Diferencia entre revisiones de «Agustín de Hipona»

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=San Agustín de Hipona=
{{Redirige|San Agustín}}
{{Ficha de persona
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| imagen = Augustine Lateran.jpg
| tamaño de imagen = 200px
| pie de imagen = <small>Retrato más antiguo conocido de Sansan Agustín. Fresco del {{siglo|VI||s}}, en el [[Palacio de Letrán]], [[Roma]].</small>
<!-- Información personal -->| nombre de nacimiento = Aurelio Agustín
| fecha de nacimiento = {{fecha|13|11|354}}
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| religión = [[Cristianismo]]
| padres = [[Patricio Aurelio]]<br>[[Mónica de Hipona]]
| hijos = [[Adeodato (hijo de San Agustín de Hipona)|Adeodato]]
| escudo =
| cargo = Obispo de Hipona
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| predecesor = Valerio
| sucesor = Eraclio
| cargo2 = [[Doctor de la Iglesia]]<br><small>proclamado el 20 de septiembre de 1295 por el Papapapa [[Bonifacio VIII]]</small>
| títulos = [[Padre de la Iglesia]] [[Cristiandad occidental|Occidental]];<br>"Doctor de la Gracia".
| presbiterado = 391
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| venerado en = [[Iglesia católica]], [[Iglesia ortodoxa]], [[Iglesias ortodoxas orientales]], [[Iglesia anglicana]] e [[Iglesia luterana]]
}}
'''San Agustín de Hipona''' o '''Aurelio Agustín de Hipona''' (en [[latín]], '''Aurelius Augustinus Hipponensis'''),<ref>Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E. (2004). [https://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/agustin.htm Biografía de San Agustín]. En ''Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea''. Barcelona (España). Consultado el 12 de septiembre de 2021.</ref> conocido también como '''San Agustín''' ([[Tagaste]], 13 de noviembre de 354-[[Hipona]], 28 de agosto de 430),<ref>{{cita libro|apellidos=Moreno Villa|nombre=Mariano|título=Filosofía. Volumen II. Antropología, Psicología y Sociología|url=http://books.google.co.ve/books?id=MgDwHGPGe2MC&pg=PA27&dq=%22Agust%C3%ADn+de+Hipona%22&hl=es-419&sa=X&ei=XshmUdLOD4PQ9ASUpIHIDA&ved=0CFMQ6AEwBw#v=onepage&q=%22Agust%C3%ADn%20de%20Hipona%22&f=false|fechaacceso=11 de abril de 2013|año=2003|editorial=Editorial Mad|ubicación=España|isbn=84-665-0537-7|capítulo=III. La Filosofía Escolástica|páginas=27|cita=Agustín de Hipona (354-430) nació en Tagaste (Argelia).}}</ref> fue un [[escritor]], [[teólogo]] y [[filósofo]] [[Cristianismo|cristiano]]. Después de su [[conversión]], fue [[obispo]] de [[Hipona]], al norte de [[África]], desde donde dirigió una serie de luchas contra las [[Herejía|herejías]] de los [[maniqueos]], los [[Donatismo|donatistas]] y el [[pelagianismo]].
 
Es considerado el «Doctor de la Gracia», además de ser el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y, según Antonio Livi, uno de los más grandes genios de la humanidad.<ref>Livi, Antonio Storia Sociale della Filosofia, Vol I, pag.242, Roma, Società Editrice Dante Alighieri, 2004, ISBN 88-534-0267-9.</ref> Autor prolífico,<ref>{{cita libro|apellidos=Herreros López|nombre=Juan Manuel|título=Filosofía política: las grandes obras|url=http://books.google.co.ve/books?id=4qNP0tkhzUoC&pg=PA281&dq=%22Agust%C3%ADn+de+Hipona%22&hl=es-419&sa=X&ei=N9hmUeP0Goqa8gSlhoH4DQ&ved=0CD0Q6AEwBDgK#v=onepage&q=%22Agust%C3%ADn%20de%20Hipona%22&f=false|fechaacceso=11 de abril de 2013|editor=Luis García San Miguel|editorial=Dykinson|ubicación=España|isbn=84-9772-859-9|capítulo=San Agustín: "La Ciudad de Dios"|páginas=282}}</ref> dedicó gran parte de su vida a escribir sobre [[filosofía]] y [[teología]], siendo ''[[Confesiones]]'' y ''[[La ciudad de Dios]]'' sus obras más destacadas.
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San Agustín nació el 13 de noviembre de 354 en [[Tagaste]], una antigua ciudad en el [[África del Norte|norte de África]] sobre la que se asienta la actual localidad [[Argelia|argelina]] de [[Suq Ahras]], situada entonces en [[Numidia]], una de las provincias del [[Imperio romano]]. Los eruditos generalmente están de acuerdo en que Agustín y su familia eran [[bereberes]], un grupo étnico indígena del norte de África.{{sfn|Hollingworth|2013|pp=50-51}}{{sfn|Leith|1990|p=24}}<ref>{{Cite book|url=https://books.google.com/books?id=HAAXAQAAIAAJ|title=Catholic World, Volumes 175–176|publisher=Paulist Fathers|year=1952|page=376|quote=The whole of North Africa was a glory of Christendom with St. Augustine, himself a Berber, its chief ornament.}}</ref>
 
San Agustín y su familia estaban fuertemente romanizados, y hablaban solo latín en casa como una cuestión de orgullo y dignidad.{{sfn|Hollingworth|2013|pp=50-51}} Sin embargo, San Agustín deja alguna información sobre la conciencia de su herencia africana. Por ejemplo, se refiere a [[Apuleyo]] como "el más notorio de nosotros los africanos".{{sfn|Hollingworth|2013|pp=50-51}}<ref>Ep., CXXXIII, 19. [http://www.newadvent.org/fathers/1102138.htm English version], [http://www.augustinus.it/latino/lettere/lettera_139_testo.htm Latin version]</ref>
 
Su padre, llamado Patricio, era un pequeño propietario [[Religión tradicional bereber|pagano]] y su madre, la futura santa [[Mónica de Hipona|Mónica]], es puesta por la [[Iglesia católica|Iglesia]] como ejemplo de mujer [[cristianismo|cristiana]], de [[piedad]] y [[bondad]] probadas, madre abnegada y preocupada siempre por el bienestar de su familia, aun bajo las circunstancias más adversas.<ref>{{cita libro|título=Diccionario de los santos, Volume 1|url=http://books.google.co.ve/books?id=7WRxrxphxYwC&pg=PA95&dq=%22Agust%C3%ADn+de+Hipona%22&hl=es-419&sa=X&ei=N9hmUeP0Goqa8gSlhoH4DQ&ved=0CCsQ6AEwADgK#v=onepage&q=%22Agust%C3%ADn%20de%20Hipona%22&f=false|fechaacceso=11 de abril de 2013|año=2000|editor1=Claudio Leonardi|editor2=Andrea Riccardi|editor3=Gabriella Zarri|editorial=San Pablo|ubicación=España|isbn=84-285-2258-8|páginas=84|cita=Su padre, Patricio, era pagano, pequeño terrateniente y empleado municipal. Su madre, Mónica, era cristiana y muy virtuosa.}}</ref>
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[[Archivo:Saint Augustine and Saint Monica.jpg|miniaturadeimagen|izquierda|''San Agustín y santa Mónica'' (1846), por [[Ary Scheffer]].]]
 
