Guerra grancolombo-peruana
La guerra grancolombo-peruana, conocida en el Perú como la guerra contra la Gran Colombia,[13] fue un conflicto bélico entre la Gran Colombia (hoy los actuales países de Colombia, Ecuador, Panamá y Venezuela), representada por Simón Bolívar y el Perú, representado por José de La Mar. El origen del conflicto se encuentra en una disputa territorial que surgió al consolidarse las respectivas independencias de ambos países: la Gran Colombia reclamaba los territorios de Jaén y Maynas según la Ley de División Territorial de la República de Colombia, los cuales el Perú consideraba como suyos siguiendo la Real Cédula de 1802 y la libre determinación de los pueblos; el Perú a su vez reclamaba el territorio de Guayaquil desde las guerras de independencia hispanoamericanas, por haber formado parte del Virreinato del Perú.
La guerra se dividió en dos campañas: la naval y la terrestre. La naval resultó favorable al Perú, que bloqueó la costa del Pacífico de la Gran Colombia y ocupó Guayaquil, mientras que la terrestre resultó favorable a la Gran Colombia, en la cual el encuentro más relevante fue la batalla de Tarqui. La guerra culminó con la firma del Tratado Larrea-Gual o Tratado de Guayaquil, por el cual ambos países acordaron solucionar el conflicto limítrofe diplomáticamente; sin embargo, tras la disolución de la Gran Colombia, el Perú desconocería el Tratado, derivando en el conflicto limítrofe entre el Perú y Colombia y el conflicto limítrofe entre el Perú y Ecuador.
AntecedentesEditar
Después de que el Libertador Simón Bolívar abandonara el Perú en 1826, se alzó en aquel país un sentimiento nacionalista, contrario al Libertador y a la Gran Colombia. Dentro de las principales causas se resaltan las siguientes:
- La larga presencia de Bolívar en el Perú.
- La prepotencia de sus lugartenientes.
- El alto costo del mantenimiento privilegiado de sus tropas.
- La criticada Constitución Vitalicia de 1826.[14]
Existían también desacuerdos respecto a las cuestiones fronterizas entre los dos países. La Gran Colombia reclamaba los territorios de Tumbes, Jaén (actualmente en Cajamarca) y Maynas (entendiéndose por Maynas el territorio conformado por los actuales departamentos peruanos de Loreto y Amazonas), todos ellos pertenecientes al Perú de acuerdo al principio de la libre determinación de los pueblos y al uti possidetis de 1810, fórmula jurídica que implicaba tomar como punto de partida el territorio tradicionalmente ocupado por cada país al año 1810 (en el caso específico de Maynas). Este hecho fue reconocido por el Secretario de Relaciones Exteriores de Colombia, Estanislao Vergara, en una carta que enviara a Rufino Cuervo, Encargado de Negocios de Nueva Granada en Ecuador:[15][16]
[...] se lo disputamos a los peruanos en tiempo de Colombia, prevaliéndonos de su ignorancia de lo que había pasado desde el año 1802 en adelante; mas no porque directamente se tuviera algún derecho a ese territorio [...] perteneció al Virreinato de Nueva Granada hasta el año de 1802; pero entonces, por Cédula de 15 de julio, se segregó de él y se agregó al del Perú [...]. Así es que si el gobierno del Ecuador quiere llevar la gestión adelante por el Uti Possidetis de los virreinatos, su causa es perdida.
