Diferencia entre revisiones de «Primer franquismo»

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=== Censura y propaganda ===
{{APVT|Censura durante el franquismo}}
El historiador Manuel Peña ha destacado que la [[censura]] fue una pieza importante de la [[represión franquista]] y también formó parte de «una ambiciosa construcción cultural: la Nueva España, tanto en su vertiente culta como en su proyección popular». «Censura y [[propaganda]] fueron de la mano», añade Peña. {{Harvnp|Peña|2019|p=156; 159}} Esto quedó meridianamente claro cuando el 23 de abril de 1939, muy pocos días después de finalizada la guerra civil y como colofón de la «fiesta del libro» [sic] tenía lugar en el patio del rectorado de la [[Universidad Complutense]] una [[quema de libros]] [[Quema de libros en la Alemania nazi|al estilo nazi]] (durante la guerra ya había habido otras y las habría después). El diario vespertino ''[[Ya (diario)|Ya]]'' tituló: «[[Auto de fe]] en la U. Central. Los enemigos de España fueron condenados al fuego».{{Harvnp|Peña|2019|p=149}} El catedrático de Derecho [[Antonio de Luna García|Antonio Luna]] lo justificó así:{{Harvnp|Peña|2019|p=149}}
{{caja de cita|'''Tres ejemplos de la censura franquista'''{{Harvnp|Gil Pecharromán|2008|pp=212-213; 221}}<br>Esta Jefatura [del Movimiento] comunicará a los directores de los periódicos de su provincia la conveniencia de que se abstengan de juzgar o prejuzgar la obra del Gobierno o de la Administración, como así mismo [''[[sic]]''] de publicar trabajos, cualquiera que sea su firma, en los cuales se haga excitación a realizar o mejorar cualquier función de gobierno o administrativa.<br><br>¡Atención censores! Todas las fotografías sobre campeonatos de deportes de la [[Sección Femenina]], en las que las camaradas estén enseñando las rodillas están prohibidas y por tanto deberán ser tachadas.<br><br>Quedan terminantemente prohibidos los anuncios relativos a la venta de fotografías de [[Rita Hayworth]] en la película ''[[Gilda (película)|Gilda]]''. Sírvase adoptar las medidas necesarias para que no aparezca ningún anuncio en los indicados periódicos de su jurisdicción.}}
{{cita|Para edificar a España [[una, grande y libre]], condenados al fuego los libros separatistas, los liberales, los marxistas, los de la [[leyenda negra]], los anticatólicos, los del [[romanticismo]] enfermizo, los pesimistas, los pornográficos, los de un modernismo extravagante, los cursis, los cobardes, los seudocientíficos, los textos malos y los periódicos chabacanos.}}
Las autoridades franquistas prohibieron todos los periódicos liberales, republicanos, catalanistas, vasquistas, galleguistas y de izquierdas y sus bienes fueron incautados por el Estado o el [[partido único]] [[FET y de las JONS]]. La libertad de expresión desapareció pues todos los periódicos quedaron sometidos a la [[censura previa]] establecida en la [[Leyes españolas de prensa|Ley de Prensa de 1938]] y sus directores fueron nombrados por el gobierno.{{Harvnp|Fusi|2000|p=175-176}} La censura se completaba con las «consignas obligatorias», por las que los directores de los periódicos tenían que publicar determinadas «informaciones» que a veces redactadas por el gobierno, incluyendo los titulares y hasta los editoriales.{{Harvnp|Gil Pecharromán|2008|p=212}}
 
Ya en los inicios de la guerra civil se había creado en la [[zona sublevada]] una Oficina de Prensa y de Propaganda con la misión de «dictar pública o confidencialmente las normas a que ha de ajustarse la censura y facilitar a los periódicos las notas o informes cuya publicación convenga al interés nacional».{{Harvnp|Castro|2020|pp=57-59|ps=«Fue el primer intento de centralización del control ideológico de los medios de comunicación y de emisión de [[consigna]]s por parte de los [[bando sublevado|militares rebeldes]]».}} En enero de 1937 la Oficina se convirtió en la [[Delegación Nacional de Prensa y Propaganda]] que un año después pasó a depender del recién creado Ministerio del Interior (Ministerio de la Gobernación, a partir de diciembre de1938) cuyo titular era [[Ramón Serrano Suñer]], cuñado del ''Generalísimo'' Franco.{{Harvnp|Castro|2020|p=410-412}} Serrano Suñer nombró a los jóvenes falangistas [[Dionisio Ridruejo]] y [[José Antonio Giménez-Arnau]] al frente del Servicio Nacional de Propaganda (que contaba con una sección de Censura de Libros) y del Servicio Nacional de Prensa, respectivamente.{{Harvnp|Peña|2019|p=148}}{{Harvnp|Castro|2020|p=413}}
Como ha destacado [[Santos Juliá]], la consecuencia de que «los medios de comunicación [estuvieran] bajo censura imperativa, obligados no sólo a no tocar ciertas cuestiones sino a tratar de otras en los términos establecidos por la autoridad competente» fue que «la [[opinión pública]], por definición, no existe, pues no hay espacio público en el que pueda expresarse y debatirse una opinión».{{Harvnp|Juliá|2000|p=86}}
 