Mónica le enseñó a su hijo los principios básicos de la religión cristiana y, al ver cómo el joven San Agustín se separaba del camino del [[cristianismo]], se entregó a la oración constante en medio de un gran sufrimiento. Años más tarde San Agustín se llamará a sí mismo «el hijo de las lágrimas de su madre».<ref>''Confesiones'' III, 12, 21. «Vete en paz, mujer; ¡así Dios te dé vida! que no es posible que perezca el hijo de tantas lágrimas».</ref> En Tagaste, San Agustín comenzó sus estudios básicos, y posteriormente su padre lo envió a [[Madaura]] a realizar estudios de [[gramática]].<ref name="Diccionario de los santos">{{cita libro|título=Diccionario de los santos, Volume 1|url=http://books.google.co.ve/books?id=7WRxrxphxYwC&pg=PA95&dq=%22Agust%C3%ADn+de+Hipona%22&hl=es-419&sa=X&ei=N9hmUeP0Goqa8gSlhoH4DQ&ved=0CCsQ6AEwADgK#v=onepage&q=%22Agust%C3%ADn%20de%20Hipona%22&f=false|fechaacceso=11 de abril de 2013|año=2000|editor1=Claudio Leonardi|editor2=Andrea Riccardi|editor3=Gabriella Zarri|editorial=San Pablo|ubicación=España|isbn=84-285-2258-8|páginas=84}}</ref>
 
San Agustín destacó en el estudio de las letras. Sin embargo, él mismo reconoce en las ''Confesiones'' que no era un buen estudiante y que debió ser obligado a estudiar para aprender (cf. ''Confesiones'' 1,12,19). En cualquier caso, mostró un gran interés hacia la [[literatura]], especialmente la griega clásica y poseía gran [[elocuencia]].<ref name="Filosofía política">{{cita libro|apellidos=Herreros López|nombre=Juan Manuel|título=Filosofía política: las grandes obras|url=http://books.google.co.ve/books?id=4qNP0tkhzUoC&pg=PA281&dq=%22Agust%C3%ADn+de+Hipona%22&hl=es-419&sa=X&ei=N9hmUeP0Goqa8gSlhoH4DQ&ved=0CD0Q6AEwBDgK#v=onepage&q=%22Agust%C3%ADn%20de%20Hipona%22&f=false|fechaacceso=11 de abril de 2013|editor=Luis García San Miguel|editorial=Dykinson|ubicación=España|isbn=84-9772-859-9|capítulo=San Agustín: "La Ciudad de Dios"|páginas=281}}</ref> Sus primeros triunfos tuvieron como escenario Madaura y [[Cartago]], donde se especializó en gramática y [[retórica]].<ref name="Diccionario de los santos" /> Durante sus años de estudiante en Cartago desarrolló una irresistible atracción hacia el [[teatro]]. Al mismo tiempo, gustaba en gran medida de recibir halagos y la fama, que encontró fácilmente en aquellos primeros años de su juventud. Durante su estancia en Cartago mostró su genio retórico y sobresalió en concursos poéticos y certámenes públicos. Aunque se dejaba llevar por sus pasiones, y seguía abiertamente los impulsos de su espíritu sensual, no abandonó sus estudios, especialmente los de [[filosofía]]. Años después, el mismo San Agustín hizo una fuerte crítica sobre esta etapa de su juventud en su libro ''[[Confesiones]]''.
 
A los diecinueve años, la lectura de ''Hortensius'' de [[Cicerón]] despertó en la mente de San Agustín el espíritu de especulación y así se dedicó de lleno al estudio de la filosofía, disciplina en la que sobresalió. Durante esta época el joven San Agustín conoció a una mujer con la que mantuvo una relación estable de catorce años y con la cual tuvo un hijo: [[Adeodato (hijo de San Agustín de Hipona)|Adeodato]].
 
En su búsqueda incansable de respuesta al problema de la verdad, San Agustín pasó de una escuela filosófica a otra sin que encontrara en ninguna una verdadera respuesta a sus inquietudes. Finalmente abrazó el [[maniqueísmo]], creyendo que en este sistema encontraría un modelo según el cual podría orientar su vida. Varios años siguió esta doctrina y finalmente, decepcionado, la abandonó, al considerar que era una doctrina simplista que apoyaba la pasividad del bien ante el mal.<ref name="Filosofía política" />
 
Sumido en una gran frustración personal, decidió, en 383, partir para [[Roma]], la capital del Imperio romano. En la partida de San Agustín a Roma existía una motivación intelectual y de conocer nuevos horizontes, pero, mayoritariamente, lo que le empuja a viajar de manera definitiva es el hecho de que se enteró de que los estudiantes en Roma eran mucho más educados y respetuosos con los docentes que aquellos a los que daba clase en Cartago (cf. ''Confesiones'' 5,8,14). Su madre quiso acompañarle, pero San Agustín la engañó y la dejó en tierra (cf. ''Confesiones'' 5,8,15).
 
En Roma enfermó de gravedad. Tras restablecerse, y gracias a su amigo y protector [[Quinto Aurelio Símaco|Símaco]], [[prefecto romano|prefecto de Roma]], fue nombrado ''magister rhetoricae'' en Mediolanum, la actual [[Milán]].
 
San Agustín, como maniqueo y orador imperial en Milán,<ref>{{cita libro|apellidos=Rico Pavés|nombre=José|título=Los sacramentos de la iniciación cristiana|url=http://books.google.co.ve/books?id=NlCZwXzZ27kC&pg=PA205&dq=%22Agust%C3%ADn+de+Hipona%22&hl=es-419&sa=X&ei=XshmUdLOD4PQ9ASUpIHIDA&ved=0CEYQ6AEwBQ#v=onepage&q=%22Agust%C3%ADn%20de%20Hipona%22&f=false|fechaacceso=11 de abril de 2013|año=2006|editorial=Instituto Teológico San Ildelfonso|ubicación=España|isbn=84-934253-9-7|páginas=205|cita=Estando en Cartago, el adolescente San Agustín abandonó la Iglesia Católica y se unió a los maniqueos. Cuando llegó a Milán, en el 384, recién nombrado orador de la ciudad, todavía era maniqueo.}}</ref> era el rival en [[oratoria]] del [[obispo]] [[Ambrosio de Milán]].
 
=== Conversión al cristianismo ===
Fue en [[Milán]] donde se produjo la última etapa antes de la conversión de San Agustín al cristianismo. Allí, empezó a asistir como [[catecúmeno]] a las celebraciones litúrgicas del obispo [[Ambrosio de Milán|Ambrosio]], quedando admirado de su predicación y de su corazón. Ambrosio le hizo conocer los escritos de [[Plotino]] y las epístolas de [[Pablo de Tarso]] y gracias a estas obras se convirtió al cristianismo y decidió romper definitivamente con el maniqueísmo.
 
Esta noticia llenó de gozo a su madre, que había viajado a [[Italia (época romana)|Italia]] para estar con su hijo, y que se encargó de buscarle un matrimonio acorde con su estado social y dirigirle hacia el [[bautismo]]. En vez de optar por casarse con la mujer que Mónica le había buscado, decidió vivir en [[ascetismo|ascesis]]; decisión a la que llegó después de haber conocido los escritos [[neoplatonismo|neoplatónicos]] gracias al sacerdote [[Simpliciano]] y al filósofo [[Mario Victorino]], pues los [[platón]]icos le ayudaron a resolver el problema del [[materialismo]] y el del origen del [[mal]].
 
[[Archivo:AugustineBaptism.jpg|miniaturadeimagen| San Agustín es bautizado por el obispo Ambrosio (fresco de [[Benozzo Gozzoli]]).]]
 
