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'''María de la Luz Flores Aceves''', mejor conocida como '''Lucha Reyes''' ([[Guadalajara (Jalisco)|Guadalajara]], [[Jalisco]], [[23 de mayo]] de [[1906]] - +[[México, D.F.]][[25 de junio]] de [[1944]]), fue la primera cantante de '''música ranchera'''.
 
=== Biografía ===
LUCHA REYES, “La Tequilera”
Aunque de niña mostró su afición por el canto, el rasguear de su voz y el falsete característico que logró imponer en sus canciones en sus mejores momentos tuvo su auge a partir de los años treinta, cuando se especializó en temas del folclore mexicano.
1906-1944
Aún era muy pequeña cuandó quedó huerfana de padre. El apellido Reyes lo tomó del segundo esposo de su madre, quien se hizo a cargo de ella hasta que llegó a la adolescencia. Durante sus pinitos como cantante, y en su estado natal, obtuvo el titulo de Reina del Mariachi, y poco después junto con su familia de trasladó a la Ciudad de México, donde habitaron una modesta vivienda en la colonia Morelos, pero la mala situación económica que en ese momento pasaban sus padres, le impidió terminar su educación primaria; luego se integró al coro de la Iglesia del Carmen.
 
María de la Luz Flores Aceves en varios sentidos es la Reina Madre de las cancioneras mexicanas. En primer lugar lo es por razones cronológicas, pues ella nace a principios del Siglo 20, antes que todas las demás cancioneras incluidas en esta selección. En segundo lugar porque ella “inventa” el estilo de cantar la canción ranchera mexicana, estilo que absolutamente todas las cantantes folclóricas que le siguieron adoptarían fielmente, y que no se ha modificado en lo básico.
Lucha Reyes es un personaje excepcionalmente interesante y complejo, fascinante y trágico, con luces y sombras, que inspira a la vez rechazo y compasión, con justicia se ha convertido en una autentica leyenda en la que se mezclan realidad e invención, y su vida ha sido motivo de libros, e incluso de una película. A más de 60 años de su muerte su figura sigue interesando, sus grabaciones se siguen tocando, y su importancia en la historia de la música popular mexicana es innegable.
Nace en Guadalajara el 23 de Mayo de 1906, en la calle Angulo, del barrio del Santuario, a pocas cuadras de la Catedral, en los años en que “Dios era omnipotente y el señor Don Porfirio presidente”. De familia muy modesta y llena de carencias, sus padres Ángel Flores y Victoria Aceves. Queda huérfana de padre cuando era muy pequeña, a cargo de su madre, quien posteriormente se vuelve a casar. Lucha cambia su apellido paterno Flores por el de Reyes, que era el de su padrastro, quien será su figura paterna durante el resto de su niñez y en su adolescencia. En Guadalajara Lucha hace sus pinitos musicales, cantando en reuniones familiares y luego en algunos restaurantes y sitios de reunión, donde acogen benevolentemente a la niña que cantaba con voz chillona, pero entonada y vigorosa para sus pocos años, las canciones y corridos que estaban de moda en ese tiempo en que ya había estallado la Revolución. Le gustaba rasguear la voz e intentar el falsete, y por su prometedora voz infantil y su desenvoltura, la niña consigue que la nombren Reina del Mariachi, un titulo asignado generosamente en alguno de los lugares en que cantaba para ganarse unos pesos.
Es en Guadalajara donde Lucha se familiariza con la música en que llegará a descollar, la música ranchera, acompañada de mariachi, ese conjunto musical que nace precisamente en el estado natal de Lucha, Jalisco, y que iría evolucionando con la adición de diversos instrumentos, hasta llegar a alcanzar su plenitud alrededor de la mitad del siglo 20, para convertirse en la música distintiva no solo de Jalisco sino de México. De esa música se nutre Lucha desde sus primeros años y es a la que se dedicará en lo futuro, es el género musical en el que ella dejará para siempre su personalísimo sello.
(Por cierto, en internet aparece una versión que afirma que el padre de Lucha, Ángel Flores, ”fue un distinguido general revolucionario y gobernador del Estado de Sinaloa entre 1920 y 1924”. Esa afirmación es absolutamente errónea. Debe tratarse de un homónimo, pues es un hecho que Lucha perdió a su padre siendo muy niña, por eso cambió su apellido y tomó el de su padre adoptivo, y por eso padeció tantas carencias durante su niñez y juventud. Si su padre hubiera sido gobernador estatal, otra enteramente diferente habría sido la historia de Lucha).
 
