Profecía de Malaquías

profecía apócrifa no reconocida por la Iglesia Católica
(Redirigido desde «Profecía de los Papas»)

La Profecía de los papas, también conocida comúnmente como Profecía de Malaquías o de San Malaquías,[1][2]​ es una de las dos contenidas en las Profecías de San Malaquías, textos esotéricos y escatológicos publicados en latín en 1595 y atribuidos al obispo católico irlandés Malaquías de Armagh (1094-1148). Se dio a conocer siglos después de la muerte del santo.

Contexto editar

 
San Malaquías, abadía de Ebberbach.

La «Profecía de los papas» de San Malaquías apareció en el Lignum vitæ[nota 1]​ (en 1595), publicado en Venecia por el monje benedictino francés Arnold de Wyon (quien era erudito en la historia de su orden). Wyon dedicó este libro al rey de España Felipe II. El origen de la profecía se atribuye a mediados del siglo XII, en la época de las aprobaciones pontificias a los templarios.

El Lignum vitæ es una biografía colectiva de los benedictinos que llegaron a convertirse en obispos. Tras unos párrafos sobre la figura de san Malaquías de Armagh, termina diciendo el autor: «Malaquías escribió varios opúsculos».

Sigue una serie de 111 pequeños lemas o frases en latín sin numerar haciendo alusión alegórica a los siguientes 111 papas que han gobernado la santa Iglesia católica, desde Celestino II (1143-1144) hasta Benedicto XVI (Gloria Olivæ) cuyo símbolo es justamente una rama de Olivo. Tras esto, San Malaquías nombra a Pedro el Romano como último papa gobernante.

Autenticidad editar

Debemos recordar que, ningún papa de la Iglesia católica tomó el nombre de Pedro como nombre de su pontificado, por respeto al primer papa (Pedro) nombrado directamente por Jesús.

Adicional a esto, cabe agregar que los 111 papas son referidos, en cada lema, por palabras simbólicas.

Se pueden encontrar en los lemas, con frecuencia, referencias al lugar de origen de los papas, a sus escudos familiares, y en ocasiones a circunstancias históricas, lo que permite en base al orden de los lemas asignarles una cierta cronología, que se correspondería al periodo de un papado concreto. En todos los casos el significado de los lemas está escondido u oculto, por lo que es posible varias interpretaciones.

Es difícil saber si cada lema corresponde a un papa (y, sobre todo, a cuál papa), en particular en periodos de papados muy breves (a veces sin que llegaran a ser consagrados como tales) o en periodos donde existía una disputa entre dos o más postulantes por ser el auténtico papa (a los no reconocidos en los listados oficiales de la Iglesia católica se los denomina antipapas).

El único nombre que se menciona en la lista de san Malaquías es el del supuesto último papa: Petrus Romanus. Esto podría significar que después de un listado de lemas en latín (con términos que en muchos casos hacen referencia directa a la Biblia Vulgata), el párrafo final con el nombre de Petrus Romanus es una referencia genérica a los papas de la Iglesia (cargo que va unido al obispo de Roma), y la que explica y da el sentido general atribuido comúnmente a esta profecía (el de ser un listado de los sumos pontífices).

El calificativo de Romanus es utilizado, de acuerdo con la traducción en latín del Nuevo Testamento, expresamente por San Pablo para defender su condición frente al centurión (Hechos 22, 23-29). La divulgación de esta profecía mediante la imprenta coincide con la revisión que se hizo de la Biblia Vulgata hacia 1590.

Al no haberse hallado aún el manuscrito original (ca. 1140), su divulgación en una publicación avalada por la Iglesia y dirigida a los católicos (Venecia, 1595), que recoge muchos documentos antiguos ya conocidos pero nunca publicados, permite suponer que el monje Arnaldo Wion (con el aval de la autoridad eclesiástica y por su condición de religioso) obró de buena fe, y no tuvo otra finalidad sino la de divulgar un documento que tuvo ante él y que por tradición ya era conocido, como él mismo atestigua.

