Impacto en la educación por la pandemia de COVID-19
La pandemia de COVID-19 ha afectado a los sistemas educativos en todo el mundo. Casi la totalidad de instituciones educativas de todos los niveles debieron cancelar sus actividades presenciales, en cumplimiento de las disposiciones adoptadas por las autoridades de los distintos países, tendientes a disminuir la propagación de la pandemia y sus consecuencias fatales.
Según un informe de UNICEF, a inicios de mayo de 2020 aproximadamente 1287 millones, un 90% del total de estudiantes del mundo, estaban afectados debido al cierre de instituciones educativas, 182 países continuaban la interrupción total de los servicios de educación y 8 lo hacían parcialmente de modo local en distintas jurisdicciones.[1]
El cierre de escuelas en respuesta a COVID-19 ha arrojado luz sobre diversos problemas sociales y económicos, incluida la deuda estudiantil,[2] el aprendizaje digital,[3][4] la inseguridad alimentaria,[5] la carencia de un lugar permanente para residir,[6][7] el acceso a servicios de salud,[8] el acceso a internet,[9] los servicios destinados a personas con alguna discapacidad,[10] entre otros.
En respuesta al cierre de escuelas, la UNESCO recomendó el uso de programas de aprendizaje a distancia y aplicaciones y plataformas educativas abiertas que las escuelas y los maestros pueden utilizar para llegar a los alumnos de forma remota y limitar la interrupción de la educación.[11] Algo menos de 100 países adoptaron alguna forma no presencial o digital a fin de no interrumpir totalmente la continuidad de los procesos de enseñanza - aprendizaje. Un número similar de países optaron por mantener el cierre de los establecimientos hasta que las tasas de propagación bajaran a límites no riesgosos.[12]
La pandemia de enfermedad por coronavirus puede profundizar la crisis de aprendizaje global,[13] e incrementar significativamente el número de estudiantes afectados por «pobreza educativa». Más del 50% de los niños de países de ingresos medios o bajos se encuentran en esa situación.[14] La desigualdad educativa ya existente puede incrementarse exponencialmente debido a las diferencias en el acceso a elementos básicos como un escritorio donde realizar las tareas o el instrumental tecnológico, sumada a las diferencias del nivel educativo alcanzado por los padres o cuidadores, responsables en esta instancia de apoyar el proceso de aprendizaje de los niños.[15]
AntecedentesEditar
Los esfuerzos para detener la propagación de COVID-19 a través de intervenciones no farmacéuticas y medidas preventivas como el distanciamiento social y el autoaislamiento han provocado el cierre generalizado de la educación primaria, secundaria y terciaria en más de 100 países.[17] Los brotes anteriores de enfermedades infecciosas han provocado el cierre generalizado de escuelas en todo el mundo, con diferentes niveles de efectividad. El modelo matemático ha demostrado que la transmisión de un brote puede retrasarse al cerrar las escuelas.[18] Sin embargo, la efectividad depende de los contactos que los niños mantienen fuera de la escuela. Los cierres de escuelas pueden ser efectivos cuando se promulgan de inmediato. Si los cierres de escuelas ocurren tarde en relación con un brote, son menos efectivos y pueden no tener ningún impacto en absoluto. Además, en algunos casos, la reapertura de las escuelas después de un período de cierre ha resultado en un aumento de las tasas de infección. Como los cierres tienden a ocurrir simultáneamente con otras intervenciones, como las prohibiciones de reunión pública, puede ser difícil medir el impacto específico de los cierres de escuelas.[19]
Los brotes anteriores de enfermedades infecciosas han provocado el cierre generalizado de escuelas en todo el mundo, con diferentes niveles de efectividad. Los modelos matemáticos han demostrado que la transmisión de un brote puede retrasarse al cerrar las escuelas.[20] Sin embargo, la efectividad depende de los contactos que los niños mantienen fuera de la escuela. Los cierres de escuelas pueden ser efectivos cuando se promulgan de inmediato. Si los cierres de escuelas ocurren tarde en relación con un brote, son menos efectivos y pueden no tener ningún impacto en absoluto. Además, en algunos casos, la reapertura de las escuelas después de un período de cierre ha resultado en un aumento de las tasas de infección. Como los cierres tienden a ocurrir simultáneamente con otras intervenciones, como las prohibiciones de reunión pública, puede ser difícil medir el impacto específico de los cierres de escuelas.