El obispo Ambrosio le ofreció la clave para interpretar el [[Antiguo Testamento]] y encontrar en la [[Biblia]] la fuente de la fe. Por último, la lectura de los textos de san Pablo ayudó a San Agustín a solucionar el problema de la mediación —vinculado al de la [[Comunión de los Santos]]— y el de la [[Gracia divina]]. Según cuenta el mismo San Agustín, la crisis decisiva previa a la conversión se dio estando en el jardín con su amigo Alipio, reflexionando sobre el ejemplo de Antonio, cuando oyó la voz de un niño de una casa vecina que decía:
 
{{Cita|''Tolle lege''|col2=toma y lee{{Harvnp|Lacueva|2001|p=34}}<ref>Conf. VIII 12.</ref>}}
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{{Cita|Al llegar al final de esta frase se desvanecieron todas las sombras de duda.<ref>Conf. VIII 12,29.</ref>}}
 
En 385, San Agustín se convirtió al Cristianismocristianismo.<ref>{{cita libro|título=Diccionario Akal de Historia Medieval|url=http://books.google.co.ve/books?id=9Y2ePRbe1rsC&pg=PA17&dq=%22Agust%C3%ADn+de+Hipona%22&hl=es-419&sa=X&ei=A-VmUdLaNoarqgHe6YGAAw&ved=0CDsQ6AEwAzgU#v=onepage&q=%22Agust%C3%ADn%20de%20Hipona%22&f=false|fechaacceso=11 de abril de 2013|año=1989|editor=H. R. Loyn|ubicación=España|isbn=84-460-0841-6|páginas=17}}</ref>
 
En 386, se consagró al estudio formal y metódico de las ideas del cristianismo. Renunció a su [[cátedra]] y se retiró con su madre y unos compañeros a [[Casiciaco]], cerca de Milán, para dedicarse por completo al estudio y a la meditación.
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=== Monacato, sacerdocio y episcopado ===
[[Archivo:Sant'Agostino d'Ippona.jpg|thumb|San Agustín, como obispo.]]
Cuando llegó a Tagaste, San Agustín vendió todos sus bienes y el producto de la venta lo repartió entre los pobres. Se retiró con unos compañeros a vivir en una pequeña propiedad para hacer allí vida [[monacato|monacal]]. Años después, esta experiencia fue la inspiración para su famosa [[Regla de san Agustín|Regla]]. A pesar de su búsqueda de la soledad y el aislamiento, la fama de San Agustín se extendió por todo el país.
 
En 391 viajó a [[Hipona]] (Hippo Regius, la moderna [[Annaba]], en Argelia) para buscar a un posible candidato a la vida monástica, pero durante una celebración litúrgica fue elegido por la comunidad para que fuese ordenado [[sacerdote]], a causa de las necesidades del obispo Valerio de Hipona. San Agustín aceptó, tras resistir, esta elección, si bien con lágrimas en sus ojos. Algo parecido sucedió cuando se le consagró como obispo en el 395. Entonces abandonó el monasterio de [[Laico (Iglesia católica)|laicos]] y se instaló en la casa episcopal, que transformó en un monasterio de [[clérigo]]s.
 
La actividad episcopal de San Agustín fue enorme y variada. Predicó y escribió incansablemente, polemizó con aquellos que iban en contra de la [[ortodoxia]] de la doctrina cristiana de aquel entonces, presidió [[concilio]]s y resolvió los problemas más diversos que le presentaban sus fieles. Se enfrentó a [[Maniqueísmo|maniqueos]], [[donatismo|donatistas]], [[arrianismo|arrianos]], [[pelagianismo|pelagianos]], [[priscilianismo|priscilianistas]], [[Neoplatonismo|académicos]], etc. Participó en los concilios regionales III de Hipona del 393, III de Cartago del 397 y IV de Cartago del 419, en los dos últimos como presidente y en los cuales se sancionó definitivamente el [[Canon bíblico]] que había sido establecido por el papa [[Dámaso I]] en Roma en el Sínodo del 382.
 
Ya como obispo, escribió libros que lo posicionan como uno de los cuatro principales [[Padres de la Iglesia]] latinos. La vida de San Agustín fue un claro ejemplo del cambio que logró con la adopción de un conjunto de creencias y valores.
 
=== Fallecimiento ===
[[Archivo:Arca di S. Agostino (1362), Pavia, S. Pietro in Ciel d'Oro 16.JPG|miniaturadeimagen|221x221px|[[Giovanni di Balduccio]], tumba de san Agustín (1362-1365) en la [[basílica de San Pietro in Ciel d'Oro]], en [[Pavía]].]]
San Agustín murió en Hipona el 28 de agosto de 430 durante el sitio al que los [[vándalos]] de [[Genserico]] sometieron la ciudad en el contexto de la invasión de la [[África (provincia romana)|provincia romana de África]]. Su cuerpo, en fecha incierta, fue trasladado a [[Cerdeña]] y, hacia el 722, a [[Pavía]], debido a la amenaza expansionista del mundo islámico por el Mediterráneo así como la costa del Norte de África, a la [[basílica de San Pietro in Ciel d'Oro]], donde reposa hoy.
 
=== La leyenda del encuentro con un niño junto al mar ===
 
Una tradición [[Edad Media|medieval]], que recoge la leyenda, inicialmente narrada sobre un teólogo, que más tarde fue identificado como san Agustín, cuenta la siguiente anécdota: cierto día, san Agustín paseaba por la orilla del mar, junto a la playa, dando vueltas en su cabeza a muchas de las doctrinas sobre la realidad de Dios, una de ellas la doctrina de la [[Santísima Trinidad|Trinidad]]. De pronto, al alzar la vista ve a un hermoso niño, que está jugando en la arena. Lo observa más de cerca y ve que el niño corre hacia el mar, llena el cubo de agua del mar, y vuelve donde estaba antes y vacía el agua en un hoyo. El niño hace esto una y otra vez, hasta que San Agustín, sumido en una gran curiosidad, se acerca al niño y le pregunta: «¿Qué haces?» Y el niño le responde: «Estoy sacando toda el agua del mar y la voy a poner en este hoyo». Y san Agustín dice: «¡Pero, eso es imposible!». A lo que el niño le respondió: «Más difícil es que llegues a entender el misterio de la Santísima Trinidad».
 
La leyenda se inspira al menos en la actitud de San Agustín como estudioso del misterio de [[Dios]].<ref>Cf. {{Enlace roto|1=[http://www.agustinosrecoletos.com/preguntas/view/88-todos-los-anos-en-el-domingo-de-la-santisima-trinidad-los-preciadores-catolicos-de-mi-pais-parecen-c.] |2=http://www.agustinosrecoletos.com/preguntas/view/88-todos-los-anos-en-el-domingo-de-la-santisima-trinidad-los-preciadores-catolicos-de-mi-pais-parecen-c. |bot=InternetArchiveBot }}</ref>
 
== Doctrina ==
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=== Razón y fe ===
 