Había además otros asuntos entre ambos países, no menos importantes. La Gran Colombia reclamaba al Perú al pago la deuda de la campaña emancipadora, ya que la intervención del Ejército grancolombiano para liquidar la guerra independentista en suelo peruano fue pactado a cambio de un sustancioso pago que se comprometió a saldar el gobierno del Perú. Otro asunto muy espinoso era el de los "reemplazos", es decir, la compensación que debía hacer el Perú a las tropas grancolombianas por las bajas sufridas por estas durante la guerra independentista peruana, lo que implicaba desarraigar a ciudadanos peruanos y expatriarlos a la Gran Colombia, exigencia desorbitada e inhumana, habida cuenta de que ya había finalizado dicha guerra.[17]
Las tensiones entre el Perú y la Gran Colombia se vieron alimentadas por la prensa de Lima y Bogotá, que, haciendo uso de un lenguaje agresivo, estimularon la discordia entre ambos países. Se llegó a la expulsión del cónsul grancolombiano Cristóbal Armero, acusado por el Perú de intervenir en asuntos políticos internos, y se organizaron actos indignantes contra Bolívar y Antonio José de Sucre.[18] Este hecho, sumado a la acción de Agustín Gamarra que precipitó la salida de Sucre y los grancolombianos de Bolivia, trajo la ira de Bolívar, quien era consciente de las distintas maniobras que tenían como propósito desestabilizar su autoridad. Todo esto condujo a que, en Bogotá, el gobierno grancolombiano no quisiera recibir al diplomático peruano José Villa,[14] a quien se le extendieron sus pasaportes y se le envió de vuelta al Perú.[19]
El 3 de marzo de 1828, mientras continuaba el minucioso y apasionado cambio de misivas, vino una verdadera amenaza del canciller grancolombiano Estanislao Vergara, cuando expresó que su país se consideraría hostilizado y en estado de acudir a la suerte de las armas si dentro de seis meses el gobierno peruano no entregaba Jaén y la parte de Maynas que ocupaba, si no pagaba 3 595 747 pesos como deuda por la guerra de emancipación, si no reducía el número de las tropas en la frontera, si no volvía a recibir al consúl grancolombiano Armero y si no declaraba que estaba listo a enviar los reemplazos de los grancolombianos muertos en el Perú durante la guerra de emancipación. El diplomático peruano Villa publicó una memoria para defender a su gobierno y el canciller grancolombiano lo refutó con una contra-memoria.[20]
El 17 de mayo, el Congreso de la República del Perú autorizó al presidente José de La Mar a tomar las medidas militares del caso.[21]
InicioEditar
El 20 de mayo de 1828, el Perú le declaró la guerra a la Gran Colombia, que fue respondida por ese gobierno el 15 de julio del mismo año.[22]
El presidente La Mar movilizó el ejército y marina peruanas contra la Gran Colombia. La marina peruana bloqueó la costa pacífica grancolombiana y asedió el puerto de Guayaquil;[23] por su parte el Ejército peruano ocupó la provincia de Loja, departamento del Azuay, en el sur grancolombiano (actual Ecuador).[24] Otra división del Ejército peruano a órdenes del mariscal Agustín Gamarra (proveniente del sur del Perú) marchó al teatro de operaciones con el propósito de auxiliar a La Mar. Las fuerzas peruanas sumaban en total 4500 soldados.
De otro lado, Bolívar no pudo ir en persona al teatro de operaciones debido a la rebelión de los generales José María Obando y José Hilario López, por lo que ordenó al mariscal Antonio José de Sucre que organizara la defensa del Sur de Colombia. Sucre, que hacía poco había sido presidente de Bolivia, organizó un ejército con veteranos de la Independencia, entre los que se contaba el general Juan José Flores (futuro presidente del Ecuador). Las fuerzas grancolombianas sumaban en total 4600 efectivos.
Editar
La escuadra peruana al mando del vicealmirante Martín Guise inició la campaña marítima dominando el mar, su flota compuesta por dos fragatas, una corbeta, un bergantín y dos goletas a las que se sumaban además ocho lanchas cañoneras resultó victoriosa en el combate de Malpelo el 31 de agosto y el Combate de Cruces el 22 de noviembre del mismo año para luego atacar el puerto artillado de Guayaquil, defendido por dos goletas, varias lanchas cañoneras y las baterías de tierra, el ingreso al puerto había sido cerrado por una línea de cadenas.
