Diferencia entre revisiones de «Julio César»

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Al año siguiente unas ciudades griegas que habían sido saqueadas por [[Cayo Antonio Hybrida]] durante la campaña de Sila en [[Grecia]], le confiaron la defensa de su causa. César habló ante el [[pretor]] [[Marco Terencio Varrón|Marco Terencio Varrón Lúculo]] con mucha elocuencia y ganó el juicio, pero Hybrida apeló a los [[tribunos de la plebe]], los cuáles ejercieron su derecho al veto, dejando en suspenso la sentencia dictada en su contra.<ref>Goldsworthy, Adrian, ''César'', pág 103</ref> En el año [[73 a.C.]] la muerte de su tío le abrió las puertas para ser elegido ''pontifex'' en su sustitución, entrando de esa manera en el Colegio de Pontífices, un organismo religioso de gran calado en la vida piadosa de Roma.
 
A pesar de este éxito, César decidió viajar a [[Rodas]] para ampliar su formación estudiando [[filosofía]] y [[retórica]] con el gramático [[Apolonio Molón]], que era considerado el mejor de la época. Sin embargo, durante el viaje, su barco fue asaltado por los [[pirata]]s a la altura de la isla [[Farmacusa]] que lo raptaron. Cuando exigieron un rescate de 20 [[talento (moneda)|talentos]] de plataoro (un talento equivalía a 26 kilos aproximadamente), César se rió y los desafió a pedir 50 talentos de oro. En su cautiverio se dedicó a componer algunos discursos, tenía por oyentes a los piratas, a los cuales trató de ignorantes y bárbaros cuando no aplaudían. Treinta y ocho días después, el rescate llegó y César fue liberado después de un cautiverio bastante cómodo, durante el cual a pesar de tratar a sus secuestradores con amabilidad, les avisó en varias ocasiones de su negro futuro. Así, una vez recuperada su libertad, organizó una [[Armada|fuerza naval]] que partió del puerto de [[Milesios]], capturó a los piratas en su refugio y los llevó a la prisión en [[Pérgamo]]. Una vez capturados fue en busca de [[Junio]], gobernante de Asia, porque le competía a este castigar a los apresados. Junio se interesó más en el botín y dejó a los bandidos a juicio de César, quien los mandó [[crucifixión|crucificar]], tal como les había prometido (aunque en un gesto de "compasión" ordenó que primero los degollaran).<ref> Montanelli, Indro, ''Historia de Roma'', pág.228</ref><ref>Goldsworthy, Adrian ''Grandes Generales del Ejército Romano'', pág. 213</ref>
 
En [[69 a. C.]], Cornelia falleció mientras daba a luz a un niño que nació muerto y poco después César perdió a su tía Julia, viuda de Mario, a quien se había sentido muy unido. En contra de las costumbres de la época, César insistió en organizar sendos funerales públicos. Ambos funerales sirvieron también para desafiar las leyes de Sila, pues en el sepelio de Julia se exhibieron las imágenes de Cayo Mario y del hijo que había tenido con ella y que también había luchado contra Sila: su difunto primo, [[Mario el joven|Cayo Mario el Joven]]; y en el sepelio de Cornelia, la imagen de su padre [[Lucio Cornelio Cinna]]. Todos ellos habían sido proscritos, y las leyes del dictador prohibían mostrar sus imágenes en público, pero César no vaciló en quebrar las reglas. Este desafío fue muy apreciado por los [[plebeyo]]s y los que formaban la facción de los populares, y, en la misma medida, repudiado por los [[optimates]].<ref>Goldsworthy, Adrian ''César'', pág 133</ref>