José Ignacio Rucci

sindicalista y político argentino (1924-1973)
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José Ignacio Rucci (Alcorta, Santa Fe, 15 de marzo de 1924 – Buenos Aires, 25 de septiembre de 1973) fue Secretario General de la Confederación General del Trabajo de la República Argentina (CGT), representante a la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), muy cercano a Juan Domingo Perón.

José Ignacio Rucci


Secretario General de la Confederación General del Trabajo
11 de junio de 1970-25 de septiembre de 1973
Predecesor Francisco Prado
Sucesor Adelino Romero

Información personal
Nacimiento 15 de marzo de 1924
Bandera de Argentina Alcorta, Santa Fe, Argentina
Fallecimiento 25 de septiembre de 1973 (49 años)
Bandera de Argentina Buenos Aires, Argentina
Causa de muerte Herida por arma de fuego Ver y modificar los datos en Wikidata
Sepultura Cementerio de la Chacarita Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad Argentina
Familia
Hijos Aníbal Rucci, Claudia Rucci
Información profesional
Ocupación obrero metalúrgico y sindicalista
Partido político Partido Justicialista

Su ascenso en la militancia sindical editar

En 1943 ingresó a trabajar en la Compañía de Talleres Industriales de Transportes y Afines (CATITA) integrando la Comisión Interna que dirigía el trotskista Ángel Perelman, quien sería su mentor, y fundador de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) ese mismo año. En 1946 comenzó a formarse en la tarea sindical y pasó a cobrar relevancia luego de la dictadura militar autodenominada Revolución Libertadora que derrocó al gobierno de Juan Domingo Perón en 1955, como miembro activo de la llamada Resistencia Peronista. Tras el nacimiento de las 62 organizaciones, rama política de la CGT, Rucci comenzó a escalar posiciones rápidamente junto al dirigente Augusto Timoteo Vandor dentro de la UOM (Unión Obrera Metalúrgica) a la que pertenecían y del movimiento sindical en general. Vandor fue luego asesinado en 1969.

Fue dirigente gremial en la importante fábrica siderúrgica SOMISA (Sociedad Mixta Siderurgia Argentina, actual Ternium), de San Nicolás de los Arroyos-Ramallo; en 1960 asumió la Secretaría de Prensa de la Unión Obrero Metalúrgica, acompañando a Vandor, Paulino Niembro, Avelino Fernández y Lorenzo Miguel, y en 1964 fue designado interventor en la seccional San Nicolás, donde luego fue secretario general.

Mantuvo una fuerte polémica, incluso con solicitadas en los diarios, con el sindicalista de la provincia de Córdoba, Agustín Tosco, que representaba una posición más combativa y de izquierda que la de Rucci.

Tosco afirmaba que "Rucci y sus discípulos son prisioneros por sus compromisos con los detentadores del poder". Por su parte Rucci sintetizaba la figura de Tosco, como el de un dirigente que aborrecía todo lo que fuera peronismo. Tosco y Rucci tuvieron varios cruces mediáticos[1]

Su actuación como secretario general de la CGT editar

 
17 de noviembre de 1972: Perón en Ezeiza, bajo el paraguas de Rucci, recién llegado de su exilio.

En 1970 fue designado secretario general de la CGT y desde allí fue uno de los impulsores del regreso de Juan Domingo Perón al país, enfrentándose al sector colaboracionista de Rogelio Coria, que en ese momento presidía las 62 Organizaciones sindicales peronistas. Rucci se mostraba así alineado con "la derecha peronista", el grupo de dirigentes encolumnados ciegamente detrás del líder, enfrentado al poder creciente de las facciones más "de izquierda" como ERP, Montoneros, FAR, FAP y PRT.

Según José Amorín, uno de los miembros fundadores de Montoneros:

"Rucci en un determinado momento es secretario general de la CGT porque se trató de buscar a un dirigente que tenga consenso en el resto del sindicalismo, que no tuviera poder propio. Este era un hombre sin estructura, que no tenía poder propio y por eso se consensúa con él. Es un secretario general de transición y justo coincide con el regreso de Perón, pero a Perón le venía bárbaro su figura. Era alguien que dependía directamente de Perón y que iba a ser el vocero de sus necesidades (...) Lo que suele suceder es que el que esta al frente de una estructura de poder termina siendo un vocero ante el conductor de los intereses, pero Rucci fue un vocero de los intereses de Perón frente a la estructura de poder. A Perón, Rucci le era funcional y de ahí le otorga su poder y lo hace un hombre suyo y muy cercano."[2]

Cuando se produce el primer regreso de Perón al país, el 17 de noviembre de 1972, Rucci y Juan Manuel Abal Medina lo recibieron en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza; cuando Perón se detuvo a saludar a sus simpatizantes caía una fuerte lluvia, y allí se produjeron las fotos más famosas de Rucci, en la que este sostenía el paraguas para proteger a Perón.[3]

Perón permaneció durante casi un mes en una residencia de la calle Gaspar Campos de la localidad de Vicente López y regresó luego a España. Proscripto Perón por los militares, Rucci y Lorenzo Miguel (de la Unión Obrera Metalúrgica) propiciaban la candidatura a presidente de Antonio Cafiero para las próximas elecciones. Sin embargo, el candidato elegido por Perón fue Héctor J. Cámpora.