El papa Pio XII (como ya lo habían hecho otros papas anteriores) utilizó expresamente el lema que se le atribuía de acuerdo a la cronología tradicional de esta profecía.[3]

Controversias editar

 
Parte final de las profecías en Lignum vitæ (1595), p. 311.

Después de la palabra «Finis», en el texto se aclara que la asignación de cada lema al nombre de un papa no fue hecha por el propio Malaquías, sino por R.P.F. Alphonsi Giaconis («Quæ ad Pontifices adiecta, non sunt ipsius Malachiæ, sed R.P.F. Alphonsi Giaconis, Ord. Prædicatoru, huius Prophetiæ interpretis», se dice textualmente).

Algunos ven en la interpretación de R.P.F. Alphonsi Giaconis de las divisas correspondientes a los papas anteriores a 1595 —desde Celestino II (1143-1144) hasta Clemente VIII (1592-1605)—, una mayor similitud que en las siguientes.

Resulta evidente que la publicada en 1595 es una de las interpretaciones posibles en dicho contexto histórico, pero el lector puede juzgar por sí mismo.

Por ejemplo, el lema «Leo Florentius» («El león de Florencia»), parece ajustarse más que a ningún otro al papa León X, hijo de Lorenzo de Médici, príncipe de Florencia y primer papa nacido en esa ciudad.

De la misma manera, el lema «Hyacinthus medicorum» menciona expresamente el apellido del segundo papa de la familia Médici ('médico' en latín), que fue Clemente VII. Por ejemplo, el lema «Ex antiquitate Urbis» también puede admitir una interpretación más directa, al señalar el nombre del papa Urbano VII.

Admitir esta secuencia hubiera implicado atribuir un lema poco favorable —si se quiere—, al papa de origen florentino que autorizó la publicación de la profecía (Clemente VIII). En lugar de «Crux Romulea» —que suena fuerte y decidido—, le hubiera correspondido el lema «Undosus vir» («Varón oscilante»), que parece expresar lo contrario. Esto demuestra que toda la publicación oficial de los lemas descartó los significados más obvios, para forzar una interpretación admisible y permitida en la época.

De acuerdo con el Anuario pontificio, entre León X y Benedicto XVI —ambos incluidos— hay cuarenta y nueve papas.[4]​ De acuerdo con el Lignum vitæ, hay cuarenta y nueve lemas entre Leo Florentius y Petrus Romanus —ambos incluidos—.

El Lignum vitæ se publicó en 1595, constituyendo un éxito en toda la Europa cristiana y nunca tuvo ninguna sanción por parte del Santo Oficio (actual Sagrada Congregación para de la Doctrina de la Fe).

Conclusión editar

Tras estos 111 lemas proféticos atribuidos a cada pontífice romano, terminando con «De Gloria olivæ» (que correspondería con el papa Benedicto XVI), aparece una sentencia en latín:

In psecutione extrema S.R.E. sedebit Petrus Romanus, qui pascet oves in multis tribulationibus, quibus transactis civitas septicollis diruetur, et Iudex tremendus iudicabit populum suum. Finis.
En persecución extrema, en la Santa Iglesia Romana reinará Pedro el Romano, quien apacentará a su rebaño entre muchas tribulaciones, tras lo cual, la ciudad de las siete colinas será destruida y el Juez Terrible juzgará a su pueblo. Fin.

Opiniones editar

Voces discrepantes editar

El erudito español Benito Jerónimo Feijoo anota en su Teatro Crítico Universal[5]​ que la profecía es apócrifa, que le fue entregada a Alfonso Chacón y que solo tiene precisión hasta Urbano VII.

