Origen del agua en la Tierra

El origen del agua en la Tierra es objeto de una serie de investigaciones en los campos de la ciencia planetaria, la astronomía y la astrobiología. La Tierra es singular entre los planetas rocosos del sistema solar por ser el único, que se sepa, en tener océanos de agua líquida en su superficie.[2]​ El agua líquida —esencial para la vida tal como se conoce— continúa existiendo en la superficie de la Tierra porque el planeta está a una distancia lo suficientemente alejada del Sol para que no pierda su agua por el efecto invernadero desbocado, y al mismo tiempo no tan alejada como para que las bajas temperaturas causen la congelación de toda el agua del planeta. Esta distancia es conocida como la zona de habitabilidad del sistema solar.

El agua cubre aproximadamente el 71% de la superficie terrestre[1]

Durante mucho tiempo se pensó que el agua de la Tierra no se había originado en la región que originó el planeta en el disco protoplanetario. Se planteaba la hipótesis de que el agua y otros volátiles debían haber llegado a la Tierra desde el sistema solar exterior en algún momento posterior de su historia. Sin embargo, investigaciones recientes indican que el hidrógeno de dentro de la Tierra jugó un papel en la formación del océano.[3]​ Las dos ideas no son mutuamente excluyentes, ya que también hay evidencia de que el agua llegó a la Tierra por impactos de planetesimales helados de composición similar a la de los asteroides en los bordes exteriores del cinturón de asteroides.[4]

Historia del agua sobre la Tierra editar

Un factor para estimar cuándo apareció el agua en la Tierra es que el agua se pierde continuamente en el espacio. Las moléculas de H
2
O
en la atmósfera se rompen por fotólisis, y los átomos de hidrógeno libres resultantes a veces pueden escapar de la atracción gravitacional de la Tierra (ver: Escape atmosférico). Cuando la Tierra era más joven y menos masiva, el agua se habría perdido en el espacio con mayor facilidad. Se suponía que los elementos más ligeros como el hidrógeno y el helio se escapaban de la atmósfera continuamente, pero las proporciones isotópicas de los gases nobles más pesados en la atmósfera moderna sugieren que incluso los elementos más pesados en la atmósfera primitiva estuvieron sujetos a pérdidas significativas.[4]​ En particular, el xenón es útil para calcular la pérdida de agua a lo largo del tiempo. No solo es un gas noble (y, por lo tanto, no se elimina de la atmósfera a través de reacciones químicas con otros elementos), sino que las comparaciones entre las abundancias de sus nueve isótopos estables en la atmósfera moderna revelan que la Tierra perdió al menos un océano de agua a principios de su historia, entre las eras Hadeana y Arcaica.[5]

Cualquier agua sobre la Tierra durante la última parte de su acreción habría sido interrumpida por el impacto de formación de la Luna (hace unos 4500 millones de años), que probablemente vaporizó gran parte de la corteza terrestre y del manto superior y creó una atmósfera de vapor de roca alrededor del joven planeta.[6][7]​ El vapor de roca se habría condensado en dos mil años, dejando atrás volátiles calientes que probablemente resultaron en una atmósfera mayoritariamente de dióxido de carbono con hidrógeno y vapor de agua. Posteriormente, pueden haber existido océanos de agua líquida a pesar de la temperatura superficial de 230 °C, debido al aumento de la presión atmosférica en una pesada atmósfera gaseosa de CO
2
. Mientras continuaba el enfriamiento, la mayor parte del CO
2
se eliminó de la atmósfera por subducción y disolución en el agua del océano, pero los niveles variaron enormemente a medida que aparecían nuevos ciclos de superficie y manto.[8]

 
Esta almohadilla de basalto en el lecho marino cerca de Hawái se formó cuando el magma se extruyó bajo el agua. Otras formaciones de almohadillas basálticas mucho más antiguas proporcionan evidencia de grandes masas de agua hace mucho tiempo en la historia de la Tierra.

También hay evidencias geológicas que ayudan a limitar el marco de tiempo para que el agua líquida existiese en la Tierra. Una muestra de almohadillado basáltico (un tipo de roca formada durante una erupción submarina) se recuperó del cinturón de rocas verdes de Isua y proporciona evidencia de que existía agua en la Tierra hace 3800 millones de años.[9]​ En el cinturón de rocas verdes de Nuvvuagittuq, en Quebec, Canadá, rocas fechadas en 3800 Ma por un estudio,[10]​ y en 4280 Ma por otro,[11]​ muestran evidencia de la presencia de agua en esas edades.[9]​ Si existieron océanos antes de esto, aún no se ha descubierto ninguna evidencia geológica o bien desde entonces ha sido destruida por procesos geológicos como el reciclaje de la corteza. En agosto de 2020, investigadores informaron que sería posible que siempre hubiera habido suficiente agua en la Tierra para llenar los océanos desde el comienzo de la formación del planeta.[12][13][14]

A diferencia de las rocas, los minerales llamados circones son muy resistentes a la intemperie y a los procesos geológicos, por lo que se utilizan para comprender las condiciones en la Tierra primitiva. La evidencia mineralógica de los circones ha demostrado que debe haber existido agua líquida y una atmósfera hace 4404 ± 8 Ma, muy poco después de la formación de la Tierra.[15][16][17][18]​ Esto presenta una especie de paradoja, ya que la hipótesis de la Tierra Joven Fría (Cool Early Earth) sugiere que las temperaturas eran lo suficientemente frías como para congelar el agua hace entre 4400 y 4000 Ma. Otros estudios de circones encontrados en la roca hadeana australiana apuntan a la existencia de tectónica de placas ya hace 4000 millones de años. Si fuera cierto, eso implicaría que en lugar de una superficie caliente y fundida y una atmósfera llena de dióxido de carbono, la superficie de la Tierra primitiva era muy parecida a la actual. La acción de la tectónica de placas atraparía grandes cantidades de CO
2
, lo que reduciría los efectos de invernadero y conduciría a una temperatura de la superficie mucho más fría y a la formación de roca sólida y agua líquida.[19]

