Diferencia entre revisiones de «José Antonio Primo de Rivera»

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{{Ficha de autoridad
| nombre = José Antonio Primo de Rivera
| imagen = Montero08.jpg
| fechanac = [[24 de abril]] de [[1903]]
| lugarnac = [[Madrid]], [[España]] [[Archivo:Flag of Spain (1785-1873 and 1875-1931).svg|20px]]
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El 13 de julio trasmitió una orden para concertar la acción de falangistas y militares simpatizantes en [[Valencia]], Alicante, [[Alcoy]] y [[Cartagena]]. Varios militares estuvieron reunidos en el hotel Victoria de Alicante donde se alojaban su hermana [[Pilar Primo de Rivera|Pilar]] y su cuñada. El 17, su hermana y su cuñada se dirigieron a Alcoy para pedir a los falangistas que se acuartelaran con los militares; a su regreso fueron detenidas con la orden de permanecer bajo arresto en su propio hotel (el 1 de agosto serían encarceladas en el Reformatorio de Adultos de Alicante). El levantamiento fracasó en Valencia y Alicante y esto frustró el intento de su liberación. Grupos de falangistas salieron el día 19 de diversos pueblos de la [[País Valenciano|región levantina]] en dirección a Alicante. Uno de los grupos, el más numeroso, fue detenido a tiros por la Guardia de Asalto. Enterados de este hecho, los otros grupos desistieron.<ref> Gil Pecharromán 1996. Pgs. 496-497.</ref>
En los cuatro meses que mediaron hasta su muerte José Antonio suavizó su discurso. Unos meses antes había expresado su opinión sobre la guerra: ''"Es un elemento de progreso. ¡Es absolutamente necesaria!"''<ref>''"La Guerra -dijo inflexiblemente- es inalienable al hombre. De ella no se evade ni se evadirá. Existe desde que el mundo es mundo y existirá. Es un elemento de progreso. ¡Es absolutamente necesaria! […] Los hombres necesitan la guerra. Si usted la cree un mal, porqué necesitan el mal. De la batalla eterna contra el mal sale el triunfo del bien dice [[Francisco de Asís|San Francisco]]. La siente el hombre como un imperio intuitivo, atávico, y será en el porvenir lo que ha sido en el pasado"''. ''La voz'', 14 de febrero de 1936. ''Obras'' (del Río 1974) Pg. 888.</ref> En estos meses hablaría del fin de las hostilidades y de reconciliación.<ref> ''Existen más que indicios de que, una vez hubo comprobado los efectos desastrosos de la guerra, intentó contribuir a su pronta resolución''. Gil Pecharromán 1996. Pgs. 502-503.</ref><ref>''Nos parece imposible que José Antonio, incomunicado en su celda y sabiendo que difícilmente podría sustraerse a la muerte, no pasara por momentos atormentados al meditar sobre su conducta en relación con la violencia''. Gibson 2008. Pg. 232.</ref> ''La aparente transformación experimentada por José Antonio a lo largo de los siguientes cuatro meses daría pie a la idea, posteriormente muy extendida, de que podría haber sido la gran oportunidad perdida para reconciliar ambos bandos en la guerra civil española''.<ref>Preston 1986. Pg. 133.</ref> En agosto propuso un plan para poner fin a la contienda. El día 14, José Antonio diría a Martín Echeverría (Secretario de la Junta Delegada para Levante): ''"España se deshace. El triunfo absoluto de un bando, no supervisado por nadie, puede traer de nuevo las guerras carlistas: un retroceso donde perecerán todas las conquistas de orden social, político y económico, la entrada en un periodo de tinieblas y torpeza"''.<ref> Pecharromán 1996. Pg. 503</ref> [[Diego Martínez Barrio]], que acompaño a Echeverría, narra así la entrevista:
 
