Elegía a Ramón Sijé

poema de Miguel Hernández

La Elegía a Ramón Sijé es un poema en forma de elegía escrito por el poeta español Miguel Hernández en homenaje a su amigo y paisano Ramón Sijé fallecido el 24 de diciembre de 1935. Fue escrita días después y publicada en su libro El rayo que no cesa de 1936, y está considerada una de las elegías más conmovedoras de la literatura española.[1]​ Ha sido definido como un grito desesperado que pretende invocar la memoria de su amigo.[2]

Elegía a Ramón Sijé Ver y modificar los datos en Wikidata
de Miguel Hernández
del libro El rayo que no cesa
Género poesía
Subgénero elegía
Edición original en español
Publicado en Revista de Occidente
País España
Fecha de publicación 1936
Texto original El rayo que no cesa/29 en Wikisource

Contexto editar

Ramón Sijé fue un escritor, ensayista, periodista y abogado natural de Orihuela, al igual que Miguel Hernández, al que admiraba y con quien compartió inquietudes literarias y políticas, a pesar de sus diferentes opiniones. Sijé falleció el día de Nochebuena de 1935 víctima de una septicemia, cuando contaba solo veintidós años de edad.

Como homenaje a su amigo, Miguel Hernández escribió días después una elegía, un subgénero de la poesía lírica que designa un poema de lamentación. El poema fue incluido en el número de diciembre de la Revista de Occidente junto a otros seis sonetos, por deseo de José Ortega y Gasset, antes de ser incluido en el libro El rayo que no cesa.[1]​ El libro fue publicado el 24 de enero de 1936, y se encontraba ya en fase de impresión cuando Miguel Hernández pidió que la elegía fuera incluida en el mismo.[1]​ Después de su lectura, Juan Ramón Jiménez escribió en su columna del diario El Sol en febrero de 1936:

[...] En el último número de la Revista de Occidente, publica Miguel Hernández, el extraordinario muchacho de Orihuela, una loca elejía [g] a la muerte de su Ramón Sijé y 6 sonetos desconcertantes. Todos los amigos de la «poesía pura» deben buscar y leer estos poemas [...]

Miguel Hernández leyó su «Elegía a Ramón Sijé» el 14 de abril de 1936 en Orihuela, en el día en que le fue dedicada una plaza a su amigo fallecido.[3]​ Tres meses después estallaría la guerra civil, donde Hernández se destacó como un activo defensor de la II República que le llevó a la muerte en prisión en 1942.[3]

Texto editar

(En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha muerto como el rayo Ramón Sijé, con quien tanto quería.)

Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.


Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas
daré tu corazón por alimento.


Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.


Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.


No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.


Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.


Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.


No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.


En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.

Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.


Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.


Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera


de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.


Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irán a cada lado
disputando tu novia y las abejas.


Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.


A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.


10 de enero de 1936

Estructura editar

Esta elegía está estructurada por quince versos endecasílabos encadenados, y su rima es consonante. Está compuesto por quince estrofas, la última de las cuales es un serventesio formado por cuatro versos en vez de tres y rompe con la estructura del poema. Se trata de la parte del amigo que se pierde y que quiere dejar patente con solo once sílabas que repiten un verso del inicio.[2]

Versiones editar

  • El poema fue musicalizado en 1972 por Joan Manuel Serrat (dentro de su álbum Miguel Hernández).
  • El grupo andaluz Jarcha incluyó en el disco Libertad sin ira, de 1976, un recitado musical de la elegía.
  • Enrique Morente y Pepe Habichuela hicieron una adaptación flamenca del mismo poema en un disco de 1977, y Manolo Sanlúcar incluyó una pieza instrumental con el mismo título en su álbum "...Y regresarte", dedicado a Miguel Hernández.
  • En su álbum de 2014, Granada, Silvia Pérez Cruz y Raül Fernández Miró hicieron una nueva adaptación a partir de la versión de Morente.
  • El grupo de rock alternativo Arde Bogotá utilizó en directo durante 2023 la elegía a Ramón Sijé como puente al interpretar su tema «La salvación», que el propio grupo definió como una elegía.[4]

Referencias editar

  1. a b c «29.- Elegía a Ramón Sijé». Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Consultado el 12 de enero de 2024. 
  2. a b Roca, Xavier. esPoesía, ed. «Elegía a Ramón Sijé». Consultado el 12 de enero de 2024. 
  3. a b Novás, Gracia (5 de enero de 2024). «Miguel Hernández, vida y poesía atravesadas por la Guerra Civil». La Voz de Galicia. Consultado el 12 de enero de 2024. 
  4. Gil, Elisa (6 de diciembre de 2023). «Arde Bogotá recita a Miguel Hernández en su concierto en Torrevieja». Vega Baja Digital. Consultado el 12 de enero de 2024. 

Enlaces externos editar