El 22 de noviembre ocurrió el combate naval de Cruces, la flota peruana cañoneó las defensas grancolombianas, silenciando las baterías y destrozando las lanchas. Finalizado el combate a las 9 de la noche, Guise ordenó el retiro de la flota peruana a su fondeadero en Cruces pues la rendición de Guayaquil era solo cuestión de tiempo. Pero por desgracia para los peruanos la fragata Presidente donde se encontraba Guisse encalló en uno de los bajos de la ría, permaneciendo en esa situación durante diez horas esperando que la corriente la pusiera a flote, sin embargo este lapso de tiempo no fue desaprovechado por los defensores de tierra que montaron un cañón en el puerto y dispararon contra la fragata que, por su posición, no podía contestar el fuego, cuando la corriente subió y la nave peruana se retiraba a su fondeadero uno de los últimos disparos hirió mortalmente a Guisse, su muerte fue muy sentida en la flota peruana ante esta inesperada situación asumió temporalmente el mando de la escuadra, el segundo jefe José Boterín, quien llevó adelante el ataque y apagó completamente los fuegos de tierra.
Una vez eliminadas las defensas costeras de Guayaquil el bloqueo continuó, la guarnición grancolombiana se retiró a unirse con el Ejército de Sucre y se iniciaron negociaciones para la capitulación de la plaza la misma que se firmó a bordo de la goleta Arequipeña el 19 de enero de 1829.
Las tropas peruanas ocuparon Guayaquil el 1 de febrero de 1829 al mando del capitán Casimiro Negrón.
En los días siguientes el nuevo jefe la escuadra peruana Hipólito Bouchard despachó a Panamá dos barcos, la goleta Arequipeña y el bergantín Congreso al mando del teniente primero José Boterín con la finalidad de capturar a la goleta de guerra grancolombiana Tipuani, en el viaje fue apresada la goleta Francisca el 7 de abril de 1829, los buques peruanos arribaron a Panamá, donde sin encontrar resistencia capturaron a la goleta Jhon Cato que arribó presa al Callao el 7 de julio del mismo año la Tipuani sin embargo no fue encontrada. El 18 de mayo, durante un accidente, se incendió la fragata Presidente, que fue la única perdida material de la escuadra peruana durante la guerra.
Campaña terrestreEditar
El avance peruanoEditar
La Mar avanzó sobre territorio grancolombiano en noviembre de 1828. Estando todavía en Tambo Grande, ordenó al coronel Pedro Raulet que avanzara sobre territorio enemigo, al frente de dos compañías de infantería y un escuadrón de caballería. Raulet ocupó el pueblo de Saraguro y con refuerzos que trajo el coronel Juan Francisco de Vidal, avanzó más al norte, hasta Oña.[25] En todos esos lugares, los peruanos fueron recibidos con muestras de júbilo por parte de los lugareños. Era evidente que La Mar contaba con partidarios en esa región.[24]
A fines de diciembre de 1828, La Mar trasladó su cuartel a Loja, donde se le unieron las fuerzas traídas por el general Gamarra. El objetivo fundamental de La Mar era la ocupación de Cuenca, que era su lugar de nacimiento, con lo que al parecer se proponía acabar con el cuestionamiento a su nacionalidad (sus enemigos políticos en el Perú lo consideraban “extranjero”). El 13 de enero de 1829 volvió a destacar al coronel Raulet con una avanzada hacia el norte.[26]
Negociaciones de pazEditar
Al momento de producirse la invasión peruana del sur de la Gran Colombia, Sucre se hallaba en Nabón. El mariscal, cumpliendo las instrucciones de Bolívar, invitó a La Mar a negociar la paz. El presidente peruano aceptó la propuesta, mediante nota enviada el 6 de febrero de 1829. Las bases para la negociación, redactadas por el general Daniel Florencio O'Leary, fueron consideradas inaceptables por La Mar, quien propuso condiciones, como por ejemplo, la repatriación de los soldados peruanos que habían sido enrolados en el Ejército grancolombiano tras la batalla de Ayacucho, y que el departamento de Guayaquil quedara en el estado que se hallaba antes de ser anexado a la Gran Colombia, es decir, en el contexto de poder decidir libremente su destino. Sucre rechazó de plano estas propuestas, fracasando así las negociaciones. Sin embargo, los grancolombianos lograron su verdadero propósito, que era ganar tiempo.[27]
