En un primer momento de su historia, Roma, de la misma forma que sucedió en Grecia, fue una monarquía. Según la tradición, entre el 753 y el 509 a. C. fueron siete los reyes de Roma, desde Rómulo hasta Tarquinio el Soberbio.
El rey (rex) rige la vida social, política y militar. Igual a un dios, el rey recorre la ciudad en carro cuando los demás van a pie, lleva cetro y corona de oro: se consideraba el propietario de la ciudad. Le acompañan delante unos muchachos (lictores) que llevan unas varas (fasces), auténtico símbolo de la realeza, para abrir camino y para castigar a los que impiden el paso.
El Senado representa una asamblea de ancianos, y su importancia queda relegada a un segundo término. Se trata de un órgano meramente consultivo: el monarca requería su opinión, pero no tenía por qué seguirla.