Cuando es aún una niña se muda con su familia a la Ciudad de México, llegan a vivir a una modesta vivienda en la colonia Morelos, barrio más conocido como Tepito, una zona de rompe y rasga, muy cerca del corazón de la capital. Por la pobreza de la familia la niña no termina su educación primaria, el horno no está para esos bollos y sus padres prefieren que Lucha salga a ganarse la vida cantando, como parece que es su gusto y el camino que Dios le ha señalado. Entra a formar parte del coro de la iglesia del Carmen, muy cerca de su casa, ahí su voz sigue cultivándose empíricamente. A los trece años se convierte de hecho en profesional, pues empieza a trabajar en una carpa ubicada en la plaza de San Sebastián, también cerca de su casa, luego pasa a la Carpa Victoria, donde trabaja al lado de José Limón y de Amelia Wilhelmy, que años después serían figuras importantes.
En 1920, con catorce años de edad, Lucha parte a Estados Unidos para realizar estudios musicales como soprano, pero esos estudios no duran mucho pues es contratada para realizar una gira por ese país, y así gana dólares que mucha falta le hacen a ella y a su familia. En Estados Unidos conoce al periodista Gabriel Navarro, con quien se casa cuando ella era apenas una quinceañera, al poco tiempo queda embarazada pero lamentablemente sufre un aborto. A Lucha no solo la afecta grandemente la pérdida de su malogrado hijo, sino que también observa el enfriamiento y deterioro de su relación matrimonial. Su marido se torna frío y distante, y luego se vuelve cruel y la maltrata, todo ello eventualmente acaba en el divorcio de la pareja.
Después de una larga temporada en Estados Unidos, y luego de su fracaso conyugal, de su aborto y de un periodo de depresión, Lucha regresa a México. En 1925 la contratan en el Teatro Esperanza Iris y en el Lírico para cantar zarzuelas, después entra a trabajar al teatro de revista, con la compañía de Pepe Campillo, quien la anima a formar un trío con las hermanas Ofelia y Blanca Ascencio, se hacen llamar Trío Reyes-Ascencio. El trío tuvo buen éxito y consiguieron contratos para trabajar en varias partes, pero en esas épocas Lucha empieza a aficionarse al alcohol, es conflictiva y crea problemas, por ello las hermanas Ascencio la expulsan del grupo y la reemplazan con Julia Garnica, por lo que rebautizan al trío como Garnica-Ascencio, que llegó a ser famoso.
En 1927 Lucha se une al cuarteto Anáhuac con el que consigue un contrato para trabajar en Europa. Su plan era estudiar bel canto en Italia y regresar a México para triunfar en el mundo de la ópera, pero el destino le tenía reservado otro camino. El cuarteto debutó en Alemania y era parte de una compañía artística que había formado el maestro Juan N. Torreblanca, director de la Orquesta Típica Mexicana. Estando en Berlín Lucha padeció una infección en la garganta que no se atendió adecuadamente y un mal día perdió la voz, ya no podía cantar. Se mantuvo un tiempo en el Berlín de entreguerras, pero viéndose sola, muda y sin dinero regresa a México en un barco carguero de mala muerte. Ya de regreso en su país, durante más de un año padeció su afonía, visitó doctores, ninguno la aliviaba y cayó en una profunda depresión. No podía hablar y se veía obligada a comunicarse con recados escritos a lápiz en papelitos, tanto la voz como el futuro se le habían cerrado, pues no solo había desaparecido su ilusión de triunfar en el mundo del canto, con lo que soñó desde niña, sino que ya ni siquiera podía hablar. Pero el destino dio otro giro, e igual que un día quedó muda, otro buen día su voz regresó, tan inesperadamente como había desaparecido. Pero ahora ya no era la voz de soprano que ella quiso educar para triunfar en la ópera, sino que la que recuperó era una voz rasposa, totalmente diferente a la de antes.
Como lo único que Lucha sabía hacer para ganarse la vida era cantar, en 1928 volvió a los escenarios, su madre la recomendó con una comadre que era cantante, Nancy Torres, apodada La Potranca, con ella hizo Lucha un dueto que duró poco tiempo porque luego empezó a cantar como solista. Su voz era ahora grave, aún alcanzaba notas de contralto pero luego se quebraba en las notas sostenidas. Ante eso decide cantar canciones rancheras, que eran las adecuadas a su nueva voz. Así se le abre el éxito en grande.
Su estilo fue esencial para triunfar. Se plantaba con mucho aplomo en el escenario y cantaba echando la rasposa voz a todo volumen, de manera desafiante, bravía; en sus modales no había nada de coquetería y poco de femeneidad. Era un estilo novedoso, masculinizado, alejado del cliché de la cantante dulce y suave, pero al público le gustó su estilo áspero, retador y estentóreo. Ella también diseña su nuevo vestuario para la escena, trajes de ranchera, pero ranchera adinerada, de colores intensos, faldas largas muy amplias, llenas de olanes y cintas, bordados de águilas, nopales, volcanes y otros motivos mexicanos en lentejuela y canutillo, con botas, sombreros anchos, y finos rebozos de seda, también de colores muy vivos, trajes de charra y de china poblana, muchos de ellos bordados con hilos de oro y plata. Lucha Reyes había inventado e impuesto el estilo de cantar y de vestir de todas las cantantes folclóricas hasta nuestros días.
Las películas en las que participó nos muestran cómo era Lucha Reyes. De regular estatura, cuerpo sin muchas protuberancias, cara poco agraciada, aspecto severo, ojos chiquitos, párpados caídos, nariz aguileña, pelo desaliñado. Definitivamente Lucha no era ejemplo de la hermosura de las mujeres de Jalisco, más bien era la antítesis. Pero para compensar su falta de belleza física, Dios le dio una voz singular.
Una de las canciones más representativas del repertorio de Lucha Reyes es La Tequilera, canción que por ironías de la vida, parece escrita especialmente para describir a su intérprete
 