{{cita|Supe que el señor Primo de Rivera había propuesto al señor Martín Echeverría, para que éste, a su vez, lo trasladara al Gobierno, que se le permitiera salir de prisión, donde se reintegraría al cabo de cierto tiempo, para lo cual daba su palabra de honor, con el fin de realizar una gestión en el campo rebelde orientada a la terminación de la [[Guerra civil Española|guerra civil]] y al sometimiento de los militares y civiles rebeldes contra la República, al gobierno legítimo. Hablaba también de unas soluciones intermedias que podrían ser base de esa negociación; pero recalcaba, insistía, en la necesidad de que se pusiera término a la contienda que se había iniciado, porque creía él, como español, que la contienda sumiría en el caos y en la ruina a la patria.|Conferencia pronunciada por Martínez Barrio en [[México]] en 1941.<ref>Gibson 2008. Pg. 233.</ref>}}
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Su situación en la cárcel vino a agravarse cuando tras las protestas de otros reclusos por los privilegios de que disfrutaban los hermanos, y una vez cambiado el director de la cárcel, se descubrieron en su celda dos pistolas y cien cartuchos. Desde entonces permanecieron incomunicados con el exterior, prohibiendo que recibieran correo, prensa y escucharan la radio, como había ocurrido hasta entonces.<ref>Gil Pecharromán 1996. Pg. 506.</ref>
 
Desde el bando ''nacional'' existieron diversos intentos de liberación. El Gobierno de la República recibió varias ofertas de los rebeldes para canjearlo. Quizá, la que más posibilidades tuvo de llegar a un acuerdo sería la que proponía el intercambio del hijo de [[Largo Caballero]] (entonces Presidente del Gobierno). Se reunió el Consejo de Gobierno, Largo Caballero se abstuvo de intervenir y, finalmente, el Consejo lo desestimo. Fracasados los intentos de canje, se desarrollaron varias operaciones tipo ''comando'' con el conocimiento y la aprobación de [[Francisco Franco Bahamonde|Franco]]. Dos de estas operaciones se realizaron con la colaboración del [[Tercer Reich]] alemán, se contaba con el apoyo de la legación diplomática alemana en Alicante, se disponía de dinero para sobornar a quienes lo custodiaban e intervinieron torpederos alemanes para acercarlos al puesto de Alicante. Estas operaciones fracasaron como también fracasaría una tercera en la que intervenía un buque de la naviera Ybarra.<ref> Gil Pecharromán 1996. Pgs. 506-510.</ref>
 
El 3 de octubre se inició el sumario contra los dos hermanos, la cuñada (Margarita Larios, mujer de Miguel) y varios carceleros. La acusación era la de conspiración y rebelión militar, lo que conllevaba la pena de muerte. El Tribunal Supremo nombró a un magistrado de la Audiencia de Madrid para llevar la causa y el 11 de octubre se iniciaron los interrogatorios de acusados y testigos. José Antonio compareció por primera vez ante el tribunal el 3 de noviembre, negando todos los cargos. La vista oral tuvo lugar los días 16 y 17 de noviembre. Primo de Rivera contestó con evasivas a las preguntas del fiscal. Negó haber tenido contactos con elementos contrarios a la República, negó haber contribuido a la preparación de la insurrección y negó haber intervenido en el levantamiento de la Falange en Alicante, alegando que estaba incomunicado en su celda, algo que se contradecía con el flexible régimen de visitas que disfrutaba en aquellos días.<ref>Preston 1986. Pg. 137.</ref><ref>''El caso contra José Antonio había sido razonablemente claro aunque parcialmente basado en pruebas circunstanciales: durante parte de 1935 y de marzo a julio del año en curso, José Antonio predicó una política de guerra civil y trabajo activamente en la preparación de una insurrección armada. La pena de muerte es una sentencia bastante común en tiempos de guerra por haber ayudado a fomentar una insurrección de gran importancia para derrocar el Estado''. Payne 1997. Pg. 566.</ref> El jurado se retiró a deliberar y tras cuatro horas, a las dos y media de la madrugada, salieron con el veredicto de culpabilidad. José Antonio fue condenado a muerte por conspiración, su hermano Miguel a cadena perpetua por el mismo delito y Margarita Larios a seis años y un día como colaboradora. En el mismo juicio se absolvió a los tres carceleros que estaban acusados de complicidad.<ref> Gil Pecharromán 1996. Pgs. 515-518.</ref>
 
