Batalla de Sacsayhuamán

enfrentamiento entre las tropas incas e hispanas sucedida en 1536

Las batallas de Sacsayhuamán (1536), ocurridas durante el sitio del cuzco, fueron una serie de enfrentamientos casi sucesivos entre los ejércitos cuzqueños (entiéndase por «cuzqueños» a los incas leales a Manco Inca) contra las fuerzas aliadas conformadas por españoles, sus tropas de indígenas auxiliares y nobles incas rebeldes o colaboracionistas.

Batalla de Sacsayhuamán
Parte de Conquista del Perú

Sacsayhuamán, escenario de la batalla.
Fecha Abril - Mayo de 1536
Lugar Sacsayhuamán
Resultado Victoria española
Beligerantes
Estandarte de los incas Ejército de Manco Inca Conquistadores españoles
Comandantes
Manco Inca
Vila oma
Paucar Huamán
Cahuide 
Hernando Pizarro
Juan Pizarro 
Pasac Inca
Chilche
Fuerzas en combate
50 000[1]​ -100 000,[2]​ probablemente 10 000 guerreros y 20 000 servidores y acompañantes[3] Al inicio 110 infantes y 80 jinetes españoles[1]​ y hasta 20 000 yanaconas[4]
En la salida final 30 infantes y 70 jinetes españoles y numerosos yanaconas[1]
Bajas
2000 mueren en combate o se suicidan al interior de la fortaleza[1] Desconocidas

Primera batalla de Sacsayhuamán editar

Manco Inca inicia la guerra de reconquista en abril de 1536 y se fijó como primer objetivo la captura de la fortaleza de Sacsayhuamán, como punto de apoyo para iniciar con ello el sitio del Cuzco. Los españoles habían dejado la defensa de la fortaleza a sus aliados cañaris, liderados por el yanacona Chilche, quien acaudillaba a varios de los mejores regimientos de auxiliares indígenas.

El Inca encargó la toma de la fortaleza a «un capitán con mucha gente», Vila oma, quien cumpliría la orden del soberano desalojando a los yanaconas de Sacsayhuamán; derrotando además a una pequeña compañía de caballería liderada por el propio Hernando Pizarro, quienes cargaron intentando evitar la toma de la fortaleza pero tuvieron que retirarse ante una lluvia de proyectiles disparados desde «un alto a donde los caballos no podían subir ni pelear».[5]​Por su parte Juan Pizarro, acompañado de su hermano Gonzalo y por el capitán Hernando de Ponce, realizaron un violento ataque para retomar Sacsayhuamán y en esta acción es herido en la quijada Juan Pizarro. Por su lado, las tropas aliadas en la ciudad, dirigidas por el príncipe Páscac Inca, hermano de Huayna Cápac y tío de Manco Inca, y la mitad de los españoles resistían el ataque de miles de cusqueños que atenazaban la plaza por sus cuatro costados e iban tomando una a una las calles aledañas.[5]

Un testimonio español narra que: "Entretanto que esto pasaba, los indios amigos, que estaban en la fortaleza, escaramuzaban con los contrarios a la parte de ella, defendiéndose la ladera; mas como el número de los enemigos era grandísimo, tomáronles lo alto de la cuesta y desampararon la fortaleza, viniendo huyendo por la ladera que está a la parte de la ciudad." [5]

Según el relato de un soldado español anónimo, Vila oma ocupó la fortaleza y en los dos torreones de Sacsayhuaman «lucían en las astas de las lanzas muchas banderas y pendones de victoria».[5]​ Desde ahí se inició lo que sería el sitio del Cuzco (un cerco cuzqueño que duró varios meses y en el cual las tropas atacantes eran entre 20 000 y 30 000 hombres, mientras que la ciudad era defendida por 200 españoles, varias decenas de miles de auxiliares, entre quienes se encontraban chachapoyas, cañaris, huancas y nicaraguas; además de esclavos negros de guerra).[5]

Segunda batalla de Sacsayhuamán editar

La derrota en la fortaleza fue un duro golpe para los sitiados, en especial para el impetuoso Juan Pizarro, quien se sentía culpable de esa perdida por su descuido de no poner españoles y armas hispánicas en custodia de aquellos bastiones incaicos, por lo que exigió dirigir un contraataque pese a que se encontraba herido y debido a las muchas vendas en la cara no podía usar el casco.

Por su parte, los incas venían estrechando el cerco del Cuzco y los castellanos solo tenían en su poder la plaza de Aucaypata, y un poco mas. En aquellos combates otros dos españoles serían capturados por los cusqueños, tras derribarlos de sus caballos. Aquellas bajas se sumarían a otros 30 españoles muertos desde el inicio de la guerra.[6]

Hernando Pizarro reagrupa a sus hombres y consulta con el príncipe Páscac Inca un plan para tomar la fortaleza. Fue así como de un momento a otro, Juan Pizarro, seguido de sus mejores tropas de españoles, sus negros esclavos y de sus aliados indígenas, inicia la primera parte de la operación que era romper la albarrada de piedras o gran pirca levantada por los sitiadores, la cual rompen finalmente empleando el esfuerzo de aliados e incluso empleando el pecho de sus caballos. A continuación los españoles salen del cerco con una tropa de caballería y peones selectos, llevando además una tropa de aliados e infaltables negros de guerra, «a todo correr».[6]

El capitán español dirige a sus tropas hacia el camino a la recién fundada Lima y tal acción provocó en los comandantes cusqueños una súbita alegría por pensar que los españoles emprendían la huida y motivando su división entre quienes intensificaron luego el ataque sobre quienes habían quedado en el recinto de la ciudad y la mayoría, quienes se dedicaron a perseguir en desorden a las huestes de Juan Pizarro.[6]

