Diferencia entre revisiones de «Club Atlético Cipolletti»

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== Club Cipolletti ==[[[Archivo:EL ecudo.jpg]]]
 
 
 
 
== Club Cipolletti ==[[[Archivo:EL ecudo.jpg]]]
 
Apodo: Albinegro, Capataz de la Patagonia
Fecha de fundación: 15 de Octubre de 1926
Sede: Mengelle al 210 - Pcia de Rio Negro
Estadio: La Visera de Cemento
Transmiten sus partidos: LU19 de Cipolletti AM 690
Nombre de las barras: La Banda del Tigre y La 69El
 
'''Club Cipolletti''' es un club de [[fútbol]] [[argentino]] de la ciudad homónima de [[Cipolletti]] en la [[provincia de Río Negro]]. Fue fundado el [[15 de octubre]] de [[1926]].
Su estadio es conocido como ''La Visera de Cemento'' y tiene capacidad para 10.000 personas.
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Su hinchada en este caso no esta conformada por una sola , sino que la conforman 2 hinchadas que son conocidas como "La banda del Tigre" y la famosa de "La 69".
 
 
 
 
== Epocas Dordas ==
 
 
Amante de los deportes y principalmente del fútbol, Enrique Grisanti es parte viva de la historia más gloriosa de la institución: cuando el "Albinegro" llegó a la máxima categoría y se codeó con River, Boca, San Lorenzo, Racing, Colón, Estudiantes de La Plata, Instituto y muchos otros grandes más.
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Por último, al ser consultados sobre si se realizaron los estudios de suelo, sostuvieron que sólo se necesitan en el sector de O’ Higgins porque en el resto se utilizará la estructura actual.
 
 
 
== Violencia y honor de dos ciudades ==
 
 
 