Inventario del agua de la Tierra editar

Si bien la mayor parte de la superficie de la Tierra está cubierta por océanos, esos océanos constituyen solo una pequeña fracción de la masa del planeta. La masa de los océanos de la Tierra se estima en 1,37×1021 kg, que es el 0,023% de la masa total de la Tierra, 6,0×1024 kg. Se estima que existen 5,0×1020 kg de agua adicionales en el hielo, lagos, ríos, aguas subterráneas y vapor de agua atmosférico.[20]​ También se almacena una cantidad significativa de agua en la corteza, el manto y el núcleo de la Tierra. A diferencia del H
2
O
molecular que se encuentra en la superficie, el agua en el interior existe principalmente en minerales hidratados o como trazas de hidrógeno enlazado a átomos de oxígeno en minerales anhidros.[21]​ Los silicatos hidratados en la superficie transportan agua al manto en los límites de las placas convergentes, donde la corteza oceánica se subduce debajo de la corteza continental. Si bien es difícil estimar el contenido total de agua del manto debido a las muestras limitadas, aproximadamente tres veces la masa de los océanos de la Tierra podría almacenarse allí.[21]​ De manera similar, el núcleo de la Tierra podría contener de cuatro a cinco océanos de hidrógeno.[20][22]

Hipótesis sobre los orígenes del agua de la Tierra editar

 
Del 70 al 95% del agua de la Tierra dataría de antes de la formación de la Luna, resultante del impacto de Theia sobre la Tierra. Este impacto habría resultado en la volatilización de parte del agua ya formada pero la mayoría habría quedado condensada, lo que implicaría que solo del 5 al 30% del agua de la Tierra proviene de un aporte extraterrestre (cometas y meteoritos) posterior.[23]

Se han considerado a lo largo del tiempo varios tipos de hipótesis, más o menos mutuamente compatibles, acerca de cómo el agua se pudo haber acumulado en la superficie terrestre en el transcurso de 4,6 millones de años, presente principalmente en sus océanos (donde lo ha estado durante miles de millones de años). Incluso hoy en día, los científicos no son unánimes sobre el origen de esa agua, con evidencias que amparan que el agua es de procedencia extraplanetaria y otras de que podría aparecer por los sucesos acaecidos en su historia, e incluso de ambos orígenes parcialmente. Los océanos se habrían individualizado hace 4400 millones de años.[24]​ El estudio de circonitas muy antiguas muestra que estuvieron en contacto con agua líquida, es decir que existía agua líquida en la superficie de la Tierra joven hace 4404±8 Ma. Estos estudios destacan la presencia de una hidrosfera joven pero también la existencia de un ambiente caracterizado por temperaturas que permitirían la existencia de agua líquida (teoría de la «Tierra temprana fría»).[25]​ Algunos estudios sobre muestras de rocas lunares y terrestres concluyen que las entradas externas de agua, y en particular por el impacto de Theia, estarían limitadas a entre un 5 y un 30%,[26]​ aunque otros[27]​ consideran que la mayor parte del agua provendría de ese impacto.[28]

El agua tiene una temperatura de condensación mucho más baja que otros materiales que componen los planetas terrestres del sistema solar, como el hierro y los silicatos. La región del disco protoplanetario más cercana al Sol estaba muy caliente al principio de la historia del sistema solar, y no es factible que se condensaran océanos de agua con la Tierra cuando se formó. Más lejos del Sol joven, donde las temperaturas eran más frías, el agua podría condensarse y formar planetesimales helados. El límite de la región donde se pudo formar el hielo en los inicios del sistema solar se conoce como línea de congelamiento (o línea de nieve) y se encuentra en el cinturón de asteroides moderno, aproximadamente entre 2,7 y 3,1 unidades astronómicas (UA) del Sol.[29][30]​ Por lo tanto, sería necesario que los objetos que se formaron más allá de la línea de congelación, como los cometas, los objetos transneptunianos y los meteoroides (protoplanetas) ricos en agua, liberasen esa agua en la Tierra. Sin embargo, el momento de esa entrega aún está en duda.

Agua presente desde la formación de la Tierra editar

Una hipótesis afirma que la Tierra acreció (creció gradualmente) por acumulación de planetesimales helados hace unos 4500 millones de años, cuando tenía entre el 60 y el 90% de su tamaño actual.[21]​ En ese escenario, la Tierra pudo retener el agua de alguna forma durante los eventos de acreción e impacto mayor. Esta hipótesis está respaldada por similitudes en la abundancia y las proporciones de los isótopos de agua entre los meteoritos de condrita carbonosa más antiguos conocidos y los meteoritos de Vesta, los cuales se originan en el cinturón de asteroides del sistema solar.[31][32]​ También está respaldado por estudios de las proporciones de isótopos de osmio, que sugieren que una cantidad considerable de agua estaba contenida en el material que la Tierra acumuló desde el principio.[33][34]​ Las mediciones de la composición química de las muestras lunares recolectadas por las misiones Apolo 15 y Apolo 17 apoyan aún más esto, e indican que el agua ya estaba presente en la Tierra antes de que se formara la Luna.[35]

Un problema con esta hipótesis es que las proporciones de isótopos de gases nobles de la atmósfera de la Tierra son diferentes de las de su manto, lo que sugiere que se debieron formar a partir de diferentes fuentes.[36][37]​ Para explicar esta observación, se ha propuesto una teoría llamada «revestimiento tardío» (late veneer), según la cual el agua se entregó mucho más tarde en la historia de la Tierra, después del impacto de la formación de la Luna. Sin embargo, la comprensión actual de la formación de la Tierra permite que menos del 1% del material de la Tierra se acumulase después de la formación de la Luna, lo que implicaría que el material acumulado más tarde debería haber sido muy rico en agua.

