Diferencia entre revisiones de «Isabel II de España»

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Isabel II vivió el resto de su vida en Francia, donde fue testigo de la [[Primera República Española|Primera República]], del reinado y muerte de su hijo Alfonso XII en [[1885]], y del inicio del reinado de su nieto [[Alfonso XIII]] tras la regencia de [[María Cristina de Habsburgo-Lorena]]. Fue enterrada en el [[Monasterio de El Escorial]] frente a su esposo, muerto en [[1902]], dos años antes que Isabel.
 
== Reinado ==
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{{AP|Reinado de Isabel II}}
[[Imagen:Queen Isabella II of Spain by Franz Xavier Winterhalter, 1852.jpg|thumb|250px|Isabel II en 1852. A su lado su hija [[Isabel de Borbón y Borbón|Isabel]], retratada por [[Francisco Javier Winterhalter]].]]
 
Isabel II reinó durante un período de transición en España en el que la [[monarquía]] cedió más poder político al [[parlamento]], pero puso continuas trabas a la participación de los ciudadanos. En el terreno de la lucha por las libertades democráticas su reinado es la historia de un fracaso; es también la del falseamiento de las instituciones y la de la corrupción electoral. Ningún partido que hubiera organizado unas elecciones las perdió en ese periodo. Si hubo cambios fue por la interferencia de una casta militar que cambiaba gobiernos a base de [[pronunciamiento]]s o golpes de estado de uno u otro signo.
 
Fácilmente manipulada por sus ministros y por la «camarilla» religiosa de la corte (el [[padre Claret]], [[sor Patrocinio]]), la reina interfería con frecuencia en la política de la nación (en una ocasión llegó a postularse como presidenta del gobierno), lo que la hizo impopular entre los políticos y acabó por causar su final al dar paso a la [[Revolución de 1868]]. A ello contribuyeron sobre todo episodios como el de la [[noche de San Daniel]] (10 de abril de 1865): en momentos de enorme crisis económica, la reina, cuya generosidad personal está fuera de toda polémica, dispone que se enajenen bienes del real patrimonio para socorro de la nación; el líder republicano [[Emilio Castelar y Ripoll|Castelar]], en el artículo periodístico titulado ''El rasgo'', declaraba que en realidad Isabel II, agobiada por las deudas, se reservaba un 25% del producto de la venta de unos bienes que, en su mayor parte, no eran suyos, sino de la nación; el gobierno ordenó la destitución y expulsión de Castelar como profesor universitario, lo que provocó asimismo la dimisión del rector de la Universidad Central; las manifestaciones estudiantiles en apoyo de los dimitidos culminaron el 10 de abril con la [[guardia civil]] veterana en la calle: 11 muertos y 193 heridos (incluyendo ancianos, mujeres y niños transeúntes).
 
En su época se modernizó notablemente España con el tendido de muchas líneas de [[ferrocarril]], siendo la primera la que conectaba [[Mataró]] - [[Barcelona]]. Sin embargo, la creación de la red ferroviaria sirvió a muchos personajes de la clase dominante para enriquecerse: la madre de la reina, [[María Cristina de Borbón|María Cristina]], o el banquero Salamanca, por ejemplo, que no sólo obtuvo con la aquiescencia de la Corona y el Parlamento toda una serie de concesiones (129 millones de subvención en 1853–1854), sino que, al propio tiempo, vendió al gobierno la línea Madrid-Aranjuez por más de 60 millones y la volvió a recibir de éste en arrendamiento, sin licitación previa, por un millón y medio al año, que nunca llegó a pagar. La fiebre especuladora tenía poco que ver con la realidad del país. El balance de lo realizado hasta 1856 se reducía a la línea Barcelona-Mataró (1848), la de Madrid-Aranjuez (un negocio privado de Salamanca), la de Sama-Langreo (un negocio privado del marido de María Cristina) y la de Valencia-Játiva. Además, no se adoptó el ancho de vía europeo y se abandonó la adecuación de una red de caminos que facilitase el acceso a las estaciones, lo que, sumado a las elevadas tarifas del transporte ferroviario, condujo muy pronto a las pérdidas en el negocio. Se llevaron a cabo también importantes obras hidráulicas como el [[Canal de Isabel II]], impulsado por los ministros [[Juan Bravo Murillo]] y [[Manuel Alonso Martínez]].
 