Cipolletti y Huracán de Comodoro Rivadavia, un clásico cuya violencia entre hinchas incidió indirectamente en los éxitos deportivos de los clubes. Combatieron en todos los aspectos en una final en 1985. Se desencontraron durante 20 años, y en el reencuentro hubo nuevos incidentes.
Gardel y Le Pera inmortalizaron la frase “Veinte años no es nada”. La innecesaria violencia que existe en el fútbol, tan difundida en Argentina como el tango, se encargó de homenajear la cita de “Volver”. En el año 1985, las hinchadas de Cipolletti y Huracán de Comodoro Rivadavia transformaron una final de fútbol regional en una batalla por el honor de cada ciudad representada. Así lo evidenciaron peleas entre barras en Cipolletti, Comodoro Rivadavia y Bahía Blanca, declaraciones de jugadores y dirigentes de ambos equipos, y un reciente duelo de hinchas en el reencuentro de “Cipo” y el “Globo” veinte años después.
Para remontarse a los inicios de la rivalidad entre Cipolletti y Huracán de Comodoro Rivadavia hay que rememorar la década del ´70, con el auge de los equipos del interior en el fútbol grande de Argentina, mediante la estructuración que armó la Asociación de Fútbol Argentino al dividir la alta competencia en Torneo Nacional y Torneo Metropolitano. En aquel entonces Cipolletti y Huracán eran dos de los más grandes equipos de la Patagonia y solían enfrentarse por un lugar en la elite futbolística.
Los torneos nacionales le dieron la oportunidad, a Cipolletti, a Huracán y otros equipos lejanos a Capital Federal, de codearse con Boca, River, Independiente, Racing y San Lorenzo. En 1985 se jugaría el Torneo Nacional por última vez, desde el año siguiente hasta la fecha el fútbol argentino se divide en diferentes categorías. En ese último Nacional sólo había lugar para Cipolletti o para Huracán de Comodoro Rivadavia. La historia de la final tan recordada empezó el 13 de enero de 1985 en La Visera de Cemento.
La hinchada de Huracán de Comodoro tenía en su prontuario mucha cantidad de hechos bochornosos, y la hinchada de Cipolletti en ese entonces tenía fama de seguidora, multitudinaria y “camorrera”. Evidencia que la final estaba condenada a la violencia. Sin embargo en el primer partido en Cipolletti, un pacto de “no violencia” entre los hinchas de Huracán y un sector de la hinchada local liderado por “Miño”, lograron que el clásico se juegue en paz.
Cipolletti estaba dos goles arriba por las anotaciones de Juan “Trapito” Giner, y Huracán se puso a tiro del empate con un gol de León. Hasta que Blas Armando Giunta liquidó el partido al marcar el 3 a 1, pero Huracán respiró cuando redujo la ventaja a un gol. La paz de las hinchadas no se pudo repetir en la revancha en Comodoro Rivadavia ya que ese tal “Miño”, según un hincha albinegro seguidor de aquellas épocas, era “un manguero con la camiseta de Cipo siempre puesta, que nunca iba de visitante, nunca”.
En Comodoro Rivadavia, Huracán tenía la obligación de ganar. No sólo porque era local, sino porque un empate coronaba campeón a Cipolletti, y poca gracia le causaba a los comodorenses, imaginar a su clásico rival dando la vuelta olímpica en su cancha. Fueron unos 50 hinchas de Cipolletti, Huracán ganaba el partido y la barra brava local no se apiadó de los albinegros. Tiraron piedras hacia la tribuna visitante, que devolvió tal agresión.
Con el conflicto dentro de la cancha ya consumado, la policía arrinconó a los hinchas de Cipolletti, quienes tuvieron que soportar el ataque de la hinchada local. “Nunca vi caer tantas cosas, nos hicieron m…, nadie, ninguno de nosotros quedó sano, todos terminamos lastimados. ¿Y de ellos? Ningún herido. Ninguno. Nos hicieron m…”, relata un hincha de Cipolletti indignado aún veinte años después.
En lo futbolístico, el partido nuevamente fue emocionante y apretado, terminó 2 a 1 para Huracán con goles de Sotelo y Trezeguet, mientras que Walter Parodi marcó el gol de Cipolletti. El resultado forzó un tercer partido definitorio a jugar en cancha neutral, y curiosamente el estadio elegido fue el Roberto Natalio Carminatti, de Olimpo de Bahía Blanca. En aquel entonces Olimpo tenía una gran rivalidad entre hinchadas contra Huracán. En los ´90 se convirtió en un clásico rival de Cipolletti, pero por un odio futbolístico que nunca se reflejó gravemente en las tribunas.
La semana previa a la tercera final, los incidentes en Comodoro Rivadavia fueron el centro de la controversia en la ciudad de Cipolletti. Además el “albinegro” tiene una hinchada caracterizada históricamente por no generar violencia por iniciativa propia, pero responder duramente a las provocaciones. Aunque la historia de 1985 no fue sólo Cipolletti contra Huracán. La indignación por esa lluvia de piedras que lastimó a todos los cipoleños en Comodoro conmocionó a todo el ambiente futbolístico valletano.