Juan Manuel Abal Medina, uno de los responsables políticos del Operativo Retorno,[4]​ se refiere a Rucci como:

"Un tipo absolutamente pasional, muy mal político, de muy poca formación, un peronista absoluto pero con un pensamiento fascistoide. Y de una enorme lealtad al general: eso era el punto de coincidencia que nos permitía trabajar juntos. Con don Héctor (Cámpora) nunca se quisieron mucho. Eran los dos extremos. Cuando el general decidió que Cámpora sea su delegado, Rucci se puso como loco y se produjo un enfrentamiento que no terminó a los tiros de milagro. Cuando estábamos haciendo el congreso para elegir candidato a Cámpora en el hotel Crillón, Rucci quería levantarlo a balazos. Después pidió perdón de mil maneras, reconoció que había estado mal, pero el episodio fue muy duro."[5]

El 13 de febrero de 1973, Rucci participó como orador en un acto realizado frente a un cine en la ciudad bonaerense de Chivilcoy en el marco de la campaña electoral. En un reportaje Rucci contó que entre las 23,30 y 24 horas mientras con otros dirigentes esperaban dentro del cine que finalizara la desconcentración del público, escucharon disparos en la calle y al salir encontraron muerto a su secretario Osvaldo Bianculli.[6]​ Juan Manuel Abal Medina afirmó años después en un reportaje que los asesinos pertenecían a un grupo de la Juventud Peronista que había estado cantando consignas contra la «burocracia sindical», denominación peyorativa que Montoneros/Tendencia utilizaba para referirse al sindicalismo peronista tradicional («ortodoxo»).[7]

Perón vivió en España hasta su retorno definitivo, producido el 20 de junio de 1973, durante el gobierno de Héctor J. Cámpora. Tras los hechos ocurridos en Ezeiza, donde hubo graves incidentes entre la derecha peronista y la izquierda, se aceleró la renuncia de Cámpora y se convocó a nuevas elecciones. Rucci anunciaba públicamente: "Se acabó la joda".

Asesinato editar

 
El asesinato de Rucci, 25 de septiembre de 1973.

La investigación oficial sobre el asesinato de Rucci, realizada durante la presidencia de Perón, nunca pudo revelar quiénes fueron los autores. La causa fue reabierta en 2009, sin que pudieran reunirse evidencias para ser llevada a juicio. El juez que tuvo a cargo la investigación sostuvo que se había descartado la eventual autoría de la Triple A y que las pruebas no permitían descartar la participación de Montoneros, manteniendo la posibilidad de que la autoría recayera en esa organización. Algunas declaraciones (dentro y fuera de la causa) resultan políticamente relevantes.

Los hechos editar

A las 12:11 del 25 de septiembre de 1973, un grupo comando asesinó a Rucci cuando este salía de la casa de calle Avellaneda 2953 en el barrio de Flores. El cadáver del dirigente obrero peronista tenía 23 impactos de bala ( se llamó "operación traviata" ). El asesinato fue cometido en pleno día, frente a gran cantidad de testigos, incluyendo las personas que acompañaban al líder sindical.

Adjudicación editar

 
Facsímil del artículo titulado "Justicia popular", publicado en el órgano de prensa de Montoneros Evita Montonera, donde se atribuye el "ajusticiamiento" de Rucci (junio/julio 1975).

