Diferencia entre revisiones de «Rodrigo Díaz de Vivar»

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[[Archivo:Detalle de la estatua el Cid (Parque de Balboa).jpg|thumb|250px|Estatua del Cid en el parque de Balboa en [[San Diego (California)]].]]
[[ concluye: {{Cita|(...) nada nos impide pensar (...) que la genealogímo doncel o paje del príncipe [. Este temprano ingreso en la [[cancillería real]] de Fernando I es otro indicio que lleva a pensar que no era el muchacho Rodrigo Díaz un humilde infanzón, aunque su estatus en la alta nobleza lo debió tener «en calidad de recién llegado», y no como perteneciente a una raigambre de larga prosapia. En definitiva, el mito del infanzón humilde del Cid parece más bien un intento de acomodar el carácter del personaje legendario del ''Cantar de mio Cid'' al Rodrigo Díaz histórico para aumentar la heroicidad del protagonista, caracterizado como un castellano viejo pero de condición baja, y por tanto, en la necesidad original de Menéndez Pidal de no vincular en modo alguno a Rodrigo Díaz con una familia de alto linaje, como lo podía ser la figura mitificada de Laín Calvo.<ref>Peña Pérez (2009), págs. 36-40.</ref>
{{Redirige aquí|El Cid}}
'''Rodrigo Díaz de Vivar''' ([[Vivar del Cid]], [[Provincia de Burgos|Burgos]], hacia [[1043]]<ref name=Montaner>[[Alberto Montaner Frutos]] (2000)</ref> o [[1048]]-[[1050]]<ref name=Gonzalo>[[Gonzalo Martínez Díez|Martínez Diez, Gonzalo]], ''El Cid Histórico'', Barcelona: Editorial Planeta, S.A. 2001. ISBN 84-08-03932-6.</ref> – [[Valencia (ciudad)|Valencia]], [[1099]]) fue un [[hidalgo]], guerrero y [[caballero]] [[Castilla|castellano]] que llegó a dominar al frente de su propia [[mesnada]] todo el oriente de la [[Península Ibérica]] a finales del [[siglo XI]], de forma autónoma respecto de la autoridad de rey alguno, aunque con el beneplácito del rey [[Alfonso VI de León y Castilla|Alfonso VI]].
 
Se trata de una figura histórica y legendaria de la [[Reconquista]] española, cuya vida inspiró el más importante [[cantar de gesta]] de la literatura española, el ''[[Cantar de mio Cid]]''. Ha pasado a la posteridad como [[El Campeador (etimología)|El Campeador]] o [[Cid (etimología)|El Cid]] (del [[árabe dialectal]] سيد ''sīdi'', 'señor'). Por el apelativo «Campeador» fue conocido en vida, pues se atestigua en documentos desde 1098; el sobrenombre de «Cid», aunque se conjetura que pudieron usarlo sus coetáneos zaragozanos o valencianos, aparece por vez primera en el ''[[Poema de Almería]]'', compuesto entre [[1147]] y [[1149]].
 
== Biografía ==
=== Nacimiento y genealogía ===
[[Archivo:Cid Campeador Buenos Aires.jpg|thumb|250px|Estatua del Cid, en Buenos Aires, obra de Anna Hyatt Huntington, inaugurada en octubre de 1935.]]
Rodrigo Díaz nació en fecha desconocida a mediados del [[siglo XI]] (según distintas propuestas, entre 1041 y 1054).<ref name=Gonzalo/><ref name=Montanerhistoria>[[Alberto Montaner Frutos]], [http://www.caminodelcid.org/Camino_Lahistoria.aspx «El Cid. La historia.»], en www.caminodelcid.org, página web del Consorcio Camino del Cid, Burgos, 2002.</ref><ref>Peña Pérez (2009), pág. 45. La propuesta más tardía de 1054 fue planteada por [[Antonio Ubieto Arteta]] en ''El «Cantar de mio Cid» y algunos problemas históricos'', Valencia, [Anubar antes art. en ''Lizargas'', IV, 1972], 1973, pág. 177. ''Apud'' Peña Pérez (2009), ''loc. cit''. n. 13.</ref> Su lugar de nacimiento está firmemente señalado por la tradición en [[Vivar del Cid]], a 10 km de [[Burgos]], aunque se carece de fuentes coetáneas a su vida que lo corroboren y la asociación de Vivar con el Cid se documenta por vez primera en el ''[[Cantar de mio Cid]]''.<ref>Peña Pérez (2009), pág. 46-47. Así, en el verso 295 del ''Cantar de mio Cid'', aparece la expresión «mio Cid el de Bivar».</ref>
 