Poco después, en abril de 1938, el ''Generalísimo'' Franco promulgaba la [[Ley de Prensa de 1938]] en cuyo preámbulo se asignaba a la prensa como misión esencial «transmitir al Estado las voces de la Nación y comunicar a esta las órdenes y directrices del Estado y de su Gobierno», así como ser «órgano decisivo en la formación de la cultura popular y en la creación de la conciencia colectiva».{{Harvnp|Castro|2020|p=413}} Como ha señalado Luis Castro, el modelo que se estaba siguiendo era el de la [[Italia fascista]] y el de la [[Alemania nazi]] (se llegaron a copiar algunos de sus lemas como «Una Patria, un Estado, un Caudillo», que recuerda el nazi ''Ein Reich, ein Volk, ein Führer'').{{Harvnp|Castro|2020|pp=117; 189}} La prensa se convirtió en un instrumento de [[propaganda]] al servicio del Estado, ha indicado Manuel Peña. Más que una ley «de» prensa fue una ley «contra» la prensa, como subrayado [[Justino Sinova]], citado por Peña.{{Harvnp|Peña|2019|pp=159-160}} De esta forma, como ha destacado [[Santos Juliá]], la [[opinión pública]] dejó de existir «pues no hay espacio público en el que pueda expresarse y debatirse una opinión».{{Harvnp|Juliá|2000|p=86}}
Para difundir sus ideas y actuaciones el franquismo se dotó de una extensa red de medios de comunicación dependientes de la [[Delegación Nacional de Prensa y Propaganda]], integrada en el Ministerio de la Gobernación —a partir de 1945 pasó a depender del [[Ministerio de Educación Nacional (España)|Ministerio de Educación Nacional]] y después de 1951 del nuevo [[ministerio de Información y Turismo]]—. Formaban parte de ella cuarenta diarios, que serían conocidos como la [[prensa del Movimiento]], entre los que destacaban ''[[Arriba (periódico)|Arriba]]'', el órgano oficial del partido único FET y de las JONS, y ''[[Pueblo (periódico)|Pueblo]]'', el periódico de la [[Organización Sindical Española]], aunque el de más tirada y más leído era el diario deportivo ''[[Marca]]''.{{Harvnp|Fusi|2000|p=175-176}}
En 1941 la Delegación de Prensa y Propaganda fue sustituida por la [[Vicesecretaría de Educación Popular]] dependiente de la Secretaría General del [[partido único]] [[FET y de las JONS]], cargo que ostentaba el falangista [[José Luis Arrese]], [[ministro-secretario general del Movimiento]].{{Harvnp|Peña|2019|p=153}} Al frente de la Sección de Censura Arrese nombró al falangista [[Patricio González de Canales]].{{Harvnp|Peña|2019|pp=153-154}} El modelo era de nuevo el nazi y el fascista: el [[Ministerio del Reich para la Ilustración Pública y Propaganda]] de [[Goebbels]] y el [[Ministerio de Cultura Popular]] de [[Dino Alfieri]].{{Harvnp|Castro|2020|p=413}} De hecho González de Canales recabó la ayuda de las embajadas alemana e italiana (y también de la portuguesa) para que le remitieran las listas de los autores y de las obras prohibidas en sus respectivos países para prohibirlos también en España.{{Harvnp|Peña|2019|p=155}}
A los libros se aplicó la [[censura previa]]<ref group="nota">La censura de determinados autores y políticos llegó hasta tal punto que se prohibió que aparecieran en las enciclopedias (el [[diccionario Sopena|diccionario enciclopédico Sopena]] fue obligado a retirar las entradas dedicadas a a [[Manuel Azaña]], [[José Ortega y Gasset]], [[Lenin]], [[Marx]], [[Trotsky]], etc. (Peña, 2019, pág. 157)</ref> y un libro no podía circular si no llevaba en su primera página el visado de la censura.{{Harvnp|Peña|2019|p=155}} Pero también también se aplicó una censura ''a posteriori'' mediante el secuestro de ejemplares, la prohibición de reediciones o la limitación de las tiradas o de los lectores autorizados para comprar esas publicaciones (esto último semejante a las licencias que otorgaba la [[Inquisición española|Inquisición]] para poder leer ciertas obras incluidas en el ''[[Índice de libros prohibidos de la Inquisición española|Índice]]'').{{Harvnp|Peña|2019|p=150; 153}} En esta censura ''a posteriori'' también intervenía en la [[Iglesia católica]], que por otro lado también participaba activamente en la censura previa porque en las juntas censoras siempre había un sacerdote que se encargaba especialmente de los libros religiosos.{{Harvnp|Peña|2019|pp=152-153}} Hubo algún conflicto entre la censura eclesiástica y la «oficial». El caso más conocido fue el del libro del falangista [[Rafael García Serrano]] ''La fiel infantería'', una obra que había recibido en 1943 el Premio Nacional de Literatura José Antonio Primo de Rivera, que no gustó al arzobispo de Toledo [[Enrique Pla y Deniel]] quien finalmente consiguió que se retirara.{{Harvnp|Peña|2019|p=153|ps=«Un premio no te aseguraba apoyo alguno para la publicación».}}
 