La sentencia fue confirmada por la Corte Suprema. El comunista Jesús Monzón, Gobernador Civil de Alicante, trató de retrasar la ejecución,<ref>Preston 1986. Pg. 137.</ref> pero el comité de Orden Público local ordenó la ejecución de la sentencia para la mañana del día 20. La sentencia se cumplió, según versiones, sin esperar el enterado del Gobierno.<ref>Otra versión mantiene lo contrario. La sentencia y la apelación de José Antonio habría llegado a [[Largo Caballero. ''José María Mancisidor, que editó y publicó el texto del juicio de José Antonio, indicó más tarde, que Largo Caballero]] personalmente añadió al informe las palabras: "Conforme con todo lo que se propone y procédase a la ejecución"''. Largo caballero negó en sus memorias que el Gobierno diera la aprobación, exponiendo que ante las numerosas ejecuciones que se daban en aquellos días, estableció un procedimiento para revisar estas ejecuciones, procedimiento que en el caso de José Antonio no se aplicó. Payne 1997. Pg 367.</ref> José Antonio murió con dignidad, siendo su ejecución un acto sobrio exento del dramatismo romántico que sus seguidores incluyeron en su leyenda.<ref>''No fue una escena de dramatismo romántico sino sólo de lacónica dignidad, común a muchos miles de muertos en España en aquel año''. Payne 1997. Pg. 369.</ref> En su testamento dejó constancia de su deseo: «''Que sea la mía la última sangre española vertida en discordias civiles''». Otra de sus frases más conocidas es: «''Que todos los pueblos de España, por diversos que sean, se sientan armonizados en una irrevocable unidad de destino''». La noticia de su muerte llegó pronto a la zona ''nacional'' y fue silenciada durante los dos años siguientes, llegándosele a conocer como "el ausente". La figura del mártir, ampliamente explotada en los años siguientes, resultaría quizá más útil y menos incómoda que la del líder político. Además, mientras Primo de Rivera permaneciera vivo pero «ausente», los líderes de Falange no intentarían dotarse de un nuevo líder, siendo así más manejables por la voluntad de Franco de concentrar todo el poder en sus manos. ''Después de su ejecución se convirtió en un mártir simbólico, y el cumplimiento de sus supuestos planes para España dotaron de una falsa justificación prácticamente cada acto del Caudillo''.<ref>Preston 1986. Pg. 101.</ref>
 
Se ha especulado sobre si desde el bando sublevado se hizo o no lo suficiente para preservar su vida.<ref>''Una mayoría de los investigadores serios que han estudiado el tema de los varios intentos realizados por los nacionalesnacionalistas en ese sentido, parecen opinar que no. Alguna ayuda sí prestó Franco antes de ser designado "Jefe del Gobierno" (29 de septiembre de 1936) y de proclamarse a sí mismo "Jefe del Estado" dos días después. Pero a partir de entonces la evidencia sugiere que el "Caudillo por la gracia de Dios" se fue convenciendo cada vez más de que no le interesaba para nada la vuelta de José Antonio a la zona nacional''. Gibson 2008. Pg. 219.</ref> Las relaciones de Primo de Rivera y Franco nunca fueron buenas. Primo de Rivera, en las elecciones por Cuenca se negó a que Franco figurara junto a él en la lista de candidatos; y Franco, posiblemente, no le perdonase esa actitud. Lo cierto es que la muerte de José Antonio facilitó a Franco la posterior utilización de la Falange.<ref> ''La ejecución de José Antonio Primo de Rivera fue una contribución significativa a la seguridad política de Franco. Si Primo de Rivera hubiese llegado a [[Salamanca (España)|Salamanca]] después de la experiencia traumática de su juicio, es posible que hubiera hecho lo posible para detener la matanza. Los meses en prisión, las conversaciones con sus carceleros, el derramamiento de sangre de la guerra y la sombra amenazadora de su propia ejecución habían suavizado la violenta figura de tan sólo cuatro meses antes. [...] Sin embargo, es suponer demasiado creer que Franco no se habría deshecho de Primo de Rivera del modo en que se deshizo de tantos rivales''. Preston 1986. Pgs. 138-139.</ref> [[Ramón Serrano Suñer]] relata en sus memorias: ''"Respecto al mismo José Antonio no será gran sorpresa, para los bien informados, decir que Franco no le tenía simpatía. Había en ello reciprocidad pues tampoco José Antonio sentía estimación por Franco y más de una vez me había yo –como amigo de ambos- sentido mortificado por la crudeza de sus críticas"''.<ref> Gibson 2008. Pg. 223.</ref>
 