Durante la pandemia de influenza de 1918-1919 en los Estados Unidos, el cierre de escuelas y la prohibición de reuniones públicas se asociaron con tasas de mortalidad total más bajas.[21] Las ciudades que implementaron tales intervenciones anteriormente tuvieron mayores demoras en alcanzar las tasas de mortalidad máximas. Las escuelas cerraron por una duración promedio de 4 semanas según un estudio de la respuesta de 43 ciudades de EE. UU. A la gripe española. Se demostró que el cierre de escuelas reduce la morbilidad por la gripe asiática en un 90% durante el brote de 1957–1958 y hasta un 50% en el control de la gripe en los Estados Unidos 2004–2008.[22]
Varios países redujeron con éxito la propagación de la infección a través del cierre de escuelas durante la pandemia de gripe H1N1 2009. Se descubrió que el cierre de escuelas en la ciudad de Oita, Japón disminuyó con éxito el número de estudiantes infectados en el pico de la infección; sin embargo, no se encontró que el cierre de las escuelas haya disminuido significativamente el número total de estudiantes infectados.[23] El cierre obligatorio de escuelas y otras medidas de distanciamiento social se asociaron con una reducción del 29% al 37% en las tasas de transmisión de la influenza.[24]
El cierre temprano de las escuelas en los Estados Unidos retrasó el pico de la pandemia de gripe H1N1 2009. A pesar del éxito general del cierre de escuelas, un estudio sobre el cierre de escuelas en Michigan encontró que "el cierre de escuelas reactivas a nivel de distrito fue ineficaz".[25] Durante el brote de gripe porcina en 2009 en el Reino Unido, en un artículo titulado "Cierre de escuelas durante una pandemia de gripe" publicado en Lancet Infectious Diseases, un grupo de epidemiólogos apoyó el cierre de escuelas para interrumpir el curso de la infección, disminuya aún más la propagación y gane tiempo para investigar y producir una vacuna. Habiendo estudiado pandemias de influenza anteriores, incluida la pandemia de gripe de 1918, la pandemia de gripe de 1957 y la pandemia de gripe de 1968, informaron sobre el efecto económico y laboral que tendría el cierre de la escuela, particularmente con un gran porcentaje de médicos y enfermeras que son mujeres, de las cuales la mitad tuvieron niños menores de 16 años. También observaron la dinámica de la propagación de la influenza en Francia durante las vacaciones escolares francesas y observaron que los casos de gripe disminuyeron cuando las escuelas cerraron y reaparecieron cuando volvieron a abrir. Señalaron que cuando los maestros en Israel se declararon en huelga durante la temporada de gripe de 1999-2000, las visitas a los médicos y el número de infecciones respiratorias disminuyeron en más de un quinto y más de dos quintos, respectivamente.[26]
CronologíaEditar
Hasta los primeros días de marzo solo 13 países habían establecido el cierre de escuelas, lo que afectaba entonces a unos 290 millones de estudiantes.[27] El 5 de marzo 22 países habían anunciado cierres de escuelas. Ante esta situación Naciones Unidas advirtió que “la velocidad y escala global de la actual disrupción educativa no tiene precedentes”.[28]
El 11 de marzo de 2020 Tedros Adhanom, director de la Organización Mundial de la Salud, estableció que el hasta entonces brote epidémico había alcanzado una gravedad y extensión tales que debía ser calificado como pandemia.[29] Expresó además su preocupación "por los niveles alarmantes de inacción".[30]
Una semana después el cierre de escuelas y centros educativos afectaba a 102 países y otros 11 lo habían establecido de modo parcial.[31] Hacia mediados de abril de 2020, 188 países habían cancelado el dictado presencial de clases en todos los niveles educativos.[32]
Suspensión de la actividad educativa al 1 de mayo de 2020Editar
A finales de abril de 2020, la mayoría de los países o territorios mantenían suspendidas las actividades educativas en todos sus niveles. En algunos países el cierre fue parcial, con alcance limitado a algunos estados o regiones cuyas autoridades locales así lo habían establecido. Bielorrusia, Burundi, Groenlandia, Islas Cook, Kiribati, Nicaragua, Papúa Nueva Guinea, Tayikistán, Tokelau, Tonga, Turkmenistán y Vanuatu no interrumpieron su actividad educativa en ningún momento.[33]
ConsecuenciasEditar
El cierre de escuelas impacta no solo a estudiantes, maestros y familias, sino que tiene consecuencias económicas y sociales de largo alcance.[34][35] En el corto plazo, el cierre masivo de instituciones educativas impacta económicamente en los grupos familiares con hijos en alguna etapa de su educación formal.[36]
Los niños han sufrido un cambio muy importante en el área socio-afectiva, pues debido al encierro por la cuarentena, han perdido la interacción con sus pares, imposibilitando el proceso de socialización donde aprenden a relacionarse y construyen los afectos (sentimientos) hacia sí mismos y hacia los demás.
El impacto se acentúa en los casos de los niños y jóvenes provenientes de familias de bajos recursos o en situación de vulnerabilidad socioeconómica. En estos casos, pueden producirse interrupciones en el aprendizaje, deficiencias en la nutrición y alteraciones psicosociales, en el entorno de grupos familiares afectados simultáneamente por la disminución o pérdida de fuentes de trabajo, este impacto ha generado varias confrontaciones sociopolíticas por las necesidades básicas que demanda la población, sobre todo de escasos recursos, quienes exigen la implantación de beneficios que equilibren la calidad de vida que se ha visto afectada por la pandemia, en algunos países se ha recurrido a la necesidad del retiro de los ahorros previsionales.[37][38]
En términos generales, la pandemia aumentó las dificultades de aquellos estudiantes o grupos que antes de ella sufrían limitaciones debido a pobreza, género, origen étnico, edad, algún tipo o grado de discapacidad, o varias de estas condiciones, acentuando el riesgo de desigualdad y discriminación. Las consecuencias, según algunas autoridades puede desencadenar una “catástrofe generacional” esto por el aumento en las brechas de aprendizaje, en las tasas de deserción escolar y un alto impacto en el desarrollo socioemocional de los estudiantes afectados.