La prensa también estaba sometida a la [[censura previa]], por lo que la [[libertad de información]] desapareció.{{Harvnp|Fusi|2000|p=175-176}}{{Harvnp|Peña|2019|pp=161-162}} Las noticias y artículos eran revisados (y a menudo reelaborados) por los censores (que se preocupaban especialmente de los [[titular (periodismo)|titulares]]).{{Harvnp|Peña|2019|p=165|ps=«Las prácticas censorias se hacían de día y de noche. Los censores leían en distintos turnos las [[galerada]]s que les llegaban de los periódicos, aplicaban el lápiz rojo, las suspendían a la espera de consultas, confirmaban la correcta inclusión de los artículos enviados por el Gobierno, etc. Y posteriormente comprobaban que dichas instrucciones se habían cumplido. [...] Los censores se ocupaban del tono, del estilo y de la forma de los titulares, del tipo de letra, se tachaban palabras, se introducían elogios o se añadían párrafos».}} Además todos los periódicos debían seguir las «[[consigna]]s obligatorias» que se daban desde el Servicio Nacional de Prensa que se referían a las noticias que se debían publicar (con frecuencia ya redactadas por el Gobierno, incluidos los editoriales) y las que no, al enfoque que se había de dar a determinadas informaciones o a la inclusión de determinados lemas, frases o discursos. Pero la consigna principal era que se debía exaltar la figura del ''Generalísimo'' Franco (cuyas noticias siempre debían aparecer en primera página). Si no se seguían las consignas los periódicos eran sancionados con multas más o menos cuantiosas o con la destitución o suspensión del director (por ejemplo, el semanario ''Mundo'' tuvo que pagar una multa de 5000 pesetas por no haber conmemorado el 20 de abril de 1944 el cumpleaños de [[Hitler]]).{{Harvnp|Peña|2019|pp=163-165}}{{Harvnp|Gil Pecharromán|2008|p=212}} Los directores de los periódicos eran nombrados por el gobierno, aunque se tratase de editoras privadas.{{Harvnp|Peña|2019|p=163}}{{Harvnp|Fusi|2000|p=176}}
Además de los cuarenta diarios, el aparato de prensa y propaganda contaba con la agencia oficial de noticias [[Agencia EFE|EFE]] así como con dos redes de emisoras de radio, [[Radio Nacional de España|Radio Nacional]] y la que sería conocida como [[Red de Emisoras del Movimiento]], contando la primera con el monopolio de la información pues solo ella, creada en 1937 con el equipo y el asesoramiento de técnicos de la [[Alemania nazi]], podía emitir noticias y el resto de emisoras, incluidas las privadas, estaban obligadas a conectar con ella a determinadas horas del día. Otro medio de propaganda fue el [[NO-DO]], creado en 1942, un [[noticiero]] cuya proyección era obligada en todos los cines, antes de las películas.{{Harvnp|Fusi|2000|p=176}}
 
