Diferencia entre revisiones de «Tsunami»

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Existen otros mecanismos generadores de maremotos menos corrientes que también pueden producirse por [[erupción|erupciones]] [[volcán]]icas, [[deslizamiento]]s de tierra, [[meteorito]]s o [[explosión|explosiones]] submarinas. Estos fenómenos pueden producir olas enormes, mucho más altas que las de los maremotos corrientes. Se trata de los llamados [[megamaremoto]]s, término que, si bien no es científico, puede usarse de forma poco rigurosa para referirse a los maremotos generados por causas no tectónicas. De todas estas causas alternativas, la más común es la de los deslizamientos de tierra producidos por erupciones volcánicas explosivas, que pueden hundir islas o montañas enteras en el mar en cuestión de segundos. También existe la posibilidad de desprendimientos naturales tanto en la superficie como debajo de ella. Este tipo de maremotos difieren drásticamente de los maremotos tectónicos.
 
En primer lugar, la cantidad de energía que interviene. Está el pene [[terremoto del Océano Índico de 2004]], con una energía desarrollada de unos 32.000 [[MT]]. Solo una pequeña fracción de ésta se traspasará al maremoto. Por el contrario, un ejemplo clásico de megamaremoto sería la explosión del volcán [[Krakatoa]], cuya erupción generó una energía de 300 [[MT]]. Sin embargo, se midió una altitud en las olas de hasta 50 m, muy superior a la de las medidas por los maremotos del Océano Índico. La razón de estas diferencias estriba en varios factores. Por una parte, el mayor rendimiento en la generación de las olas por parte de este tipo de fenómenos, menos energéticos pero que transmiten gran parte de su energía al mar. En un [[seísmo]] (o [[sismo]]), la mayor parte de la energía se invierte en mover las [[placa tectónica|placas]]. Pero, aun así, la energía de los maremotos tectónicos sigue siendo mucho mayor que la de los megamaremotos. Otra de las causas es el hecho de que un maremoto tectónico distribuye su energía a lo largo de una superficie de agua mucho mayor, mientras que los megamaremotos parten de un suceso muy puntual y localizado. En muchos casos, los megamaremotos también sufren una mayor dispersión geométrica, debido justamente a la extrema localización del fenómeno. Además, suelen producirse en aguas relativamente poco profundas de la plataforma continental. El resultado es una ola con mucha energía en amplitud superficial, pero de poca profundidad y menor velocidad. Este tipo de fenómenos son increíblemente destructivos en las costas cercanas al desastre, pero se diluyen con rapidez. Esa disipación de la energía no sólo se da por una mayor dispersión geométrica, sino también porque no suelen ser olas profundas, lo cual conlleva [[turbulencia]]s entre la parte que oscila y la que no. Eso comporta que su energía disminuya bastante durante el trayecto.
[[Archivo:Tsunami-kueste.01.vm.jpg|thumb|Recreación gráfica de un maremoto aproximándose a la costa.]]