El agua también podría provenir directamente de la nebulosa protosolar, luego haber sido almacenada en el interior durante la formación del planeta[38]​ y luego liberada por desgasificación[39]​ de los magmas (que contienen agua unida a los silicatos de minerales hidratados y de gases atrapados, incluidos hidrógeno y oxígeno).[40]​ Desde 2014, se ha apuntado principalmente a un área de rocas formada principalmente por ringwoodita, a entre 525 y 660 km de profundidad, que podría contener varias veces el volumen de los océanos actuales.[41][42]

Enfriamiento planetario editar

El enfriamiento del mundo primordial, en el transcurso del eón Hádico, habría ocurrido hasta el punto de que se desgasificaron los componentes volátiles de una atmósfera dotada de presión suficiente para la estabilización y retención del agua en estado líquido.[43][44]

Actividad volcánica editar

Asimismo, el agua terrestre habría podido provenir como consecuencia de procesos de vulcanismo: vapor de agua expulsado durante erupciones volcánicas posteriormente condensado y creador de lluvia.[45]

Actividad orgánica editar

El origen de una porción del agua terrestre habría podido ser bioquímico, durante la Gran Oxidación, mediante reacciones redox y fotosíntesis.[46]

En 1931, Cornelius Bernardus van Niel descubrió que bacterias quimiótrofas dependientes de sulfuros (bacterias púrpuras del azufre) fijan carbono y sintetizan agua como subproducto de un medio fotosintético usando ácido sulfhídrico y dióxido de carbono según la reacción:[47]

CO2 + 2H2S → CH2O + H2O + 2S

Fuentes extraplanetarias editar

  • La hipótesis más aceptada entre los científicos actualmente es la de las condritas carbonáceas que habrían llegado a la Tierra al final de la acreción y que transportarían el agua, modelizadas por el escenario del gran viraje (Grand Tack). Se explica por una correlación de las estrechas proporciones de isótopos entre el agua de la Tierra y la de las condritas carbonáceas, incluso aunque la posible alteración de esas proporciones está sujeta a discusión.[48]​ Las modelizaciones de la dinámica temprana del sistema solar han mostrado que asteroides helados podrían haber sido catapultados al sistema solar interior (incluida la Tierra) durante ese período si Júpiter hubiera migrado temporalmente más cerca del Sol,[49]​ irrumpiendo en el espacio de los planetas interiores del sistema solar, y desestabilizando las órbitas de condritas carbonáceas de agua abundante. En consecuencia, algunos cuerpos habrían podido caer hacia adentro y llegar a ser parte del material primigenio de la Tierra y de sus vecinos.[50]​ El descubrimiento de emisión de vapor de agua en Ceres (hoy considerado un planeta enano) provee información relacionada con contenido agua–hielo del cinturón de asteroides.[51]
  • Una nueva hipótesis, planteada en 2020, se basa en el contenido de agua de las condritas de enstatita, meteoritos raros pero con una composición química cercana a la de la Tierra. Según esta teoría, la mayor parte del agua presente en la Tierra hoy está aquí desde el origen.[52][53][12]
  • Otra hipótesis es que el agua podría provenir de cometas que, después del período de acreción, se habrían estrellado contra la Tierra. De hecho, los cometas son cuerpos celestes del cinturón de Edgeworth-Kuiper o de la nube de Oort; generalmente tendrían menos de 20 kilómetros de diámetro y alrededor del 80% de hielo. Las primeras mediciones de la relación D/H en la cola de los cometas sugirieron inicialmente que la aportación de cometas es baja y que solo una pequeña parte (≈ 10%) provendría de cometesimales de la región Urano-Neptuno y del cinturón de Edgeworth-Kuiper.[54]​ Sin embargo, la relación D/H de los cometas hiperactivos como 46P/Wirtanen es cercana a la de los océanos terrestres, y la relación D/H de los cometas es tanto más cercana a la de la Tierra cuanto más activos están esos cometas. Varias hipótesis pueden dar cuenta de esa correlación, pero en cualquier caso revive la teoría según la cual la mayor parte del agua terrestre provendría de los cometas.[55][56]
  • Otra hipótesis, más minoritaria, invoca el aporte de agua de los micrometeoritos, cuyo diámetro es del orden de un micrómetro pero que son muy frecuentes.
  • Una última hipótesis, respaldada por la evidencia de las proporciones de isótopos de molibdeno, sugiere que la Tierra obtuvo la mayor parte de su agua de la misma colisión interplanetaria que causó la formación de la Luna.[57]

Análisis geoquímico del agua en el sistema solar editar

 
Las condritas carbonáceas como el meteorito Allende (arriba) probablemente entregaron gran parte del agua de la Tierra, como muestran sus similitudes isotópicas con el agua del océano.