Si sólo faltaba una declaración de guerra a través de los medios de comunicación, esa la dio Néstor “Kitty” García, el entonces presidente del Club Cipolletti enfatizó: “esto no es un partido de fútbol, acá no nos jugamos una clasificación, acá nos jugamos el honor de la ciudad”.
Las palabras de García impactaron al pueblo futbolero, al punto que en la cancha de Olimpo de Bahía Blanca, en plena tribuna de Cipolletti desbordada por tres mil personas que habían llegado desde el Alto Valle, flamearon banderas de Alianza de Cutral Có, Independiente de Neuquén, Fernández Oro y San Martín de Cipolletti. El hecho llama la atención principalmente porque cada uno de esos cinco clubes tenía otra rivalidad aparte contra Cipolletti, y sus hinchas viajaron 550 kilómetros olvidando rencores y apoyaron al “albinegro” contra Huracán de Comodoro Rivadavia. Incluso dirigentes de Fernández Oro, Alianza de Cutral Có y Deportivo Limay fueron vistos mezclados entre la multitud de cipoleños.
Que Néstor García haya roto el hielo en cuanto a declaraciones, provocó respuestas y y apoyos que desvirtuaron la paridad de un partido de fútbol. Por ejemplo el director técnico de Huracán apellidado Diz declaró: “ganará el que se equivoque menos, y esos vamos a ser nosotros”. A lo que el arquero de Cipolletti, Marcelo Yorno respondió: “vamos a clasificar nosotros, estoy seguro”.
De los aproximadamente tres mil albinegros en Bahía, mas de mil ya se habían juntado antes del partido en la plaza Rivadavia, a ocho cuadras de la cancha de Olimpo, a cantar, saltar y homenajear a Cipolletti con gorros, banderas y camisetas blancas y negras. Desde Comodoro Rivadavia llegaron seis colectivos con unos ochocientos hinchas “albirrojos”. Cuenta un hincha presente en la plaza: “un colectivo que venía con unas cuarenta personas de Comodoro tuvo la mala suerte de encontrarse con nosotros, y nos fuimos al humo, lo destrozamos, algunos de ellos corrían, y los que nos pudieron terminaron en el hospital. Hoy lo cuento, y me da miedo lo que hicimos”.
Fue increíble el clima que se vivió en cancha de Olimpo, más teniendo en cuenta que ambos equipos se encontraban muy lejos de sus localidades. Ante un imponente marco de cinco mil personas, digno de una final jugada a todo o nada, Huracán y Cipolletti no se sacaron ventajas en el primer tiempo. A los 16 minutos del complemento el “Globo” de Comodoro Rivadavia se puso en ventaja. Pero el destino de la final parecía escrito por el mas fanático hincha de Cipolletti. Y por primera vez en las tres finales, la violencia de las tribunas tuvo incidencia directa en el resultado final.
Entre su once inicial, el albinegro no pudo contar en ese trascendental encuentro con sus dos máximas figuras: Blas Giunta, que después triunfó en San Lorenzo y Boca Juniors, y Walter Parodi, que hizo lo propio en Deportivo Español e Independiente. A falta de cinco minutos para el final de la novela “Cipo - Comodoro”, la historia parecía liquidada con fiesta albirroja. Pero un minuto mas tarde Jorge Giner empató para Cipolletti, fue el toque de emoción que caracterizó a los tres partidos. Y el histórico momento llegó en el último minuto, el arquero comodorense Llesona se agachó acusando un piedrazo desde la tribuna albinegra, y en esa misma jugada Ricardo Ogas puso el definitivo 2 a 1 para Cipolletti. El ahora denominado “Capataz de la Patagonia” consiguió un pasaje para jugar el Nacional ´85, donde se enfrentó contra River Plate, Gimnasia de La Plata y Unión de Santa Fe.
Pero vale la pena detenerse en el momento que el arquero de Huracán recibe un piedrazo segundos antes del gol del campeonato. Un hincha que vive ese gol como recuerdo imborrable, rinde tributo a la persona que los cipoleños tomaron verdadero héroe de la clasificación. Se trata de “Torraca” Montero, quien durante todo el partido tiró piedras con una honda a Llesona, y acertó justo en el último minuto.
“Un amigo mío fue uno de los héroes, se llama Torraca Montero, en el momento del tiro libre, le puso un toscazo al arquero en la nuca. El arquero medio que se agachó y levanto la mano para llamar al arbitro y ahí vino el gol”. Cipolletti no pudo dar la vuelta olímpica por la indetenible cantidad de gente que se metió al Carminatti a festejar. Porque para ellos, como ya lo había anticipado el presidente del club, Cipolletti no había logrado un campeonato ni una clasificación futbolística. Cipolletti había logrado que el honor de su ciudad derrote al de Comodoro Rivadavia.