San Agustín, predispuesto por la [[fe]] materna, se aproxima al texto bíblico, pero es su mente la que no consigue penetrar en su interior. Dicho en otras palabras, para San Agustín, la fe no es suficiente para acceder a las profundidades de la revelación de las Escrituras.<ref name=":0">{{Cita libro|apellidos=1978-|nombre=Ponsati-Murlà, Oriol|título=San Agustín : tanto la fe como la razón conducen a la misma verdad: Dios|url=https://www.worldcat.org/oclc/957756520|fecha=D.L. 2015|editorial=RBA|isbn=9788447384020|oclc=957756520}}</ref> A los diecinueve años, se pasó al [[racionalismo]] y rechazó la fe en nombre de la [[razón]]. Sin embargo, poco a poco fue cambiando de parecer hasta llegar a la conclusión de que razón y fe no están necesariamente en oposición, sino que su relación es de complementariedad.<ref name="A">{{cita libro|apellidos=Moreno Villa|nombre=Mariano|título=Filosofía. Volumen II. Antropología, Psicología y Sociología|url=http://books.google.co.ve/books?id=MgDwHGPGe2MC&pg=PA27&dq=%22Agust%C3%ADn+de+Hipona%22&hl=es-419&sa=X&ei=XshmUdLOD4PQ9ASUpIHIDA&ved=0CFMQ6AEwBw#v=onepage&q=%22Agust%C3%ADn%20de%20Hipona%22&f=false|fechaacceso=11 de abril de 2013|año=2003|editorial=Editorial Mad|ubicación=España|isbn=84-665-0537-7|capítulo=III. La Filosofía Escolástica|páginas=27}}</ref> La fe constituye una condición inicial y necesaria para penetrar en el misterio del cristianismo, pero no una condición final y suficiente. Es necesaria la razón. Según él, la fe es un modo de pensar asintiendo, y si no existiese el pensamiento, no existiría la fe. Por eso la inteligencia es la recompensa de la fe. La fe y la razón son dos campos que necesitan ser equilibrados y complementados.<ref name="A"/>
 
Para realizar con éxito la operación de conciliación entre las dos es indispensable concretar sus características, su ámbito de aplicación y la jerarquización (la fe gana frente la razón, ya que está apoyada por Dios) que se establece entre ellas. Como en muchas otras ocasiones, es en el texto bíblico donde San Agustín encuentra el punto de partida para fundamentar su posición.
 
Comentando un fragmento del evangelio de [https://www.biblegateway.com/passage/?search=Juan+17%3A3&version=RVR1960 Juan (17,3)], San Agustín dice:
 
{{Cita|El Señor, con sus palabras y acciones, ha exhortado a aquellos que ha llamado a la salvación a tener fe en primer lugar. Pero a continuación, hablando del don que debía dar a los creyentes, no dijo: «Esto es la vida eterna: que crean», sino: «Esto es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios, y a aquel que tú has mandado, Jesucristo».|Agustín de Hipona|col2=}}
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[[Archivo:Tiffany Window of St Augustine - Lightner Museum.jpg|miniaturadeimagen|Detalle de san Agustín en una vidriera por [[Louis Comfort Tiffany]] en el Lightner Museum.|236x236px]]
 
San Agustín de Hipona anticipa a [[René Descartes|Descartes]] al sostener que la mente, mientras que duda, es consciente de sí misma: si me engaño existo (''Si enim fallor, sum''). Como la percepción del mundo exterior puede conducir al error, el camino hacia la certeza es la interioridad (''in interiore homine habitat veritas''), que por un proceso de iluminación se encuentra con las verdades eternas y con el mismo Dios que, según él, está en lo más íntimo de cada uno.
 
Las ideas eternas están en Dios y son los arquetipos según los cuales crea el cosmos. Dios, que es una comunidad de amor, sale de sí mismo y crea por amor mediante ''rationes seminales'', o gérmenes que explican el proceso evolutivo que se basa en una constante actividad creadora, sin la cual nada subsistiría. Todo lo que Dios crea es bueno, el mal carece de entidad, es ausencia de bien y fruto indeseable de la [[libertad]] del hombre.
Línea 135 ⟶ 134:
Decir esto equivale a definirse a sí mismo prescindiendo de cualquier calidad, lo que equivale a prescindir del cambio. Por lo tanto Dios está fuera del tiempo mientras que los seres humanos son entidades estructuralmente temporales.<ref name=":4">{{Cita web|url=https://www.arteguias.com/biografia/sanagustindehipona.htm|título=San Agustín de Hipona|fechaacceso=10 de diciembre de 2019|sitioweb=www.arteguias.com}}</ref>
 
Influido por el [[neoplatonismo]], San Agustín separa el mundo de Dios (eterno, perfecto e inmutable), del de la creación (dominado por la materia y el paso del tiempo, y por tanto mutable). Su análisis le lleva a la asimetría del tiempo. Esa asimetría procede del hecho de que todo aquello que ya ha pasado nos es conocido porque lo hemos experimentado y nos es fácil rememorarlo de forma presente, algo que no sucede con un futuro que está por acontecer. Para san Agustín, Dios creó el tiempo ''[[ex nihilo]]'' a la par que el mundo<ref name=":4" /> y sometió su creación al discurrir de ese tiempo, de ahí que todo en ella tenga un principio y un fin. Él, en cambio, está fuera de todo parámetro temporal.<ref name=":0" /><ref>{{Cita publicación|url=http://www.ubiobio.cl/miweb/webfile/media/222/Tiempo/1995/Art%2009.pdf|título=Idea del Tiempo en San Agustín|apellidos=Rojas Cómez|nombre=Mauricio F.|fecha=|publicación=|fechaacceso=|doi=|pmid=}}</ref>
 
{{Cita|"Mido el tiempo, lo sé; pero ni mido el futuro, que aún no es; ni mido el presente, que no se extiende por ningún espacio; ni mido el pretérito, que ya no existe. ¿Qué es, pues, lo que mido?”. |(Confesiones, XI, XXVI, 33)|col2=|col3=}}
 
San Agustín rechaza la identificación de tiempo y movimiento. [[Aristóteles]] define el tiempo como un recurso aritmético para medir un [[Movimiento (física)|movimiento]]. San Agustín sabe que el tiempo es duración, pero no acepta que esta se identifique con un movimiento [[Espacio (física)|espacial]]. La duración tiene lugar en nuestro interior y es fruto de la capacidad para prever, ver y recordar los hechos del futuro, presente y pasado.<ref name=":0" /> San Agustín llega a la conclusión de que la sede del tiempo y de su duración es el espíritu. Es en el espíritu que se hace efectiva la sensación de duración (larga o corta), de discurrir del tiempo, y es en el espíritu donde se mide y compara la duración del tiempo. Lo que se llama futuro, presente y pasado no son sino expectación, atención y recuerdo del espíritu, que tiene la facultad de prever aquello que llegará, fijarse en él cuando llega y conservarlo en el recuerdo una vez ha pasado.
 
{{Cita|“Y más propiamente acaso se diría: “Tres son los tiempos, presente de las cosas pasadas, presente de las presentes y presente de las futuras”. Porque estas tres presencias tienen algún ser en mi alma, y solamente las veo y percibo en ella. Lo presente de las cosas pasadas, es la actual memoria o recuerdo de ellas; lo presente de las cosas presentes, es la actual consideración de alguna cosa presente; y lo presente de las cosas futuras, es la actual expectación de ellas”.|(Confesiones, XI, XX, 26)|col2=|col3=}}
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=== Pecado original ===
 
San Agustín enseñó que el [[Pecado original|pecado de Adán y Eva]] era un acto de insensatez seguido de orgullo y desobediencia a Dios. La primera pareja desobedeció a Dios, quien les había dicho que no comieran del [[Árbol del conocimiento del bien y del mal]] (Gen 2:17).<ref> San Agustín de Hipona, ''Sobre el significado literal de Génesis'' ( ''De Genesi ad litteram'' ), VIII, 6:12, vol. 1, pp. 192–93 y 12:28, vol. 2, pp. 219-20, trad. John Hammond Taylor SJ; BA 49,28 y 50–52; PL 34, 377. Cf. San Agustín de Hipona, ''De Trinitate'' , XII, 12.17, CCL 50, 371–372 [v. 26-31; 1–36]; ''De natura boni'' 34–35, CSEL 25, 872; <abbr>PL</abbr> 42, 551–572.</ref> El árbol era un símbolo del orden de la creación. El egocentrismo hizo que [[Adán y Eva]] comieran de él, por lo que no reconocieron ni respetaron el mundo tal como fue creado por Dios, con su jerarquía de seres y valores.
 