La muerte de Rucci se produjo dos días después de las elecciones presidenciales de septiembre de 1973, en las que Perón se impuso por más de un 62 % de los votos. Fue asesinado por un comando pero ninguna organización se atribuyó el asesinato en ese momento y Montoneros, puntualmente, mantuvo silencio sobre el hecho, mientras que el ERP declaró expresamente que no lo habían hecho. Dos años después Montoneros se atribuyó explícitamente el crimen en la página 18 de su órgano oficial de prensa, la revista Evita Montonera n.º 5, donde en un artículo referido a la Masacre de Ezeiza y titulado "Justicia popular", incluye una lista de personas "ajusticiadas". La primera de ellas, textualmente dice:

JOSE RUCCI, ajusticiado por Montoneros el 23-09-73.
"Justicia popular", Evita Montonera No. 5, pag. 18.[8]

Testimonios e investigaciones periodísticas editar

Roberto Perdía contó que, después de la masacre de Ezeiza, se reunió con Lorenzo Miguel: “Lorenzo explicó que el sindicalismo no había tenido nada que ver con la masacre: de hecho, sus militantes al igual que los nuestros, acudieron a recibir al General armados con palos, cadenas y algunos «fierros» cortos, sin otro ánimo de enfrentamiento más allá de los tumultos ocasionales que pudieran producirse debido al indeseado pero estrecho contacto al cual nos obligaba la movilización. A partir de este encuentro, entre montoneros y sindicalistas, se integró una comisión no solo destinada a prevenir potenciales enfrentamientos sino, además, para llegar a acuerdos políticos entre ambos sectores.

Observo hoy —escribe Perdía— que las fuerzas que empujaron hacia el desarrollo de la confrontación eran más poderosas que aquellas otras que, dentro de la confusión, buscábamos el acuerdo (...) Cada gesto conciliador del jefe metalúrgico se correspondía con reacciones altisonantes por un sector de su propio entorno. Cada intento nuestro por establecer puntos de acuerdo despertaba en muchos las sospechas de traición.

A partir de los hechos de Ezeiza del 20 de junio se delinearon en Montoneros dos enfoques políticos que decantaron en dos sectores internos: "movimientistas" y "militaristas"

Según testimonio de José Amorín, uno de los fundadores de Montoneros:

"Mientras persistían las dudas, este operativo no tenía vía libre. El designado del operativo era Fernando Saavedra Lama, fundador de Descamisados, que se tira de un muro y se rompe una pierna a propósito para no participar de la operación y además era el único que venía del tronco de la organización que participó dentro de los operativos. Según Juan Gasparini, dentro del operativo participaron únicamente todos miembros de FAR, no había gente de Montoneros que sólo participó en la infraestructura del operativo pero no en lo material. (...) Este hecho fue un punto de inflexión importante pero la historia no termina con Rucci, continua después de su asesinato. La operación la decide únicamente Lino Roque con su propia gente de FAR, al punto que el propio Hobert se entera por la radio y Juan Carlos Dante Gullo estaba con el propio Perón cuando le dan la noticia y cuenta que se quedó helado.(...) Lo cierto es que existía esta interna en Montoneros en plena fusión con las FAR, y este operativo lo hace Lino Roque para dar vuelta la controversia que existía dentro de la organización. Había un sector que entendía que con Perón no se iba al camino revolucionario y otros que sí. Era la disputa entre movimientistas versus foquistas, que en realidad no nace con este asesinato. Al calor de ese debate y después de Ezeiza es que se produce este asesinato."[2]

Luego del asesinato de Rucci se consolidó el predominio político del sector militarista dentro de la conducción montonera, que sería integrada por ocho miembros. De ellos, cuatro (Mario Firmenich, Hobert, Perdía y Yager) provenían de Montoneros. Tres (Quieto, Roqué y Osatinsky), de Fuerzas Armadas Revolucionarias y, por último, Horacio Mendizábal, de Descamisados.

No existe confirmación de que “orgánicamente" la totalidad de la conducción haya autorizado la ejecución. Alicia Pierini, exmilitante de Montoneros y luego funcionaria, afirmó que la fusión de FAR y Montoneros (que se hizo pública el 12 de octubre, día de la asunción de Perón a la presidencia) no estaba concluida y no había una dirección conjunta para la fecha del asesinato: «Probablemente un comando ad hoc por la libre, dada la desorganización de la etapa, fue responsable del atentado. Sin embargo, una vez producido la Orga lo bancó por omisión y con costo político.»[9]​ Pierini también afirma que la investigación del periodista Ceferino Reato, carece de rigor, y es una "atractiva novela".

En su libro, Militancia sin tiempo. Mi vida en el peronismo (Buenos Aires, Planeta, 2011, pág. 288); Antonio Cafiero recoge lo que escribió esos días de septiembre de 1973, a dos días del triunfo electoral de Perón a la presidencia: "Martes 25 al mediodía: José Ignacio Rucci asesinado. Un manto de tragedia y catástrofe oculta la alegría de la víspera. Y llegó el paro general, las amenazas de venganza, el cortejo fúnebre (...). Pienso en lo que Rucci me dijera una tarde en la CGT: ´Mi error fue no irme inmediatamente después del retorno´ (de Perón)".