Sorpresa de SaraguroEditar
El 7 de febrero de 1829, el coronel Raulet atacó sorpresivamente a Cuenca, derrotando a la guarnición de 400 hombres que la defendía. El día 10 de febrero, Raulet ocupó la ciudad, pero luego se retiró para unirse nuevamente al resto del ejército.[28]
La Mar, al frente del grueso de su ejército, inició un movimiento en gran escala sobre Cuenca, pero cometió el error de dejar en Saraguro el parque de artillería, es decir, el material bélico y los abastecimientos, bajo el cuidado de una reducida retaguardia. Sucre, actuando con su característica habilidad, en la madrugada del 13 de febrero de 1829 sorprendió a los pocos soldados peruanos que vigilaban Saraguro, apoderándose del parque bélico. El pueblo de Saraguro fue incendiado por su lugarteniente Luis Urdaneta, como represalia por haber mostrado simpatías hacia los peruanos.[29]
Batalla del Portete de TarquiEditar
Tras la sorpresa de Saraguro, Sucre, al frente de sus tropas, en el lugar denominado Portete de Tarqui, cerca de Cuenca, el 27 de febrero de 1829, batió por completo a una división de vanguardia del Ejército peruano[nota 3] al mando del general José María Plaza, que estaba aislada del grueso del Ejército peruano y cuya infantería no poseía más municiones que las que cada soldado llevaba consigo.
Cuando llegó el primer grupo de las demás divisiones peruanas a las 7 de la mañana del día siguiente, las posiciones del general Plaza estaban virtualmente capturadas y él y sus dos ayudantes habían sido hechos prisioneros. El resto de tropas llegó demasiado tarde y no pudo desplegarse por hallarse en un desfiladero. Los dispersos de Plaza y las dificultades del terreno hicieron que la columna de Cazadores, al mando del teniente coronel Felipe Santiago Salaverry, quedara envuelta en fuego grancolombiano, por lo que tuvo que retirase, causando gran apretura y confusión en el Ejército peruano.
El tiroteo continuó mientras el grueso del Ejército peruano se fue reorganizando. Una carga de los Húsares de Junín al mando del general Mariano Necochea ahuyentó a los grancolombianos que venían a perseguir a los peruanos con dos compañías de cazadores y el escuadrón Cedeño, al mando del coronel José María Camacaro.
El coronel grancolombiano Camacaro mandó decir al coronel peruano Domingo Nieto, comandante del primer escuadrón de Húsares, que ahorrase la sangre de su regimientos y que ambos pelearan con sus lanzas. Nieto, montado en un caballo negro, mató a Camacaro. Al retirarse Nieto con sus Húsares, se encontró que el Ejército de Sucre ocupaba la ladera por donde debía pasar. Sucre dio orden de no disparar. Nieto, que marchaba a la cabeza de los Húsares, se quitó el sombrero, saludándole.[31]
La batalla de Tarqui ha adquirido en Ecuador el carácter de epopeya nacional y se ha consagrado el 27 de febrero como el Día del Ejército ecuatoriano. Por su parte, los peruanos recuerdan el valor desplegado por sus soldados en Tarqui, que en número reducido (en una proporción de 1 a 4) resistieron vigorosamente el ataque masivo de todo el Ejército grancolombiano hasta sucumbir.
Razones del revés de la división Plaza en el Portete de TarquiEditar
Pese a las victorias navales conseguidas, la campaña militar peruana por tierra tuvo reveses, debido a errores de estrategia cometidos por sus mandos. La historiografía peruana atribuye estos a las siguientes razones:
- Las tropas del general La Mar, cuando se encontraron en el territorio del actual Ecuador, se dispersaron en diversas poblaciones.
