Imaginario colectivo

El término imaginario colectivo alude a un concepto de las ciencias sociales, acuñado en el año 1960 por Edgar Morin, que designa al conjunto de mitos y símbolos que, en cada momento, funcionan efectivamente como de «mente» social colectiva. Es alimentada, tanto en su dimensión real como en su dimensión imaginaria (que se retroalimentan -transferencias y proyecciones-), de una forma cuasi-religiosa, por los medios de comunicación; y se identifica en los productos de consumo y las personalidades mediáticas (líderes, famosos). Se caracteriza por su neo-arcaísmo, su sincretismo y su universalización. Se desarrolla en arquetipos o temas universales (el amor, el tiempo, la juventud, el héroe). Las catástrofes y desgracias funcionan como su «Hades» (imaginario negativo).

Surgió como teoría competitiva con otras que analizan los efectos sociales de los mensajes y representaciones de los medios (teoría del clima de opinión y la espiral del silencio, teoría del cultivo, teoría agenda-setting -teoría del establecimiento periodístico de temas-, teoría de la tematización -Niklas Luhmann-).[1]

Es un conjunto de símbolos y conceptos en la memoria y la imaginación en una variedad de individuos pertenecientes a una determinada comunidad. La toma de conciencia de todas esas personas, al compartir estos símbolos, refuerza el sentido de comunidad.

A menudo, estas representaciones fantasiosas de la realidad llegan a trascender las mismas circunstancias que se han producido en el mundo real y adquirir la fuerza y la belleza del mito, convirtiéndose en los iconos de toda una etapa en la historia de un pueblo.

Es significativo que, como la visión de estos «imaginario entidad» es a menudo «cruz» en el sentido de que son percibidas y aceptadas como patrimonio común, independientemente de las directrices religiosas, políticas y culturales de las personas que forman parte de la comunidad.

Un papel cada vez más importante en la formación y la reelaboración de la imaginación colectiva es desempeñado por los modernos medios de comunicación de masas, que hacen accesible, global, la información y las imágenes. En consecuencia, el tamaño de las comunidades que pueden compartir un patrimonio común simbólico es cada vez más grande, y el concepto de «pueblo» es sustituido gradualmente por el de la aldea global.

Véase también

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  1. Presentación docente Archivado el 29 de noviembre de 2014 en Wayback Machine., Universidad Complutense de Madrid

Bibliografía

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Enlaces externos

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