Usuario:AnaPaulav90/Taller

Diamante de cuidado editar

Diamante de cuidado o diamante de cuidado de Razavi es un concepto introducido por Shahra Razavi, especialista en género y políticas sociales, en 2007.

Señala, dentro de la organización social del cuidado, a los cuatro actores principales en su calidad de proveedores de tareas de cuidado (la familia, el Estado, el mercado y la comunidad), así como las relaciones que se establecen entre ellos. La provisión de cuidados es el resultado, entonces, de una continuidad en la que los trabajos, responsabilidades y actividades son recurrentes entre los actores.[1]

Es un esquema que visibiliza la participación de los cuatro pilares que intervienen en la provisión del cuidado, y estructura las instituciones que pueden dar atenciones o cuidados.[2]

Los cuatro vértices del diamante editar

La familia editar

Las tareas de cuidado en el ámbito del hogar han sido realizadas por sus propios integrantes. Son diversos los motivos por los que existe escasa información respecto a la distribución de las actividades de cuidado hacia dentro del núcleo familiar, así como las propias necesidades de los individuos. Una de las causas principales es la ausencia de relevamientos específicos que actúen como herramienta de análisis, como las Encuestas de Uso de Tiempo, que proporcionan información sobre la forma en que las personas distribuyen su tiempo entre trabajo remunerado y no remunerado así como entre las propias personas que componen el hogar. [3]

Argentina editar

En Argentina las Encuestas de Uso de Tiempo habían sido realizadas en momentos y geografías puntuales. [4]​ El ámbito nacional se alcanzó por primera vez por iniciativa del INDEC en el tercer trimestre del año 2013.[5]

No obstante, la experiencia no se ha vuelto a repetir desde entonces. El relevamiento evidencia que el cuidado al interior de las familias es efectuado en su mayoría exclusivamente por las mujeres (madres, abuelas, tías, hermanas mayores, etc). Se estima que las argentinas destinan 6.4 horas por día al trabajo doméstico no remunerado, mientras que los argentinos dedican 3.4 horas en promedio. Por otra parte, se visualiza la participación del 85.3% de mujeres entre 18 y 29 años frente al 52% de hombres. Esta situación se modifica al 93.2% de mujeres frente al 61.3% de varones en las edades comprendidas entre 30 y 59 años, y por último, a un 83.7% para el caso femenino frente a un 57.3% para el caso masculino a partir de los 60 años.  

El mercado editar

Las familias con mayores ingresos pueden delegar las tareas de cuidado a través de la adquisición en el mercado. Por lo general, la forma de contratación radica en trabajadoras de casas particulares.

Latinoamérica editar

A un nivel latinoamericano, la OIT (año 2010) revela que más de 14 millones de mujeres trabajan dentro de los hogares en forma remunerada realizando “un conjunto de actividades para el buen funcionamiento del hogar y el cuidado de sus miembros”. La OIT, además, indica que las remuneraciones de las trabajadoras domésticas son bajas, en comparación al salario percibido por individuos que venden su fuerza laboral en otros sectores de la economía, lo que genera que se encuentren muy cerca de la línea de pobreza. Por otra parte, a menudo realizan jornadas extensas que superan la media habitual y los niveles de cobertura social son bajos. En promedio, menos de un tercio de las trabajadoras de América Latina están registradas y la proporción que accede a una pensión jubilatoria es aún menor. [6]

La comunidad editar

Las familias que no cuentan con ingresos disponibles para contratar servicios de cuidado en el mercado acuden a la oferta pública no estatal disponible: ONGs, instituciones religiosas, voluntariado que se encarga del cuidado, entre otras necesidades sociales

Se trata de espacios asociativos, con fuertes componentes vecinales y parentales, donde las personas se organizan para afrontar las necesidades de cuidado, especialmente de niños y niñas. Actualmente no se cuenta con estadísticas o registros que permitan medir el alcance en términos de cantidad de instituciones, de trabajadoras/es que las componen, ni de quienes reciben los servicios de cuidado. [7]

El Estado editar

El Estado puede intervenir en la organización social del cuidado a partir de diversos roles, como:

1-Proveedor y regulador de la educación pública (estatal y privada).

2-Proveedor de programas de atención integral de niños y niñas en contextos de pobreza.

3-Regulador del empleo público. [8]

Referencias editar

  1. Zibecchi, Carla (20 de mayo de 2017). «¿Cómo se cuida en Argentina?». ¿Cómo se cuida en Argentina? Definiciones y experiencias sobre el cuidado de niños y niñas. ISBN 978-987-26196-8-8. 
  2. Esquivel, Faur, Jelin. «Las lógicas del cuidado infantil». Las lógicas del cuidado infantil. Entre las familias, el Estado y el mercado. ISBN 978-987-21625-1-1. 
  3. Aguirre y Ferrari (Febrero de 2014). «Las encuestas sobre uso del tiempo y trabajo no remunerado en América Latina y el Caribe». CEPAL. ISSN 1564-4170. Consultado el 20 de mayo de 2017. 
  4. «ENCUESTA ANUAL DE HOGARES 2005: USO DEL TIEMPO». Dirección General de Estadísticas y Censos. Consultado el 20 de mayo de 2017. 
  5. Rodríguez Enríquez, Corina (Febrero 2015). «El trabajo de cuidado no remunerado en Argentina: un análisis desde la evidencia del Módulo de Trabajo no Remunerado». ELA. ISSN 2422-7021. Consultado el 20 de mayo de 2017. 
  6. «Un trabajo decente para las trabajadoras domésticas remuneradas del continente». OIT. Consultado el 20 de mayo de 2017. 
  7. Fournier, Marisa. «La labor de las trabajadoras comunitarias de cuidado infantil en el conurbano bonaerense ¿Una forma de subsidio de “abajo hacia arriba”?». Trabajo y Sociedad. ISSN 1514-6871. 
  8. Zibecchi, Carla. «¿Cómo se cuida en Argentina? Definiciones y experiencias sobre el cuidado de niños y niñas». ELA. ISBN 978-987-26196-8-8. Consultado el 20 de mayo de 2017.