El historiador español José Luis Calvo confirma que hasta el papa Urbano VII (1521-1590) los lemas concuerdan muy bien con los respectivos pontífices y a partir de esa fecha hay que hacer esfuerzos para que coincidan.[cita requerida]

El jesuita Claude-François Menestrier ha acusado al erudito dominico español Alphonsus Ciacconius de valerse de la credulidad y prestigio de Arnold de Wyon para contribuir a la elección de Simoncelli para propiciar la candidatura a papa del cardenal de Orvieto en 1590 para suceder a Urbano VII.[cita requerida]

Voz de la Iglesia católica editar

Según el cardenal Ratzinger, prefecto para la Doctrina de la Fe (Benedicto XVI): el hecho de que la única revelación de Dios dirigida a todos los pueblos se haya concluido con Cristo y en el testimonio sobre Él recogido en los libros del Nuevo Testamento, vincula a la Iglesia con el acontecimiento único de la historia sagrada y de la palabra de la Biblia, que garantiza e interpreta este acontecimiento, pero no significa que la Iglesia ahora sólo pueda mirar al pasado y esté así condenada a una estéril repetición. El Catecismo de la Iglesia Católica dice a este respecto:

Sin embargo, aunque la Revelación esté acabada, no está completamente explicitada; corresponderá a la fe cristiana comprender gradualmente todo su contenido en el transcurso de los siglos.
n. 66

Aunque no pertenecen al depósito de la fe, las revelaciones privadas pueden ayudar a vivir la misma fe, si mantienen su íntima orientación a Cristo. El Magisterio de la Iglesia, al que corresponde el discernimiento de tales revelaciones, no puede aceptar, por tanto, aquellas «revelaciones» que pretendan superar o corregir la Revelación definitiva, que es Cristo (Compendio del Catecismo de la Iglesia 67).

A lo largo de los siglos ha habido revelaciones llamadas «privadas», algunas de las cuales han sido reconocidas por la autoridad de la Iglesia. Estas, sin embargo, no pertenecen al depósito de la fe. Su función no es la de «mejorar» o «completar» la Revelación definitiva de Cristo, sino la de ayudar a vivirla más plenamente en una cierta época de la historia. Guiado por el Magisterio de la Iglesia, el sentir de los fieles (sensus fidelium) sabe discernir y acoger lo que en estas revelaciones constituye una llamada auténtica de Cristo o de sus santos a la Iglesia.
Congregación para el culto Divino y disciplina de los sacramentos. Directorio de la piedad popular y la liturgia

El Decreto de la Congregación para la Propagación de la Fe (A.A.S. n.58/16 del 29 de diciembre de 1966) que abroga los cánones 1399 y 2318 fue aprobado por Pablo VI y publicado por su voluntad. Por lo cual: No se prohíbe divulgar sin licencia expresa de la Autoridad Eclesiástica (Imprimatur) escritos tocantes a nuevas apariciones, revelaciones privadas, visiones, revelaciones, profecías y milagros, con tal que se observe la moral cristiana general.

Son varios los papas que en los siglos anteriores han referido el lema correspondiente de las profecías de San Malaquías a sus pontificados (Alejandro VIII, Pío VI, en fecha más reciente Pío XII, «Pastor angelicus»), lo que habla del valor que han otorgado los Sumos Pontífices a esta particular profecía.

Véase también editar

Notas editar

  1. La traducción al español de Lignum vitæ es, idiomáticamente, ‘árbol de vida’ o, figurativamente, palo santo, lo contrario de Mali lignus, es decir, ‘árbol del mal’.

Referencias editar

  1. «San Malaquías y la temible profecía de los papas que anuncia el fin del mundo». Guioteca.com. 15 de octubre de 2016. Consultado el 27 de abril de 2020. 
  2. «Las Profecías de Malaquías explican la crisis actual en la Iglesia». Forosdelavirgen.org. Consultado el 27 de abril de 2020. 
  3. Pastor Angelicus Piux XII (película completa).
  4. Véase: Anexo:Papas.
  5. Feijoo, Benito Jerónimo: Teatro Crítico Universal, tomo II, VI, «Profecías supuestas», numerales 37, 38 y 39.

Enlaces externos editar