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== Las ciencias humanas y la religión ==
[[Archivo:Anolaima.jpg|thumb|300px|Celebración religiosa del Corpus Christi y Día del Campesino. Arcos de frutas hechos por campesinos en las calles de [[Anolaima]]. Los [[anolayma]]s son indígenas de la nación [[panche]] (en [[Colombia]])]]
 
La relación entre la fe y la razón, la religión, la ciencia y la educación, se enmarca en el fenómeno espiritual de la trasformación humana abordado por la doctrina y la teoría de la trascendencia humana: conceptualizada por la sabiduría védica, instruida por Buda e ilustrada por Cristo y sus jornadas y metas descritas metafóricamente por los poetas místicos del Islam; la cual concuerda con los planteamientos de la filosofía clásica y moderna, y las conclusiones comparables de la ciencia: (psicología, psicoterapia, logoterápia, desarrollo humano, etc.). Congruencia que da certidumbre a la unión inseparable entre la fe y la razón, enseñada parabolicamente por Cristo al ciego de nacimiento para disolver las falsas certezas de la fe que nos hacen ciegos a la verdad, haciendo un juicio justo de nuestras creencias (Jn IX, 39).
 
=== Psicología y religión ===
Respuestas de la Psicología a los planteamientos trascendentales.
 
El pensamiento freudiano expuesto en el “Estudio sobre la histeria”, “ Esquema del psicoanálisis”, “Algunas observaciones sobre el concepto de lo inconsciente”, “Las pulsaciones y sus destinos”,“Mas allá del principio del placer”, “El Ello y el Yo” sostiene que dado que todos los fenómenos naturales son explicables en función de procesos físicos y químicos, y que la conciencia depende de una base física [el cerebro, el sistema nervioso y los sentidos]; entonces cualesquier pensamiento tiene lugar en la mente, surge a consecuencia de cambios químicos o reacciones somáticas cerebrales que ante el estimulo exterior se transforman posteriormente en dos principios o impulsos interiores: deseo de placer (asociado al libido) o de agresividad (asociado a la represión). El deseo de placer se enfrenta con la realidad, y cuando la realidad es desagradable; entonces el deseo de placer se convierte en impuso agresivo. Por ello es que para los freudianos las neurosis y las psicosis tienen su origen en lo reprimido o rechazado inconscientemente en el Ello. Es decir el estudio de nuestra vida anímica tiene como punto de partida el fenómeno de la conciencia. Lo psíquico es lo inconsciente que se infiere o extrae de la experiencia de uno mismo por introspección, e identifica la realidad con el mundo ante el cual se enfrenta el Yo. Como el deseo de placer y la agresividad son inmanentes al Ello que se enfrenta a la realidad, entonces el inconsciente dirige esa represión hacia sí mismo, vía el “Super Yo”. En resumen:
 
Sigmund Freud, fundador del psicoanálisis, fue quien presentó por primera vez evidencia convincente de que nuestra psique no se limita a los procesos que nosotros percibimos, sino que existen vastas regiones que permanecen detrás del umbral de la con ciencia la mayor parte del tiempo. Freud llamó a esta dimensión de la psique “el inconsciente”. Descubrió que los recuerdos reprimidos y olvidados de la infancia y períodos posteriores a ésta pueden salir a la superficie en pesadillas perturbadoras. También son una fuente importante de distintos desórdenes emocionales y psicosomáticos y pueden causar diversas formas de comportamiento irracional e interferir con el desarrollo satisfactorio de nuestra vida. Durante el proceso terapéutico —al que Freud llamó psicoanálisis—, las asociaciones libres del paciente y las interpretaciones brindadas por el psiquiatra ayudan a traer este material inconsciente a la conciencia y a reducir su influencia perturbadora en la vida cotidiana. La contribución de Freud a la psicología y a la psicoterapia fue revolucionaria y precursora. Sin embargo, su modelo teórico quedó limitado a la biografía postnatal: él intentó basar la explicación de todos los procesos psicológicos en la vida después del nacimiento. De la misma manera, su técnica terapéutica de intercambio verbal era una herramienta relativa mente débil para penetrar en el inconsciente, y un método lento que in sumía una gran cantidad de tiempo para curar y transformar.
 