Ese piedrazo a Llesona seguido del gol de Ogas, de alguna manera posibilitó que Cipolletti juegue, además del Nacional ´85, los posteriores Nacional B, Torneos del Interior y Torneos Argentinos. Mientras que Huracán de Comodoro se tuvo que conformar con disputar la liga local de Comodoro Rivadavia, y un que otro Torneo del Interior sin éxitos. Desde aquel 27 de enero de 1985, Cipolletti nunca más ganó un campeonato a nivel nacional. Huracán lo consiguió en el 2005 al adjudicarse el Torneo Argentino B Vip, que le permitió ascender al Torneo Argentino A y reencontrarse con Cipolletti.
En veinte años a los dos clubes les pasaron demasiadas cosas, incluso las hinchadas cambiaron de generación, y las barras tienen nombres y líderes diferentes. El “capo” de la hinchada albinegra de 1985, el “Paisano” Villablanca, hoy trabaja en la Municipalidad de Cipolletti. Mientras que el cabecilla de la hinchada albirroja, Ismael González, hoy es el vicepresidente de Huracán de Comodoro Rivadavia.
El domingo 4 de septiembre de 2005, para Cipolletti y Huracán fue “el tiempo del encuentro con el pasado que volvió a enfrentarse con sus vidas”. Pero tantos años habían pasado, que la mayoría de los hinchas de Cipolletti asistieron a La Visera como un partido más, y sólo los memoriosos tuvieron miedo a incidentes. Desde Comodoro Rivadavia llegó un colectivo a Neuquén lleno de hinchas del “Globo”. La policía de Río Negro acusó que no los pudieron contactar para programar una limpia entrada de los comodorenses a La Visera de Cemento.
El colectivo de Comodoro Rivadavia ingresó a Cipolletti por la calle Menguelle, y se encontró frente a frente con la hinchada de Cipolletti. La policía apenas pudo disminuir la violencia, ni siquiera en cantidad de efectivos existió la prevención ante la historia de la rivalidad de albinegros y comodorenses. Frente a frente, ambas barras se tiraron piedras, baldosas y hasta se pelearon mano a mano con golpes de puño. La hinchada de Huracán de Comodoro no desaprovechó la oportunidad para romper autos y vidrieras de la calle Menguelle. El intento de la policía de dispersar a las barras con balas de goma fue prácticamente nulo.
Los clientes que almorzaban en el Restaurant “La Nonnina”, ubicado en el predio del Club Cipolletti, fueron evacuados hacia el salón de fiestas del club, y desde ahí sufrieron los daños que recibían sus autos entre la gresca. Finalmente los incidentes no se cobraron heridos de gravedad, pero la barra brava de Huracán no pudo ingresar a La Visera. La versión oficial indicó que los dirigentes de Cipolletti le negaron el ingreso a los comodorenses para que no haya disturbios dentro de la cancha.
Justamente dentro de la cancha, Cipolletti ganó 4 a 0 con dos goles de Abad, uno de Fernández en contra, y el restante de Alecha. En el estadio el clásico fue estrictamente futbolístico, al igual que aquel del 13 de enero de 1985. Germán Alecha, goleador e hincha fanático de “Cipo” declaró “estamos contentos por darle esta alegría a la gente, porque ellos querían ganarle el clásico a Huracán de Comodoro, porque tal vez es mas clásico que Olimpo”.
Algunos estudios sostienen que el amor no puede durar más de tres años, y tal vez sea cierto. Pero Cipolletti y Huracán de Comodoro Rivadavia demostraron que el odio puede durar veinte años. Y la historia continuará porque Cipolletti deberá “volver con la frente marchita” a Comodoro Rivadavia. Tras aquella final de 1985, y tantos años esperando revancha, Huracán desea “matar su vieja ilusión”. Mientras tanto algunos dirán que a Cipolletti lo tocó la justicia divina tras del piedrazo a Llesona, ya que el “albinegro” perdió todas las finales que disputó desde entonces. Aquella final en Bahía Blanca “es un dulce recuerdo que llora otra vez”.
“En Comodoro no nos venden ni una botella de agua”
David Ancao, actual líder una de las barras de Cipolletti denominada “La Banda del Tigre”, estuvo presente en las finales de 1985. Destaca que el odio que existió y existe contra Huracán de Comodoro es incomparable con la actual rivalidad de Cipolletti con Aldosivi de Mar del Plata y Olimpo de Bahía Blanca. Además sostiene que la hinchada de Huracán no entró a La Visera en el último partido porque él no quiso.
“Cuando nosotros íbamos a Comodoro Rivadavia, no podíamos conseguir nada, ni una botella de agua. Nos veían con camisetas de Cipolletti o nos identificaban y nos moríamos de hambre” exclama el “Tigre”, como lo conocen todos, sentado en la platea de La Visera de Cemento, mientras observa el entrenamiento de los jugadores un día de semana. Seguramente el “Tigre” es una de las personas que mas partidos miró de la primera profesional y de la primera local, y también entrenamientos.
