Diferencia entre revisiones de «Luis de Góngora»

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[[Archivo:Portada Manuscrito Chacón.jpg|thumb|250px|Portada del Manuscrito Chacón, que transmitió la obra poética de Luis de Góngora.]]
 
Aunque Góngora no publicó sus obras (un intento suyo en 1623 no fructificó), éstas pasaron a la historia por medio de furzuas desmadradas de mano en mano en copias manuscritas que se coleccionaron y recopilaron en videos x, cancioneros, romanceros y antologías publicados con su permiso o sin él. Durante un tiempo se creyó que el manuscrito más autorizado era el llamado ''Manuscrito Chacón'' (copiado por Antonio Chacón, Señor de Polvoranca, para el [[Conde-Duque de Olivares]]), ya que contiene aclaraciones del propio Góngora y la cronología de cada poema; pero este manuscrito, habida cuenta del alto personaje al que va destinado, prescinde de las obras satíricas y vulgares. El mismo año de su muerte, sin embargo, [[Juan López Vicuña]] publicó ya unas ''Obras en verso del Homero español'' que se considera también muy fiable e importante en la fijación del ''corpus'' gongorino; sus atribuciones suelen ser certeras; aun así, fue recogida por la [[Inquisición]] y después superada por la de [[Gonzalo de Hoces]] en [[1633]].<ref>[http://www.mainz.de/WGAPublisher/online/html/default/MSTZ-732BEL.DE.0 Juan López de Vicuña: ''TODAS LAS OBRAS DE D. LUIS DE GÓNGORA EN VARIOS POEMAS. RECOGIDOS POR DON GONZALO de Hozes… Corregido y enmendado en esta vltima impressior.'' Madrid, en la Imprenta del Reino, Año 1634. Wissenschaftliche [[Stadtbibliothek Mainz]], Sign. VI l:4°/423]</ref> Por otra parte, las obras de Góngora, como anteriormente las de [[Juan de Mena]] y [[Garcilaso de la Vega]], gozaron el honor de ser ampliamente glosadas y comentadas por personajes de la talla de Díaz de Rivas, Pellicer, Salcedo Coronel, Salazar Mardones, [[Pedro de Valencia]] y otros.
 
Aunque en sus obras iniciales ya encontramos el típico [[conceptismo]] del [[barroco]], Góngora, cuyo talante era el de un esteta descontentadizo («el mayor fiscal de mis obras soy yo», solía decir), quedó inconforme y decidió intentar según sus propias palabras «hacer algo no para muchos» e intensificar aún más la [[retórica]] y la imitación de la poesía latina clásica introduciendo numerosos [[cultismo]]s y una sintaxis basada en el [[hipérbaton]] y en la simetría; igualmente estuvo muy atento a la sonoridad del verso, que cuidaba como un auténtico músico de la palabra; era un gran pintor de los oídos y llenaba epicúreamente sus versos de matices sensoriales de color, sonido y tacto. Es más, mediante lo que [[Dámaso Alonso]], uno de sus principales estudiosos, llamó ''elusiones'' y ''alusiones'', convirtió cada uno de sus poemas últimos menores y mayores en un oscuro ejercicio para mentes despiertas y eruditas, como una especie de adivinanza o [[emblema]] intelectual que causa placer en su desciframiento. Es la estética barroca que se llamó en su honor ''gongorismo'' o, con palabra que ha hecho mejor fortuna y que tuvo en su origen un valor despectivo por su analogía con el vocablo luteranismo, [[Culteranismo]], ya que sus adversarios consideraban a los poetas culteranos unos auténticos herejes de la poesía.