La Tequilera
Autor: Alfredo D’Orsay
 
Borrachita de tequila
llevo siempre el alma mía
para ver si se mejora
de esta cruel melancolía.
Ay, por ese querer
pos que le he de hacer,
si el destino me lo dio
para siempre padecer.
Como buena mexicana
sufriré el dolor tranquila,
al fin y al cabo mañana
frente a un trago de tequila.
Ay, por ese querer
pos que le he de hacer,
aunque me haya traicionado
no lo puedo aborrecer.
Me llaman la tequilera
como si fuera de pila,
porque a mí me bautizaron
con un trago de tequila.
Ay, ya me voy mejor
pos que aguardo aquí,
dizque por la borrachera
dicen todo lo perdí.
 
Discografía:
Lucha Reye dejó grabadas una buena cantidad de canciones, ya con aceptable calidad de sonido. Entre los títulos que dejó en el acetato están:
La Tequilera
Ay Jalisco no te Rajes
La Panchita
Caminito de Contreras
Corrido de Chihuahua
La Mujer Ladina
Tú Dirás
Los Tarzanes
El Herradero
Atotonilco
Traigo un Amor
Por un Amor
Juan Colorado
El Castigador
Rayando el Sol
Ay Mamita
La Canción Mexicana
Éntrale en Ayunas
Corrido de Sonora
El Avioncito
Caminero
Uruapan
Xochimilco
Guadalajara
Así Somos en Jalisco
Mañanita
Tlaquepaque
Yo me Muero Donde Quiera
Torito Retinto
Cuquita
Ya No
La Mensa
Tu Chinampa
Pa Que Me Sirve la Vida
Cartas Marcadas
El Corrido de Chihuahua
La Adelita
La Rielera
El Son de la Negra
Amor Secreto
Caray, Caray
Nomás Me Aguanto
La Feria de las Flores
Etc.
 
A Lucha Reyes le toca el inicio de la industria cinematográfica mexicana, ya a base de películas sonoras, que eran ávidamente esperadas y consumidas por el abundante público que abarrotaba las salas de cine, películas que además de tener asegurado un creciente público nacional, empezaron a exportarse con mucho éxito a toda Latinoamérica. Las películas mexicanas de los años 30’s eran, obviamente, de muchos géneros, pero uno de los temas más socorridos eran las historias campiranas y rancheras. Esto abre una oportunidad para Lucha y así es invitada a participar, siempre cantando, en varias películas, esto nos permite conocerla “en vivo”, es decir, con la vida que se puede retener momentáneamente en una cinta cinematográfica, y saber cómo era físicamente, cómo era su expresión corporal al cantar, y cómo se fue creando la leyenda en que se convirtió.
 