De acuerdo a una investigación publicada por Ceferino Reato[10]​ Roqué se habría instalado en un departamento de barrio de Floresta, Juan B. Justo 5781, a diez cuadras del domicilio de Rucci y habría mandado a traer al departamento las armas necesarias para el operativo: las habría llevado Gustavo Laffleur, camufladas como máquinas de coser Knittax y en un auto oficial del gobierno de la provincia de Buenos Aires, aunque esto no implica que dicho gobierno participara o estuviera en conocimiento de la acción o del uso del automóvil. Ha sido señalado que en Juan B. Justo 5781 no existía ni existe actualmente ningún edificio y en la nueva edición del libro Reato da su explicación al respecto[9]

Según Reato, Roqué convocó al equipo operativo, nueve combatientes, la mayoría provenientes de las FAR, si bien no había acuerdo general sobre la oportunidad ni la necesidad política del operativo. El "gordo" Fernando Saavedra habría sido designado inicialmente como jefe del mismo, las versiones mencionan que se oponía por razones políticas y una semana antes durante un entrenamiento se rompió un tobillo (supuestamente adrede para no participar).

Según otras fuentes, el atentado fue ejecutado por siete "oficiales" de la organización armada, entre los que se encontraban Eduardo Tomás Miguel Molinete (alias el “Gallego Guillermo”), Horacio Antonio Arrúe (“Pablo Cristiano”), hijo de un legislador justicialista, y Marcelo Daniel Kurlat, (“Monra”).[11]​ Entre los participantes se encontraría también Mario Lorenzo Koncurat, casado con una hija de Paco Urondo, que más adelante participaría en la toma del Regimiento 29 de infantería en la provincia de Formosa. En los años siguientes, Roqué y Molinete murieron en enfrentamientos y Arrúe (que llegó a ser uno de los principales dirigentes montoneros en el país, hacia fines de 1976), Kurlat y Koncurat continúan desaparecidos.

En dos libros publicados en fecha reciente, los principales dirigentes de Montoneros vuelven a negar la autoría del hecho.[12][13]

Mario Firmenich afirmó en una entrevista, que "no hubo jamás un comunicado de Montoneros diciendo: nosotros matamos a Rucci". Afirma que sí hubo la asunción de la responsabilidad política por parte de Montoneros y una "alegría exteriorizada masivamente" en la organización.[14]

En 1997 Roberto Cirilo Perdía escribió:

Las balas que segaron su vida pudieron haber partido desde diferentes trincheras. Pero la mayor parte de las miradas apuntaron hacia nosotros. Más allá de quien haya sido el ejecutor material de este hecho, nosotros pagamos su costo político (…) Desde todo punto de vista la muerte de Rucci favoreció el avance de las políticas opuestas a nosotros (…) La actividad paramilitar del Estado contra nosotros encontró una excusa para fortalecer su accionar.

Las consecuencias políticas editar

Escribió Oscar Anzorena:

“Este hecho establece un lugar de no retorno en las relaciones de Perón con los Montoneros. Esta metodología de apretar a Perón no sólo genera el efecto político contrario al esperado sino que franquea una frontera ética sustentada hasta ese momento por las organizaciones revolucionarias, ya que esta muerte al no ser asumida políticamente adquiere más características de asesinato mafioso que de ajusticiamiento revolucionario”.[15]

Según el escritor Juan Gelman, que pertenecía a la organización Montoneros, no se pensó en la clase obrera sino en presionar a Perón:

“Lo de Rucci no se hizo para despertar la conciencia obrera: se hizo en la concepción de tirarle un cadáver a Perón sobre la mesa, para que equilibrase su juego político entre la derecha y la izquierda. Atención a esto. Lo que quiero decir es que eso no formó parte de una concepción política con relación a las masas, sino de una estrategia cupular: hay concepciones políticas con relación a la masa que, por cierto, conducen al acto equivocado. Pero no es el caso de la muerte de Rucci, que no partió de ninguna concepción política de trabajo con la masa y, en verdad, sólo fue una jugada que nada tuvo que ver con la forma acertada de plantear la lucha. (...) El asunto era trabajar estrechamente con las masas ya que de ellas dependía el cambio de política y de programas”.

En 2013, en su libro "Montoneros. El peronismo combatiente en primera persona" (Editorial Planeta, Buenos Aires), Roberto Perdía afirma: "Desde todos los puntos de vista la muerte de Rucci favoreció el avance de las políticas opuestas a nosotros" (pág. 318).