Las proporciones isotópicas proporcionan una «huella química» única que se utiliza para comparar el agua de la Tierra con los yacimientos de agua de otras partes del sistema solar. Una de esas proporciones isotópicas, la de deuterio a hidrógeno (D/H), es particularmente útil en la búsqueda del origen del agua en la Tierra. El hidrógeno es el elemento más abundante en el universo, y su isótopo más pesado, el deuterio, a veces puede reemplazar a un átomo de hidrógeno en moléculas como el H
2
O
. La mayor parte del deuterio se creó en el Big Bang o en supernovas, por lo que la desigual distribución a lo largo de la nebulosa protosolar fue efectivamente «encerrada» tempranamente en la formación del sistema solar.[58]​ Al estudiar las diferentes proporciones isotópicas de la Tierra y de otros cuerpos helados del sistema solar, se pueden investigar los orígenes probables del agua de la Tierra.

Tierra editar

Se sabe con mucha precisión que la relación deuterio a hidrógeno del agua de los océanos en la Tierra es (1.5576 ± 0.0005)×10−4.[59]​ Este valor representa una mezcla de todas las fuentes que contribuyeron a los reservorios de la Tierra y se usa para identificar la fuente o fuentes del agua de la Tierra. La proporción de deuterio a hidrógeno puede haber aumentado a lo largo de la vida de la Tierra, ya que es más probable que el isótopo más ligero se filtrase al espacio en los procesos de pérdida atmosférica. Sin embargo, no se conoce ningún proceso que pueda disminuir la relación D/H de la Tierra con el tiempo.[60]​ Esta pérdida del isótopo más ligero es una explicación de por qué Venus tiene una relación D/H tan alta, ya que el agua de ese planeta se vaporizó durante el efecto invernadero desbocado y posteriormente perdió gran parte de su hidrógeno en el espacio.[61]​ Debido a que la relación D/H de la Tierra ha aumentado significativamente con el tiempo, la relación D/H del agua entregada originalmente al planeta era más baja que en la actualidad. Esto es consistente con un escenario en el que una proporción significativa del agua en la Tierra ya estaba presente durante la evolución temprana del planeta.[20]

Asteroides editar

 
El cometa Halley según la imagen de la sonda Giotto de la Agencia Espacial Europea en 1986. Giotto voló por el cometa Halley y analizó los niveles isotópicos de hielo sublimando desde la superficie del cometa utilizando un espectrómetro de masas.

Múltiples estudios geoquímicos han concluido que los asteroides son probablemente la principal fuente de agua de la Tierra.[62]​ Las condritas carbonáceas —que son una subclase de los meteoritos más antiguos del sistema solar— tienen niveles isotópicos muy similares al agua del océano.[63][64]​ Las subclases de condritas carbonáceas CI y CM tienen específicamente niveles de isótopos de hidrógeno y nitrógeno que se asemejan mucho al agua de mar de la Tierra, lo que sugiere que el agua de esos meteoritos podría ser la fuente de los océanos de la Tierra.[65]​ Dos meteoritos de 4500 millones de años encontrados en la Tierra que contenían agua líquida junto con una amplia diversidad de compuestos orgánicos pobres en deuterio respaldan aún más esta afirmación.[66]​ La relación actual de deuterio a hidrógeno de la Tierra también coincide con las antiguas condritas eucritas, que se originan en el asteroide Vesta, en el cinturón de asteroides exterior.[67]​ Se cree que las condritas CI, CM y eucrita tienen el mismo contenido de agua y proporciones de isótopos que los antiguos protoplanetas helados del cinturón de asteroides exterior que luego entregaron agua a la Tierra.[68]

Cometas editar

Los cometas son cuerpos con un tamaño máximo de un kilómetro, hechos de polvo y hielo, que se originan en el cinturón de Kuiper (20-50 UA) y la nube de Oort (> 5000 UA), pero tienen órbitas altamente elípticas que los llevan al interior del sistema solar. Su composición helada y sus trayectorias que los llevan al interior del sistema solar los convierten en un objetivo para mediciones remotas e in situ de las relaciones D/H. Es inverosímil que el agua de la Tierra se haya originado únicamente en los cometas, ya que las mediciones de isótopos de la relación deuterio a hidrógeno (D/H) en los cometas Halley, Hyakutake, Hale-Bopp, C/2002 T7 y Tuttle arrojan valores aproximadamente del doble de los del agua oceánica.[69][70][71][72]​ Utilizando esta relación D/H de los cometas, los modelos predicen que menos del 10% del agua de la Tierra provendría de los cometas.[73]

Otros cometas de período más corto (<20 años), llamados cometas de la familia Júpiter, probablemente se originan en el cinturón de Kuiper, aunque sus trayectorias orbitales han sido influenciadas por interacciones gravitacionales con Júpiter o Neptuno.[74]67P/Churyumov-Gerasimenko es uno de esos cometas que fue objeto de mediciones isotópicas por la sonda espacial Rosetta, que encontró que el cometa tiene una relación D/H tres veces mayor que la del agua de mar de la Tierra.[75]​ Otro cometa de la familia de Júpiter, 103P/Hartley 2, tiene una relación D/H que es consistente con el agua de mar de la Tierra, pero sus niveles de isótopos de nitrógeno no coinciden con los de la Tierra.[72][76]