- La demora de Gamarra de llegar al teatro de operaciones para prestar el apoyo respectivo. Gamarra, al mando del Ejército del Sur que poco antes había librado una victoriosa campaña en Bolivia, salió de Puno en septiembre de 1828, y llegó a Loja en enero de 1829. Para algunos analistas, detrás de los reveses peruanos estuvo la mano oculta y traicionera de Gamarra, quien buscaba, no la derrota de los grancolombianos, sino la caída de La Mar, para reemplazarlo en el poder, colocando sus intereses personales por encima de los de su patria. Gamarra contaba con dos aliados: el general Antonio Gutiérrez de la Fuente, que estaba en Arequipa con un ejército y con orden de marchar a la frontera grancolombiana, pero que jamás llegó al teatro de operaciones; y el general Andrés de Santa Cruz, que se hallaba entonces como Embajador en Chile y poco después pasó a ocupar la Presidencia en Bolivia.[nota 4]
- La excesiva confianza de los oficiales peruanos en derrotar a las tropas de la Gran Colombia, dejándose entusiasmar por los iniciales triunfos, lo que explica que el mariscal Sucre lograra sorprender por retaguardia al Ejército peruano en Saraguro y derrotara a su vanguardia en el Portete de Tarqui.
Convenio de GirónEditar
Como consecuencia de la batalla del Portete de Tarqui, el 27 de febrero de 1829 en el campo de Girón, se celebró el Convenio de Girón, por el cual se acordó la desocupación del territorio de la Gran Colombia por las fuerzas peruanas, firmado por los generales Flores y O' Leary, por parte de la Gran Colombia y Gamarra y Orbegoso, por parte del Perú. El general La Mar ratificó el Convenio, pero no desocupó Guayaquil.
Sucre ordenó la construcción de una columna conmemorativa en el sitio donde ocurrió la batalla, con la siguiente inscripción:
"El Ejército peruano de ocho mil soldados que invadió la tierra de sus libertadores fue vencido por cuatro mil bravos de Colombia el veintisiete de febrero de mil ochocientos veintinueve".
Este hecho provocó la protesta de La Mar, quien envió a Sucre una carta firmada en Gonzanamá el 17 de mayo de 1829. En dicha carta, La Mar defendió la contribución peruana en las batallas de Junín y Ayacucho y sostuvo que solo había sido destruida en Tarqui la vanguardia compuesta de cerca de mil hombres, después de haber resistido vigorosamente a todo el Ejército grancolombiano; y agregó que en vano fue esperado el ataque de este en el llano más inmediato después de haber sido rechazada por los Húsares de Junín la carga del escuadrón Cedeño. Enfatizó que todo el Ejército peruano no había reunido más de cuatro mil quinientos hombres y que al mencionar su número elevándolo a ocho mil, Sucre había cometido una equivocación voluntaria. Por todo ello declaró suspendido el Convenio de Girón: «mientras [...] se dan satisfacciones capaces de indemnizar las injurias recibidas, y se destruyan los depresivos documentos, cuya existencia alejaría hasta la esperanza de la reconciliación».