No habrían caído en el orgullo y la falta de sabiduría, si [[Satanás]] no hubiera sembrado en sus sentidos "la raíz del mal". Su naturaleza estaba herida por la [[concupiscencia]] o la [[libido]], que afectaba la inteligencia y la voluntad humana, así como los afectos y deseos, incluido el deseo sexual.<ref>Augustine of Hippo, ''Nisi radicem mali humanus tunc reciperet sensus'' ("Contra Julianum", I, 9.42; <abbr>PL</abbr> 44, 670)</ref> San Agustín utilizó el concepto [[Estoicismo|estoico]] de las pasiones de Cicerón para interpretar la doctrina de [[Pablo de Tarso|Pablo]] del pecado original y la [[redención]].<ref>{{Cita publicación|url=http://dx.doi.org/10.1484/j.rea.5.104767|título=Cicero and Augustine on the Passions|apellidos=BRACHTENDORF|nombre=J.|fecha=1997-01|publicación=Revue d'Etudes Augustiniennes et Patristiques|volumen=43|número=2|páginas=289–308|fechaacceso=29 de junio de 2019|issn=1768-9260|doi=10.1484/j.rea.5.104767}}</ref>
 
Algunos autores perciben la doctrina de San Agustín como dirigida contra la sexualidad humana y atribuyen su insistencia en la continencia y la devoción a Dios como resultado de la necesidad de San Agustín de rechazar su propia naturaleza altamente sensual, como se describe en las ''Confesiones''.<ref>Bonner, G (1986). ''St. Augustine of Hippo. Life and Controversies''. Norwich: The Canterbury Press. ISBN 978-0-86078-203-2</ref> San Agustín declaró que "para muchos, la [[Abstinencia sexual|abstinencia]] es más fácil que la perfecta moderación".<ref name=":2">{{Cita web|url=https://www.oxfordreference.com/view/10.1093/acref/9780191826719.001.0001/q-oro-ed4-00000572|título=St Augustine of Hippo - Oxford Reference|fechaacceso=28 de junio de 2019|sitioweb=www.oxfordreference.com|idioma=en|doi=10.1093/acref/9780191826719.001.0001/q-oro-ed4-00000572}}</ref>
 
Su sistema de [[Gracia divina|gracia]] y [[predestinación]] prevaleció durante muchos siglos, aunque no sin una fuerte oposición, y sufrió, a través de una elaboración escolástica, cambios sustanciales para salvar el [[libre albedrío]]; y finalmente reapareció en la concepción de la vida espiritual modelada por [[Martín Lutero|Lutero]] y los otros maestros de la [[Reforma protestante|Reforma]].<ref>{{Cita publicación|url=http://dx.doi.org/10.1017/s0017816000000729|título=The Genesis of St. Augustine's Idea of Original Sin|apellidos=Bonaiuti|nombre=Ernesto|fecha=1917-04|publicación=Harvard Theological Review|volumen=10|número=2|páginas=159–175|fechaacceso=29 de junio de 2019|issn=0017-8160|doi=10.1017/s0017816000000729}}</ref>
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[[Archivo:Augustine and donatists.jpg|miniaturadeimagen|272x272px|La afinidad del juez con la Iglesia y las artes retóricas de san Agustín, llevó a la ilegalización del donatismo en 412. (''San Agustín y los donatistas'', [[Charles-André van Loo]]).]]
 
Cuando San Agustín nació, no habían pasado ni cincuenta años desde que [[Constantino I]] había legalizado el culto cristiano. Tras la implantación del cristianismo como religión oficial del imperio por [[Teodosio I el Grande]] surgieron múltiples interpretaciones de los evangelios.
 
Según San Agustín, la [[herejía]] es la mala ''comprensión'' de la fe, por lo que es un problema de carácter racional, aunque no todo error lo es. En su tratado ''Herejías'' distingue 88, pero las principales con las que tuvo que lidiar fueron: el [[maniqueísmo]], el [[donatismo]], el [[pelagianismo]] y el [[arrianismo]].
 
* La lucha contra la doctrina de los maniqueos ocupa una parte importante dentro de sus obras [[apologética]]s, porque muchos creyeron que las enseñanzas de [[Mani]] arrojaban luz sobre la Escrituras. Con la cantidad de evangelios apócrifos, el maniqueísmo logró que muchos cristianos mantuviesen un dualismo entre estas dos creencias. San Agustín redactó uno de sus principales textos anti-maniqueos al obispo [[Fausto (obispo maniqueo)|Fausto]]. Agustín critica la doctrina de esta herejía diciendo que representaba una distorsión de origen exterior al mensaje cristiano.
 
* El donatismo fue una amenaza interior. Tras el [[Edicto de Tesalónica]], un grupo de creyentes arropados por el obispo [[Donato Magno|Donato]] se separaron de la Iglesia, a la que acusaban de ser condescendiente con los ''[[lapsi]]''. Esta lucha era prioritaria por razones doctrinales y políticas, ya que su carácter beligerante ponía en riesgo a la Iglesia del norte de África. El donatismo es como un exceso de fe, puesto que no admite en la Iglesia a los que en las persecuciones renegaron de la fe, separando así la institución de los seguidores. Para San Agustín en cambio la Iglesia está constituida por hombres, los cuales son imperfectos, pero no por ello cuando «caen» (''lapsi'') pierden validez los sacramentos recibidos. Los donatistas conciben una Iglesia Pura de creyentes que buscan la perfección y no debe readmitir a los renegados. San Agustín, pese a usar medidas represivas hacia los ''lapsi'', abogó por la acogida y el perdón y piensa que no necesitan ser readmitidos, puesto que siguen perteneciendo a la Iglesia. Las tensiones altas, como con los [[circunceliones]], llevaron a la prohibición del donatismo en Cartago con un imperial cristiano llamado Marcelino en 411.
 
* El pelagianismo planteaba un problema de interpretación racional acerca del valor de las acciones realizadas por el creyente como mérito para ganarse la salvación. San Agustín acusó al pelagianismo de no creer en el amor gratuito de Dios. La salvación para él no es un merecimiento exclusivo de la voluntad del hombre a la hora de realizar buenas obras, sino que también juega un papel muy importante la [[gracia divina|gracia]].<ref name=":0" /> San Agustín no logró hacer desaparecer al pelagianismo en vida, aunque sus aportaciones en este tema fueron decisivas durante el [[Concilio de Éfeso]], realizado un año después de su muerte.
 
=== La concepción de la historia ===
 
La filosofía de la historia de San Agustín describe un proceso que afecta a todo el género humano. Se trata de una historia universal constituida por una serie de eventos sucesivos que avanzan hacia un fin mediante la providencia divina.<ref>{{Cita web|url=http://www.filosofia.org/enc/ros/agustin.htm|título=San Agustín en el Diccionario soviético de filosofía|fechaacceso=10 de diciembre de 2019|sitioweb=www.filosofia.org}}</ref>
 
Asimismo, describe los diferentes momentos de la historia: en primer lugar, la creación, seguida por la caída provocada por el pecado original, en el que el demonio introduce la degradación en el mundo: Dios ofrece el paraíso, pero el individuo escoge hacer un mal uso de su libertad, desobedeciéndolo. Le sigue el anuncio de la revelación, y la encarnación del hijo de Dios. La última etapa se logra por la redención del individuo por la Iglesia, que es la sexta de las edades del ser humano.
 
