Charro Negro

leyenda del folklore mexicano

El Charro Negro es una leyenda del folclor mexicano que, según la tradición popular, es un hombre alto, apuesto, elegante, de impecable traje negro compuesto por una chaqueta corta, una camisa, un pantalón ajustado y un sombrero de ala ancha. Deambula por las noches en las calles de México sobre el lomo de un caballo enorme y de color azabache.

Según la leyenda, proviene del estado de Jalisco,sin embargo se ha dicho que ha habido apariciones en diferentes partes de México. Y está relacionado con el diablo, aunque múltiples escritos afirman que su aparición data de la conquista de México por fuentes indígenas y se trata de una entidad justiciera que castiga a los avariciosos. También es de inspiración cultural mexicana para la literatura internacional.

No se debe confundir con el sombrerón, leyenda del sur de México, y otros países. Que aunque su vestimenta igual es negra, su sombrero es más similar a un cordobés. Y su aspecto de un "sereno" o a un trovador.

Cartel de la película El Charro Negro (1940), basada en la leyenda popular del Charro Negro.

Origen editar

Según algunos, la leyenda surge entre el sincretismo en el año 1920 entre creencias indígenas y europeas. El Charro Negro representa el lado oscuro del alma humana, una historia que advierte sobre la cegadora codicia. Este personaje fue transmutado en deidades oscuras por etnias como la Wixárika.[1]​ Dentro de las deidades Huicholes, que se vinculan con una parte oscura son y también se mató con definidos como "Vecinos" o "Mestizos", el que más resalta dentro de estas deidades es el dios Tamatsi Teiwari Yuawi, que en español es llamado "Nuestro Hermano Mayor el Mestizo Azul Oscuro". El resultado del encuentro de estas dos culturas, también une dos religiones; la mesoamericana (específicamente la Huichol) y de España, el resultado será una cultura popular Mestiza, que crea una figura del folclore mexicano, es decir el "Charro Negro".[2]

La convivencia entre la cultura indígena y mestiza resultó en conflictos económicos, en donde se adueñaron de tierras para usarlas en beneficio propio, del comercio, etc. Según los registros sociológicos, el dios "Mestizo Azul", dentro de la cultura indígena, específicamente dentro de la cultura Huichol, representa el estereotipo del colonizador que llega a amenazar su cultura. Este dios "Mestizo Azul" es más poderoso que los mismos dioses Huicholes, sin embargo, es déspota, cobrador y no conoce el perdón.[2]

Desde una perspectiva mixteca, se cuenta que es el "patrón del lugar" habita en la cima del monte, cuidador de la comarca, este individuo no tiene aspectos indígenas, al contrario, nos habla de características de los colonizadores, es decir un hombre blanco, alto y montado a caballo. Los Mixtecos hablan de lo peligroso que puede ser encontrarlo, por eso se tiene la creencia de cargar ajo, para lograr ahuyentarlo. Este "señor del cerro" castiga a los que causan destrozos en los bosques, custodia los tesoros y castiga a quienes cometen avaricia. Tal es la importancia del "Señor del Cerro" que los indígenas pedían permiso con ofrendas para poder obtener el permiso de trabajar en sus tierras. Las ofrendas constaban de cigarro, mezcal y comida.....

Se tiene registrada una anécdota, en la Sierra del Norte de Puebla, en donde los indígenas cesaron de trabajar en una carretera, ya que no se había solicitado el permiso del "señor del cerro".

San Martín de Caballero, es conocido en las ciudades como un santo al cuál se le pide dinero con la frase "San Martín de Caballero, dame tantito dinero" mientras se le ofrece alfalfa a su caballo. Mientras que en la cultura Mazatecos se convierte en un ser nocturno, en donde explican que no se trata de un santo. Se le conoce como el dueño de las tierras y de los montes. Sus características son de colonizadores, es de tez blanca y saluda en castellano. Algunas noches baja para visitar a sus animales y vigilar los tesoros enterrados. Los que desean obtener dinero de este ser, deben de ir en estado de indulgencia (abstinencia sexual) y llegan ofreciendo cacao o un guajolote. San Martín de Caballero, les da instrucciones, en las que se incluye, llevarse su caballo de la cola hasta la casa del solicitante y no decir nada en 4 años, si esta promesa se llega a romper entonces queda condena el alma del solicitante, muere al instante y San Martín de Caballero toma su cuerpo y alma para llevarlos a trabajar con él.[3]

