Batalla de Andalién

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La llamada Batalla de Andalién fue un encuentro militar sucedido el 22 de febrero de 1550 entre las fuerzas españolas de Pedro de Valdivia y las mapuches del toqui Ainavillo.

Batalla de Andalién
Guerra de Arauco
Parte de Guerra de Arauco

Valdivia ataca a los Araucanos en una versión ilustrada de La Araucana (1845).
Fecha 22 de febrero de 1550
Lugar Río Andalién, cerca de la actual Concepción (Chile)
Resultado Victoria española
Beligerantes
Bandera de España España Mapuches
Comandantes
Pedro de Valdivia
Michimalonco
Toqui Ainavillo
Fuerzas en combate
100 infantes hispanos[1]
100 jinetes hispanos[2]
¿300? yanaconas[3]
Estimación antigua:
20.000[4][5]​ -150.000[6][7]
Estimación moderna:
10.000-15.000[8]
Bajas
1 español muerto,[9]
+ 100 españoles y 60 caballos heridos[10]
¿? yanaconas
300 muertos[11]
400 prisioneros[12]

A inicios de 1550 Valdivia con 200 españoles y una multitud de yanaconas marcharon hasta el río Biobío y en una zona pantanosa cerca de la actual Concepción llamado Andalién acamparon y de noche fueron atacados por sorpresa por un gigantesco ejército indígena[13]​ al cual apenas lograron rechazar por el uso de armaduras, armas de fuego y caballos. Aunque los indios estaban organizados en tres grandes cuerpos sólo pudieron atacar por un lado debido al terreno pantanoso donde estaba el ejército de Valdivia.[14]

Los españoles ganaron la batalla gracias a la superioridad de sus armas y haciéndose de unos 400 prisioneros los cuales fueron cruelmente escarmentados por Valdivia. En esta batalla, Lautaro, participó como escudero de Valdivia.

Posteriormente los españoles y sus aliados fundaron el fuerte Penco que en febrero de ese mismo año fue atacado por una fuerza más grande de mapuches dando lugar a la batalla de Penco.

Consecuencias

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Los españoles ganaron a duras penas y gracias a la superioridad de sus armas, incluso Valdivia estuvo a punto de ser muerto. Como resultado de la victoria, Valdivia ordenó mutilar varias decenas de prisioneros cercenándoles sus orejas, narices y manos y liberándolos para servir de escarmiento. Esta acción en vez de lograr el escarmiento que los españoles deseaban, solo logró afianzar más el odio al "huinca" invasor y reforzar entre los naturales que los conquistadores eran crueles y sanguinarios, por tanto debían pelear por su tierra hasta el derramamiento de sangre.

La batalla y sus consecuencias se transmitieron oralmente entre los mapuches, tal como lo describiría el cacique Pelantaro, 48 años más tarde, en 1598, al jesuita Jesús de Barba, en ese entonces prisionero de los mapuches:

Diez Años más tarde los mapuche también habían esperado en armas a Valdivia, el nuevo virachocha, a orillas del Bíobío, y entonces dos mil conas cruzaron de noche las aguas a nado y se arrojaron sobre los españoles en el momento en que construían sus balsas. Los winkas se iban retirando y los nuestros volvieron a caer sobre ellos en Andalién, entre las lagunas, en la oscuridad dicen, y esta vez los mapuche ya sabían como oponer a los caballos un muro de lanzas y derribarlos con un golpe de macana en la frente, y por primera vez el apo Valdivia tuvo que echar pie a tierra y estuvo a punto de perder la vida, y en cuatro escuadrones nuestros conas lo atacaron más tarde en el fuerte de Penco, pero entonces, dicen, aparecieron unos moscones azules y los espíritus abandonaron a nuestros antepasados, y una estrella cayó en el campo de batalla y los winkas aprovecharon el presagio que paralizaba a los mapuche para penetrar en sus filas y matar a muchos, y cogieron a cuatrocientos conas prisioneros y Valdivia dijo, dicen, "cortadles a todos la mano derecha y las narices y soltadles para que su pueblo se aterre y se someta", pero no fue ese el resultado, porque al recibir a sus peñis mutilados los mapuche, dicen, dijeron "bajo estos amos sólo sufrimientos tendremos, y si la tierra debe regarse con sangre, más vale que también corra la sangre de los winkas".
Extracto del discurso de Pelantaro relatado por el sacerdote Juan Barba, que fue prisionero y posteriormente amigo de los mapuche.

Referencias

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  1. Valdivia, Carta, 15 de octubre de 1550
  2. Lobera, Crónica del Reino de Chile, Cap. XXXI
  3. Marmolejo,Historia de Chile Cap. X. "asimismo puso en orden un buen número de indios que llevaba consigo de los pueblos conquistados, cuyo capitán era el famoso Michimalongo".
  4. Valdivia, Carta, 15 de octubre de 1550; Lobera, Crónica, Cap. XXXI
  5. Francisco Antonio Encina & Leopoldo Castedo (2006). Historia de Chile. Descubrimiento y Conquista. Tomo I. Santiago de Chile: Editorial Santiago, pp. 28. ISBN 956-8402-69-1.
  6. Michael Murrin (1994). History and Warfare in Renaissance Epic. Chicago: University of Chicago Press, pp. 163. ISBN 978-0-22655-403-7. Cifra de la crónica de Pedro Mariño de Lovera.
  7. Diego Barros Arana (2000). Historia general de Chile. Tomo I. Santiago de Chile: Editorial Universitaria, pp. 297. ISBN 978-9-56111-533-0.
    (...) por un ejército de indios que Valdivia hace subir, exageradamente sin duda, a veinte mil hombres y que algunos cronistas elevan, más exageradamente aún, a cinco y seis veces ese número.
  8. Francisco Antonio Encina & Leopoldo Castedo (2006). Historia de Chile. Cronología General de Chile. Tomo X. Santiago de Chile: Editorial Santiago, pp. 10. ISBN 956-8402-78-0.
  9. Barros Arana, 2000: 298.
    No tuvieron más que un solo muerto, y éste fue un soldado herido por un arcabuz imprudentemente dirigido por uno de sus camaradas (...).
  10. Valdivia, Carta "60 hombres y caballos"; Vivar, Cronica "Hirieron los indios sesenta caballos y más de cien caballeros españoles de flechas y botes de lanzas." Cap. XCV
  11. Vivar, Crónica de los Reinos de Chile Cap. XCV
  12. Marmolejo, Historia de Chile Cap. X
  13. Provenientes de las provincias de "Ñuble, Itata, Renoguelen, Guachimavida, Marcande, Gualqui, Penco y Talcaguano."
  14. Barros Arana, 2000: 297

Bibliografía

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Pedro de Valdivia ordenó en esta campaña y batalla. Jerónimo de Vivar escribió como participante en esta campaña y batalla. No se sabe si Alonso de Góngora Marmolejo estaba en esta batalla. Pedro Mariño de Lobera llegaron pronto luego y escribieron de otras cuentas.