Esbozo de la mitología

segundo relato de La formación de la Tierra Media, de J. R. R. Tolkien

«Esbozo de la mitología» es el título de un texto del escritor británico J. R. R. Tolkien que resume una serie de relatos narrados anteriormente en El libro de los cuentos perdidos y que, tras el paso de los años, se convertirían en su novela póstuma publicada por su hijo Christopher bajo el título El Silmarillion. Fue realizado en 1926 y revisado hasta 1930 con la intención de explicar a Richard W. Reynolds, su antiguo profesor en Birmingham, el contexto y los sucesos posteriores del poema aliterado Balada de los hijos de Húrin.

«Esbozo de la mitología»
de J. R. R. Tolkien
Género Fantasía épica
Universo ficticio Legendarium Ver y modificar los datos en Wikidata
Título original «Sketch of the Mythology»
Publicado en La formación de la Tierra Media Ver y modificar los datos en Wikidata
Edición traducida al español
Traducido por Estela Gutiérrez Torres

Este texto fue recogido por Christopher Tolkien en el cuarto volumen de la colección La historia de la Tierra Media, La formación de la Tierra Media, donde lo divide en diecinueve secciones y ofrece un comentario de cada una de ellas.

Argumento editar

Tras la llegada de los valar a Arda, Morgoth se rebela contra los demás y destruye su hogar y las lámparas que construyeron con el fin de iluminar el mundo. Los ocho valar restantes se trasladan al oeste, a la tierra bautizada como Valinor, y allí Yavanna planta los Dos Árboles.[1]​ Por su parte, Bridhil creó las estrellas, momento en el que despertaron los elfos. Tras descubrirlo, los valar tomaron prisionero a Morgoth e invitaron a los elfos a vivir junto a ellos, quienes, divididos en tres grupos dirigidos por Ingwë, Finwë y Elwë, iniciaron una gran marcha hacia Valinor. Durante ésta, Thingol se perdió debido al encamiento de la maia Melian y ambos se quedaron a vivir en la Tierra Media y gobernaron juntos el bosque de Doriath.[2][3]​ Los elfos Noldoli y Quendi fueron los primeros en llegar a Valinor gracias a que el vala Ulmo les transportó hasta allí en una isla y los valar levantaron para ellos una colina en la que fundaron la ciudad de Tûn; en un segundo viaje, Ulmo transportó a los Teleri, pero el vala Ossë paró la isla cuando aún no había llegado a Valinor y desde entonces se la conoció como la Isla Solitaria.[3][4]

Fëanor, segundo hijo de Finwë, era el más hábil y mágico de los Noldoli y gracias a ello fabricó tres joyas a las que llamó Silmarils y en las que mezcló en fuego con la luz de los Dos Árboles.[4]​ Fue entonces cuando Morgoth, quien había sido liberado por los valar de su condena, comenzó a codiciar las joyas y engañó a Fëanor para que se enfrentara a su hermano Fingolfin y su Finweg.[5]​ Los valar descubrieron lo ocurrido y tras desterrar a Fëanor por el enfrentamiento trataron de volver a encerrar a Morgoth, pero él escapó y se encontró con la araña Ungoliant, junto a quien trazó una venganza, robó los Silmarils y destruyó los Dos Árboles.[6]​ Fëanor, furioso por lo ocurrido, propuso a los Noldor partir en busca de Morgoth a la Tierra Media y, dado que los Teleri no se unieron a ellos, se produjo una matanza por el control de sus barcos. El vala Mandos maldijo a los Noldor por lo que habían hecho y Fëanor abandonó a Fingolfin y a Finweg en las costas, por lo que el primero regresó a Valinor y el segundo, junto con parte de su pueblo, se vio obligado a cruzar hacia la Tierra Media por Helcaraxë.[7][8]

Mientras tanto, Yavanna consiguió que los marchitos árboles diera una flor y un fruto respectivamente y los valar crearon con ellos la Luna y el Sol, y fue durante la primera subida de este último cuando los hombres despertaron.[9][10]

 
Representación del vala Melkor, también llamado Morgoth, con los tres Silmarils fabricados por Fëanor incrustrados en su corona.

Al llegar a la Tierra Media, Fëanor murió en combate contra los orcos de Morgoth y éste tomó prisionero a su hijo mayor, Maidros; no obstante, Finweg fue en su busca y logró rescatarle gracias a la ayuda de Thorndor, rey de las águilas de Manwë.[11][12]​ Los Noldor sitiaron entonces Angband, pero Morgoth logró romper el sitio tiempo después y dispersó a sus enemigos. Algunos Noldor se unieron a Thingol, mientras que Celegorm y Curufin, dos de los hijos de Fëanor, descubrieron el reino de Nargothrond.[12][13]Barahir, uno de los jefes de los hombres, fue muerto al ser descubrir su escondite por el enemigo y su hijo Beren se vio obligado a llevar una vida proscrita, la cual le llevó hasta Doriath; allí se enamoró de la hija de Thingol, Lúthien, y juntos lograron arrebatarle uno de los Silmarils a Morgoth con el fin de que el rey permitiera su amor. Durante el viaje de regreso a Doriath, Beren murió y Lúthien acudió a las Estancias de Mandos, lugar al que acudían los espíritus, para recuperarle.[14]