Theia editar

Evidencias adicionales de la Universidad de Münster de 2019 muestran que la composición isotópica del molibdeno del manto de la Tierra se originó en el sistema solar exterior, probablemente habiendo traído agua a la Tierra. Su explicación es que Theia, el planeta que según la hipótesis del impacto gigante chocó con la Tierra hace 4500 millones de años formando la Luna, puede haberse originado en el sistema solar exterior en lugar del sistema solar interior, trayendo materiales con agua y carbono con él.[57]

Véase también editar

Referencias editar

  1. «The World Factbook». www.cia.gov. Consultado el 17 de marzo de 2016. 
  2. US Department of Commerce, National Oceanic and Atmospheric Administration. «¿Hay océanos en otros planetas?». oceanservice.noaa.gov (en inglés estadounidense). Consultado el 16 de julio de 2020. 
  3. Monday, Nola Taylor Redd | Published; April 1; 2019. «Where did Earths water come from». Astronomy.com. Consultado el 16 de julio de 2020. 
  4. a b Pepin, Robert O. (July 1991). «On the origin and early evolution of terrestrial planet atmospheres and meteoritic volatiles». Icarus 92 (1): 2-79. Bibcode:1991Icar...92....2P. ISSN 0019-1035. doi:10.1016/0019-1035(91)90036-s. 
  5. Zahnle, Kevin J.; Gacesa, Marko; Catling, David C. (January 2019). «Strange messenger: A new history of hydrogen on Earth, as told by Xenon». Geochimica et Cosmochimica Acta 244: 56-85. Bibcode:2019GeCoA.244...56. ISSN 0016-7037. S2CID 119079927. arXiv:1809.06960. doi:10.1016/j.gca.2018.09.017. 
  6. Canup, Robin M.; Asphaug, Erik (August 2001). «Origin of the Moon in a giant impact near the end of the Earth's formation». Nature 412 (6848): 708-712. Bibcode:2001Natur.412..708C. ISSN 0028-0836. PMID 11507633. S2CID 4413525. doi:10.1038/35089010. 
  7. Cuk, M.; Stewart, S. T. (17 de octubre de 2012). «Making the Moon from a Fast-Spinning Earth: A Giant Impact Followed by Resonant Despinning». Science 338 (6110): 1047-1052. Bibcode:2012Sci...338.1047C. ISSN 0036-8075. PMID 23076099. S2CID 6909122. doi:10.1126/science.1225542. 
  8. Sleep, N. H.; Zahnle, K.; Neuhoff, P. S. (2001). «Initiation of clement surface conditions on the earliest Earth». Proceedings of the National Academy of Sciences 98 (7): 3666-3672. Bibcode:2001PNAS...98.3666S. PMC 31109. PMID 11259665. doi:10.1073/pnas.071045698. 
  9. a b Pinti, Daniele L.; Arndt, Nicholas (2014), «Oceans, Origin of», Encyclopedia of Astrobiology (Springer Berlin Heidelberg): 1-5, ISBN 9783642278334, doi:10.1007/978-3-642-27833-4_1098-4 .
  10. Cates, N.L.; Mojzsis, S.J. (March 2007). «Pre-3750 Ma supracrustal rocks from the Nuvvuagittuq supracrustal belt, northern Québec». Earth and Planetary Science Letters 255 (1–2): 9-21. Bibcode:2007E&PSL.255....9C. ISSN 0012-821X. doi:10.1016/j.epsl.2006.11.034. 
  11. O'Neil, Jonathan; Carlson, Richard W.; Paquette, Jean-Louis; Francis, Don (November 2012). «Formation age and metamorphic history of the Nuvvuagittuq Greenstone Belt». Precambrian Research. 220–221: 23-44. Bibcode:2012PreR..220...23O. ISSN 0301-9268. doi:10.1016/j.precamres.2012.07.009. 
  12. a b Piani, Laurette (28 de agosto de 2020). «Earth's water may have been inherited from material similar to enstatite chondrite meteorites». Science 369 (6507): 1110-1113. Bibcode:2020Sci...369.1110P. PMID 32855337. S2CID 221342529. doi:10.1126/science.aba1948. Consultado el 28 de agosto de 2020. 
  13. Washington University in Saint Louis (27 de agosto de 2020). «Meteorite study suggests Earth may have been wet since it formed - Enstatite chondrite meteorites, once considered 'dry,' contain enough water to fill the oceans -- and then some». EurekAlert!. Consultado el 28 de agosto de 2020. 
  14. American Association for the Advancement of Science (27 de agosto de 2020). «Unexpected abundance of hydrogen in meteorites reveals the origin of Earth's water». EurekAlert!. Consultado el 28 de agosto de 2020. 
  15. Wilde S.A., Valley J.W., Peck W.H. and Graham C.M. (2001). «Evidence from detrital zircons for the existence of continental crust and oceans on the Earth 4.4 nGyr ago». Nature 409 (6817): 175-8. Bibcode:2001Natur.409..175W. PMID 11196637. S2CID 4319774. doi:10.1038/35051550. 
  16. «ANU - Research School of Earth Sciences - ANU College of Science - Harrison». Ses.anu.edu.au. Archivado desde el original el 21 de junio de 2006. Consultado el 20 de agosto de 2009. 