En el artículo de Rostica, Julieta: "Apuntes sobre la “Triple A”. Argentina, 1973-1976." (Desafíos, Bogotá, (23-2), semestre II de 2011, Pág. 43) se afirma: "La competencia entre Rucci y López Rega por liderar la derecha peronista terminó el 25 de septiembre de 1973, cuando Rucci fue asesinado. La acreditación del asesinato por Montoneros fue utilizada en beneficio de López Rega porque legitimó la propuesta para la creación de los “escuadrones de la muerte”."[16]

Juan Manuel Abal Medina, figura política clave del peronismo en esa época, cuenta los intentos iniciales de López Rega, un miembro de la logia anticomunista secreta Propaganda Due, para acercarse a Montoneros:

"El primer aliado que busca López Rega no fue la derecha, fue la izquierda peronista. Nadie le hizo caso. Me buscó a mí, porque yo estaba situado más a la izquierda, y me comenzó a hablar mal de Cámpora (...) “Nos quieren dejar afuera”, decía. ¿A quiénes?, me preguntaba yo. López no era nadie, servía el café. Yo no me lo tomaba en serio. Pero López hablaba por Isabel. Me decía: “Los verdaderos leales somos nosotros, usted, la señora que quiere tanto a los Montoneros...”. Y tuvieron algunos contactos con los Montoneros, algunas reuniones. Obviamente no llegaron a nada."[17]

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Sobre el asesinato de Rucci, el mismo Juan Manuel Abal Medina afirma:

"Fue la provocación más grande contra el general. Nunca dudó de que habían sido los montoneros y lo vivió así. Fue una etapa donde decía cosas muy fuertes contra Montoneros."[18]

En testimonio de Miguel Bonasso, en su libro "El presidente que no fue" (Ed. Planeta, Buenos Aires, 1997, pág. 594): "Aunque la operación no fue firmada, la autoría montonera del atentado (...) nos fue confirmada, en una reunión del equipo que preparaba el matutino Noticias, por el propio Firmenich.".

El ex montonero Héctor Ricardo Leis afirma: "Cuando vino la conducción regional a la conducción de columna nos dijo: “Fuimos nosotros” (...) Dejá que te cuento la operación... o sea los fierros siempre vinieron primero". Después del relato de la acción, agrega que hubo una aceptación tácita de todos los presentes ("Menos uno").[19]

Según Pablo Giussani ("Montoneros. La Soberbia Armada", Buenos Aires, Sudamericana/Planeta, 1984) el asesinato de Rucci fue utilizado por los Montoneros para resolver problemas internos: ""Era algo que necesitábamos", me dijo algún tiempo después un montonero. "Nuestra gente se estaba aburguesando en las oficinas. De tanto en tanto había que salvarla de ese peligro con un retorno a la acción militar."" (pág. 49).

Claudia Rucci, hija del dirigente asesinado, afirma que los Montoneros no aceptaban que Perón tuviera un proyecto propio, distinto al de ellos, y que el móvil del asesinato fue -según cita de un ex terrorista- "forzar ante el pueblo nuestras diferencias con Perón".[20]

Aníbal Rucci, dirigente político, refiere que su padre tenía una amistad personal con Perón, además de un rol importante en sus proyectos políticos. Afirma que la convivencia de Rucci con el ala izquierda del peronismo "no era mala", por lo que acusa del crimen a grupos sumamente radicalizados que "no estaban en el proyecto de Perón", e hicieron el trabajo sucio para el golpe de Estado.[21]

El asesinato se produce en momentos en que "Firmenich aducía que Perón los ofrecía como “prenda de negociación” en su afán de lograr la unidad nacional y de acordar con el imperialismo para permanecer en el gobierno", según el análisis de Javier Salcedo[22]

El Padre Carlos Mugica consideró que "la ejecución de Rucci fue un gravísimo error de la nueva burocracia montonera"[23]

Graciela Fernández Meijide, quien fuera integrante de la Conadep, afirma:

"Desgraciadamente, terminamos (en 1973) con un Gobierno que fue elegido por un porcentaje de votos enorme, que buscaba parar el caos y la violencia, y a los dos o tres días de ser elegido Perón, lo matan a (José Ignacio) Rucci. Después Montoneros podrá discutir si la conducción había dado esa orden (de matar a Rucci), o si fue el 'grupo Sabino', pero eso ocurrió. Se buscó el voto de la gente y cuando la gente votó, no se respetó su voto. Se lo desconsideraba".[24]

En su libro: "Militancia sin tiempo. Mi vida en el peronismo" (Buenos Aires, Planeta, 2011, pág. 289), Antonio Cafiero escribe: "Perón sufrió un fuerte impacto por la muerte de Rucci. Algunos afirmamos que aquel hecho sangriento aceleró el proceso de su enfermedad y muerte".