Solo podían ejercer la profesión de periodista los que contaran con el carnet acreditativo que se concedía tras haber conseguido ser inscrito en el Registro Oficial de Periodistas (el primer carnet como periodista de honor le fue concedido al ''Generalísimo Franco''). De hecho la de periodista fue una de las profesiones que fueron objeto de una depuración más implacable. Los que habían informado desde el bando republicano sufrieron largas condenas de prisión e incluso de muerte (y cuando salieron de las cárceles no pudieron ejercer su oficio). Los que pasaron la depuración debieron demostrar a diario su lealtad al régimen. Para cribar el acceso a la profesión se creó en 1943 la [[Escuela Oficial de Periodismo]], cuyo diploma era condición imprescindible para poder trabajar en algún periódico.{{Harvnp|Peña|2019|pp=159-163}}
La Iglesia católica contaba con su propia red de prensa y radio. El más importante de los diarios católicos era el vespertino ''[[Ya (diario)|Ya]]''{{Harvnp|Fusi|2000|p=180}} y en cuanto a la radio la Iglesia tardó en integrar sus emisoras locales pues hasta 1959 no nació la [[Cadena de Ondas Populares Españolas]] ([[COPE]]).{{Harvnp|Fusi|2000|p=190}} Los monárquicos tenían el diario [[ABC (periódico)|''ABC'']], propiedad de la familia Luca de Tena.{{Harvnp|Fusi|2000|p=179}} Existían otros grupos editores privados pero en todos los casos los directores eran nombrados por el gobierno.{{Harvnp|Fusi|2000|p=176}}
 
Durante la guerra los sublevados se fueron apoderando de los edificios, las salas de redacción y de los talleres de los periódicos republicanos, obreros y nacionalistas vascos y catalanes, que constituirán el grueso de la llamada «[[Prensa del Movimiento]]» que en 1944 estaba integrada por treinta diarios matutinos, siete vespertinos, cinco «[[Hoja del Lunes|hojas del lunes]]», ocho revistas semanales y siete mensuales.{{Harvnp|Peña|2019|p=160}}{{Harvnp|Fusi|2000|p=175-176}} De esta forma la dictadura se dotó de una extensa red de periódicos entre los que destacaban ''[[Arriba (periódico)|Arriba]]'', el órgano oficial del partido único FET y de las JONS, y ''[[Pueblo (periódico)|Pueblo]]'', el periódico de la [[Organización Sindical Española]], aunque el de más tirada y más leído era el diario deportivo ''[[Marca]]''. A esta red de prensa habría que añadir la agencia oficial de noticias [[Agencia EFE|EFE]].{{Harvnp|Fusi|2000|p=175-176}} La Iglesia católica también contaba con su propia prensa, cuyo diario más importante era el vespertino ''[[Ya (diario)|Ya]]''{{Harvnp|Fusi|2000|p=180}} Los monárquicos tenían el diario [[ABC (periódico)|''ABC'']] y también existían otros grupos editores privados, pero en todos los casos los directores eran nombrados por el gobierno y sus ediciones estaban sometidas a la censura previa.{{Harvnp|Fusi|2000|p=176; 179}}<ref group="nota">El diario catalán ''[[La Vanguardia]]'' fue obligado a añadir a su cabecera el término ''Española'' y el gobierno nombró como director a [[Luis de Galinsoga, [[caso Galinsoga|un declarado anticatalanista]].</ref>
Durante el primer franquismo el medio de mayor difusión fue la radio que tuvo un desarrollo espectacular en la inmediata posguerra —se pasó de 300&nbsp;000 receptores en 1936 a cerca de un millón de 1943—. La cadena privada más importante fue la [[Sociedad Española de Radiodifusión]] ([[Cadena SER]]). Los programas de mayor audiencia eran los seriales, los concursos, las retransmisiones deportivas de los domingos y los ''shows'' de fin de semana.{{Harvnp|Fusi|2000|p=190}} Sus objetivos, como los del conjunto de la [[cultura de masas]] del franquismo, fueron, «vía el entretenimiento y la evasión, la integración social y la desmovilización del país».{{Harvnp|Fusi|2000|p=185}}
 
{{caja de cita|'''Instrucciones remitidas a las emisoras de radio por el Servicio de Radiodifusión en 1942'''.<br>1) No será autorizado ningún texto que refiriéndose a España, bajo cualquier aspecto, lo haga en un sentido irrespetuoso, poco veraz o tendencioso.<br>2) Queda totalmente prohibido todo escrito que, más o menos directamente, sea contrario o interprete confusa o equivocadamente los principios fundamentales del Estado o del [[FET y de las JONS|Partido]].<br>3) No se autorizarán escritos que, al referirse al Caudillo, no le traten con el máximo respeto; lo mismo que al Ejército, Institutos Armados, Milicias del Partido o sus representaciones, así como las insignias, emblemas y palabras de significado, sentido o representación nacional.<br> 4) No será autorizado ningún escrito que atente o sea irreverente con los dogmas de la Iglesia Católica o sus representantes.<br>5) No se autorizará ningún escrito que trate de forma inconveniente a los [[potencias del Eje|países amigos]], sus creencias, instituciones y costumbres.<br> [...]<br> 9) Cualquier duda podrá ser consultada directamente con la Delegación Nacional de Propaganda a través de los Jefes de este servicio.<br>Por Dios, España y su Revolución [[nacionalsindicalismo|Nacional-Sindicalista]].}}
 