Las tropas de Guayaquil, al mando del coronel José Prieto, oriundo de ese puerto, y la escuadra se negaron a cumplirlo el 11 de marzo y el gobierno de Lima lo desconoció el 2 de abril. El general Necochea tomó el mando de Guayaquil a fines de ese mes.[34][35]
La derrota en el Portete de Tarqui y la firma del Convenio de Girón trajeron la mayor impopularidad para la guerra con la Gran Colombia y para el gobierno de La Mar.[36]
Fin de la guerraEditar
Golpe de Estado contra La MarEditar
El caos generado debilitó el ya frágil gobierno de La Mar y creó las condiciones para que Gamarra y La Fuente le dieran un golpe de Estado.[37] La Mar, dispuesto a continuar la guerra, se retiró con sus fuerzas a Piura para reorganizar su ejército, pero fue entonces cuando un grupo de oficiales peruanos lo apresaron en Piura, en la noche del 7 de junio de 1829 y le entregaron una carta de Gamarra, mediante la cual éste le pedía su renuncia a la presidencia. La Mar se negó a hacerlo, y de inmediato fue trasladado al puerto de Paita, donde en la madrugada del 9 de junio lo embarcaron junto con el coronel Pedro Pablo Bermúdez y seis esclavos negros, en una miserable goleta llamada "Las Mercedes", con destino a Costa Rica, donde falleció tiempo después. Las razones que arguyó Gamarra para dar el golpe de Estado fueron el hecho de ser La Mar un "extranjero" en el Perú (lo cual es falso, pues La Mar era peruano tanto por voluntad propia como de acuerdo a ley) y que su elección por el Congreso había nacido de un arreglo tramado por Francisco Xavier de Luna Pizarro (lo cual es discutible).[38]
Firma de la pazEditar
Gamarra asumió la presidencia provisoria del Perú y deseoso de acabar con la guerra, firmó con los grancolombianos el Armisticio de Piura, el 10 de julio de 1829, por el cual se acordó un armisticio de 60 días, que fue prorrogado al finalizar dicho plazo, además de la entrega de Guayaquil a la Gran Colombia, que se llevó a cabo el 11 de julio, y la suspensión del bloqueo peruano a la costa sur grancolombiana.[39]
Posteriormente, se reunieron en Guayaquil los delegados peruano y grancolombiano, señores José de Larrea y Loredo y Pedro Gual, quienes suscribieron un Tratado de Paz y Amistad el 22 de septiembre de 1829, el llamado Tratado Larrea-Gual. Se puso así fin, oficialmente, a las hostilidades, estableciéndose «una paz perpetua e inviolable, y amistad constante y perfecta entre ambas naciones». Contra la creencia generalizada, no fue un Tratado limítrofe, pues solo se restringió a decir, de manera general, que ambas partes reconocían por límites de sus respectivos territorios, «los mismos que tenían antes de su independencia los antiguos Virreinatos de Nueva Granada y del Perú», aunque dejando abierta la posibilidad de hacer las variaciones que, de común acuerdo, se considerasen pertinentes, en ese sentido Perú reconocía a Guayaquil dentro del territorio de la Gran Colombia y la Gran Colombia reconocía a Tumbes, Jaén y Maynas como territorios peruanos.[40] El 16 de octubre del mismo año el Congreso peruano aprobó el Tratado y el presidente Antonio Gutiérrez de la Fuente lo ratificó el mismo día. Por su parte, Simón Bolívar, el presidente grancolombiano, lo aprobó y ratificó el mismo mes. El 27 de octubre se realizó el canje de las ratificaciones. Quedó pendiente la demarcación de la frontera común, labor que debía hacer una Comisión demarcadora bipartita que, de acuerdo a los artículos 5 y 7 del Tratado, debió comenzar los trabajos 40 días después de la ratificación. Sin embargo, la Comisión peruana no acudió por lo que, después de 64 días de espera, la Comisión grancolombiana decidió retirarse. Cabe notar que la Comisión demarcadora tenía previsto trazar la línea marcada por los ríos Tumbes, Catamayo, Macará, Huancamba y Marañón.[41] Tras la disolución de la Gran Colombia, el Perú desconoció el Tratado, alegando que, disuelta la Gran Colombia, el Perú quedaba relevado de sus compromisos,[42] esto derivó en conflictos limítrofes con Colombia y con Ecuador.
Véase tambiénEditar
NotasEditar
- ↑ Según la historiografía colombiana, ecuatoriana y venezolana.[4][5][6]
- ↑ Según la historiografía peruana, se trató de una campaña terrestre inconclusa y sin resultados decisivos.[7][8]
- ↑ De acuerdo con lo consignado por José Manuel Restrepo en su Diario político y militar el 21 de marzo de 1829.[30]
- ↑ Sobre las intrigas de estos tres personajes (Gamarra, Santa Cruz y La Fuente) en pro de la caída de La Mar, han dado pruebas el historiador Nemesio Vargas y su hijo Rubén Vargas Ugarte, quienes opinan que si se hubiera ayudado eficazmente al presidente La Mar y no se le hubieran sembrado tantos obstáculos, el Perú hubiera ganado la guerra contra la Gran Colombia.[32][33]
ReferenciasEditar
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