  17. «ANU - OVC - MEDIA - MEDIA RELEASES - 2005 - NOVEMBER - 181105HARRISONCONTINENTS». Info.anu.edu.au. Consultado el 20 de agosto de 2009. 
  18. «A Cool Early Earth». Geology.wisc.edu. Archivado desde el original el 16 de junio de 2013. Consultado el 20 de agosto de 2009. 
  19. Chang, Kenneth (2 de diciembre de 2008). «A New Picture of the Early Earth». The New York Times. Consultado el 20 de mayo de 2010. 
  20. a b c Genda, Hidenori (2016). «Origin of Earth's oceans: An assessment of the total amount, history and supply of water». Geochemical Journal 50 (1): 27-42. Bibcode:2016GeocJ..50...27G. ISSN 0016-7002. doi:10.2343/geochemj.2.0398. 
  21. a b c Peslier, Anne H.; Schönbächler, Maria; Busemann, Henner; Karato, Shun-Ichiro (9 de agosto de 2017). «Water in the Earth's Interior: Distribution and Origin». Space Science Reviews 212 (1–2): 743-810. Bibcode:2017SSRv..212..743P. ISSN 0038-6308. S2CID 125860164. doi:10.1007/s11214-017-0387-z. 
  22. Wu, Jun; Desch, Steven J.; Schaefer, Laura; Elkins-Tanton, Linda T.; Pahlevan, Kaveh; Buseck, Peter R. (October 2018). «Origin of Earth's Water: Chondritic Inheritance Plus Nebular Ingassing and Storage of Hydrogen in the Core». Journal of Geophysical Research: Planets 123 (10): 2691-2712. Bibcode:2018JGRE..123.2691W. ISSN 2169-9097. doi:10.1029/2018je005698. 
  23. Richard C. Greenwood, Jean-Alix Barrat, Martin F. Miller, Mahesh Anand, Nicolas Dauphas, Ian A. Franchi, Patrick Sillard & Natalie A. Starkey (28 mars 2018). «Oxygen isotopic evidence for accretion of Earth’s water before a high-energy Moon-forming giant impact». Science Advances (en inglés) 4 (3). doi:10.1126/sciadv.aao5928. .
  24. WILDE S., VALLEY J., PECK W., GRAHAM C. (2001). — Evidence from detrital zircons for the existence of continental crust and oceans on the Earth at 4.4 Gyr ago, in Nature n˚ 6817, 409,175-178
  25. J. W. Valley; W. H. Peck; E. M. King; S. Wilde (2002). «A cool early Earth». Geology 30 (4): 351-354. .
  26. David Fossé (28 mars 2018). «L’origine de l’eau sur Terre en question». Ciel & Espace (en français). 
  27. Gerrit Budde, Christoph Burkhardt & Thorsten Kleine (2019). «Molybdenum isotopic evidence for the late accretion of outer Solar System material to Earth». Nature Astronomy (en inglés). doi:10.1038/s41550-019-0779-y. .
  28. Xavier Demeersman (24 mai 2019). «L’eau sur Terre vient-elle de Théia, la protoplanète qui a donné naissance à la Lune?». futura-sciences.com. .
  29. GRADIE, J.; TEDESCO, E. (25 de junio de 1982). «Compositional Structure of the Asteroid Belt». Science 216 (4553): 1405-1407. Bibcode:1982Sci...216.1405G. ISSN 0036-8075. PMID 17798362. S2CID 32447726. doi:10.1126/science.216.4553.1405. 
  30. Martin, Rebecca G.; Livio, Mario (3 de julio de 2013). «On the evolution of the snow line in protoplanetary discs – II. Analytic approximations». Monthly Notices of the Royal Astronomical Society 434 (1): 633-638. Bibcode:2013MNRAS.434..633M. ISSN 0035-8711. S2CID 118419642. arXiv:1207.4284. doi:10.1093/mnras/stt1051. 
  31. Andrew Fazekas, Mystery of Earth's Water Origin Solved, Nationalgeographic.com, 30 October 2014
  32. Sarafian, A. R.; Nielsen, S. G.; Marschall, H. R.; McCubbin, F. M.; Monteleone, B. D. (30 de octubre de 2014). «Early accretion of water in the inner solar system from a carbonaceous chondrite-like source». Science 346 (6209): 623-626. Bibcode:2014Sci...346..623S. ISSN 0036-8075. PMID 25359971. S2CID 30471982. doi:10.1126/science.1256717. 
  33. Drake, Michael J (2005). «Origin of water in the terrestrial planets». Meteoritics & Planetary Science 40 (4): 519-527. Bibcode:2005M&PS...40..519D. doi:10.1111/j.1945-5100.2005.tb00960.x. 
  34. Drake, Michael J.; et al. (August 2005). "Origin of water in the terrestrial planets". Asteroids, Comets, and Meteors (IAU S229). 229th Symposium of the International Astronomical Union. 1. Búzios, Rio de Janeiro, Brazil: Cambridge University Press. pp. 381–394. Bibcode:2006IAUS..229..381D. doi 10.1017/S1743921305006861. ISBN 978-0521852005.
  35. Cowen, Ron (9 de mayo de 2013). «Common source for Earth and Moon water». Nature. S2CID 131174435. doi:10.1038/nature.2013.12963. 
  36. Dauphas, Nicolas (October 2003). «The dual origin of the terrestrial atmosphere». Icarus 165 (2): 326-339. Bibcode:2003Icar..165..326D. ISSN 0019-1035. S2CID 14982509. arXiv:astro-ph/0306605. doi:10.1016/s0019-1035(03)00198-2. 