Era hijo de [[Diego Laínez]], [[infanzón (sociedad)|infanzón]] «capitán de frontera» en las luchas entre navarros y castellanos en la línea de Ubierna ([[Batalla de Atapuerca|Atapuerca]]),<ref>Martínez Diez (1999), pág. 47.</ref> o de [[Diego Flaínez]], en cuyo caso se trataría de un descendiente de una ilustre familia leonesa, los Flaínez.<ref>''Cfr.'' F. Javier Peña Pérez (2009), pág. 37, que cita a Margarita Cecilia Torre Sevilla-Quiñones, [http://publicaciones.ua.es/filespubli/pdf/02122480RD15964789.pdf «El linaje del Cid»], ''Anales de la Universidad de Alicante. Historia Medieval'', n.º 13 (2000-2002). ISSN 0212-2480, págs. 343-360.</ref> De su madre se conoce el apellido, Rodríguez (más inseguro es su nombre, que podría ser María, Sancha o Teresa), hija de [[Rodrigo Álvarez de Asturias]], de una de las familias nobles del condado de Castilla.<ref>Martínez Diez (1999), págs. 42-45.</ref>
 
Según la ''[[Historia Roderici]]'', su abuelo por vía paterna era [[Laín Núñez]], quien aparece como testigo en documentos expedidos por el Rey [[Fernando I de León y Castilla]], a su vez descendiente de [[Laín Calvo]], uno de los míticos [[Jueces de Castilla]]. Sin embargo, la genealogía de la ''Historia Roderici'' parece encaminada a buscarle parentesco con los legendarios Jueces de Castilla. Según [[Margarita Torre]] o [[Alberto Montaner Frutos]], su abuelo sería Flaín Muñoz, un conde de [[Reino de León|León]] que vivió en torno al año [[1000]].<ref name=Montanerhistoria/><ref>Margarita Torre, [http://publicaciones.ua.es/filespubli/pdf/02122480RD15964789.pdf «El linaje del Cid»], ''loc. cit.'', págs. 343-360.</ref>
 
[[Francisco Javier Peña Pérez]] resume el estado de la cuestión en una monografía de 2009.<ref>Francisco Javier Peña Pérez, ''Mio Cid el del Cantar. Un héroe medieval a escala humana'', Madrid, Sílex, 2009. ISBN 978-84-7737-217-2. ''Cfr.'' el capítulo «El Cid, ¿castellano viejo?, págs. 36-39». Véanse también las págs. 62-64.</ref> Todas las interpretaciones parten de la genealogía de la ''[[Historia Roderici]]'', y el propio autor de la biografía latina da su linaje con poca convicción utilizando la expresión «El origen de Rodrigo parece ser (''esse videtur'')...».<ref>Peña Pérez (2009), pág. 39 y n. 9.</ref> Además los ancestros paternos que allí aparecen no están documentados en diplomas de la época, excepto su padre, Diego Laínez, de forma esporádica. [[Ramón Menéndez Pidal|Menéndez Pidal]], en su monumental ''[[La España del Cid]]'' (1929), en una línea de pensamiento [[neotradicionalista]] que se basa en la veracidad intrínseca de la [[literatura folclórica]] de [[cantar de gesta|cantares de gesta]] y [[romancero|romances]], buscó a un Cid castellano y de humildes orígenes dentro de los infanzones, lo que cuadraba con su pensamiento de que el ''[[Cantar de mio Cid]]'' contenía una esencial historicidad. El poeta del ''Cantar'' diseña a su héroe como un castellano de baja hidalguía que asciende en la escala social hasta emparentar con monarquías, en oposición constante a los arraigados intereses de la nobleza terrateniente de [[Reino de León|León]]. Esta tesis tradicionalista es seguida también por [[Gonzalo Martínez Diez]], quien ve en el padre del Cid a un «capitán de frontera» de poco relieve cuando señala «La ausencia total de Diego Laínez en todos los documentos otorgados por el rey Fernando I nos confirma que el infanzón de Vivar no figuró en ningún momento entre los primeros magnates del reino».<ref>Martínez Diez (1999),pág. 49.</ref> Sin embargo, esta visión se conjuga mal con la calificación de la ''Historia Roderici'', que habla de Rodrigo Díaz como «varón ilustrísimo», es decir, perteneciente a la aristocracia; en el mismo sentido se pronuncia el ''[[Carmen Campidoctoris]]'', que lo hace ''«Nobiliori de genere ortus»'' (Descendiente del más noble linaje).<ref>''Carmen Campidoctoris'', v. 21, en Montaner y Escobar (2000), pág. 200.</ref> Por otro lado, recientes estudios han desvelado que el patrimonio que Rodrigo heredó de su padre era extenso, e incluía propiedades en numerosas localidades de la comarca, lo que solo era dado a un miembro de la alta nobleza. El apellido materno, asimismo, era de antiguo abolengo. Dado este panorama, Peña Pérez (2009) concluye: {{Cita|(...) nada nos impide pensar (...) que la genealogía de Rodrigo no sea más que un artificio literario, utilizado por sus primeros cronistas, vinculados a la corte navarra, para dar brillo genealógico al que, desde mediados del siglo XII, se estaba conformando como un icono legitimador de la dinastía de Sancho Ramírez el Restaurador (...) las recientes investigaciones sobre el patrimonio material de Rodrigo y el ascendiente familiar de su madre permiten concluir que en ningún modo estamos autorizados a calificar socialmente a Rodrigo como un mero infanzón; más bien al contrario, todo apunta hacia la necesidad de proceder a una recalificación de su perfil nobiliario, en cuyas filas más encumbradas se instalaría desde niño gracias a la herencia de su padre y al apellido de su madre.|Francisco Javier Peña Pérez (2009), pág. 39.}}
 