A diferencia de la concepción cíclica del tiempo y de la historia característica de la filosofía griega, San Agustín basa su representación de la historia en una concepción literal, progresiva y finalista del tiempo. La historia ha tenido un inicio y tendrá un fin en el [[Juicio Final|Juicio final]], y se divide en seis edades, inspirándose en los seis días que usó Dios para realizar la creación: las [[Periodización#Periodizaciones bíblicas y otras periodizaciones milenaristas|Seis edades del mundo]], delimitadas por la creación del mundo, el [[diluvio universal]], la vida de [[Abraham]], el reinado de [[David]] (o la construcción del templo de Jerusalén, por Salomón), la cautividad en Babilonia y, por último, el nacimiento de Cristo, que inaugura la sexta edad. Esta última se prolonga hasta la segunda venida del Mesías para juzgar a los hombres en el final de los tiempos.<ref name=":4" /> La humanidad ha comenzado una nueva etapa, en la que el Mesías ha venido, y ha dado la esperanza de la resurrección: con Cristo, termina el humano antiguo, y se inicia la renovación espiritual en el humano nuevo. La consumación de la historia sería llegar al fin sin fin: la vida eterna, en el que reinará la paz, y no habrá ya más lucha. Nadie mandará sobre nadie, y se acabarán las luchas internas. Su tesis es que desde la venida de Cristo se vive en la última edad, pero la duración de esta solo Dios la conoce.
 
San Agustín intenta demostrar que se debe conciliar la libertad humana con la intervención de Dios, que no coacciona al individuo, sino que la ayuda. La acción del individuo ejerce con libertad, enmarcando la moral individual en una moral comunitaria. El proceso histórico del ser humano se puede explicar mediante la lucha dialéctica, el conflicto, entre las dos ciudades del mundo, que llegarán al final a la armonía.{{cita requerida}}
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''La ciudad de Dios'' es uno de los libros más importantes del pensador. Es principalmente una obra teológica pero también de profunda filosofía. La primera parte del libro busca refutar las acusaciones [[Pagano|paganas]] de que la Iglesia y el cristianismo tuvieron la culpa de la decadencia del Imperio Romano y más particularmente del [[Saqueo de Roma (410)|saqueo de Roma]]. Predice el triunfo de un Estado cristiano sostenido por la Iglesia y defiende la teoría de que la historia tiene sentido, es decir, que existe la [[Divina providencia|Providencia]] divina para las naciones y para los individuos.
 
Conforme avanza el libro, se convierte en un vasto drama cósmico de la creación, caída, revelación, encarnación y eterno destino. Según San Agustín, las visiones de [[Clase social|clase]] y [[nacionalidad]] eran triviales comparadas con la clasificación que en verdad importa: si uno pertenece al «[[Pueblo elegido|pueblo de Dios]]».<ref name=":1">{{Cita libro|apellidos=Bassham|nombre=Gregory|enlaceautor=|título=''Libro de la filosofía. De los vedas a los nuevos ateos. 250 historias en la historia del pensamiento''.|url=|fechaacceso=|año=2017|editorial=Librero|isbn=978-90-8998-945-1|editor=|ubicación=|página=126|idioma=Español|capítulo=}}</ref>
 
Desde la creación, en la [[historia]] coexisten la «ciudad terrenal» (''Civitas terrea''), volcada hacia el egoísmo; y la «ciudad de Dios» (''Civitas Dei''), que se va realizando en el amor a Dios y la práctica de las virtudes, en especial, la caridad y la [[justicia]]. Ni Roma ni ningún [[Estado]] es una realidad divina o eterna, y si no busca la justicia se convierte en un magno latrocinio. La ciudad de Dios, que tampoco se identifica con la Iglesia del mundo presente, es la meta hacia donde se encamina la humanidad y está destinada a los justos.<ref name=":0" />
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A san Agustín le interesaba especialmente el «[[problema del mal]]», atribuido a [[Epicuro]], quien había afirmado: «Si Dios puede, sabe y quiere acabar con el mal, ¿por qué existe el mal?». Este hecho fundamental se convierte en un argumento contra la existencia de Dios, todavía usado por [[Ateísmo|ateos]] y críticos de las religiones. Las respuestas ante el argumento que intentan demostrar racionalmente la coherencia de la existencia del mal y Dios en el mundo, se llaman [[teodicea]].
 
San Agustín dio varias respuestas a esta cuestión con base en el [[libre albedrío]] y la naturaleza de Dios:
 
* San Agustín cree que Dios creó todo bueno. El mal no es una entidad positiva, luego no puede «[[ser]]», como afirman los maniqueos, pues según San Agustín, el mal es la ausencia o deficiencia de bien y no una realidad en sí misma. San Agustín toma esta [[Intelectualismo socrático|idea de Platón]] y sus seguidores, donde el mal no es una entidad, sino ignorancia.<ref>{{Cita publicación|url=http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_abstract&pid=S1665-13242009000100006&lng=es&nrm=iso&tlng=es|título=El tratamiento agustiniano del problema del mal: una vindicación frente a las críticas secularistas|apellidos=Cordero Hernández|nombre=Juan|fecha=2009-06|publicación=Signos filosóficos|volumen=11|número=21|páginas=169–184|fechaacceso=16 de junio de 2020|issn=1665-1324}}</ref>
* Para San Agustín la palabra "mal" es una ausencia de algo. Esta no cuenta con propiedades intrínsecas. El mal es una restricción del sistema en sí. Es una restricción dinámica interna del mundo. El argumento de San Agustín dice que cuando se siente que no hay sentido en la vida hay un vacío, y que el mal se da por las decisiones propias. La única forma de alejarse del mal es llenándose de plenitud. Si Dios es esta substancia o fuente de la realidad primordial, entonces el mal es la privación de la sustancia por las propias decisiones. Esto quiere decir que el mal no existe substancialmente, sino que existe por la privación del bien o de Dios.
* San Agustín argumenta que los seres humanos son entidades racionales. La racionalidad consiste en la capacidad de evaluar opciones por medio del razonamiento, y por consiguiente, Dios les tuvo que dar libertad por naturaleza, lo que incluye poder elegir entre bien y mal. Dios tuvo que dejar la posibilidad de Adán y Eva en desobedecerle, lo que exactamente sucedió según la Biblia. A esto se le conoce como la [[Defensa de Alvin Plantinga del libre albedrío|defensa del libre albedrío]].<ref name=":5" />
* Para San Agustín, Dios permitía los males naturales porque son justo castigo al pecado, y aunque los animales y bebés no pecan, son merecedores del castigo divino, siendo los niños herederos del [[pecado original]].<ref name=":02">{{Cita libro|título=El libro de la filosofía: de los Vedas a los nuevos ateos, 250 hitos en la historia del pensamiento|url=https://www.worldcat.org/oclc/1123026787|editorial=Librero|fecha=2018|fechaacceso=|isbn=9789089989451|oclc=1123026787|apellidos=Bassham|nombre=Gregory|enlaceautor=|año=|editor=|ubicación=|página=444|idioma=|capítulo=}}</ref>
* Finalmente, San Agustín sugiere que se debe observar el mundo como algo bello. Aunque el mal exista, este contribuye a un bien general mayor que la ausencia del mismo, así como las disonancias musicales pueden hacer más hermosa una melodía.<ref name=":5">{{Cita libro|apellidos=Montserrat,|nombre=Asensio,|título=El libro de la filosofía|url=https://www.worldcat.org/oclc/1025681684|fechaacceso=1 de agosto de 2018|fecha=cop. 2011|editorial=Akal|isbn=9788446034261|edición=1ª ed|oclc=1025681684|apellidos2=Will.|nombre2=Buckingham,|apellidos3=Antón,|nombre3=Corriente,}}</ref>
 
=== Ética ===
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{{Cita|el amor es una perla preciosa que, si no se posee, de nada sirven el resto de las cosas, y si se posee, sobra todo lo demás.}}
 