El asesinato de Rucci fue visto como un hecho positivo por parte de muchos sectores de la izquierda, y parecía abrirse para los Montoneros la posibilidad de acrecentar su poder, nucleando a los sectores sindicales más clasistas. Esto marcaba una fuerte orientación de la organización hacia posturas marxistas, en consonancia con su fusión con las FAR.

Dentro del peronismo se produjo un fuerte rechazo, y Montoneros comenzó a perder apoyos y fomentar enemistades. Antiguos miembros del peronismo revolucionario se distanciaron de la conducción montonera y surgió la JP Lealtad, también impulsada por el Padre Mugica.[25]

En perspectiva histórica, el asesinato de Rucci parece marcar un cierre de la etapa de mayor crecimiento de Montoneros. Según el exdiputado nacional Julio Bárbaro: "Los Montoneros eligieron un símbolo de la lealtad a Perón y lo mataron para demostrar poder."[26]​ Y concluye: "Los «montos» entran al peronismo matando a Aramburu y se van del peronismo asesinando a Rucci." Bárbaro afirma haber conocido personalmente a tres de los autores del asesinato.[27]

Reactivación de la causa editar

En octubre de 2008 se reactivó la investigación del asesinato de Rucci. El periodista Ceferino Reato presentó su libro Operación Traviata en la que sostiene que el hecho fue realizado por la organización Montoneros. Afirmó que entre las fuentes que confirman esa hipótesis se contó la de una persona, cuya identidad mantiene en reserva, que había tenido un alto cargo en esa organización y que, según la misma fuente, todavía se encuentran vivas dos de las personas que intervinieron en el hecho. Luego de aparecer el libro dos personas que en su momento pertenecieron a Montoneros, Alejandro Peyrou que fue también funcionario del gobernador bonaerense Oscar Bidegain y Emiliano Costa, que perteneció a la organización llamada Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) que luego se fusionó con Montoneros admitieron públicamente la responsabilidad de dicha organización en el hecho, en tanto que Dante Gullo, que fue diputado nacional por el partido Frente para la Victoria y que fue el máximo dirigente de la Juventud Peronista en la década del 70 y miembro de la Tendencia Revolucionaria, culpó a la CIA y a un complot contra las democracias latinoamericanas y vinculó el hecho al golpe militar contra Salvador Allende ocurrido en Chile el 11 de septiembre de 1973 o sea 14 días antes del asesinato de Rucci.[28]

Indemnización abonada a la familia editar

El 1 de noviembre de 1999 el Estado argentino dispuso por decreto 2511/99 que se abonara a la familia de Rucci un resarcimiento de 224 mil dólares en bonos del Estado, considerando el hecho encuadrado en la ley 24.411 que habilitó el pago de indemnizaciones justamente a víctimas de "cualquier grupo paramilitar", si bien usualmente este último término identifica más el accionar de la Triple A que el de Montoneros. En el dictamen en que se fundamentó el decreto se expresa que "se trató de un atentado llevado a cabo por una organización de tipo militar, que actuó con impunidad, con uniformes iguales a los de la fuerza policial no siendo los hechos debidamente investigados en el momento oportuno".[29]

En junio de 2009, un hijo de desaparecidos inició una acción legal por estafas a la familia Rucci. Según la denuncia cobraron la indemnización alegando que Rucci había sido asesinado por la Triple A o la dictadura, no por grupos civiles como Montoneros.[30]

Calificación del hecho editar

La reapertura de la investigación permitió que la familia Rucci reabriera el debate sobre los alcances de los crímenes de "lesa humanidad", imprescriptibles, y si estos pueden involucrar también a los cometidos por la guerrilla y no solo a cometidos desde el Estado.

Para sostener que el delito no prescribió los hijos de Rucci argumentan que "algunos de los asesinos pertenecían a Montoneros, y muchos integrantes de estos tenían a su vez cargos de diputados" y que además “hay algunas versiones sobre que (el crimen) fue apoyado por el gobernador de la provincia de Buenos Aires[31]Oscar Bidegain (...) se dice que los automóviles con armas salieron de la gobernación”.[32]​ Otro argumento adicional expresado por los Rucci son las versiones de que en la labor de inteligencia previa al hecho operarios pertenecientes a la empresa de teléfonos ENTel (que en ese momento era estatal) habrían intervenido en forma ilegal la línea de teléfono ubicada en el domicilio. Según Luis Moreno Ocampo, el asesinato de Rucci podría ser calificado como crimen de lesa humanidad.[33]​ Ocampo agrega que "el Tratado de Roma no distingue quién cometió el crimen" y que "si se cometieron crímenes de lesa humanidad, no hay amnistía, indulto o prescripción que valga".[34]

En una resolución difundida el 10 de agosto de 2012, el juez federal Ariel Lijo sostuvo lo contrario::[35][36]

«Se logró descartar la participación de miembros de la denominada Triple A y, además, se estableció la posible responsabilidad de miembros de Montoneros en el homicidio del secretario general de la Confederación General del Trabajo.»
«Las evidentes deficiencias de las etapas iniciales de la investigación impidieron establecer la materialidad concreta del hecho.»
«La hipótesis de investigación en la cual el homicidio de José Ignacio Rucci fue llevado a cabo por miembros de la Organización Montoneros no cumple las propiedades de los delitos de 'lesa humanidad' y, por lo tanto, no puede quedar sujeto a la cláusula de imprescriptibilidad.»

