Prados Asfódelos

región del viejo inframundo griego donde indistintamente las almas ordinarias eran enviadas después de su muerte
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En la mitología griega se conoce como el prado de asfódelos[1]​ o los Campos de Asfódelos[2]​ (en griego ἀσφοδελὸς λειμών, asphodelós leimôn) a una región de inframundo donde la inmensa mayoría de las almas ordinarias eran enviadas después de su muerte.[3]​ Se trata de una de las tres secciones bien definidas dentro de los dominios subterráneos de Hades, junto con los campos Elíseos (Ἠλύσια πεδία) — reservados para los héroes y semidioses, como Aquiles y Helena— y el Tártaro (Τάρτᾰρος) — reservado para criminales de noble abolengo, como Sísifo, Tántalo o los titanes— .[4]

Homero es el primer autor en estos campos y el término es utilizado sólo por poetas griegos, no latinos.[5]​ Dice que los difuntos siguen a Hermes (como psicopompo) «desde la corrientes de Océano, pasando por el cabo de Leucas (acaso Léucade), siguiendo por las puertas del sol (pylai Hêlioi), hacia el país de los sueños (dêmos oineiroi), hasta llegar al prado de asfódelos, donde se guarecen las almas (psykhai), imágenes (eidôla) de hombres exhaustos».[6]​ Cerca del prado de asfódelos y el país de los sueños también se situaba el arroyo de las aguas del Olvido (Λήθη, Léthe).[7]

La primera región del Tártaro contiene los tristes Campos de Asfódelos, donde las almas de los héroes vagan sin propósito entre las multitudes de muertos menos distinguidos que se agitan como murciélagos y donde solamente Orión tiene todavía valor para cazar a los ciervos espectrales. No hay uno solo que no prefiriese vivir esclavo de un campesino pobre a gobernar en todo el Tártaro. Su único placer consiste en las libaciones de sangre que les proporcionan los vivientes; cuando las beben vuelven a sentirse casi hombres. Más allá de esas praderas se hallan el Erebo y el palacio de Hades y Perséfone.[8]

El prado no tiene nombre en sí mismo, tan sólo es definido por la flor del asfódelo, que abunda en ese lugar. No hay consenso común acerca de por qué este prado está asociado con esa flor. Muchos poetas antiguos y comentaristas homéricos entienden que el adjetivo asphodelòs significa «florido», «fragante» o «fértil».[9]​ Otros, en cambio, dicen que la esta planta tan poco atractiva fue elegida por los griegos por su color gris fantasmagórico, apropiado para la atmósfera sombría del inframundo.[10]

Robert Graves dice que el adjetivo homérico asphodelós, aplicado solamente a leimónes («campos, praderas»), significa probablemente «en el valle de lo que no se reduce a cenizas» (de a = «no», σποδός; spódos = «ceniza», elos = «valle»), o sea el alma del héroe después de haber sido quemado su cuerpo; excepto en la Arcadia, donde se comían bellotas, las raíces y semillas de asfódelo, ofrecidas a esas almas, constituían la dieta griega corriente antes de la introducción del cereal. Los asfódelos se dan en abundancia incluso en las islas que carecen de agua, y las almas, como los dioses, son conservadoras en su régimen alimenticio.[11]

Geografía editar

Los Campos de Asfódelos son el lugar donde reposaban las almas de aquellos que tuvieron una vida equilibrada respecto a los conceptos representativos del bien y el mal. Esencialmente, era una llanura de flores del género de los asfódelos, que también era la comida favorita de los muertos. En las versiones más antiguas se le describe como un lugar fantasmal y oscuro. Otros relatos lo describen como una tierra neutral. Es decir, sus habitantes no son ni buenos ni malos, y realizan sus monótonas tareas diarias como en la Tierra. Sin embargo, otras versiones identifican los campos Asfódelos como otro equivalente a los Campos Elíseos. Es decir, otro paraíso en donde habitaban las almas comunes y corrientes. Para muchos otros filósofos antiguos la vida en los campos Asfódelos podía variar dependiendo de si la persona ordinaria fue mas buena que mala o al revés o dependiendo del humor de los muertos o de los dioses.

Otras versiones van todavía van más lejos y nos cuentan que todos los residentes de los Asfódelos beben del agua del río Lete antes de entrar a los campos, perdiendo así sus identidades y convirtiéndose en seres sin consciencia de su vida pasada. Este último punto, representa una visión negativa sobre la vida después de la muerte en estos campos, y probablemente se usaba para persuadir la población griega a alistarse en el ejército, en contraposición a la rutina e inactividad diaria del civil. De hecho, aquellos que empuñaban armas en vida pensaban que reposarían eternamente en los Campos Elíseos tras su muerte. [cita requerida] Tomar del río Lete no era necesariamente algo negativo, pues esto podía ser para olvidar sus tristezas pasadas y para purificar los pecados en vida. Por otro lado, todas las personas que participaran en los cultos Helénicos y en los cultos místicos podían tomar del agua del río de la memoria convirtiéndose así en divinidades tan inteligentes como los dioses.

En la antigüedad y en la actualidad (por la continuidad del helenismo en Grecia) es el lugar donde para muchos de sus fieles, la mayoría de los seres humanos van después de la muerte. Si no se es juzgado por los Jueces del Hades a tiempo, este lugar es el destino automático, cuando no es los Elíseos. El alma de los muertos en este lugar se podían venerar al igual que las almas que descansaban en los Elíseos y se consideraban con frecuencia como almas físicas y protectoras, como dioses.

Finalmente, la ubicación del los prados al igual que la de los Elíseos podía variar según el filósofo. Para unos, se encontraba más allá del horizonte, más allá del mundo que se ve, de lo conocido. Para otros, al igual que el Tártaro, se encontraba debajo de la tierra, en un lugar increíblemente lejos. Pero, a diferencia del Tártaro, en él la luz de sol sí podía ser vista y sus campos eran fértiles.

Referencias editar

  1. Término «prado de asfódelos» en Homero, Odisea, volumen 48 de la Biblioteca Clásica Gredos (1993).
  2. Término como «Campos de Asfódelos» en Robert Graves, Los mitos griegos, volumen 2 (Alianza editorial, 2019)
  3. Reece, Steve (2007). «Homer’s Asphodel Meadow». Greek, Roman, and Byzantine freeStudies 47 (4): 389-400. 
  4. Westmoreland, Perry L. (2006). Ancient Greek beliefs. San Ysidro, CA: Lee y Vance Publishing Co. ISBN 978-0-9793248-1-9. OCLC 276682916.
  5. Homero: Odisea XI 539
  6. Odisea 24, 11-14
  7. Ovidio: Las metamorfosis XI, 585–677
  8. Robert Graves, Los mitos griegos, volumen 1; 31.b (Alianza editorial, 2019). Graves da como fuentes Homero, Odisea XI 539, 572-5 y 487-91 y la tablilla órfica de Petelia.
  9. Reece, Steve (2009). Homer's winged words : the evolution of early Greek epic diction in the light of oral theory. Leiden. ISBN 978-90-474-2787-2. OCLC 569990385.
  10. Tripp, Edward (1970). Crowell's handbook of classical mythology. Internet Archive. New York, Crowell. p. 105. ISBN 978-0-690-22608-9.
  11. Robert Graves: Los mitos griegos (volumen 1), 31, anotación 2. Alianza editorial, 2019.

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