Mantenía una relación de amistad con varios diputados socialistas, entre ellos [[Indalecio Prieto]], y se entrevistó con militantes anarcosindicalistas como [[Ángel Pestaña]], con quien no llegó a acuerdo alguno. Dos hermanos del líder de la FAI, [[Buenaventura Durruti]], estaban afiliados a Falange, así como varios cuadros de la [[CNT]], el propio ex-secretario general del [[PCE]] madrileño, Manuel Mateo y el [[conde de Montarco]].
El fusilamiento de José Antonio Primo de Rivera eliminó del bando rebelde al único líder con carisma que podía hacer sombra a los militares, dejando el camino expedito para la conversión de la Falange en partido único del régimen (unificada con los [[Comunión Tradicionalista|tradicionalistas]], a pesar de sus numerosas diferencias ideológicas, formando [[FET de las JONS]], una Falange 'domesticada', o más adecuada al momento político, matizado su programa pseudo-revolucionario inicial, con Francisco Franco como jefe nacional, quién arrestó a [[Manuel Hedilla]], segundo jefe nacional de Falange Española de las JONS tras el proceso de unificación.
 
Tras el final de la guerra, el cuerpo fue exhumado y llevado a hombros desde Alicante hasta el Escorial. Y una vez terminada la basílica del [[Valle de los Caídos]], Francisco Franco ordenó que su cadáver fuera trasladado y sepultado allí.
 
"José Antonio Primo de Rivera no llegó a alcanzar una significativa influencia política mientras vivió; sólo contribuyo negativamente a acelerar y aumentar el desastre español. Su fama y apoteosis sólo llegaron de modo póstumo y probablemente no lo hubieran hecho nunca de otro modo. [...] Sin embargo, muerto llegó a ser objeto del más extraordinario culto al mártir de toda Europa contemporánea, lo que, a la larga, le ha garantizado una posición, un estatus, y un papel que nunca podría haber consumado en la vida real".<ref> Payne 1997, Pgs. 372-373.</ref>
 
== Ideología y pensamiento ==
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José Antonio también viajó, en mayo de 1934, a [[Alemania]] para procurarse el apoyo del [[Tercer Reich]]. En la petición al embajador alemán se hace constar su interés por ''la nueva Alemania'' y especialmente por la organización de las SA y las SS. En este viaje visita a Hitler; aun que la entrevista y el viaje resultó para él desalentador ya que fue organizado por un miembro secundario de partido nazi. No se le dio la mínima relevancia a su estancia en [[Berlín]] y la visita a Hitler fue simplemente protocolaria.<ref>Gil Pecharromán 1996. Pgs. 265-267.</ref>
 
