Lubricación vaginal

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La lubricación vaginal se produce por la secreción del flujo vaginal, un líquido viscoso secretado por el cuello de la matriz y las paredes de la vagina con diversos fines. La lubricación de los labios, en cambio, se debe a las glándulas de Bartolino.

La lubricación vaginal tiene varias finalidades. Una de ellas es la de ejercer como antibiótico natural manteniendo la vagina a salvo de infecciones. El flujo vaginal además es un lubricante que favorece la función del clítoris.

Los cambios de color en el flujo vaginal pueden además considerarse una especie de alerta médica natural. El cambio de tonalidad en la mucosidad nos advierte de infecciones, estrés, lesiones postcoitales, periodo de ovulación, embarazos, abortos, etc.[1]

Historia editar

La lubricación vaginal fue descrita por primera vez por De Graaf. Giacomo Casanova, en sus "Memorias y autobiografía" también destaca la importancia de la lubricación vaginal durante la relación sexual. Dos siglos después de las experiencias comentadas por Casanova fue estudiado científicamente el papel de la lubricación y sus efectos.

El flujo vaginal editar

 
(Izq.) Vulva en estado de reposo no lubricada y cerrada. (Der.) Vulva en estado de excitación sexual, se pueden apreciar los labios mayores y menores inflamados por la excitación y mojados de flujo lubricante.
 
Flujo vaginal.

Este fluido es el que lubrica a la vagina y se produce tanto en la preparación del órgano para el acto sexual, como en las fases inicial y final de la menstruación, durante la ovulación y entre otros muchos casos. Tiene un olor característico que se intensifica si existen infecciones en el órgano.

Lubricación escasa editar

Una lubricación escasa puede ser causa de infecciones en la vagina además de disminuir el apetito sexual en la mujer. Este tipo de síntomas pueden aparecer, por ejemplo, durante la menopausia o después del embarazo.

La escasa lubricación puede ser una traba para la realización del coito, siendo dolorosa casi siempre. Una lubricación excesiva puede disminuir la sensibilidad durante el acto, tanto en el hombre como en la mujer. Este problema se puede paliar, debiendo conocer, que en algunos casos esa escasez puede producirse por varios motivos biológicos perfectamente normales, que no deben considerarse patologías, tales como los anteriormente nombrados (menopausia, postparto, etc.). Si la ausencia o escasez de flujo se da durante el acto sexual pueden considerarse también la posibilidad de una falta de motivación, posiblemente subsanable participando en preámbulos o juegos sexuales o haciendo realidad alguna fantasía sexual. Esta sequedad vaginal es una de las causas principales de la dispareunia, dolor durante la relación sexual. Puede estar originada por múltiples causas, principalmente orgánicas o psíquicas.

Causas orgánicas editar

La falta de estrógenos en el organismo es la causa que suele darse con más frecuencia para que exista sequedad. Típico de las mujeres con menopausia o cerca de pasar a esta fase y también en las que tienen un ciclo menstrual alterado, estas últimas suelen solucionar más fácilmente su problema debido a que responden mejor al tratamiento adecuado mezcla de estrógenos.

Algunos anticonceptivos también son responsables de la sequedad, según sus efectos secundarios, por ejemplo los que tienen entre sus componentes excesos androgénicos y son bajos en estrógenos a la vez. Algunos medicamentos además de equilibrar desajustes corporales también son capaces de bajar la producción de lubricación vaginal.

Otras causas a las que se les da menos importancia, pero que pueden motivar una disminución de la lubricación son: el período posparto, el período de lactancia, la diabetes, una intervención quirúrgica o una infección vaginal.

Causas psíquicas editar

Las causas psíquicas suelen afectar sobre todo al ámbito sexual. Es importante saber que las mujeres a las que no les resulte agradable el sexo o la pareja (porque no esté totalmente satisfecha, no exista la preparación adecuada, etc.), serán las más propensas a tener sequedad vaginal, algunas veces el lugar de encuentro para realizar el acto sexual también influye.

Otra causa puede ser la frecuencia con que se mantienen relaciones sexuales, las mujeres con relaciones esporádicas son más propensas tener sequedad que las que mantienen una vida sexual activa, independientemente de la edad u otro factor.

Véase también editar

Referencias editar

Enlaces externos editar