Carl Gustav Jung en sus investigaciones cosechó conclusiones tan asombrosas y revolucionarias que aún no han sido completamente asimiladas y aceptadas en los círculos académicos. Jung llegó a la conclusión de que el inconsciente humano contiene más que lo derivado de la historia individual. Además del “inconsciente individual” freudiano, también hay un “inconsciente colectivo”, que contiene los recuerdos y la herencia cultural de toda la humanidad. De acuerdo con Jung, los patrones universales y primordiales del inconsciente colectivo o “arquetipos” son de naturaleza mitológica. Las experiencias que tienen que ver con esta dimensión arquetípica de la psique imparten un sentido de lo sagrado o “numinoso”, en los términos de Jung. Cuando se permite que los contenidos altamente cargados emocionalmente del inconsciente salgan a la superficie, se experimenten en plenitud y se asimilen a lo consciente, pierden el poder de influir sobre nosotros en forma negativa. Este proceso es la meta principal de las psicoterapias profundas. Algunas de las escuelas más antiguas obtienen este logro a través de un diálogo terapéutico; las innovaciones más recientes incluyen acercamientos que facilitan la experiencia física y emocional del material previamente inconsciente. Algo similar ocurre durante las emergencias espirituales, pero en forma espontánea y a menudo por causas desconocidas. En ocasiones, la cantidad de material inconsciente que emerge de los niveles más profundos de la psique es tan grande que una persona puede llegar a tener dificultad para manejarse eficazmente en su vida diaria, a pesar de sus manifestaciones dramáticas, este acontecimiento tormentoso es esencialmente un intento del organismo de simplificar su funcionamiento, dejar de lado viejas fijaciones y programas negativos y curarse a si mismo. Una persona que comprende esto y cuenta con un buen sistema de apoyo es capaz de cooperar con el proceso y beneficiarse con el.
 
En sus numerosas obras aborda desde los métodos analíticos y las relaciones entre psicoterapia y creencias religiosas, hasta el paralelismo entre la evolución psicológica de los individuos y la evolución social de las tribus, pueblos y naciones donde se ha desarrollado el individuo. La tendencia de Jung hacia el misticismo lo llevó a profundizar la estructura interna distinguiendo diferentes estratos: la mente consciente, el inconsciente individual, el inconsciente colectivo, y el meta consciente. El inconsciente contiene además de los recuerdos, las cuestiones normativas como la costumbre, la cultura, la religión. El inconsciente individual, contiene traumas pasados que no han cicatrizado, por que no han sido explicados, ni satisfecho las necesidades pasadas; por ello, la conciencia herida nos impulsa desde adentro sin darnos cuenta. El inconsciente colectivo contiene las experiencias históricas de la humanidad en su lucha por sobrevivir y superar las enfermedades, las epidemias, los desastres naturales, las hambrunas, las guerras, etc. Memoria genética que nos impulsa a través de los instintos para satisfacer nuestras necesidades primarias. El meta conciente contiene las esencias de todos los seres y cosa del universo existencial, y nos impulsa inconscientemente hacia el bien y el discernimiento. Jung utilizaba el termino numinoso para describir una experiencia de lo sagrado, lo santo o lo extraordinario, que es idéntico al término iluminación que emplean las religiones orientales. El enfoque terapéutico de Jung, trata de hacernos conscientes de esos impulsos interiores para reconciliar los distintos estados de la personalidad. Profundizando los diferentes estratos de nuestra estructura interior, mediante el relajamiento, la meditación, la sugestión y el cuestionamiento existencial, accedemos a la información vivencial que allí se aloja; lo cual nos ayuda comprender que es lo que pasa en nuestro interior e impulsa sin darnos cuenta; lo cual ayuda al terapeuta, diagnosticar y prescribir la terapia curativa que nos armonice de alma, mente y cuerpo.
 