== José Antonio y la violencia ==
José Antonio, en lo personal, protagonizó numerosos actos de violencia. De carácter agradable y de trato cortes, caía en accesos de violencia cuando se sentía contrariado. En sus tiempos de estudiante, acabó a puñetazos numerosas discusiones y, más tarde, esa violencia la llevó a las Cortes, al Colegio de Abogados y a los cafés.<ref> ''Detrás de la apariencia amable y educada de José Antonio, subyacía una violencia apenas controlable que en ocasiones le convirtió en un simple alborotador''. Preston 1986. Pg. 104.</ref><ref>''Poseía una personalidad atractiva y encantadora que sólo en casos extremos cedía paso a accesos de furia y ataques físicos''. Payne 1997. Pg. 153.</ref><ref> Gibson (2008. Pg. 180) referencia dos peleas; una en el Colegio de Abogados contra el político conservador Rodríguez de Viguri y otra en un café con el general Hurguete.</ref> En 1931 protagonizó un grave incidente al agredir al [[Gonzalo Queipo de Llano|General Queipo de Llano]]. Queipo de Llano no se privaba de hablar despectivamente sobre el [[Miguel Primo de Rivera|dictador Primo de Rivera]] (padre de José Antonio). Enterado José Antonio de alguno de esos comentarios, se presentó en compañía de uno de sus hermanos y de sus amigos en el café donde Queipo de Llano frecuentaba una tertulia, llamó su atención y sin darle tiempo a reaccionar, estando Queipo de Llano sentado, le propinó un golpe con una llave inglesa. Queipo de Llano sufrió una herida en la frente que le dejó marcado y José Antonio, que era alférez de complemento, fue expulsado del ejército por un tribunal militar.<ref>Gibson 2008. Pgs. 181-182.</ref>
 
En su actividad parlamentaria, en dos ocasiones, agredió a puñetazos a dos diputados. En uno de los casos, las criticas del diputado a la dictadura de su padre sirvieron de detonante. Cuando fue juzgado por tenencia de armas, en el momento que se leyó la sentencia que lo condenaba a cinco meses de arresto, tuvo un acceso de cólera, insultó y amenazó a los magistrados; actuaba como su propio defensor y se rasgó la toga y arrojó al suelo el birrete. Un oficial del juzgado comentó: ''"Tan chulo como su padre"'', a lo que José Antonio respondió propinándole un puñetazo que fue respondido por éste lanzándole un tintero que le alcanzó la frente. En la [[cárcel Modelo de Madrid]], cuando se le comunicó su traslado a la de Alicante, estando encerrado en su celda, se encolerizó hasta tal punto que otros falangistas se alarmaron y, creyendo que a su líder le estaban sometiendo a malos tratos, protagonizaron un conato de motín.<Ref>Gil Pecharromán 1996.</ref>
 
José Antonio admitía la violencia como algo normal en las relaciones sociales y políticas. Se educó en un ambiente militarista y vivió una época en la que la violencia formaba parte de la actividad política.<ref> ''A pesar de que la violencia sería corriente en la política española de los años treinta, ningún político la incorporó tan líricamente como elemento de su retórica''. Preston 1986. Pg. 135.</ref> Estuvo influenciado por la obra de [[Georges Sorel]] ''reflexiones sobre la violencia'', referente de la extrema derecha europea de aquella época, y era admirador de [[Mussolini]] y sus métodos para combatir a la izquierda y acceder al poder mediante acciones violentas.<ref> Gil Pecharromán 1996. Pgs. 273-274</ref>
 
José Antonio sufrió varios atentados contra su vida. Está documentado uno en el que, el 10 de abril de 1934, tirotearon su coche y el conductor y su acompañante salieron detrás de los terroristas, manteniendo con ellos un tiroteo. El atentado contra un parlamentario era un hecho infrecuente y tuvo una gran repercusión. También, en otra ocasión, confundieron un coche con el suyo y le arrojaron un petardo.<ref> Gil Pecharromán 1996. Pgs. 271-272</ref>
 
