Victimae paschali laudes

Victimae paschali laudes es una secuencia prescrita en el rito romano para la Misa del domingo de Pascua y toda su octava.

Su creación se atribuye a Wipo de Burgundia, monje del siglo XI que fue capellán de Conrado II, pero también se ha adjudicado a Notker Balbulus, Roberto II de Francia y Adán de San Víctor.

Se trata de una de las cuatro secuencias medievales que se conservaron al hacer la unificación del misal tras el Concilio de Trento, pues antes de esta decisión pontificia varias fiestas o solemnidades contaban con secuencias propias[1]​ y se podía escoger entre alrededor de 16 secuencias para la solemnidad de la Pascua.[2]​ El misal de Pablo VI mantuvo su uso.

Diversas composiciones musicales se han preparado a lo largo del tiempo para el texto: hay composiciones renacentistas y barrocas, por ejemplo, de Busnois, Josquin, Lasso, Willaert, Hans Buchner, Palestrina, Byrd, Perosi y Fernando de las Infantas. Existen también algunos himnos luteranos derivados del Victimae Paschali Laudes, como Christ ist erstanden o Christ lag in Todesbanden.

El verso 10 ("Credendum est...") actualmente se omite (ya no se encuentra en la edición de 1923 del Liber usualis).

El texto en latín y castellano editar

Latín Castellano (literal) Castellano (Misal romano)
Victimae paschali laudes

immolent Christiani.

Agnus redemit oves:

Christus innocens Patri

reconciliavit peccatores.

Mors et vita duello

conflixere mirando:

dux vitae mortuus,

regnat vivus.

Dic nobis Maria,

quid vidisti in via?

Sepulcrum Christi viventis,

et gloriam vidi resurgentis:

Angelicos testes,

sudarium, et vestes.

Surrexit Christus spes mea:

praecedet suos in Galilaeam.

Scimus Christum surrexisse

a mortuis vere:

Tu nobis, victor Rex, miserere.

Amen. Alleluia.

A la Víctima pascual 

ofrezcan alabanzas los cristianos.

El Cordero redimió a las ovejas: 

Cristo inocente 

reconcilió a los pecadores con el Padre.

La muerte y la Vida se enfrentaron 

en lucha singular. 

El dueño de la Vida, que había muerto, 

reina vivo.

Dinos, María,

qué has visto en el camino?

Vi el sepulcro de Cristo viviente 

y la gloria del que resucitó: 

a unos ángeles,

el sudario y los vestidos.

Resucitó Cristo, mi esperanza:

precederá en Galilea a los suyos 

Sabemos que Cristo verdaderamente resucitó

de entre los muertos.

Tú, Rey victorioso, ten piedad.

Amén, Aleluya.

Ofrezcan los cristianos ofrendas de alabanza

a gloria de la Víctima propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado que a las ovejas salva,

a Dios y a los culpables unió con nueva alianza.

Lucharon vida y muerte en singular batalla,

y, muerto el que es la Vida, triunfante se levanta.

«¿Qué has visto de camino, María en la mañana?»

«A mi Señor glorioso, la tumba abandonada,

los ángeles testigos, sudario y mortaja.

¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!

Venid a Galilea, allí el Señor aguarda;

allí veréis los suyos la gloria de la Pascua».

Primicia de los muertos, sabemos por tu gracia

que estás resucitado; la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiádate de la miseria humana

y da a tus fieles parte en tu victoria santa.

Amén, Aleluya.

Notas editar

  1. DAVID HILEY, Western Plainchant: A Handbook (OUP, 1993), II.22, pp.172-195.
  2. JOSEPH KEHREIN, Lateinische Sequenzen des Mittelalters (Mainz 1873) pp.78-90.

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