Diferencia entre revisiones de «Miguel Servet»

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Joven con dotes sobresalientes para las letras y gran conocedor del [[latín]], [[Idioma Griego|griego]] y [[Idioma hebreo|hebreo]], Miguel abandonó su población de origen para ampliar estudios, probablemente en [[Lérida]]{{cita requerida}}. Es aceptado como pupilo por fray [[Juan de Quintana]], quien llegaría a ser confesor de [[Carlos I de España|Carlos I]]. Tras una estancia en [[Toulouse]] ([[Francia]]) para realizar estudios de Derecho, donde entra por primera vez en contacto con círculos próximos a la [[Reforma Protestante|Reforma]], viaja con Quintana por [[Italia]] y [[Alemania]], como parte del séquito imperial, y presencia la coronación de Carlos V como [[Sacro Imperio Romano Germánico|emperador]] en [[Bolonia]] ([[1530]]).
 
 == Primeras obras teológicas ==
Posteriormente abandona a su mentor e inicia un periplo por varias ciudades de Centroeuropa afines al naciente [[protestantismo]]. Establece una relación cada vez más difícil y polémica con algunos líderes reformadores, como [[Ecolampadio]] de [[Basilea]], y se dirige más tarde a [[Estrasburgo]], donde se relaciona con [[Bucer]], y a [[Hagenau]] (ciudad [[Alsacia|alsaciana]] entonces perteneciente al Sacro Imperio Romano Germánico).
 
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Obra de tamaño y ambición inferiores a ''Errores...'', ''Diálogos'' está estructurada en dos libros como una conversación ficticia entre dos personajes: Miguel (el propio autor) y un tal Petrucho. Según Servet, la escribe para despejar las dudas e inquietudes sembradas por su obra anterior, que a su juicio se deben «''a mi propia impericia y a la negligencia del tipógrafo''». A diferencia de lo afirmado en ''Errores...'', Servet dice que Jesús no es sólo divino por gracia, sino también por naturaleza, aunque aclara que sólo en tanto que participa de la sustancia divina de su Padre.
 
A su vez, en el opúsculo ''De la Justicia del Reino de Dios'' incluido al final, explica entre otras cosas la complementariedad entre fe y caridad, pues, aunque la justificación del creyente es sólo por la fe, la caridad y las buenas obras son encomiables y complacen a Dios, aspecto en el que se diferencia claramente de [[Lutero]] y otros reformadores protestantes. Finalmente, al final se encuentra uno de los textos por los que Servet es considerado como adalid de la [[tolerancia religiosa|tolerancia]] y la [[libertad de conciencia]], ya que afirma que «''ni con estos ni con aquellos estoy de acuerdo en todos los puntos, ni tampoco en desacuerdo. Me parece que todos tienen parte de verdad y parte de error y que cada uno ve el error del otro, mas nadie el suyo... Fácil sería decidir todas las cuestiones si a todos les estuviera permitido hablar pacíficamente en la iglesia contendiendo en deseo de era tontoprofetizarprofetizar''».<ref>Servet, ''De la Justicia...'', en ''Obras completas'', Vol. II-1, pág. 481).</ref>
 
== Tiempo de ocultación ==