  37. Owen, Tobias; Bar-Nun, Akiva; Kleinfeld, Idit (July 1992). «Possible cometary origin of heavy noble gases in the atmospheres of Venus, Earth and Mars». Nature 358 (6381): 43-46. Bibcode:1992Natur.358...43O. ISSN 0028-0836. PMID 11536499. S2CID 4357750. doi:10.1038/358043a0. 
  38. «Evidence for primordial water in Earth’s deep mantle». Science (en inglés). 
  39. «L'eau liquide, source de vie dans l’univers». Futura-Sciences. 
  40. «Quelle est l'origine de l’eau des océans ?». Futura-Sciences. 
  41. De gigantesques quantités d'eau enfouies sous nos pieds ?
  42. Nathalie Bolfan-Casanova (2005). «Water in the Earth's mantle». Mineralogical magazine (en inglés) 69 (3): 229-257. doi:10.1180/0026461056930248. .
  43. J. Arturo Gómez-Caballero, Jerjes Pantoja-Alor. El origen de la vida desde un punto de vista geológico. http://boletinsgm.igeolcu.unam.mx/bsgm/index.php/component/content/article/191-sitio/articulos/tercera-epoca/5601/869-5601-5-gomez
  44. Juan Luis Benedetto. El continente de Gondwana a través del tiempo, capítulo 2. El tiempo profundo: El eón Arqueano. http://www.librogondwana.com.ar/
  45. http://live.huffingtonpost.com/r/highlight/scientists-discover-where-earths-water-originated/564ba93d99ec6d09c3000126?source=gravityRR&cps=gravity_5060_-7528146454370360511
  46. «The oxygenation of the atmosphere and oceans», Philosophical Transactions of The Royal Society: Biological Sciences, 29 de junio de 2006 .
  47. van Niel, C.B. (1931). «Photosynthesis of bacteria». Arch. Mikrobiol. 3 (1). 
  48. Alice Stephant, Le rapport isotopique de l'hydrogène dans le Système Solaire interne : À la recherche des sources physico-chimiques de l'eau planétaire. Géochimie. Muséum National d'Histoire Naturelle, 2014. Français. https://tel.archives-ouvertes.fr/tel-01118065/
  49. Gomes, R.; Levison, H. F.; Tsiganis, K.; Morbidelli, A. (May 2005). «Origin of the cataclysmic Late Heavy Bombardment period of the terrestrial planets». Nature 435 (7041): 466-469. Bibcode:2005Natur.435..466G. ISSN 0028-0836. PMID 15917802. doi:10.1038/nature03676. 
  50. Cowen, Ron (9 de mayo de 2013). «Common source for Earth and Moon water». Nature. doi:10.1038/nature.2013.12963. 
  51. «Herschel discovers water vapour around dwarf planet Ceres». European Space Agency. Consultado el 10 de febrero de 2014. 
  52. Futura SciencesCes météorites pourraient être à l'origine de l'eau sur Terre.
  53. CNRS - La Terre aurait toujours été riche en eau.
  54. DETAY M. — Origine contingente de l’eau sur Terre – éléments de synthèse déduits des données géologiques, géochimiques et des modèles astronomiques et planétologiques, in La Houille Blanche, revue internationale de l’eau 1, 88-100 (2004)
  55. «Le débat sur l’origine cométaire des océans terrestres est-il relancé ?». LESIA. 23 mai 2019. Consultado el 31 juillet 2019. .
  56. Dariusz C. Lis; Dominique Bockelée-Morvan; Rolf Güsten; Nicolas Biver; Jürgen Stutzki et al. (mai 2019). «Terrestrial deuterium-to-hydrogen ratio in water in hyperactive comets». Astronomy and Astrophysics (en inglés) 625 (L5): 1-8. doi:10.1051/0004-6361/201935554. .
  57. a b Budde, Gerrit; Burkhardt, Christoph; Kleine, Thorsten (20 de mayo de 2019). «Molybdenum isotopic evidence for the late accretion of outer Solar System material to Earth». Nature Astronomy 3 (8): 736-741. Bibcode:2019NatAs...3..736B. ISSN 2397-3366. S2CID 181460133. doi:10.1038/s41550-019-0779-y. 
  58. Yang, J.; Turner, M. S.; Schramm, D. N.; Steigman, G.; Olive, K. A. (June 1984). «Primordial nucleosynthesis - A critical comparison of theory and observation». The Astrophysical Journal 281: 493. Bibcode:1984ApJ...281..493Y. ISSN 0004-637X. doi:10.1086/162123. 
  59. Hagemann, R.; Nief, G.; Roth, E. (January 1970). «Absolute isotopic scale for deuterium analysis of natural waters. Absolute D/H ratio for SMOW». Tellus 22 (6): 712-715. Bibcode:1970Tell...22..712H. ISSN 0040-2826. doi:10.3402/tellusa.v22i6.10278. 
  60. Catling, David C. (2017). Atmospheric Evolution on Inhabited and Lifeless Worlds. Cambridge University Press. p. 180. Bibcode:2017aeil.book.....C. ISBN 9781139020558. OCLC 982451455. 
  61. Donahue, T. M.; Hoffman, J. H.; Hodges, R. R.; Watson, A. J. (7 de mayo de 1982). «Venus Was Wet: A Measurement of the Ratio of Deuterium to Hydrogen». Science 216 (4546): 630-633. Bibcode:1982Sci...216..630D. ISSN 0036-8075. PMID 17783310. S2CID 36740141. doi:10.1126/science.216.4546.630. 
