Trangolonco

toqui mapuche, jefe militar
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Trangolonco (Tanjalongo, Tanialongo,[2]​ Tangalonco o Tangolongo) (circa 1500-?) fue un toqui picunche originario del valle de Aconcagua, que opuso una tenaz resistencia a la conquista de sus territorios por los españoles. Trangolonco era hermano de Michimalonco,[3]​ con dominios en el Valle del Aconcagua.

Trangolonco

Toqui picunche

Información personal
Nacimiento 1500 Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad Chilena
Lealtad Imperio incaico Ver y modificar los datos en Wikidata
Rango militar Lonco
Curaca[nota 1]
Conflictos Sublevación promaucae y Quema de Santiago[1]

Antecedentes editar

En los tiempos de la llegada de los españoles, entre los ríos La Ligua y Maipo convivían incas y picunches. Estos últimos estaban sometidos a los Incas. Pero su aparente apaciguamiento no era tal y mantenían una fuerza militar capaz de actuar.

Los picunches eran dirigidos por Trangolonco, Atepudo, Naglonco, Painelonco y Michimalonco, y se subordinaban a Quilicanta, el príncipe inca de esas tierras, con residencia en Quillota, cerca de las explotaciones de oro de Marga-Marga.

  • Michimalonco tenía dominios sobre el valle ubicado en el curso medio a alto del río Aconcagua, mientras que Trangolonco los tenía sobre el curso medio a bajo.
  • Atepudo tenía dominio sobre los territorios del Valle de La Ligua.
  • Naglonco y Painelonco compartían dominios en el Valle del Maipo del Mapocho.

En la Crónica de Vivar editar

En la Crónica de Vivar, Trangolonco se cita un total de 11 veces y esta es la principal fuente de lo que se sabe de él.

En el CAPÍTULO XXVI (que trata del valle de Combarbalá hasta el de Aconcagua y de los indios y cosas que hay en él), Vivar señala:

...los señores de este valle son dos: el uno Tanjalongo, éste manda de la mitad del valle a la mar; el otro cacique se dice Michimalongo, éste manda y señorea la mitad del valle hasta la sierra. Éste ha sido el más temido señor que en todos los valles se ha hallado...

Vivar indica que Valdivia castigó a Trangolonco cortándole los pies:

...luego que fue venido el cacique Tanjalongo y presentado ante el general, mandóle cortar los pies por la mitad. No le mataron, puesto que sus culpas lo pedían, porque era cacique tenido y que por su aviso y respeto podían venir muchos caciques e indios de paz, así como era parte para munillos que viniesen de guerra, y también porque con matarlo no pagaba lo que debía ni el mal y daño que por su causa habíamos recibido, y cortarle los pies le sería más castigo...
Jerónimo de Bibar. Crónica y relación copiosa y verdadera de los reinos de Chile[4]

En Mariño de Lobera editar

En la Crónica de Mariño de Lobera, en el Capítulo XIV (de la prisión de siete caciques) se indica:

...viendo el capitán Michimalongo que Valdivia no asistía en la ciudad envió a un capitán bárbaro llamado Alcana con la mayor parte de su ejército para que llevasen la ciudad a fuego y sangre precediendo frecuentes espías que mirasen atentamente si estaba en ella aquel caballero del caballo blanco que los venció en la batalla pasada y los dejó atemorizados, como arriba queda dicho, teniendo por cierto ser el glorioso Santiago. Por otra parte, envió a su hermano Tanjalongo con alguna gente que entretuviese al capitán Valdivia, porque no pudiese acudir a dar socorro a los de su pueblo...
Mariño de Lobera, Pedro (1580). Crónica del Reyno de Chile[5]

Alzamiento de Tangalonco editar

Con infatigable tenacidad, Tangalonco visitó a todos sus aliados en los valles de Aconcagua y Maipo, logrando reunir un total de 10 000 guerreros. Luego se dirigió a los promaucaes de Cachapoal y los informó sobre los acontecimientos, pronunciándoles vibrantes discursos, por medio de los cuales los exhortaba a continuar la obra de liberación iniciada con la expulsión de las tropas incas del país. Encontró un amplio eco. En ese valle se organizó otro ejército, que llegó a contar 16 000 guerreros. Se convino cercar Santiago y tomar la ciudad por asalto en la primavera venidera, asociándose a Michimalonco y otros curacas.