{{Cita|«Ama y haz lo que quieras: si callas, calla por amor; si gritas, grita por amor; si corriges, corrige por amor; si perdonas, perdona por amor. Exista dentro de ti la raíz de la caridad; de dicha raíz no puede brotar sino el bien».<ref>Serna Holanda, Blas. ''Activación de la inteligencia''. Editorial LibrosEnRed, 2004. ISBN 9789875611276, p.{{esd}}50.</ref>||col2=|col3=}}También San Agustín formuló una versión propia de la cita bíblica "[[Amor al prójimo (cristianismo)|ama al prójimo como a ti mismo]]" de la siguiente forma:
{{Cita|''Cum dilectione hominum et odio vitiorum''||col2=}}
 
Que traducido significa "con amor a la humanidad y odio a los pecados", a menudo citado como "ama al pecador pero no al pecado".<ref name=":2" /> San Agustín dirigió a muchos clérigos bajo su autoridad en Hipona para liberar a sus esclavos "como un acto de piedad".<ref>{{Cita libro|título=A Select Library of the Nicene and Post-Nicene Fathers of the Christian Church|url=http://archive.org/details/aselectlibraryof03unknuoft|editorial=Eerdmans|fecha=1956|fechaacceso=2021-04-28|apellidos=Augustine|nombre=Saint|nombre2=|apellidos2=|nombre3=|apellidos3=|editor=Philip Schaff|página=516|idioma=en|capítulo=Of the Work of Monks, n. 25|volumen=vol. 3}}</ref> San Agustín también dijo:
 
{{Cita|Nos hiciste, Señor, para Ti, y nuestro corazón estará inquieto hasta que descanse en Ti.}}
 
Para el santo, Dios creó a los seres humanos para Él, y por ello los seres humanos no van a estar plenos hasta que descansen en Dios. Como para otros [[Padres de la Iglesia]], para San Agustín de Hipona la ética social implica la condena de la injusticia de las riquezas y el imperativo de la solidaridad con los desfavorecidos:
 
{{Cita|Las riquezas son injustas o porque las adquiriste injustamente o porque ellas mismas son injusticia, por cuanto tú tienes y otro no tiene, tú vives en la abundancia y otro en la miseria.|Psalmos 48|col2=|col3=}}
 
San Agustín era insistente en la idea de [[justicia]]. [[Upton Sinclair]] cita a San Agustín en ''The Cry for Justice'', una recopilación de citas contra la [[Justicia social|injusticia social]]:<ref>{{Cita web|url=https://en.wikiquote.org/wiki/The_Cry_for_Justice|título=The Cry for Justice - Wikiquote|fechaacceso=12 de agosto de 2019|sitioweb=en.wikiquote.org|idioma=en}}</ref>
 
{{Cita|Las superfluidades de los ricos son las necesidades de los pobres. Quienes poseen superfluidades, poseen los bienes de los demás.||col2=|col3=}}
 
San Agustín de Hipona defendió asimismo el bien de la [[paz]] y procuró promoverla:
 
{{Cita|Acabar con la guerra mediante la palabra y buscar o mantener la paz con la paz y no con la guerra es un título de gloria mayor que matar a los hombres con la espada.|Epístola 229}} En ''La ciudad de Dios'', san Agustín ataca la tradición romana, incluidos mitos como el de [[Lucrecia]], una dama que, tras ser violada por el hijo del último rey de Roma, se [[Suicidio|suicidó]] clavándose un puñal. Para los romanos, Lucrecia era el más digno modelo de integridad moral. No para San Agustín, quien considera que su muerte añadió un crimen a otro crimen, pues «quien se mata, mata a un hombre y, por tanto, contraviene la [[ley divina]]».<ref name=":0" />
 
San Agustín, en varios momentos de sus obras, dedicará atención a la [[mentira]]. En ''Sobre la mentira'', clasificó las mentiras como dañosa o jocosa, y distingue al mentiroso (quien disfruta con la mentira) del embustero (lo hace en ocasiones sin querer o para agradar).<ref name=":3">{{Cita web|url=https://2018.reflexionesmarginales.com/analisis-y-critica-de-la-mentira-en-el-pensamiento-de-san-agustin/|título=Análisis y crítica de la mentira en el pensamiento de San Agustín|fechaacceso=30 de septiembre de 2019|fecha=28 de marzo de 2019|sitioweb=Reflexiones Marginales}}</ref> Al igual que [[Immanuel Kant|Kant]], no considera lícito mentir para salvar la vida de una persona.<ref>{{Cita web|url=https://www.augustinus.it/spagnolo/menzogna/index2.htm|título=Sobre la mentira; Capítulo VIII - No se puede mentir para salvar a otros|fechaacceso=30 de septiembre de 2019|autor=San Agustín|sitioweb=www.augustinus.it}}</ref>
{{Cita|“La mentira capital y la primera que hay que evitar decididamente es la mentira en la doctrina religiosa. […]La segunda es la que daña injustamente a alguien, es decir, que perjudica a alguno, y no aprovecha a nadie. La tercera es la que favorece a alguno, pero perjudica a otro, aunque no sea en torpeza alguna corporal. La cuarta es la cometida por el puro apetito de mentir y engañar, que es la pura mentira a secas. La quinta es la que se comete por querer agradar en la conversación. La sexta es la que aprovecha a alguno, sin perjudicar a nadie. […]La séptima es la que, sin perjudicar a nadie, favorece a alguno, exceptuando el caso de que pregunte el juez. […] La octava es la que, sin perjudicar a nadie, aprovecha a alguien para evitar ser mancillado en el cuerpo”.|San Agustín, ''De mendacio'', 510-511.|col2=|col3=}}
 
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[[Archivo:Saint Augustine of Hippo.jpg|miniaturadeimagen|San Agustín de Hipona, uno de los Padres de la Iglesia más activos contra el [[priscilianismo]].|346x346px]]
 
A medida que fue aumentando la influencia de la Iglesia, su relación con el Estado se tornó conflictiva. Uno de los primeros filósofos políticos que trató este tema fue San Agustín de Hipona en su intento de integrar la filosofía clásica en la religión. Recibió la poderosa influencia de los escritos de [[Platón]] y [[Cicerón]], que también fueron el fundamento de su pensamiento político.
 
Como ciudadano de Roma, creía en la tradición de un Estado obligado por leyes, pero como humanista coincidía con [[Aristóteles]] y Platón en que el objetivo del Estado es facilitar que su pueblo lleve una vida buena y virtuosa. Para un cristiano esto significaba vivir según las leyes divinas sancionadas por la Iglesia. San Agustín pensaba que en la práctica son pocas las personas que viven según esas leyes y que la mayoría vive en pecado. Distinguía entre la ciudad de Dios y la ciudad terrenal. En esta última predominaba el pecado.
 
Para san Agustín, un modelo [[Teocracia|teocrático]] bajo la influencia de la Iglesia sobre el Estado es la única forma de asegurar que las leyes terrenales se dicten con referencia las divinas, lo que permite que la gente viva en la ciudad de Dios, ya que "una ley injusta no es ninguna ley en absoluto".<ref>''De Libero Arbitrio'', Libro 1, § 5</ref>
 
Disponer de esas leyes justas es lo que distingue un estado de una banda de ladrones. Sin embargo, San Agustín señala además que incluso en una ciudad terrenal pecadora, la autoridad del Estado es capaz de asegurar el orden por medio de las leyes y que todos tienen motivos para desear el orden.
 