Prácticamente en todas las sociedades se ha concebido el concepto de “lo oscuro”, que incluso se presenta como un elemento esencial para que exista el equilibrio. Y ello, lo oscuro, es una especie de tentación constante, vinculada con las pasiones humanas, las cuales podrían hacer que el hombre pierda la razón, y como consecuencia, se pierda a sí mismo o a su parte luminosa.[1]

En la cosmovisión mexica tenemos la inmemorable batalla cósmica entre día y noche, entre luz y oscuridad simbolizada por Tezcatlipoca, uno de los cuatro hijos de Ometéotl, señor de la noche; y Quetzalcóatl (también llamado el Tezcatlipoca blanco).[1]

Con la llegada del cristianismo a México, la dualidad también se propulsó con la figura de Dios y Lucifer, y en esta bifurcación cultural surgieron mitos y leyendas sobre la tentación perenne que es capaz de hacer perecer el alma.[1]

Leyenda del charro negro editar

Cuenta la leyenda de un hombre que fue traicionado por su ambición. Este venía de una familia humilde en donde sus padres lo amaban, pero nunca pudieron cumplirle sus caprichos. Años después sus padres fallecieron y él entró en miseria, tomando una decisión muy riesgosa, la cual era invocar al diablo para pedir riqueza. Finalmente, Lucifer se apareció y le ofreció cantidades de dinero a cambio de su alma. El charro, sin pensarlo, aceptó el trato. Pasó el tiempo y el charro estaba cansado de gastar sus riquezas en vicios, mientras que la soledad poco a poco lo consumía dándose cuenta de que no lo querían por lo que era sino por las riquezas que poseía. Lucifer volvió recordándole que la hora de pagar estaba cerca, causando un terror inmenso al charro. Su miedo fue tan grande que pidió al personal de su hacienda poner cruces por todas las afueras e incluso, hicieron una pequeña capilla. A pesar de eso el miedo no lo dejaba dormir ni disfrutar. En un arranque de miedo, tomó a su caballo y unas pocas monedas que le quedaban. Huyendo por la noche, sin pensar que el diablo se daría cuenta, este fue a buscarlo y le dijo que esperaría hasta la hora de su muerte, pero por su cobardía y miedo decidió llevárselo esa misma noche. Desde entonces el charro fue condenado a sufrir tormentos en el infierno, esperando ahí solo para cobrar a quienes tienen deudas pendientes, esto con la esperanza que en una noche algún viajero tome su lugar, dejando ir a descansar en paz al charro y su caballo.

En la cultura popular editar

No existe mucho sobre inspiraciones sobre este ente maligno. No obstante, ha aparecido en la literatura dentro del cuento Macario, del cual se utilizó e inspiró para crear película con el mismo nombre.

En 2018, se estrenó la película animada La Leyenda del Charro Negro, creado por Anima estudios, basado en la leyenda, donde figura como antagonista principal de la película, como de la franquicia en general.

En el episodio 6 de Drag Race México la participante Argennis hace referencia al Charro Negro con su vestido en la pasarela.

Véase también editar

Referencias editar

  1. a b c d «La leyenda del Charro Negro (que también se incorporó al misticismo indígena) -». Más de México. 21 de junio de 2017. Consultado el 8 de febrero de 2020. 
  2. a b Neurath, Johannes (13 de enero de 2005). «Máscaras enmascaradas. Indígenas, mestizos y dioses indígenas mestizos». Relaciones: Estudios de historia y sociedad, ISSN 0185-3929, Vol. 26, Nº. 101, 2005, pags. 23-50. Consultado el 9 de febrero de 2020. 
  3. Enrique Marroquín Zaleta. «La Cueva del Diablo»