Fundó [[Falange Española de las JONS|Falange Española]], partido político de corte [[Fascismo|fascista]] que, como tal, contemplaba el acceso al poder por métodos violentos; y la práctica de la Falange corroboró estos métodos llegando al pistolerismo.<ref> ''Con el desarrollo de una organización específica, la Primera Línea o la Falange de la Sangre, que bajo la dirección práctica de José Antonio Ansaldo habría de dedicarse a una dinámica muy próxima al pistolerismo que se había denunciado, y que tendría su expresión más turbadora en el asesinato de la excursionista de las Juventudes Socialistas Juanita Rico, tiroteada el 10 de junio desde un automóvil, como represaría por el asesinato de un joven falangista de quince años, Juan Cuellar. Los enfrentamientos armados, tiroteos a fachadas de los locales y actos de intimidación se multiplicaron a partir de ese momento, siguiendo una verdadera estrategia de terror sobre el adversario del que habían carecido los incidentes aislados producidos anteriormente''. Ferran Gallego. Pgs. 246-247.</ref> No obstante, entre los líderes fascistas españoles, fue el menos proclive a la práctica sistemática de la violencia y el asesinato. Para José Antonio el uso de la violencia era lícito si se ejercía para conseguir un fin superior. El acceso al poder de Falange para instaurar un [[régimen totalitario]] que garantizara la unidad de una España que él veía amenazada, era ese fin superior que justificaba la violencia: ''"Teníamos que demostrar que no éramos una banda de mercenarios dedicados a eliminar a sus adversarios. Yo hablé en el Teatro de la Comedia de la dialéctica de de los puños y las pistolas sin pensar en las emboscadas en las que murieron los mejores muchachos de la primera hora, sino pensando en la conquista del Estado y en la defensa de la [[Patria]]"''.<ref> Discurso en las Cortes el 3 de Julio de 1934. En Aguinaga 2003. Pg.74</ref> Ésta sería una violencia que no entraría en conflicto con sus convicciones religiosas ya que ''"la violencia no es censurable sistemáticamente. Lo es cuando se emplea contra la justicia. Pero hasta [[Santo Tomás]], en casos extremos, admitía la rebelión contra el tirano"''.<ref>Carta al camarada Julián Pemartín, 2 de abril de 1933. ''Obras'' (del Río 1974). Pg. 49.</ref> Aceptando sus propias palabras, para asumir la violencia que llegó a ejercer la Falange, habría tenido que vencer su convicción religiosa: ''"Cuando se derramó la sangre de estos jóvenes comprendí que era necesario defendernos. Mis escrúpulos morales y religiosos se hicieron retortijones y, tras una larga lucha interior, la fe en nuestro ideal venció a toda desilusión y a todo remordimiento"''.<ref> Discurso en las Cortes el 3 de Julio de 1934. En Aguinaga 2003. Pg.74</ref>
 
Se mostró indeciso en el momento que Falange se planteó el paso de las razzias en la calle y la Universidad al uso sistemático de la violencia para amedrentar a la izquierda; pero, al fin dio ese paso. Es indudable que los numerosos disturbios y asesinatos que Falange protagonizó después de que el [[Frente Popular (España)|Frente Popular]] ganara las elecciones, lo fueron con su conocimiento y bajo sus directrices; sin embargo, en abril de 1936, enterado del plan para atentar contra [[Largo Caballero]], lo desautorizó.<ref>''Al igual que en la extrema izquierda, en la Falange de aquellos días imperaba la creencia de que en nombre de los principios era lícito decidir sobre la vida o la muerte de los adversarios. […] Desde su celda, José Antonio actuaba a veces como elemento moderador para evitar actos de consecuencias imprevisibles''. Gil Pecharromán 1996. Pg. 467.</ref> Podría concluirse que no aceptaba la violencia por la violencia; pero ''"si no hubiera otro medio que la violencia, ¿qué importa? Todo sistema se ha implantado violentamente, incluso el blando liberalismo"''.<ref>Carta al camarada Julián Pemartín, 2 de abril de 1933. Obras (Del Río 1974). Pg. 49.</ref>
 
== Títulos ==