Isabel II reabrió las [[Universidad]]es cerradas por su padre, pero el panorama educativo de su reinado es desolador: en 1855 había en España 6.000 pueblos sin escuela, en 1858 existían sólo 53 institutos de segunda enseñanza, con unos diez mil estudiantes (cinco veces menos que en Francia, con el doble de población), y había sólo 6.104 alumnos en las diez universidades españolas (Oviedo y Salamanca tenían cien en sus cuatro facultades). Más de la mitad (3.472) estudiaba Derecho. Los equipamientos culturales eran muy pobres: en 1859 había en España 56 bibliotecas públicas, el único punto de acceso al libro de la mayoría de sus habitantes. La de Bilbao disponía sólo de 854 volúmenes impresos; la de Santander, de 610; la de Segovia, de 194; la de Huelva, de 60. Las únicas mejoras que se intentaron en la enseñanza, como las del grupo de docentes formado en torno a Sanz del Río, inspiradas en el [[krausismo]], no fueron toleradas: la reacción neocatólica que supuso el ''Syllabus'' de Pío IX llevó al ministro Orovio (1867) a poner trabas a la libertad de cátedra y a exigir manifestaciones de adhesión a la reina que acabaron con la expulsión de la universidad de esos profesores.
 
[[Imagen:Isabella II of Spain in exile.jpg|thumb|250px|Isabel II en el exilio]]
 
La [[industrialización]] se llevó a cabo en un país desarticulado, donde el desarrollo se daba sobre todo en la periferia (Cataluña, Málaga, Sevilla, Valladolid, Béjar, Alcoy) por obra de grupos de empresarios sin capacidad para influir en la actuación de unos dirigentes que no sólo no los apoyaban, sino que los veían con desconfianza. También se llevó a cabo un ambicioso proyecto de modernización de la [[Armada Española|Armada]] que la convirtió en la cuarta más poderosa de la época.
 
 
La [[política exterior]] del reinado de Isabel II fue especialmente agitada durante el «gobierno largo» de la [[Unión Liberal]] (1858–1863), con la anexión de territorios marroquíes en la [[Guerra de África]], tales como [[Ifni]] y [[Tetuán]], el reconocimiento de la posesión de la [[Guinea Española]], la expedición y conquista de [[Saigón]] (aunque no reconocida posteriormente por los franceses, que también participaron), la breve readquisición de [[República Dominicana|Santo Domingo]] (que volvió a separarse de España por la ineficacia de la administración) y el mantenimiento de [[Cuba]], [[Filipinas]], las [[Carolinas]] y las [[Marianas]], además de hacer expediciones a [[México]], [[Perú]] o [[Chile]]. Con la «Guerra de África», como se llamó a la respuesta armada a los ataques sufridos por las ciudades españolas de Ceuta y Melilla por parte de [[Marruecos]], [[O'Donnell]] tranquilizó a unos jefes militares inquietos con una abundante cosecha de recompensas (ascensos, condecoraciones, títulos nobiliarios, etc.). El ejército español estaba mal equipado y peor preparado (escasa instrucción, material defectuoso), y fue abastecido con alimentos en mal estado; de los cerca de 8.000 muertos españoles en la guerra, unos 5.000 fueron víctimas del cólera y otras enfermedades; por último, quienes dirigían las operaciones desconocían el terreno y acumularon los errores, como el de escoger la estación de lluvias y vientos como comienzo del ataque, pese a lo cual la victoria fue para las armas españolas. En la [[Guerra de Cochinchina]], España participó en una aventura colonial ajena, aportando la carne de cañón (soldados filipinos) para que los franceses iniciaran su penetración en [[Indochina]]; en el tratado de paz, [[Francia]] obtuvo en pleno dominio y soberanía tres provincias (entre ellas Saigón), y los españoles, que aspiraban a la concesión de un puerto para el envío a [[Cuba]] de culís chinos en régimen de semiesclavitud, sólo recibieron algunos derechos comerciales menores.
 
== Ancestros ==