Trasplante uterino

El trasplante uterino es un procedimiento quirúrgico que consiste en trasplantar un útero sano a un organismo cuyo útero está dañado o que carece de este. Si atendemos a la reproducción sexual habitual de los mamíferos, cuando el útero presenta algún tipo de alteración o simplemente se carece de dicho órgano, la mujer es infértil. Este fenómeno se conoce como factor uterino de infertilidad, siendo el trasplante uterino un tratamiento potencial para esta forma de infertilidad.

Ya han transcurrido tres años, desde que en 2005 se publicó en “The Lancet” el nacimiento del primer bebé tras realizar un trasplante de útero procedente de un donante vivo. A partir de ese momento, se han reportado otros diez nacimientos en revistas científicas y en los medios de comunicación. Este es el resultado de la evolución de dicho procedimiento, aunque una importante limitación es la escasa disponibilidad de órganos, pues la mayoría de las donantes suelen ser madres, hermanas o amigas íntimas de las receptoras.[1][2]

Con la finalidad de superar la escasez de donantes vivas, se impulsó la realización de trasplantes uterinos procedentes de donantes fallecidas. Sin embargo, tras diez intentos, hasta finales del año 2018 no se ha logrado el nacimiento de una bebé sana. La receptora es una mujer de 32 años cuyos ovarios eran fisiológicos y producían óvulos, pero que nació sin útero a causa del síndrome de Rokitansky-Küster-Hauser (MRKHS en inglés) también conocido como agenesia mulleriana o vaginal, una enfermedad congénita que afecta a una de cada 5.000 mujeres.[1][2]

En un futuro no muy lejano, todos estos logros y los que quedan por venir facilitarán la “adopción generalizada” de los trasplantes uterinos, ya sea a partir de donantes vivas o cadavéricas. De hecho, este tipo de intervenciones no solo podría ayudar a mujeres infértiles por dolencias congénitas, sino que también a otras mujeres a las que les ha extirpado el útero tras infecciones o tratamientos oncológicos. No obstante, el uso de órganos de cadáveres es una técnica bastante reciente y que se considera experimental en muchos países.[3]

Dilemas éticos editar

Estos trasplantes son muy complejos y poco exitosos desde el punto de vista técnico, lo que plantea dilemas éticos frecuentemente.

Según la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), se trata de un logro muy cuestionable éticamente, pues este tipo de procedimientos plantea más riesgos que beneficios tanto para la madre como para el embrión. Además, los riesgos que asume la madre y el impacto sobre el feto no compensan el objetivo final de concebir un bebé, ya que existen otras alternativas viables, como la adopción o la gestación subrogada.

Pese a todo, en aquellas mujeres que nacen sin útero, prima el derecho de la mujer a la maternidad, aunque muchos piensan que es más importante respetar el principio de no maleficencia.

La infertilidad femenina supone un tercio de todos los casos de infertilidad. Si bien, en todos los casos deberíamos realizar un análisis de riesgos y beneficios.[3]


El trasplante de útero también afronta otros dilemas aún más complejos con aquellas personas que han cambiado de sexo, y quieran ser madres.[4]

Referencias editar

  1. a b Diaz Garcia, César (22 de diciembre de 2018). «Uterus transplantation from a deceased donor.». The Lancet. doi:10.1016/S0140-6736(18)32106-8. Consultado el 2 de enero de 2019. 
  2. a b Wise, J (4 de diciembre de 2018). «Baby is born after uterus transplantation from dead donor.». British Medical Journal. doi:10.1136/bmj.k5135. Consultado el 2 de enero de 2019. 
  3. a b Tardieu, A (1 de diciembre de 2018). «Uterus transplantation: Questions and future prospects.». Journal of Gynecology Obstetrics and Human Reproduction. doi:10.1016/j.jogoh.2018.11.011. Consultado el 3 de enero de 2019. 
  4. Tardieu, A (30 de noviembre de 2018). «Uterus transplantation in transgenders: Will it happen one day?». Journal of Gynecology Obstetrics and Human Reproduction. doi:10.1016/j.jogoh.2018.11.009. Consultado el 3 de enero de 2019.