Según un estudio hecho por el ministerio de educación en Chile en conjunto del banco mundial, si la suspensión de clases de mantiene durante diez meses (todo el año escolar) se proyecta que los alumnos podrían perder, en promedio, un 88% de los aprendizajes esperados para un año. Una situación que se vería más perjudicial en los estudiantes de menores recursos, quienes podrían perder un 95% de los aprendizajes esperados, esto por las dificultades de conectividad que enfrentan los niños y jóvenes de escasos recursos[39], algunas instituciones educativas han incorporado diversos mecanismos provisorios para alivianar esta problemática, como la entrega de notebook, Tablet, celulares y recargas de internet.[40]
El cierre masivo de establecimientos educativos tiene consecuencias en ámbitos aparentemente alejados de la educación: en Japón los proveedores de alimentos se vieron afectados por cancelaciones de contratos debido al cierre masivo y simultáneo de los comedores escolares;[28] en España un gran número de jóvenes y otras personas que perdieron sus trabajos habituales se ofrecieron para brindar servicios de cuidado de niños, lo que implica un incremento pronunciado del trabajo precarizado.[41]
Las mujeres, que a escala mundial son las principales responsables del cuidado de los niños,[28] se ven afectadas por la sobrecarga de tareas. Esta situación derivará en un incremento de la desigualdad de género, debido a que además el mercado del trabajo vinculado a los servicios, en el cual se estima que el 58,6% son mujeres, ha sido el más impactado por la pandemia. Con las medidas de confinamiento existe un mayor número de niñas y niños que están siendo testigos de violencia domestica principalmente contra las mujeres. Presenciar violencia doméstica puede generar estrés postraumático, depresión, ansiedad e impactos a largo plazo en el desarrollo, incluyendo rendimiento escolar, capacidad de atención y concentración, así como el desarrollo de prácticas nocivas como el abuso de sustancias y autolesiones (incluyendo el suicidio).
Actualmente los gobiernos están enfocados en mitigar de la mayor manera posible este impacto educativo frente a las medidas de confinamiento, sin embargo se evidencian diferentes posturas políticas respecto al retorno a clases de forma presencial generando así debates de la viabilidad de este regreso a clases presencial, algunas posturas buscan resguardar a los niños y jóvenes del posible contagio, en cambio otras buscan que los estudiantes asistan de igual manera, pero con todas las medidas sanitarias. Sin duda es un tema que mantiene en la incertidumbre a una gran cantidad de la población a nivel mundial, la cual se esta viendo afectada por todo lo que conlleva el confinamiento y la alteración de la cotidianidad que existía, la que se vio afectada por este hecho inédito para todas las nuevas generaciones, que si bien gracias al auge tecnológico (aunque lejos de la universalización tecnológica ) pudo enfrentarse de mejor manera a esta pandemia (COVID 19) que en décadas anteriores.
[42],
ControversiasEditar
Un grupo de investigadores del University College de Londres establecieron que, según la evidencia analizada, el cierre masivo de escuelas y otros espacios educativos tendría poca influencia en la propagación del COVID-19,[43] y que el número de muertes evitadas no superaría el 4%.[44]
Estas conclusiones son opuestas a las que resultaron de la investigación que llevó a cabo la Universidad de East Anglia, en colaboración con investigadores de la Universidad de Newcastle y la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres entre otros,[45] según la cual "el cierre de escuelas en Europa tuvo la mayor asociación con una posterior reducción en la propagación de la enfermedad".[46]
ReferenciasEditar
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- ↑ «'Clear as mud': schools ask for online learning help as coronavirus policy confusion persists». The Guardian. 24 de marzo de 2020.
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- ↑ «New study reveals blueprint for getting out of Covid-19 lockdown». News - UEA (en inglés). 6 de mayo de 2020. «“We found that banning mass gatherings, closing some non-essential businesses, and closing educational facilities are most strongly associated with reduced incidence after a certain lag period. But widespread closure of all non-essential businesses and stay-at-home policies do not appear to have had a significant effect on the number of Covid-19 cases across Europe.”».
Enlaces externosEditar
- Esta obra contiene una traducción parcial derivada de «Impact of the 2019–20 coronavirus pandemic on education» de la Wikipedia en inglés, concretamente de esta versión del 2 de mayo de 2020, publicada por sus editores bajo la Licencia de documentación libre de GNU y la Licencia Creative Commons Atribución-CompartirIgual 3.0 Unported.