Según el mismo, los indicios de la participación de Montoneros en el ataque a Rucci no alcanzan para llamarlos a prestar declaración indagatoria.

«Dicha verificación llevó a plantear la necesidad de profundizar la investigación ya sea para constatar o bien para descartar la hipótesis denominada 'Montoneros'; por lo que, en razón del lapso temporal que separó a esta investigación del hecho concreto –38 años– se evaluó si era válido continuar una investigación frente al posible obstáculo legal a la persecución penal de que la acción penal no se encuentre vigente.»

El último mensaje editar

El día de su asesinato Rucci iba a leer por canal 13 de televisión un mensaje:

Ahora el fragor de las luchas ha pasado a convertirse en historia. La realidad de nuestros días es la unión, el trabajo y la paz. Por primera vez en 18 largos y sacrificados años se ha expresado sin limitación alguna, con absoluta soberanía, la voluntad popular. Ninguna sombra del pasado podrá interponerse ahora para que los argentinos marchemos unidos y solidarios, hasta la construcción de la Argentina potencia. Los trabajadores han contribuido al proceso de liberación y a la modificación de las estructuras caducas y la destrucción se ha operado no sólo en los aspectos materiales de lo que fuera una nación próspera y libre, sino en la conversión en una colonia empobrecida, dependiente, opresora e injusta.

Hubo un proceso distorsionador en el ámbito espiritual y cultural, cuyas consecuencias no han podido ser erradicadas del todo y aún las seguimos viviendo y soportando. Significa esto que a la recuperación plena del poder adquisitivo de los salarios, a la valorización del trabajo a la creación de nuevas riquezas, es necesario agregar la pacificación de los espíritus, requisito indispensable para encarar un proceso de reconstrucción y la reconquista de los valores nacionales, cuya vigencia absoluta asegurará la elección de los mejores caminos para arribar al objetivo común.

Sólo por ignorancia o mala fe se pueden exigir soluciones inmediatas para problemas que fueron profundizados durante tantos, años; no se puede apelar a la violencia rayana en lo criminal, en un clima de amplias libertades e igualdad de posibilidades; no se puede seguir abrigando ambiciones y privilegios, creando condiciones injustas, burlando las leyes, impidiendo o saboteando la consolidación de un proceso que ha sido aprobado por la mayoría del país.[37]

Puede también escucharse una breve entrevista efectuada a Rucci ese mismo día.[38]

Consignas editar

En la edición de la revista "El Descamisado" del 31 de julio de 1973, se vinculaba a un custodio personal de Rucci en el asesinato de un militante de la Juventud Peronista en la ciudad de San Nicolás. En la misma revista se hace una fuerte crítica a la trayectoria sindical de Rucci y se le asigna también responsabilidad en el asesinato de ese militante, Benito Spahn.[39]

En el acto de Montoneros en la cancha de Atlanta, el 22 de agosto -a un año de la Masacre de Trelew-, se lanzaron duras consignas contra Rucci, acusándolo de "burócrata sindical", en un contexto donde se alentaba la conformación de la propia rama sindical; la "Juventud Trabajadora Peronista".[40]

En el único acto público de la campaña a la presidencia de Perón, el 31 de agosto, se realizó un "desfile" de todo el activismo disponible, unas 400.000 personas que tardaron tres horas en pasar delante del balcón de la central obrera. Los organizadores del desfile consiguieron que la Tendencia —la mitad de los efectivos, en ese recuento— marchara al final, y convencieron a Perón de que se retirara "cansado" al llegar esa parte. Así que las estructuras de superficie de Montoneros desfilaron delante de un balcón ocupado solo por Isabel Perón, José López Rega, Raúl Lastiri, Otero, Lorenzo Miguel y Rucci, todos satisfechos con el desaire del general. Una de las consignas de la UES, con la música del jingle del dentífrico Odol, decía[41]

«Que lindos que son tus dientes»
le dijo Rucci a Perón.
Perón contestó sonriente:
«¡Ja, ja!, morirás como Vandor.»