En [[1058]], concluye:siendo {{Cita|(...)muy nadajoven, nosentró impideen pensarel (...)servicio quede la genealogímocorte del rey [[Fernando I de León y Castilla]], como doncel o paje del príncipe [[Sancho II de Castilla|Sancho]], formando parte de su séquito. Este temprano ingreso en la [[cancillería real]] de Fernando I es otro indicio que lleva a pensar que no era el muchacho Rodrigo Díaz un humilde infanzón, aunque su estatus en la alta nobleza lo debió tener «en calidad de recién llegado», y no como perteneciente a una raigambre de larga prosapia. En definitiva, el mito del infanzón humilde del Cid parece más bien un intento de acomodar el carácter del personaje legendario del ''Cantar de mio Cid'' al Rodrigo Díaz histórico para aumentar la heroicidad del protagonista, caracterizado como un castellano viejo pero de condición baja, y por tanto, en la necesidad original de Menéndez Pidal de no vincular en modo alguno a Rodrigo Díaz con una familia de alto linaje, como lo podía ser la figura mitificada de Laín Calvo.<ref>Peña Pérez (2009), págs. 36-40.</ref>
 
=== Juventud. Al servicio de Sancho II de Castilla ===
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Fue investido caballero, con toda probabilidad por Sancho II,<ref name=Montanerhistoria/> a mediados de la década de [[años 1060|1060]]; según Martínez Diez en [[1066]] o [[1067]], antes de la [[Guerra de los tres Sanchos]].<ref>Martínez Diez (1999), págs. 33-34.</ref> Desde el acceso al trono de [[Reino de Castilla|Castilla]] de Sancho II los últimos días del año [[1065]] hasta la muerte de Sancho en [[1072]], el Cid gozó del favor del rey, como magnate de su séquito, en calidad de ''armiger regis'', cuya función en el siglo XI era similar a la de un escudero, y sus atribuciones no eran todavía las del alférez real descrito en ''[[Las Partidas]]'' en el siglo XIII. El cargo de alférez a lo largo del siglo XII iría asumiendo la responsabilidad de portar la enseña real a caballo y ser jefe de la mesnada del rey. Durante el reinado de Sancho II de Castilla, esta alferecía del ''armiger'' era encomendada a caballeros jóvenes que se iniciaban en las funciones palatinas.<ref>Montaner y Escobar (2001), págs. 35-43.</ref><ref>Peña Pérez (2009), pág. 53.</ref>
 
Acompañó a Sancho en la guerra que este sostuvo contra su hermano [[Alfonso VI de León y Castilla|Alfonso VI]], rey de [[Reino de León|León]], y con su hermano [[García]], rey de [[Galicia]]. Los tres hermanos se disputaban la primacía sobre el reino dividido tras la muerte del padre y luchaban por reunificarlo. Rodrigo comenzó a desempeñar un papel notable como caballero guerrero, sobre todo en las victorias castellanas de [[Batalla de Llantada|Llantada]] ([[1068]]) y [[Batalla de Golpejera|Golpejera]] ([[1072]]).<ref name=Montanerhistoria/> Tras esta última, [[Alfonso VI de León y Castilla|Alfonso VI]] fue capturado y Sancho se adueñó de [[León (España)|León]] y, a continuación, de [[Galicia]], convirtiéndose en Sancho II de León. Es en estas batallas cuando, probablemente, ganara el sobrenombre de «campeador», es decir, batallador en lides campales.<ref name=Montanerhistoria/>
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Parte de la nobleza leonesa se sublevó y se hizo fuerte en [[Zamora (España)|Zamora]], bajo el amparo de la infanta [[Urraca de Zamora|doña Urraca]], hermana de los anteriores. [[Sancho II de Castilla y León|Sancho II]], con la ayuda de Díaz de Vivar, sitió la ciudad, pero murió asesinado, según cuenta una extendida tradición, por el noble zamorano [[Bellido Dolfos]], si bien la ''[[Historia Roderici]]'' no recoge que la muerte fuera por traición.<ref>Fletcher (2007), págs. 122-123.</ref> El episodio del [[Cerco de Zamora]] es uno de los pasajes que más recreaciones ha sufrido por parte de cantares de gesta, crónicas y romances, por lo que la información histórica acerca de este episodio es muy difícil de separar de la legendaria.<ref>Martínez Diez (1999), págs. 64-67.</ref>