{{Cita|Sin la justicia, ¿qué serían en realidad los reinos sino bandas de ladrones?, ¿y qué son las bandas de ladrones si no pequeños reinos? […] Por ello, inteligente y veraz fue la respuesta dada a [[Alejandro Magno]] por un pirata que había caído en su poder, pues habiéndole preguntado el rey por qué infestaba el mar, con audaz libertad el pirata respondió: por el mismo motivo por el que tú infestas la tierra; pero ya que yo lo hago con un pequeño bajel me llaman ladrón, y a ti porque lo haces con formidables ejércitos, te llaman emperador.|San Agustín, ''La ciudad de Dios'', IV, 4.}}
 
San Agustín adoptó la definición de Cicerón de comunidad como argumento en contra de la responsabilidad del cristianismo de la [[Caída del Imperio romano de Occidente|caída de Roma]].<ref>{{Cita web|url=https://iep.utm.edu/cicero/|título=Cicero {{!}} Internet Encyclopedia of Philosophy|fechaacceso=2021-08-24|idioma=en-US}}</ref>{{VT|Agustinismo político|l1=Agustinismo político}}En ''[[La ciudad de Dios|De Civitate Dei]]'', defendió el [[derecho divino de los reyes]]. Si bien la "Ciudad de los hombres" y la "Ciudad de Dios" podrían tener diferentes propósitos, ambas fueron establecidas por Dios y sirvieron a su última voluntad. Aunque la "Ciudad del Hombre", el mundo del poder secular, puede parecer impío y gobernado por pecadores, fue colocada en la Tierra para proteger la "Ciudad de Dios". De modo que, los monarcas habían sido colocados en su trono para los propósitos de Dios, y cuestionar su autoridad equivalía a cuestionar la de Dios.
 
==== Guerra justa ====
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Dos son las principales escuelas del pensamiento filosófico y teológico católico: la [[platón]]ico-agustiniana y la [[Aristóteles|aristotélico]]-[[tomás de Aquino|tomista]]. La [[Edad Media]], hasta el {{siglo|XIII||s}} y el redescubrimiento de [[Aristóteles]], va a ser platónica-agustina.
 
El filósofo [[Bertrand Russell]] quedó impresionado por la meditación de San Agustín sobre la naturaleza del tiempo en las ''Confesiones'', comparándola favorablemente con la versión de [[Immanuel Kant|Kant]]:
 
{{Cita|"Yo mismo no estoy conforme con esta teoría, por cuanto hace del tiempo algo mental. Pero es claramente una teoría muy hábil, digna de ser considerada en serio. Yo iría más lejos y diría que es un gran avance respecto a cuanto se halla en la filosofía griega. Contiene una exposición mejor y más clara que la de Kant de la teoría subjetiva del tiempo —una teoría que, desde Kant, ha sido ampliamente aceptada entre los filósofos—".|Bertrand Russell, ''[[Historia de la filosofía occidental (Russell)|Historia de la filosofía occidental]]''<ref>{{Cita libro|edición=5a ed|título=Historia de la filosofía occidental|url=https://www.worldcat.org/oclc/32567359|editorial=Espasa Calpe|fecha=1994|fechaacceso=29 de junio de 2019|isbn=8423966321|oclc=32567359|apellidos=Russell, Bertrand, 1872-1970.|apellidos2=Dorta, Antonio.|nombre=|enlaceautor=|año=|editor=|ubicación=|página=364|idioma=|capítulo=|traductores=Julio Gómez de la Serna & Antonio Dorta}}</ref>|col2=}}Los análisis y críticas de San Agustín aún son vigentes, pues filósofos contemporáneos como [[Hannah Arendt]] y [[Jacques Derrida]] se orientan, en sus reflexiones, por el autor de ''La ciudad de Dios''.<ref name=":3" />
 
La figura de San Agustín inspiró diferentes comedias áureas dentro del popular subgénero de la comedia de santos. Una de los casos más célebres es el de [[Lope de Vega]], autor de ''El divino africano'' (''ca''. 1610), donde se representa la conversión de San Agustín desde el [[maniqueísmo]] hacia la Fe cristiana.<ref>{{Cita publicación|url=https://www.academia.edu/64776054/La_construcci%C3%B3n_del_personaje_de_San_Agust%C3%ADn_en_El_divino_africano_de_Lope_de_Vega|título=La construcción del personaje de San Agustín en El divino africano de Lope de Vega|apellidos=Montalvo Mareca|nombre=Sergio|publicación=Actas del X Congreso Asiático de Hispanistas, Seúl, Universidad de Hankuk de Estudios Extranjeros-Instituto de Estudios Latinoamericanos (HK+), 2021, pp. 241-254. ISBN: 979-11-5556-213-0.}}</ref>
 
=== San Agustín y la ciencia ===
 
Según el científico [[Roger Penrose]], san Agustín tuvo una «intuición genial» acerca de la relación espacio-tiempo, adelantándose 1500 años a [[Albert Einstein]] y a la [[teoría de la relatividad]] cuando San Agustín afirma que el universo no nació en el tiempo, sino con el tiempo, que el tiempo y el universo surgieron a la vez.<ref>[http://www.jornada.unam.mx/2007/04/29/sem-carlos.html El universo según Penrose]</ref> Esta afirmación de San Agustín también es rescatada por el colega de Penrose, [[Paul Davies]].
 
San Agustín, quien tuvo contacto con las ideas del [[evolución biológica|evolucionismo]] de [[Anaximandro]], sugirió en su obra ''La ciudad de Dios'' que Dios pudo servirse de seres inferiores para crear al hombre al infundirle el alma. Defendía así la idea de que a pesar de la existencia de Dios, no todos los organismos y lo inerte salían de Él, sino que algunos sufrían variaciones evolutivas en tiempos históricos a partir de creaciones de Dios.<ref>{{Cita web |url=http://culturaglobal.wikispaces.com/Evolucionismo+y+cristianismo |título=Evolucionismo y cristianismo |fechaacceso=2 de octubre de 2010 |fechaarchivo=15 de abril de 2018 |urlarchivo=https://web.archive.org/web/20180415110702/http://culturaglobal.wikispaces.com/Evolucionismo+y+cristianismo |deadurl=yes }}</ref>
 
== Obras ==
 
[[Archivo:Enarrationes in Psalmos. San Agustín de Hipona.jpg|miniaturadeimagen|''Enarrationes in Psalmos'' [1-83] (''Comentarios a los salmos''). Manuscrito iluminado del {{siglo|XII||s}}. Biblioteca histórica de la [[Universidad de Valencia]].]]
 
San Agustín fue un autor prolífico que dejó una gran cantidad de obras, elaboradas desde el 386 hasta el 419, tratando temas diversos. Algunas de ellas son:<ref>[http://www.agustinosrecoletos.com/estaticos/view/3-obra-de-san-agustin Obra de san Agustín. Agustinos Recoletos] {{Wayback|url=http://www.agustinosrecoletos.com/estaticos/view/3-obra-de-san-agustin |date=20130404112004 }}</ref>
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* {{cita libro|máscaraautor=|autor=|título=Sobre la música. Seis libros|año=2007|editorial=Madrid: Editorial Gredos|isbn=978-84-249-2864-3}}
 
;Sobre San Agustín de Hipona
* {{cita libro|apellidos=Brown|nombre=Peter|enlaceautor=Peter Brown (historiador)|título=Agustín de Hipona|url=http://books.google.com/books?id=bJPY1dAZg8cC&printsec=frontcover&hl=es#v=onepage&q&f=false|año=2001|editorial=ACENTO Editorial|ubicación=Madrid|isbn=84-483-0608-2}}
* {{cita libro|isbn=9788470574375|título=Agustín|url=http://books.google.es/books?id=bfsdzAB7t9kC|año=2001|apellidos=Chadwick|nombre=Henry|editorial=Ediciones Cristiandad}}