  62. Q. Choi, Charles (10 de diciembre de 2014). «Most of Earth's Water Came from Asteroids, Not Comets». Space.com (en inglés). Consultado el 9 de febrero de 2020. 
  63. Daly, R. Terik; Schultz, Peter H. (25 de abril de 2018). «The delivery of water by impacts from planetary accretion to present». Science Advances 4 (4): eaar2632. Bibcode:2018SciA....4R2632D. PMC 5916508. PMID 29707636. doi:10.1126/sciadv.aar2632. 
  64. Gorman, James (15 de mayo de 2018). «How Asteroids May Have Brought Water to Earth». The New York Times. Consultado el 16 de mayo de 2018. 
  65. Alexander, Conel M. O'D. (17 de abril de 2017). «The origin of inner Solar System water». Philosophical Transactions of the Royal Society A: Mathematical, Physical and Engineering Sciences 375 (2094): 20150384. Bibcode:2017RSPTA.37550384A. ISSN 1364-503X. PMC 5394251. PMID 28416723. doi:10.1098/rsta.2015.0384. 
  66. Chan, Queenie H. S. (10 de enero de 2018). «Organic matter in extraterrestrial water-bearing salt crystals». Science Advances 4 (1, eaao3521): eaao3521. Bibcode:2018SciA....4O3521C. PMC 5770164. PMID 29349297. doi:10.1126/sciadv.aao3521. 
  67. Sarafian, Adam R.; Nielsen, Sune G.; Marschall, Horst R.; McCubbin, Francis M.; Monteleone, Brian D. (31 de octubre de 2014). «Early accretion of water in the inner solar system from a carbonaceous chondrite–like source». Science 346 (6209): 623-626. Bibcode:2014Sci...346..623S. ISSN 0036-8075. PMID 25359971. S2CID 30471982. doi:10.1126/science.1256717. 
  68. Morbidelli, Alessandro (2000). «Source regions and timescales for the delivery of water to the Earth». Meteoritics & Planetary Science 35 (6): 1309-1329. Bibcode:2000M&PS...35.1309M. doi:10.1111/j.1945-5100.2000.tb01518.x. 
  69. Eberhardt, P.; Dolder, U.; Schulte, W.; Krankowsky, D.; Lämmerzahl, P.; Hoffman, J. H.; Hodges, R. R.; Berthelier, J. J. et al. (1988), «The D/H ratio in water from comet P/Halley», Exploration of Halley's Comet (Springer Berlin Heidelberg): 435-437, ISBN 9783642829734, doi:10.1007/978-3-642-82971-0_79  .
  70. Meier, R. (6 de febrero de 1998). «A Determination of the HDO/H2O Ratio in Comet C/1995 O1 (Hale-Bopp)». Science 279 (5352): 842-844. Bibcode:1998Sci...279..842M. ISSN 0036-8075. PMID 9452379. doi:10.1126/science.279.5352.842. 
  71. Bockelée-Morvan, D.; Gautier, D.; Lis, D.C.; Young, K.; Keene, J.; Phillips, T.; Owen, T.; Crovisier, J. et al. (May 1998). «Deuterated Water in Comet C/1996 B2 (Hyakutake) and Its Implications for the Origin of Comets». Icarus 133 (1): 147-162. Bibcode:1998Icar..133..147B. ISSN 0019-1035. doi:10.1006/icar.1998.5916. 
  72. a b Hartogh, Paul; Lis, Dariusz C.; Bockelée-Morvan, Dominique; de Val-Borro, Miguel; Biver, Nicolas; Küppers, Michael; Emprechtinger, Martin; Bergin, Edwin A. et al. (October 2011). «Ocean-like water in the Jupiter-family comet 103P/Hartley 2». Nature 478 (7368): 218-220. Bibcode:2011Natur.478..218H. ISSN 0028-0836. PMID 21976024. S2CID 3139621. doi:10.1038/nature10519. 
  73. Dauphas, N (December 2000). «The Late Asteroidal and Cometary Bombardment of Earth as Recorded in Water Deuterium to Protium Ratio». Icarus 148 (2): 508-512. Bibcode:2000Icar..148..508D. ISSN 0019-1035. doi:10.1006/icar.2000.6489. 
  74. Duncan, M. J. (13 de junio de 1997). «A Disk of Scattered Icy Objects and the Origin of Jupiter-Family Comets». Science 276 (5319): 1670-1672. Bibcode:1997Sci...276.1670D. ISSN 0036-8075. PMID 9180070. doi:10.1126/science.276.5319.1670. 
  75. Altwegg, K.; Balsiger, H.; Bar-Nun, A.; Berthelier, J. J.; Bieler, A.; Bochsler, P.; Briois, C.; Calmonte, U. et al. (23 de enero de 2015). «67P/Churyumov-Gerasimenko, a Jupiter family comet with a high D/H ratio». Science 347 (6220): 1261952. Bibcode:2015Sci...347A.387A. ISSN 0036-8075. PMID 25501976. S2CID 206563296. doi:10.1126/science.1261952. 
  76. Alexander, C. M. O.; Bowden, R.; Fogel, M. L.; Howard, K. T.; Herd, C. D. K.; Nittler, L. R. (12 de julio de 2012). «The Provenances of Asteroids, and Their Contributions to the Volatile Inventories of the Terrestrial Planets». Science 337 (6095): 721-723. Bibcode:2012Sci...337..721A. ISSN 0036-8075. PMID 22798405. S2CID 206542013. doi:10.1126/science.1223474. 

Bibliografía editar

  • Jörn Müller, Harald Lesch (2003): Woher kommt das Wasser der Erde? - Urgaswolke oder Meteoriten. Chemie in unserer Zeit 37(4), pg. 242 – 246, ISSN 0009-2851
  • La versión inglesa de este artículo contiene partes traducidas del alemán (original article) el 4/3/06.

Enlaces externos editar