Metodología del retorno a la alegría

nombre que recibe un método de trabajo de carácter lúdico desarrollada por Unicef y Cruz Roja

Retorno a la alegría (o retorno de la alegría) es el nombre que recibe una metodología de trabajo de carácter lúdico desarrollada por Unicef y Cruz Roja para la recuperación psico-afectiva de la infancia y la juventud afectadas por situaciones de emergencia, generalmente ante crisis causadas por el conflicto armado y los desastres naturales.[1]

Esta estrategia, que se integra en las políticas de protección y acción humanitaria en zonas de catástrofe, fue desarrollada en 1992, a raíz de la guerra civil que vivió Mozambique. Desde entonces, se viene empleando con éxito en numerosos países: en el Ecuador con los niños excombatientes, en Colombia después del terremoto de 1998, en Nicaragua después del huracán Mitch, en Haití después del terremoto de 2010...

Descripción editar

Mediante un enfoque basado en la Convención de los Derechos de los niños, la metodología del retorno a la alegría tiene como objetivo reducir, a través del juego, las secuelas de los posibles daños emocionales que pueden tener lugar en la población infantil, fomentar su capacidad de resistencia y recuperación, así como el retorno a la normalidad.[2]

Dicha metodología es sistémica, participativa y vivencial. Su objetivo es reconstruir la integridad emocional de cada persona, considerándola, no como paciente ni como víctima, sino como agente de su propia recuperación, ayudando a la continuidad del desarrollo afectivo, intelectual y cognitivo de cada infante que haya sido bloqueado por la situación de desastre.

A través de una terapia lúdica, se intenta que infantes y adolescentes retornen paulatinamente a sus actividades normales de convivencia en su comunidad, alivianando los temores y ayudando recuperar la alegría propia de los niños. Permite además el establecimiento de espacios para la elaboración del duelo, trabajando sobre las pérdidas de vidas humanas y materiales.

El programa está dirigido principalmente a edades que van desde los 6 a los 18 años.

Emplea la técnica de niño a niño y se adapta culturalmente a la comunidad que ha sido objeto de desastre. Para ello, algunos adolescentes y adultos, generalmente residentes en la zona de intervención, son seleccionados para formar parte de los equipos de terapeutas lúdicos y los grupos de apoyo.

Los manuales de trabajo empleados en el procedimiento suelen complementarse con compilaciones de cuentos, fábulas, retahílas y trabalenguas, que permiten apoyar el trabajo de las sesiones de terapia lúdica.[3]

Referencias editar

Enlaces externos editar