaí (dueño de la llama y del fuego solar), Yakairá (o Yaraira, dueño de la bruma, de la neblina y del humo de la pipa que inspira a los chamanes) y Tupã (dueño de las aguas, de las lluvias y del trueno) y sus compañeras.

Juntos crearon la Tierra (Yvy Tenonde), el mar, el día y la noche, los primeros animales y las primeras plantas. Finalmente crea al hombre.

Descendencia editar

Crea a Ñandesy (“nuestra madre”) en una vasija de barro, pero al enterarse de que la diosa ha engendrado un hijo suyo y otro de Ñanderu Mbaekuá (su cocreador), se marcha de la morada. Ñandesy muere en su persecución, pero engendra a dos hijos que son cuidados por los yaguaretés. Los mellizos se llamaran Ñanderyke'y (hermano mayor), hijo de Ñamandú; y Tyvra'i (hermano menor), hijo de Ñanderu Mba'ekuá. Tras largas aventuras logran reunirse con Ñamandú en la morada eterna. Allí también encuentran a su madre, Ñandesy, que había sido revivida por su esposo. El hermano mayor toma el control del sol (Kuarahy) y el menor de la luna (Jasy).

Referencias editar

  1. Pierre Clastres. "La Palabra Luminosa" -Mitos y cantos sagrados de los guaraníes- Ediciones del Sol. 1993. Buenos Aires. Argentina