“Cada vez que íbamos a Comodoro nos esperaban y nos mataban” recuerda con una sonrisa. Sólo alguien con tantas batallas como el “Tigre” puede sonreír al recordar ciertos hechos de violencia. Y agrega, “por eso acá yo intento que la gente trate bien a los rivales, sino después se toman venganza y sale gente lastimada, como pasó en muchos lugares”. Ultimamente es frecuente ver al “Tigre” separando y retando a los hinchas de Cipolletti, para que no se peleen, ni ataquen a los hinchas rivales. Mas aún cuando el equipo se encuentra en instancias de ida y vuelta.
Sobre los recientes incidentes contra Huracán de Comodoro Rivadavia el “Tigre” habla sorprendido, porque creyó que no se iba a repetir la violencia de veinte años atrás. “Yo estaba colgando las banderas acá adentro (en La Visera) y me enteré que estaba pasando todo eso. Fuimos y tuvimos que pasar como cuatro barreras de policías, cuando llegamos al frente de los de Comodoro ya estábamos todos cansados, ya no estoy para esas cosas” (risas).
Pero la broma es seguida por un testimonio chocante:
- “¿Sabés por qué no entraron los hinchas de Huracán de Comodoro acá?. ¡Por que yo no quise!”.
- ¿Por qué decís que no entraron porque vos no quisiste?
- “Por que yo no quise que entren. Fue así... Fui y le dije a los milicos (a la policía) que no los dejen entrar porque sino se iba a haber violencia adentro de la cancha y se iba a suspender el partido”.
Según el “Tigre”, los hinchas de Huracán de Comodoro Rivadavia que generaron destrozos en el centro de Cipolletti sólo buscaron revancha de la final de 1985, ya que la mayoría tenía una edad aproximada a los 50 años. Y no es una edad en que la gente haga ese tipo de cosas, pero sí lo es alrededor de los 30 años, la edad que presuntamente tenían la mayoría de esos hinchas veinte años atrás.
Hoy por hoy, el “Tigre” del millón de anécdotas sólo tiene recuerdos a la hora de hablar de violencia. Ya que maneja su banda tratando, hasta donde puede, de no provocar ni de responder provocaciones de rivales. Algo que no ocurría cuando él era “pichón” de la barra tres décadas atrás, y se ganó el apodo que hoy luce toda una hinchada por su habilidad para cazar chivos.
Recuadro 2
Duelos aparte
Que Cipolletti y Huracán de Comodoro Rivadavia sean un viejo clásico entre sí, no quita otras rivalidades y verdaderas batallas que quedaron en la historia de cada barra brava. Por el contrario, ambos clubes tienen anécdotas para repartir.
Cipolletti siempre fue rival ferviente de Deportivo Roca y otros equipos regionales. Con el pasar de los años se enemistó fuertemente contra Alianza de Cutral Có, Germinal de Rawson, Olimpo de Bahía Blanca, San Martín de San Juan, Aldosivi de Mar del Plata e Independiente Rivadavia de Mendoza, entre otros clubes.
Pero sin duda el hecho bochornoso mas grave y recordado de los “albinegros”, fue en la final contra Juventud Antoniana de Salta, jugada el 7 de julio de 1996 en La Visera. Tras una serie de consecuencias dignas de ser objeto de otra investigación, Cipolletti perdió la final. Los hinchas que desbordaban las tribunas de La Visera como nunca desde su construcción, ingresaron a la cancha y arrasaron con todo lo que encontraron a su camino, ya sea jugadores o hinchas visitantes. El hecho conmocionó al país. Pero pasó muy lejos, allá en el sur, una región que siempre debió esperar a que todo suceda en Buenos Aires para que las autoridades tomen conciencia de todo.
Huracán de Comodoro Rivadavia mantiene un sangriento duelo de hinchadas contra Jorge Newbery. Los víctimas fatales de enfrentamientos entre hinchas de ambos clubes, ya asciende a once. Seis de un equipo y cinco de otro (eran seres humanos, no vale la pena aclarar por qué equipo simpatizaban). La última víctima fue un hincha de Jorge Newbery, el velorio se realizaba con tranquilidad, con los colores de Newbery, hinchas y amigos de la víctima. Hasta que apareció la barra brava de Huracán para burlarse del difunto y sus seres queridos. El hecho derivó en una nueva batalla campal.
Analizando sólo a dos equipos chicos y humildes del interior, aparecen incontable cantidad de hechos bochornosos en los últimos 35 años. La violencia va de la mano del fútbol, como también de otros fenómenos sociales. ¿Hasta cuando?.
 
 
 
== El gran goleador ==
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== UnUN gran amistoso ==
 
El galáctico equipo de Nueva York que había tenido en sus filas a Pelé, jugó en 1980 un amistoso en la “Visera de Cemento” frente al albinegro. Esta vez, la figura de turno era el alemán Franz Beckenbauer y el italiano Chinaglia. ==
 
 
== Jugadores ==