También la radio, el principal medio de comunicación de masas hasta la difusión de la televisión en la década de 1960 —se pasó de trescientos mil receptores en 1936 a cerca de un millón de 1943—,{{Harvnp|Fusi|2000|p=190}} fue objeto de un control estricto. En octubre de 1939 se dictó la obligatoriedad para todas las emisoras de conectar con [[Radio Nacional de España|Radio Nacional]], la emisora del «bando nacional» inaugurada por el ''Generalísimo'' Franco en Salamanca en enero de 1938 (creada con la ayuda de la [[Alemania nazi]], que proporcionó los equipos y el asesoramiento técnico),{{Harvnp|Castro|2020|p=330-331}} «para los noticiarios generales y especialmente de asuntos internacionales», por lo que no podrían «radiar más noticias que las que se refieran a acontecimientos que hubieran tenido lugar en la provincia o región, siempre estas con censuras de las Jefaturas Provinciales o Locales de Prensa».{{Harvnp|Peña|2019|pp=166-167}}<ref group="nota"> Al igual que los periodistas, los profesionales de la radio también fueron objeto de una dura depuración.{{Harvnp|Peña|2019|pp=166-167}} Además de [[Radio Nacional de España|Radio Nacional]] la dictadura contaba con la que sería conocida como [[Red de Emisoras del Movimiento]].{{Harvnp|Fusi|2000|p=176}} Por su parte la Iglesia católica La Iglesia católica contaba con emisoras locales aunque tardaría en integrarlas a nivel nacional pues hasta 1959 no nació la [[Cadena de Ondas Populares Españolas]] ([[COPE]]).{{Harvnp|Fusi|2000|p=190}} La cadena privada más importante fue la [[Sociedad Española de Radiodifusión]] ([[Cadena SER]]) cuyos programas de mayor audiencia eran los seriales, los concursos, las retransmisiones deportivas de los domingos y los ''shows'' de fin de semana.{{Harvnp|Fusi|2000|p=190}} El objetivo de la radio, como el del conjunto de la [[cultura de masas]] del franquismo, fue, «vía el entretenimiento y la evasión, la integración social y la desmovilización del país», ha señalado [[Juan Pablo Fusi]].{{Harvnp|Fusi|2000|p=185}}
 
En cuanto al cine, la dictadura franquista lo consideró como uno de los más eficaces medios de propaganda por lo que estuvo sometido también a un control total.{{Harvnp|Peña|2019|p=170}} Para que una película española pudiera rodarse y proyectarse en los cines el [[guion cinematográfico|guion]] debía ser aprobado por la Dirección General de Propaganda y acabada la película debía pasar la censura de la Junta Superior de Orientación Cinematográfica, que si lo consideraba oportuno podía proponer cambios o directamente cortar determinadas escenas, lo que a veces suponía que la película resultara incomprensible. En cuanto a las películas extranjeras la censura tenía un amplio campo de actuación en el [[doblaje]], que fue declarado obligatorio, porque podía modificar completamente su significado, lo que en alguna ocasión rozaba el ridículo (como en una película americana en la que la heroína movía la cabeza con un gesto negativo mientras decía «¡Sí!»).{{Harvnp|Peña|2019|pp=170-171}} En 1942 se creó el [[NO-DO]], un [[noticiero (cine)|noticiero]] cuya proyección era obligada en todos los cines, antes de las películas.{{Harvnp|Fusi|2000|p=176}}
 
Las obras de teatro y los espectáculos de variedades también estuvieron sometidos a censura. Tras la aprobación del texto, el ensayo general era supervisado por un censor, que también estaba presente el día del estreno. Uno de sus cometidos era asegurarse de que las canciones no fueran del «género moderno», siguiendo criterios similares a los aplicados a la radio (inspirados en la normativa nazi): estaba prohibida «la llamada música "negra", los bailables "swing" o cualquier otro género de composiciones que estén en idioma extranjero».{{Harvnp|Peña|2019|pp=171-173}}
 
== El franquismo de 1939 a 1945 ==