Valdivia, iracundo por la noticia de la rebelión, comete el error de apresar y maltratar a todos los caciques e incas que pudo, para luego mantenerlos recluidos en calidad de rehenes en su casa de Santiago (donde está situado el Correo Central). Descollaba entre ellos el príncipe Quilicanta.[6]

El resultado fue que estos caciques, que habían sostenido una prolongada guerra con Michimalonco, se reconciliaron con él y le ofrecieron su cooperación. De este modo, los españoles quedaron completamente aislados, y solo pudieron contar con la ayuda de los indios de Limache (del mapudungun "Lli machi" :Peñón del Brujo), que habían traído del Perú. El odio de los promaucaes se dirigió, en primer término, en contra de estos, que no podían dejarse ver en ninguna parte, pues eran agredidos y ultimados de inmediato. De este modo se privó a los españoles de sus fuerzas de trabajo, o al menos, ellas solo podían operar cuando estaban debidamente protegidas.

Sabedor que miles o quizás decenas de miles de promaucaes se aprestaban a atacar apenas se iniciara la primavera chilena, decide atacar a Michimalonco en su valle, por lo cual se dirigió a Aconcagua, llevando consigo a treinta jinetes, treinta arcabuceros y tropas auxiliares. Al pasar frente a Colina observaron dos espías sobre una loma.

Antes del alba del 11 de septiembre de 1541, jinetes españoles salieron de la ciudad para enfrentarse a los indígenas, cuyo número en un principio se estimaba en 8000 hombres y, posteriormente, en 20 000. A pesar de contar los españoles con caballería y mejores armas, los indígenas eran una fuerza superior, y al anochecer lograron que el ejército rival se batiese en retirada cruzando el río hacia el este, refugiándose de nuevo en la plaza. Entre tanto, otros indígenas, lanzando flechas incendiarias, lograron prender fuego a buena parte de la ciudad, dando muerte a cuatro españoles y a varios animales. Tan desesperada parecía la situación que el sacerdote local, Rodrigo González Marmolejo, afirmó que la batalla era como el Día del Juicio Final y que tan solo un milagro podía salvarlos.

Junto al negro Juan Valiente, fueron los únicos que lograron escapar, a caballo, del ataque dirigido por los curacas aliados a Michimalonco, Tangolongo y Chigaimango, quienes arrasaron con la guarnición. Pedro de Valdivia al informarse de la conspiración de Pedro Sánchez de la Hoz, se encontraba fuera de Santiago y los indígenas habían aprovechado para atacar. Inés Suárez decapitó a todos los curacas tomados como rehenes, y que retenía en su casa, por su propia mano, arrojando luego sus cabezas entre los atacantes. Estos, viendo el salvajismo de la española, abandonaron la contienda. Gerónimo de Bibar fue testigo de dicho acto salvaje.[7]

Notas editar

  1. curaca es una palabra quechua que significa el primero o el mayor

Referencias editar

  1. 11 de septiembre de 1541.....La primera vez que ardió Santiago
  2. Contreras, Hugo. «Servicio personal y comunidades indígenas en el Valle de Quillota durante los primeros años del asentamiento español, 1544-1569». Cuadernos Interculturales 2 (3): 69-84. ISSN 0718-0586. Consultado el 22 de mayo de 2022. 
  3. Michimalonco
  4. Jerónimo de Bibar. Crónica y relación copiosa y verdadera de los reinos de Chile. 1979 [1558]. Edición de Leopoldo Sarez‑Godoy. Colloquium Verlag Berlin
  5. Mariño de Lobera, Pedro (1580). Crónica del Reyno de Chile. Biblioteca de Autores Españoles 13:227-562. 1580 Madrid, 1960.
  6. Gobernador incaico de Chile, el príncipe Quilicanta, quien fue obligado a abandonar Quillota, donde residía, para refugiarse en Colina (topónimo mapudungún de coli, tierra colorada e ina, en la vecindad), al norte de Santiago. El príncipe y los caciques araucanos del valle de Maipo se sometieron a Valdivia, pero Michimalonco puso sobre las armas el valle de Aconcagua y consiguió la adhesión de los promaucaes (enemigos sometidos, así llamados en mapuche por haber estado sujetos al dominio incaico), rama araucana que ocupaba el territorio entre la Angostura de Paine y el río Maule.
  7. https://web.archive.org/web/20080321041944/http://www.latercera.cl/medio/articulo/0,0,38035857_172985979_182494317,00.html

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