En esa época se produjo la batalla conocida como Nírnaeth Arnoediad, en la que combatieron una alianza de hombres y elfos contra Morgoth; los hombres, a excepción de los dirigidos por Húrin huyeron y esto les valió su enemistad con elfos, quienes perdieron a Finweg en el combate. Tras la derrota, Húrin fue hecho prisionero y se enfrentó a Morgoth, quien maldijo a todo su linaje.[15]Morwen, la esposa de Húrin, envió a su hijo Túrin a Doriath debido a que sus tierras estaban siendo ocupadas por hombres desleales que les habían traicionado durante la Nírnaeth Arnoediad; el niño partió antes del nacimiento de su hermana Niënor y creció allí al cuidado de Thingol.[16]​ No obstante, Túrin fue provocado tiempo después por un elfo pariente de Thingol, Orgof, y él lo mató con un vaso de cuerno, huyendo acto seguido al considerarse un proscrito. Habiendo reunido a su alrededor a un grupo de hombres y elfos también perseguidos, Túrin se reencontró con su viejo amigo Beleg, quien le transmitió el perdón de Thingol y le convenció para que lucharan juntos contra los orcos. Debido a que no le gustaba esa nueva vida, uno de los hombres que acompañaban a Túrin y Beleg reveló a los orcos la posición de su guarida; las tropas enemigas les atacaron y llevaron a Túrin a Angband tras dejar herido de muerte a Beleg, pero el elfo logró recuperarse gracias a los cuidados de Melian y fue en busca de su amigo. De camino se encontró con Flinding, un elfo de Nargothrond que fue capturado por Morgoth y que había logrado escapar, y juntos rescatan a Túrin, pero éste despertó asustado cuando le cortaron las ataduras y mató a Beleg confundiéndole con un orco.[16][17]

Flinding llevó entonces a Túrin hasta Nargothrond y allí convenció al rey para que atacara más abiertamente a Morgoth, hecho que desembocó en la destrucción del reino. Durante la batalla y engañado por el dragón Glórung, Túrin partió hacia Hithlum creyendo que su madre y su hermana se encontraban en peligro; no obstante, ellas habían acudido a Doriath en su búsqueda. Al llegar a Hithlum y no encontrar a su familia, Túrin se marchó y fundó un pueblo al este del río Narog.[18]​ Morwen y Niënor acudieron a la guarida de Glórung creyendo que Túrin se encontraba allí y el dragón las atacó, confundiendo a la joven y borrándola la memoria. Confundida y huyendo de los orcos, Niënor fue rescatada por Túrin, quien desconocía que era su hermana y acaba casándose con ella. Glórung atacó el pueblo tiempo después y Túrin logró vencerle, pero antes de morir el dragón deshizo el hechizo que pendía sobre Niënor, quien al recordar quien era se lanzó horrorizada al río; Túrin, al enterarse de lo ocurrido, se atravesó el pecho con su espada.[19][20]

Composición editar

Christopher Tolkien opina en La formación de la Tierra Media que, por la forma en que fue escrito, el «Esbozo de la mitología» había sido compuesto de forma rápida por su padre e incluso, debido a los cambios hechos y a la inexistencia de versiones intermedias de la historia, sin consultar los Cuentos perdidos. El texto no sigue la estructura de los Cuentos perdidos, es decir que las historias no son contadas por un narrador y se omite toda aparición de la cabaña de los juegos perdidos a pesar de que Eriol, uno de los personajes oyentes de los cuentos, sí aparece mencionado al final.[21]

El resumen comienza con la llegada de los Valar a Arda, omitiendo así la «Ainulindalë» y la creación del mundo.[1]

Referencias editar

  1. a b TOLKIEN, p. 19
  2. TOLKIEN, p. 20
  3. a b TOLKIEN, p. 21
  4. a b TOLKIEN, p. 22
  5. TOLKIEN, p. 23
  6. TOLKIEN, p. 24
  7. TOLKIEN, p. 26
  8. TOLKIEN, p. 27
  9. TOLKIEN, p. 28
  10. TOLKIEN, p. 29
  11. TOLKIEN, p. 31
  12. a b TOLKIEN, p. 32
  13. TOLKIEN, p. 33
  14. TOLKIEN, p. 34
  15. TOLKIEN, p. 36
  16. a b TOLKIEN, p. 37
  17. TOLKIEN, p. 38
  18. TOLKIEN, p. 40
  19. TOLKIEN, p. 41
  20. TOLKIEN, p. 42
  21. TOLKIEN, p. 53

Bibliografía editar