La psicología individual de Adler, sostiene que: debido a que siendo la representación el punto medio que oscila entre el recuerdo de la imagen pasada y la imagen presente, es en menor o mayor grado inconsciente, dependiendo de la carga afectiva o emocional con la que se vivió cierto hecho doloroso y que no fue adecuadamente descargada. Por lo tanto, la gran mayoría de los procesos neuróticos deben de tratarse psíco analíticamente antes de recurrir al psiquiatra. En su obra “La inferioridad orgánica y la compensación”, expone que la lucha por la sobre vivencia consiste en la adaptación al ambiente, y que la búsqueda por satisfacer los instintos primarios (auto estima, preservación y seguridad), junto con la de los instintos sociales (aceptación, reconocimiento y supremacía), impulsa al hombre al compararse con los integrantes de su grupo, a sobreponerse a sus carencias intrínsecas o extrínsecas, fijando sus propias metas y orientándose a su logro. Fundamentando en la búsqueda de poder de logro, el sentido de la vida. Es decir, que lo psíquico no comienza a partir de lo orgánico: (somático), sino de lo social. El proceso neurótico comienza cuando el individuo siente que su deseo de logro se ve frustrado por un medio hostil conformado por sus propias limitaciones y las personas que lo rodean. Cuando este sentimiento de frustración se repite, fija y agudiza, se trasforma en un complejo de inferioridad, que puede ser causante de impotencia física y mental, o de hostilidad disfrazada de personalidad egocéntrica, desadaptada o antisocial. O sea que la hostilidad en cualquiera de sus modalidades y la minusvalía funcional, son una mascarada o simulación producto del proceso neurótico derivado del complejo de inferioridad. Lo cual da lugar a que haya enfermos que sanan milagrosamente, y personas aparentemente sanas que logran el éxito, prestigio y auto estima, mezcladas con ambición, desconfianza, envidia y falta de escrúpulos para conseguir sus metas a cualquier precio; lo cual los convierte en psicópatas peligrosos, que de un momento a otro pierden el juicio, sin que se explique por que. Luego entonces la terapia de la psicología individual, trata de que los individuos se quiten las mascaras, acepten sus carencias y potencialidades, sean auténticos y establezcan sus propias metas realistas y se avoquen al proceso creativo de su propia adaptación y desarrollo; ya que el hombre, no es un ser pasivo que dependa de poderes o fuerzas externas; sino que es un ser autónomo e independiente que acepta o rechaza ciertas experiencias desarrollando así un patrón único de percepción en relación con el mundo; o sea que para Adler cada individuo representa tanto una unidad de personalidad, como personalidad individual de esa unidad que escoge representar sus propios papeles.
 
Viktor Frankl desarrolló los conceptos expuestos en la logoterapia, conjuntado su experiencia médica a la observación de las transformaciones que se dieron entre sus compañeros recluidos en los campos de concentración, unida a la reflexión filosófica moderna; por ello, para seguirlo en su pensamiento hay que leer entre líneas los aportes de la antropología de de Max Scheler, la ontología de Nikolai Hartmann, la angustia existencial expuesta por Martin Heidegger, la trascendencia y el existencialismo según Sastre, y Kart Jarpers: Filosofía, aclara la relación que se da entre la filosofía trascendental y la psicología para sentar las bases de la psicología existencial que tiene por objeto dar un sentido trascendente a la vida y la existencia que de solidez a nuestra decisión ante el mundo que nos permita ser nosotros mismos, y, orientados por la ética derivada de la antropología médica. En su obra “El Psicoanálisis y existencialismo”, Frankl ejemplifica tres modos distintos de reaccionar ante el infortunio de ser despojados de toda pertenencia hasta quedar con la existencia desnuda de toda dignidad y derecho, entre la población recluida en los campos de concentración, tratando de demostrar, que: lo que las teorías reduccionistas llaman el “destino biológico”, el “destino psicológico” y el destino “sociológico”, es superado cuando las personas están orientas por valores espirituales que dan esperanza de un futuro mejor y un sentido al devenir, ayudándoles a sobrevivir y soportar la furia de las calamidades que escaparon de la caja de Pandora en ese momento crítico de su vida, acrecentando su dignidad, entereza y espíritu de lucha que los lleva a olvidarse de sus propios problemas, consolando y sirviendo a los desvalidos y enfermos. En contraste con la conducta derrotista, observada por la gran mayoría de la población, y la conducta agresiva, criminal y opresiva de otra parte de la población, debido <al desaliento, la incertidumbre>, o <la irritación y resentimiento> ante el infortunio. Lo cual nos permite comprender que el hombre se auto despoja de toda dignidad ante el infortunio transformándose en cosa, si no tiene un norte que lo oriente existencialmente en el devenir, hacia un futuro prometedor; ya que en el infortunio, sentir que la vida carece de futuro, hace insoportable la existencia del desdichado.
 
=== Sociología y religión ===