Luego del asesinato, la militancia montonera coreaba[41]

¡Rucci, traidor,
saludos a Vandor!

En el ámbito sindical, aparecieron consignas relacionando a Rucci con la llamada "patria peronista" (por oposición a la "patria socialista" que invocaban los sectores del peronismo revolucionario) y con la violencia política:

¡Rucci, leal,
te vamos a vengar!

Vea vea vea,
qué cosa más bonita,
Rucci dio la vida
por la patria peronista.[41]

Rucci por otra parte fue inspirador de una de las consignas más representativas de las luchas políticas de comienzos de la década de 1970:

¡Ni yanquis ni marxistas, peronistas![41]

Homenajes a Rucci editar

 
Afiche de la CGT La vida por Perón de 1974, en conmemoración del asesinato de Rucci

En su homenaje llevan su nombre un barrio de la ciudad de Rosario, un barrio en la ciudad de Bahía Blanca, un barrio en la ciudad de General Pico (La Pampa), un barrio de edificios en Azul y otro de la de Córdoba, calles en los barrios de Villa Lugano de la ciudad de Buenos Aires (antiguo tramo de la actual Pilar); calles en la localidad de Isidro Casanova (Buenos Aires), Ciudadela (antiguo tramo de la actual Peribebuy) y en las localidades de Valentín Alsina y San Nicolás de los Arroyos, ambas de la provincia de Buenos Aires; calles en la localidad de Gualeguay y en la localidad de Gualeguaychú, en la provincia de Entre Ríos.

Referencias editar

  1. al respecto puede verse un reportaje a Rucci: https://www.youtube.com/watch?v=p5bw2tV2tTY
  2. a b Testimonio de José Amorín Archivado el 18 de octubre de 2016 en Wayback Machine.
  3. un video sobre este hecho puede verse en http://www.youtube.com/watch?v=dT0QJCwKwEM
  4. Juan Manuel Abal Medina; Conocer a Perón. Destierro y regreso, Espejo de la Argentina, Planeta, Buenos Aires, 2022.
  5. consultada el 9 de junio de 2014.
  6. José Rucci sobre muerte de Osvaldo Bianculli en Chivilcoy 1973
  7. Peiró, Claudia; Giampaolo, Facundo (11 de marzo de 2023). «Juan Manuel Abal Medina: “La campaña del 73 fue un campo minado de obstáculos externos e internos”». Infobae. Consultado el 11 de marzo de 2023. 
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  10. http://blogs.perfil.com/ceferino/author/ceferinoreato/ Archivado el 3 de enero de 2014 en Wayback Machine. blog personal del autor
  11. http://www.contracultura.com.sv/quienes-mataron-a-aramburu-y-rucci/page-4/ consultado el 3 de enero de 2014
  12. Felipe Celesia y Pablo Waisberg; "Firmenich. La historia jamás contada del jefe montonero". Editorial Aguilar, agosto de 2010, pp. 161-164.
  13. Roberto Perdía; "Montoneros, el peronismo combatiente en primera persona". Editorial Planeta, mayo de 2013, pp. 316-318.
  14. MARIO FIRMENICH PROGRAMA ESPECIAL CANAL 9 - 22-05-1992
  15. Anzorena, Oscar R.; Tiempo de violencia y utopía (1966-1976). Editorial Contrapunto (1988).
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  18. consultada el 9 de junio de 2014)
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  20. Dura respuesta de la hija de Rucci a Firmenich
  21. ASESINATO DE RUCCI, "LUCES Y SOMBRAS DE NUESTRA HISTORIA, 2 DE OCTUBRE DE 2018
  22. Salcedo, Javier; ¿Vanguardia socialista y masas peronistas? Montoneros. Temas de historia argentina y americana Nº 21, 2013. Este documento está disponible en la Biblioteca Digital de la Universidad Católica Argentina.
  23. EL AUDIO INÉDITO DEL PADRE MUGICA SOBRE MONTONEROS COMO RESPONSABLES DE LA MUERTE DE RUCCI
  24. Fernández Meijide: "Montoneros no respetó el voto de la gente"
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  34. Fontevecchia, Jorge (26 de junio de 2011). «"En el caso de Videla, son crímenes de lesa humanidad; y lo mismo Firmenich, que mató civiles en forma indiscriminada y organizada"». Diario Perfil. Archivado desde el original el 4 de marzo de 2016. Consultado el 11 de noviembre de 2011. 
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  40. Montoneros, sobre la conformación de la rama sindical Juventud Trabajadora Peronista
  41. a b c d «Cantitos de los 70». Archivado desde el original el 29 de junio de 2017. 

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