Filmografía
Su filmografía es la siguiente:
 
1935 El Tesoro de Pancho Villa (Dir. Arcady Boytler)
1936 Cielito Lindo (Dir. Roberto O’Quigley)
1937 Canción del Alma (Dir. Chano Urueta, con Vilma Vidal y Rafael Falcón)
1938 La Tierra del Mariachi (Dir. Raúl de Anda, con Consuelo Frank)
1939 Con Los Dorados de Villa, con Domingo Soler, Pedro Armendáriz y Susana Cora
1940 El Zorro de Jalisco (Dir. José Benavides, con Pedro Armendáriz y Emilio Fernández)
1941 Ay Jalisco, no te Rajes (Dir. Joselito Rodríguez, con Jorge Negrete y Gloria Marín)
1943 Qué Rechulo Es Mi Tarzán (Dir. Max Liszt)
1943 Flor Silvestre (Dir. Emilio Fernández, con Pedro Armendáriz y Dolores del Río)
 
Trabajaba activamente en toda clase de lugares, ya como figura consagrada, pero su afición al alcohol era creciente. En 1930 va E.U. a trabajar en Los Ángeles, en el Teatro Million Dollar, contratada por el empresario Frank Fowce, que llevaba variedades para la comunidad chicana de aquellos años. En 1934 Lucha, que ya era una celebridad local, se casó con el empresario teatral Félix Cervantes, un hombre moreno, bien parecido y algo más joven que ella. Estaba no solo enamorada sino obsesionada por él, pero por sus inseguridades y su alcoholismo su amor resultó asfixiante y destructivo. Era posesiva, celosa, la atormentaba saber o imaginar que el marido la engañaba con otras, y sus tormentos la empujaban más al alcohol. Creyó que si tenían hijos el matrimonio funcionaria bien y así retendría al marido, alejándolo de otras mujeres, pero no podía embarazarse, y el recuerdo de su frustrado embarazo en su primer matrimonio, era una sombra negra que la hacía pensar que nunca podría concebir hijos, con los cuales retener al marido por el que estaba obsesionada.
Creyó encontrar la solución: adoptaron una niña de cinco años de edad, María de la Luz Martínez Cervantes, pero la solución no funciono, Félix no estaba interesado en niños y el matrimonio terminó en divorcio en 1941. Lucha nunca se repuso de la pérdida de su amado Félix, siguió ahogando sus penas en las botellas.
Lucha Reyes se presentaba en los escenarios frecuentemente alcoholizada, con botella en mano, o aceptaba cuanta copa o botella de tequila le ofrecían sus admiradores que conocían perfectamente su inclinación por la bebida. En ocasiones estaba tan borracha que no podía salir a escena, o si salía era para hacer desfiguros, e incluso en una ocasión, en medio de sus vapores etílicos, creyó que una pareja ubicada en una mesa del fondo del cabaret en que actuaba era su Félix con otra mujer, rompió una botella y fuera de sí se dirigió hasta esa pareja, con la intención de agredir a la mujer. Afortunadamente fue detenida por un mesero que logró evitar una tragedia.
 
 
El Final
En Mayo de 1944 muere su ex suegra, a la que Lucha quería mucho, ésta pérdida la afecta en grado extremo, se encierra en su habitación sin querer ver a nadie, sin comer, solo a tomar para ahogar su pena en el alcohol. Después de muchos días de estar alcoholizada y sin poder resistir más su dolor, Lucha manda a su pequeña hija a la botica, le encarga comprarle barbitúricos, con ellos se suicida el 25 de Junio de 1944, deja algunos recados explicando que ya no puede más, uno de ellos dirigido a su adorado Félix.
Sus restos fueron enterrados en el panteón de Dolores, en la Ciudad de México. A Lucha la sobrevivió su hija adoptiva y su madre, ellas de una u otra manera salieron adelante, doña Victoria, una anciana menudita y cariñosa, vistió de negro hasta su muerte, para guardar luto por su hija, puso una casa de huéspedes en la calle de Mesones, atrás del Teatro Arbeu. Félix Cervantes la siguió frecuentando, había entre ellos un sólido afecto, él la ayudó a resolver asuntos legales relacionados con unos terrenos que Lucha dejó, y también arregló los derechos de los discos que grabó. Años más tarde Félix Cervantes se casó con la bailarina Margo Su, se convirtió en un exitoso empresario de carpas y construyó el Teatro Margo (actualmente Blanquita), donde Margo Su, a la muerte de Félix, tomó las riendas como empresaria, y durante varios lustros realizó temporadas exitosísimas que le dieron fama internacional al Blanquita.
A partir de la trágica muerte de Lucha, su figura se agigantó, y empezó a crearse la leyenda con su nombre. Sus discos se siguen escuchando, su imagen, envuelta en realidad y fantasía, sigue viva, y ha dado pie a libros y hasta una película, “La Reina de la Noche”, de Arturo Ripstein, 1994, donde el atormentado personaje de Lucha es interpretado por la actriz Patricia Reyes Espíndola.
 
Lucha Reyes, grande entre las grandes de la canción mexicana, muerta trágicamente a los 38 años de edad. Su legado artístico merece la mayor admiración. Su vida y su muerte suscitan profunda compasión.
 
=== El debut de la Reyes ===