Según la crónica de Tito Cusi Yupanqui los jefes incas gritaban: "¡A que se van a Castilla! ¡A que se van a Castilla. Atajadlos!". Luego descendieron atropelladamente los cusqueños en persecución de sus enemigos "y así todo el cerco que estaba hecho se deshizo-prosigue Tito Cusi- los unos de su seguimiento, los otros a atajarlos; algunos a dar aviso a los guardias de los puentes, porque no se pudiese escapar ninguno por ninguna parte".[6]

Una vez roto el cerco, habiendo corrido casi una legua y viendo que los perseguía tanta gente, los españoles «volvieron a dar rienda a sus caballos e hicieron una vuelta por un cerro llamado Quencalla».[6]​ La estrategia dio frutos, pues los incas que custodiaban los caminos de Sacsayhuamán al bajar a participar de la persecución desguarnecieron inadvertidamente las laderas de defensa de la fortaleza; circunstancia que aprovechó Juan Pizarro para escalar por la cuesta menos protegida, ante el estupor de los cusqueños que, viendo de abajo lo ocurrido, regresaron a la carrera a ocupar sus posiciones originales. Siempre con el respaldo de sus leales aliados indígenas y de los negros de guerra, los españoles libran una dura lucha contra los escasos infantes incaicos que habían quedado logrando llegar a la cumbre.[6]

Vila oma y Paucar Huaman, generales de los ejércitos incas, habían bajado sobre la ciudad para terminar de derrotar a los españoles que habían quedado escondidos en ella, pero al ver a las tropas de Juan Pizarro subiendo a la fortaleza supusieron que estos habían derrotado a los soldados que mantenían ese lado del cerco y por evitar verse acorralados en su retaguardia abandonaron la ciudad y se retiraron en orden entrando en la fortaleza, «haciéndose fuertes en ella, porque es lugar muy aparejados para defenderse y ofender, y viéndose dentro, los españoles se retiraron, y ellos desde allí hacían grandísimo daño en los españoles y yndios amigos».[6]​ Ante la oportuna situación y con el fin de lograr romper totalmente el cerco, Hernando Pizarro determinó con sus compañeros y con Pasac, ademas de todos sus auxiliares y esclavos negros que tenía, cercar la fortaleza por todas partes.[6]

En la recia lucha cae Juan Pizarro, hermano de Francisco y Hernando, producto de una fuerte pedrada arrojada desde uno de los torreones de la fortaleza. Muchos españoles cayeron de la misma forma y tuvieron que ser retirados de la lucha en dirección al Cuzco.

La lucha había sido tan intensa que comenzó a disminuir el número de flechas y piedras que llovían de la fortaleza. El agua, así mismo, empezó a escasear y el ánimo de los cusqueños comenzó a decaer. El sumo sacerdote inca Vila Oma dispuso que se abandone la lucha, pero muchos capitanes decidieron permanecer ahí. Uno de ellos fue el conocido «Cahuide» o llamado por otros «Inca Cullash», que murió tras lanzarse desde lo alto de la torre de Muyucmarca para no caer en manos del enemigo.

Dado esto, los españoles apreciaron que un gran número de soldados se retiraban, por lo que presionaron con mayor continuidad hasta ganar las terrazas y llegar a los torreones de la fortaleza. A la hora de llegar al segundo torreón, se toparon con un capitán cuzqueño que iba de un lado a otro del cubo con una espada en un brazo y una adarga y un mazo en el otro, estorbando a cualquier enemigo que tratara de trepar por escaleras o arrojando del lugar a sus compañeros si es que estos caían en la desesperación.

Entonces, cuando Hernando gritaba para que lo tomen por prisionero, reconociendo su valor, el guerrero arrojó sus armas contra sus adversarios y, envolviéndose en su manto, «se arrojó al vacío donde se hizo muchos pedazos».

Desenlace editar

Finalmente, Hernando consiguió retomar el control de la fortaleza, con lo que se contuvo en algo el ímpetu de los sitiadores, mas no la intención, puesto que el acecho al Cuzco siguió por muchos meses más desde la fortaleza de Ollantaytambo hasta 1540.

Referencias editar

  1. a b c d Marley, David F. (2005). Historic Cities of the Americas: An Illustrated Encyclopedia. Tomo I. Santa Bárbara: ABC CLIO, pp. 793. ISBN 9781576070277.
  2. Garayar, Carlos; Walter H. Wust & Germán Coronado (2003). Atlas departamental del Perú: imagen geográfica, estadística, histórica y cultural. Lima: Diario La República & Peisa, pp. 66. Edición de Walter H. Wust & Germán Coronado. ISBN 9789972402586.
  3. Vega, Juan José (1992). Los incas frente a España: las guerras de la resistencia, 1531-1544. Lima: Peisa, pp. 278.
  4. Espinoza Soriano, Waldemar (1973). Historia del Departamento de Junín. Editor E. C. Tovar, pp. 131.
  5. a b c d e Vega, Juan José. «Primera batalla de Sacsayhuamán». Incas contra españoles. Milla Batres. pp. 53-56. 
  6. a b c d e f g h Vega, Juan José. «Segunda batalla de Sacsayhuamán». Incas contra españoles. Milla Batres. pp. 57-63. 

Bibliografía editar

  • Vega, Juan José (1963). La guerra de los Viracochas. Lima: Populibros Peruanos. 
  • Del Busto Duthurburu, José Antonio (2001). Pizarro, tomo II. Lima: Ediciones COPÉ. ISBN 9972-606-22-8. 
  • Franco Córdova, David (2008). "Los milagros en el Sitio del Cuzco y la construcción del discurso religioso colonial sobre la conquista de los incas (1536-1664)" (Artículo). Lima: Revista Tiempos, N° 3. 

Véase también editar

Enlaces externos editar